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Novela «El Terror de Alicia» Autor: Miguel Angel Moreno Villarroel

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¿Conocer o dominar el idioma Inglés? ¿Por qué?

¿Conocer o dominar el idioma inglés? La respuesta es simple: se debe tener un DOMINIO FUNCIONAL del idioma inglés. Los fundamentos de esta afirmación son los que se tratarán en la presente publicación.

El entendimiento profundo de todo esto, parte de reconocer que en el Mercado no existen elementos de mayor valor que las ventajas competitivas, puesto que sin ellas no es posible destacarse y hacer prevalecer los intereses profesionales o del negocio. Las personas y organizaciones deben extremar esfuerzos para alcanzar diferencias que les permitan sobresalir. La competencia en mercados globales demanda fortalezas integrales.

El profesional que desconoce esta realidad no tiene grandes oportunidades. Bien sea en la construcción de su carrera, su negocio o su marca personal.

Los estudios convencionales no son garantía de nada en tanto no sintonicen con la realidad que se vive. El conocimiento no es suficiente si no se acompaña con destrezas personales y se reviste de la actitud apropiada.

Esta no es la era del conocimiento, es la era de la inteligencia. No es la persona instruida la que prevalece, es la persona inteligente. Aquella que suma al conocimiento destrezas, e inserta el conjunto con ventaja en una realidad condicionante como lo es el mercado.

El desarrollo de habilidades o destrezas difiere de las aptitudes. Éstas últimas tienen origen personal definido, en cambio las primeras deben construirse más allá de la vocación o la capacidad natural que se tenga.

Existen pocas destrezas o habilidades que puedan ser comunes a todos los profesionales. La mayoría responden al desempeño específico que tenga cada quién. Pero ésas pocas que competen a todos, tienen importancia trascendental.

Entre las destrezas esenciales se encuentra el dominio funcional del idioma Inglés.

Un profesional que busque consolidar una ventaja competitiva DEBE tener dominio funcional de ésa lengua. Este no es un requisito optativo en la dinámica competitiva actual. Podía serlo, posiblemente, hace 30 años, pero eso ya es historia.

Tampoco es un requisito que pueda evaluarse bajo el lente de criterios culturales, sociales o políticos, de la misma forma que no lo es conocer el alfabeto y vocabulario de la lengua materna. No es algo que pueda sujetarse al análisis paciente o el juicio relativo.

El dominio funcional del idioma Ingles es un imperativo vinculado a la educación y comunicación elemental de este tiempo. Igual que existe consenso social respecto al analfabetismo, lo debe haber con referencia a éste tema.

Se da por sentado que existe una realidad global que involucra a todos. Todos entienden, igualmente, que hay que desenvolverse ventajosamente en ésa realidad. Se comparten anhelos de progreso y desarrollo personal. Luego, debe coincidirse también en la necesidad de dominar funcionalmente la lengua inglesa.

El Inglés será la lengua global determinante todavía por mucho tiempo. Al menos a lo largo del curso de vida de las presentes generaciones.

De hecho no lo será el español, el alemán o el madarín. Más allá de cualquier especulación o preferencia. La dinámica global apunta al uso de un idioma global.

Mientras algunas personas calculan que el idioma del futuro será el mandarín, los chinos están en campaña para aprender inglés. En tanto algunas tendencias políticas pretenden conducir a Europa al ostracismo del siglo XIX, sus organizaciones de negocios demandan personal bilingüe y venden sus productos y servicios en inglés.

La necesidad del conocimiento de ésta lengua no es nueva. La preocupación sobre el “analfabeto funcional” ya lleva varias generaciones

.

¿Conocer o dominar el idioma inglés? Seguramente el número de personas que hoy conocen el idioma es superior al que había hace 30 años, pero esto ya no es suficiente. No solo se necesita “conocerlo”, hay que dominarlo “funcionalmente”, de manera que sea útil para propósitos ineludibles de la actualidad.

El dominio funcional del Inglés exige más que conocimiento, demanda una actitud natural hacia su uso. Igual a la que se tiene para usar un brazo o una pierna.

Así como una persona no necesita ser un atleta para darle uso a sus extremidades, tampoco se precisa ser una persona bilingüe. Simplemente concebir el uso del idioma de forma natural.

Un profesional debe tener capacidad de leer un texto en inglés al menos al 80% de comprensión que tendría con su lengua materna. Y escribirlo y hablarlo en una proporción no inferior a la mitad.

El tema de la lectura es algo fundamental. No existe comparación en la calidad y cantidad de contenidos de cualquier conocimiento en inglés comparado con otra lengua.

El proceso de “conocer” lo que existe se limita dramáticamente cuando la búsqueda no incorpora los textos en inglés. Quién pretende desarrollar sus conocimientos o su nivel de información restringiéndose a la lengua materna, tiene importante desventaja competitiva.

El dominio funcional del inglés no es una convocatoria a esfuerzos de “traducción”. Es una llamada a su uso natural, de manera que sea indistinta la comprensión cuando se produce la lectura en ésa lengua o en la nativa.

Quién vea conveniente alcanzar un dominio integral del idioma se orienta a un requisito que no se plantea en estas líneas. Y que, por otra parte, no garantiza necesariamente un beneficio mayor, al menos en términos de las exigencias universales.

El dominio funcional es indispensable, el dominio integral es una decisión de otra índole.

El inglés es la lengua en la que se mueve el mundo de los negocios en mayor grado que otras ocupaciones. Incluso existen términos concretos que nunca se traducen. Y como toda palabra (de cualquier lengua), cada uno de ésos términos tiene un significado que solo puede ser entendido en su contexto idiomático.

¿Por qué tendría que considerarse la contratación de un profesional con limitaciones idiomáticas en comparación con alguien que no las tiene?

¿Cómo podría entenderse esto en el caso del emprendedor o el empresario? ¿Cómo aceptar una desventaja tan importante en una dinámica donde cada detalle juega su parte?

Parece absurdo hacer referencia a un tema tan prosaico. Pero es precisamente por éste tipo de pensamiento que se hace necesario enfatizarlo.

No son pocos los que cotidianamente se esfuerzan en alcanzar “ése pequeño detalle” que fortalezca sus ventajas competitivas. Y sin embargo pasan por alto la incuestionable necesidad de dominar funcionalmente el Inglés.

Si lo que aquí se ha expuesto no le atinge, pues marcha por buen camino. Y si algo de lo tratado le concierne, ha llegado el momento de poner manos a la obra y remediarlo. Sin subjetivismo o autoengaños.

¿Conocer o dominar el idioma inglés? No es necesario demostrar que se puede traducir éste artículo para pasar la prueba. Pero si éste le llegara en inglés debería tener la capacidad de entenderlo al menos en un 80%. Si no lo hace, habrá que deducir que tampoco entendió mucho de todo lo que se dijo aquí y en su lengua materna.

Fuente: https://elstrategos.com/conocer-o-dominar-el-idioma-ingles/

Reglas de cortesía y buenos modales en el colegio para llevarse bien con los profesores y los compañeros

 La relaciones escolares cada vez son más complicadas, tanto con los alumnos como con los profesores. La 'libertad' mal entendida puede generar muchos conflictos que deben resolverse antes de que pasen a mayores

5 reglas de etiqueta y comportamiento para tener buenas relaciones con los profesores y los compañeros

En una institución educativa como un colegio -aunque también en cualquier otra parte- se espera que los estudiantes tengan un buen comportamiento con los demás. Sin embargo, por desgracia, cada día vemos más episodios poco gratificantes que ocurren en los colegios. Los buenos modales, el respeto y la cordialidad deben ser reglas importantes a tener en cuenta para una buena convivencia entre profesores y alumnos.

Reglas muy básicas que pueden hacer que nos relacionemos mejor con los demás en la escuela y el colegio

1. Evitar faltar al respeto a los demás.

Tanto a los profesores como a los compañeros se les debe demostrar respeto. Cuidado con tratar de forma despectiva o desconsiderada a los profesores o a los compañeros. Además de ser gestos de una mala educación, las faltas de respeto pueden ser motivo de sanciones importantes.

2. No abandonar la clase sin permiso o molestar en clase.

No se puede abandonar la clase sin permiso ni se debe estar incordiando continuamente en una clase. Tampoco se puede faltar a clase sin permiso o sin justificación. Este tipo de ausencias y malos comportamientos en la clase denotan una falta de interés por su educación y su preparación tan relevantes para la formación de cualquier persona.

3. No hacer preguntas inapropiadas o plantear desafíos.

No es correcto hacer preguntas inapropiadas a un profesor o desafiarle. Sobre todo cuando se plantean cuestiones que  nada tienen que ver con los temas escolares -por ejemplo, preguntas personales de su vida privada-. Tampoco a un compañero del colegio se le deben hacer preguntas demasiado personales, al menos delante de otras personas.

4. Evitar las agresiones verbales y físicas.

La agresividad, tanto verbal como física, está fuera de todo lugar. Si tenemos un mal día, por la razón que sea, no se puede 'descargar' esa ira, rabia, enfado, etcétera sobre terceras personas. Una buena convivencia se logra manteniendo la cordialidad y la calma.

5. Evitar incumplir las normas generales del colegio.

Todos o casi todos los colegios tienen sus reglamentos. En ellos se suelen recoger todo tipo de normas referentes a cosas tales como el vestuario, los horarios, las actividades, el uso de los espacios públicos, etcétera. El incumplimiento de cualquiera de estas normas empeora la convivencia y puede ser motivo tanto de reproche como de sanción.

Terminamos comentando que una mala conducta puede tener orígenes muy diversos. Desde problemas en el ámbito familiar a problemas de adaptación del niño. Incluso, puede haber un problema médico o psicológico no detectado: mala audición o visión, autismo, dislexia, etcétera. Hay que tratar de analizar bien la situación para poder dar con el origen de ese comportamiento. Será mucho más fácil tratarlo y buscarle una solución.

Fuente: https://www.protocolo.org/social/etiqueta-social/reglas-de-cortesia-y-buenos-modales-en-el-colegio-para-llevarse-bien-con-los-profesores-y-los-companeros.html

Ordene su vida, libere la mente y conquiste el mundo

Hay un triste problema con la mente de la mayoría de las personas: está ocupada, casi a tiempo completo, en resolver insatisfacciones, inconvenientes y dramas existenciales. Y así, es prácticamente imposible que sea una herramienta de ayuda para que alguien alcance lo que quiere y conquiste el mundo.

La capacidad, o mejor dicho en este caso, el potencial de la mente, es majestuoso. Una sinfonía de Beethoven lo atestigua, tanto como la ingeniería de una nave espacial, la profundidad de los conocimientos científicos o una pequeña pero trascendental muestra de amor en alguna esquina del mundo.

¡La mente humana es maravillosa!

Lamentablemente poco provecho le saca la mayoría, puesto que en general la utiliza como parte de una “psique” constantemente enfrentada con la vida. Se le encomienda la insensata tarea de acomodar las cosas del mundo de acuerdo a los gustos y expectativas que se tienen. Se le pide velar por los acontecimientos para que no provoquen sufrimiento o decepción.

Esta es una triste generalidad en la historia y el destino de la mente humana.

Afortunadamente, es también una realidad que puede cambiarse con cierta facilidad, aunque parezca iluso decirlo.

Lo único necesario para que libere su mente y conquiste el mundo es alinearse con los flujos de la vida, no resistirse a ellos.

Hay que entender, en definitiva, que las cosas no suceden en este mundo de acuerdo a los gustos y deseos que se tienen. Todo pasa en la forma que tiene que pasar. Y no se debe hacer un drama alrededor de ello o esperar que la mente acomode las cosas para “sentirse mejor”.

La realidad tiene que aceptarse tal como es. Cualquier otro acto es simplemente insensato.

Esta lógica no gusta a muchos, especialmente porque consideran que los coloca en una situación de sumisión y desesperanza. Ellos prefieren pensar (así como el Quijote), que pueden moldear el mundo de acuerdo a sus expectativas y preferencias. Así actúan, y eso demandan de sus mentes.

No entienden que aceptar lo que efectivamente sucede no es un acto de resignación, es una muestra de sabiduría y necesaria humildad para caminar exitosamente por los caminos de la vida y conquistar el mundo.

Primero se aceptan las cosas tal como son y luego se actúa de acuerdo al mejor criterio. ¡Este es el órden! La aceptación proporciona sosiego, fortaleza de espíritu y claridad mental. Con estos factores a favor es mucho más fácil construir y obtener lo que se desea.

La genuina y humilde aceptación genera PAZ de espíritu, trasciende la minucia involucrada en el deseo imperativo que las cosas siempre sean como uno quiere o como a uno “le gustaría que fueran”.

El rechazo provoca tribulación, no ayuda en la claridad mental y no sirve (en absoluto) para consolidar pretensiones y expectativas.

Y, por último, lo más dramático: la falta de claridad impide que la mente rinda de acuerdo a su potencial.

¡Todo esto es lógica pura! Argumentación a prueba de cualquier escepticismo.

Una cosa es luchar en la vida y otra muy diferente luchar contra la vida. En lo primero existe virtud, lo segundo es un despropósito que conduce al fracaso. 

 

Hay una forma simple y mundana de reducir fricciones y “disgustos”, una que ayuda mucho en el proceso de aceptación: tener una vida básicamente ordenada. Esto no evita contratiempos, pero reduce el caos.

¿Se puede esperar que alguien conquiste el mundo teniendo una vida disipada? ¿Puede ser libre siendo esclavo de malos hábitos y rutinas perniciosas? ¿Es posible suponer que tenga equilibrio mental quién depende de lo que otros hagan o lo que suceda a su alrededor?

Si de hecho no es fácil aceptar las cosas como son, es mucho más complejo aceptar los resultados de una vida disipada.

O bien la mente está libre para crear y producir u ocupada para “acomodar” las cosas de acuerdo a gustos y expectativas.

Si alguien está siempre preocupado por lo que sucederá mañana y tiene la mente ocupada visualizando fatalidades, difícilmente trasciende la mediocridad.

Por otra parte, quién tiene una existencia básicamente ordenada tiene mayor capacidad de alinearse con los flujos de la vida y dejarse conducir por ella. Abandona los mandos y ese afán enfermizo de controlar todo para situarse en el asiento del copiloto que observa en paz las sinuosidades y oportunidades que presenta el camino.

Solo una mente libre puede identificar plenamente posibilidades y oportunidades, únicamente una psique desprovista de ataduras pasadas o expectativas, elude la “matrix” en la que se desenvuelve la mayoría.

Se habla fácilmente de victorias, del éxito y el deseo de ser aquel que conquiste el mundo, pero se concentran esfuerzos en luchar contra la vida en lugar de aprovechar el poder de sus flujos naturales.

¿Cuántas cosas se pierden por el simple hecho de evitar “disgustos”, cuántas oportunidades pasan desapercibidas en tanto la mente se enfoca en mantener las condiciones de comodidad que exige una psique perturbada?

¡Dele una chance a la vida! ¡Quite las manos del volante! El momento que acontece ante usted es producto de un ordenamiento superior que se viene produciendo hace millones de años, tiene un sentido y un destino mayor al que establecen sus gustos o caprichos. Si fluye con él alcanzará beneficios que apenas puede imaginar, si se resiste, apenas sorteará tormentas, día tras día.

La tierra es un planeta minúsculo girando alrededor de una pequeña estrella inserta entre miles de millones de galaxias. Usted es menos que una mota de polvo en el universo. Fuerzas muy poderosas y desconocidas han obrado para que la realidad que vive se manifieste. Tenga por tanto un poco más de humildad e inteligencia. No pretenda salir airoso resistiendo estas fuerzas, más bien déjese conducir por ellas para conocer sus riquezas.

Evite volverse un experto en sabotear su propia vida. No malgaste preciosa energía peleando contra cosas que le disgustan y ocupando su mente para que nada lo incomode. ¡Deje de pelear contra la realidad y dirija esos esfuerzos para anular la psique que lo esclaviza!

Relájese y suelte. No vale la pena vivir atado a las circunstancias (pasadas, presentes o probables). Todo finalmente pasa. Lo que considera “bueno” sucede y termina, igual lo “malo”. Y si esto es así, lo único que tiene valor es el aprecio por el flujo de las cosas, por el momento que acontece y la experiencia que suscita.

Ordene su vida, coleccione experiencias, libere su mente y conquiste el mundo. Todo lo demás es necedad, o, dicho de otra forma: una demostración de poca inteligencia.

Moby Dick de Herman Melville, Breve Reseña Necesaria



Melville (1819 - 1891) realiza un estudio pormenorizado acerca del tipo y clasificación de las diferentes ballena, desde el concepto bíblico del Leviatán, pasando por las investigaciones de los autores que hasta esa época habían investigado a los cetáceos.

El novelista describe ampliamente la actividad y toda la parafernalia utilizados para el oficio de la caza de ballenas, empleando su aceite, en su mayoría para alimentar las lamparas y otras luminarias de esa sociedad. 

Melville se muestra ecologista y conservacionista al preguntarse, ¿seguirá existiendo esta especie a lo largo de los años si se continúa su explotación indiscriminada?

En mi humilde opinión, creo que la obra en la actualidad no es adecuada para ser leída a niños, por la violencia y cruentas imagenes narradas que se detallan en el libro; a menos que se suprimieran estos pasajes al ser compartido con los infantes.

El capitán Ahab, un hombre que lucha contra una obsesión que le pulveriza el alma y su racionalidad.

Una obra recomendada para reflexionar sobre esta actividad, que puso en jaque y peligro real de extinción a las ballenas en el siglo 19.

Autor: Miguel Angel Moreno Villarroel



Cómo superar al 99% de las personas en el trabajo

Es bastante sencillo distinguirse de la mayoría de las personas en términos de responsabilidades profesionales y laborales. Esta no es una afirmación aventurada y tampoco se remite solo a personas en el trabajo, es una realidad extendida de la vida.

¿Y por qué es sencillo distinguirse? Pues bien, porque el 99% de la gente (por no decir más), nunca se desenvuelve al nivel de las potencialidades que tiene. La mayor parte es mediocre respecto a lo que piensa y hace.

A la “psique colectiva” le duele ser calificada así: como mediocre. Prefiere cualquier otra descalificación. Pero ciertamente las verdades rara vez se ajustan a los extremos, y por eso hay poca gente maravillosa o pésima. La gran protagonista es siempre la mediocridad.

La única ventaja de este drama constituye una sutileza estratégica: es bastante sencillo destacar sobre la masa y transitar, desde allí, a lo extraordinario.

Poner en práctica lo que sigue puede distinguirlo fácilmente de los demás:

1.- Actúe como si fuera el dueño del Negocio.

El 99% de los individuos que trabajan en una Organización no tiene la capacidad de transitar el espacio que separa a “propietarios” de colaboradores. Les resulta difícil entender que en realidad nadie trabaja “para otros”. Más allá de que las labores sean agradables o reconocidas, todo trabajo se realiza para uno mismo.

Es un asunto de mentalidad. Basta admitir, en primer lugar, que se trabaja por conveniencia propia. Los argumentos de la “necesidad” o el “no me queda otra” son argucias mentales. Si está trabajando en algo, ésa es la única realidad que le compete atender. Cualquier otra decisión corresponde al futuro.

Si trabaja porque le conviene, entonces es lógico que trate de optimizar sus beneficios. Y esto se consigue ejerciendo propiedad sobre lo que hace y lo que sucede con sus labores (“el propietario actúa con propiedad”).

Cada trabajador es un negocio en sí mismo: produce y vende algo. Asumiendo esto, no es difícil colocarse en la posición del dueño del negocio y actuar en consecuencia.

El 99% de las personas en el trabajo se colocan, como mucho, en la posición de “colaboradores”. Así desarrollan sus labores. Pero por gran esmero y responsabilidad que apliquen, nunca alcanzan a quién trabaja como si fuera el dueño del negocio.

2.- Hable menos que los demás y evite los chismes con las personas en el trabajo.

99% de las personas en el trabajo hablan más de lo debido y son incapaces de abstraerse de los chismes. Por absurdo que parezca, el solo hecho de evitar esto lo vuelve un diamante entre carbones.

La dinámica del trabajo propende a generar rumores y chismes. Es difícil convivir largos periodos de tiempo y evitarlos. Y este es el origen de la mayoría de los problemas laborales.

En estas situaciones, el Pingüino Amarillo actúa como siempre: privilegia soluciones simples y caminos prácticos. Al final, de esto se trata la Estrategia. Y pocos remedios son más efectivos para evitar problemas en el trabajo que hablar poco y evitar el chisme.

Eso no sólo establece diferencias en el contexto laboral, también define lo que en esencia es un profesional genuino.

3.- Diga NO a todas las reuniones que pueda evitar.

Evite cuántas le sean posible. Casi todas las reuniones son poco efectivas en la relación tiempo utilizado/resultado alcanzado.

Es cierto que el contacto personal es el factor más valioso para sostener la productividad colectiva, pero por lo mismo, no puede desgastarse por el abuso.

No siempre estará en posición de negar su asistencia a reuniones, pero ejerciendo el escaso poder que tenga respecto a ello, puede diferenciarse del 99% de las personas en el trabajo.

Esto significa que también debe eludir las reuniones informales y sociales que se llevan a cabo fuera de los horarios laborales. No se trata de ser un anacoreta, pero si observa con cuidado, verificará que la mayoría de las reuniones tienen dinámicas y resultados mediocres.

A las reuniones hay que aplicarles el criterio con el que se evalúa el oro: cuanto más escaso, más valioso.

4.- No deje de auto – educarse y aprender luego de sus horas de trabajo.

El 99% de las personas que trabajan no lo hacen. Esto es particularmente dramático en el caso de los empleos, pero también existe en otros tipos de trabajo.

Robert Greene, el prolífico escritor de “Las 48 leyes del Poder”, habla con frecuencia del “tiempo vivo” y el “tiempo muerto” del que gozan las personas. El primero se activa al hacer algo por los objetivos que se tienen, la productividad y calidad de vida que se busca, en tanto el segundo constituye una simple “pérdida de tiempo”.

Todos disponen del mismo tiempo en determinado momento y circunstancia, pero cada quién define si lo convierte en “tiempo vivo” o “tiempo muerto”. Si hace algo productivo con él o simplemente no hace nada.

Educarse, aprender, actualizarse y desarrollarse, son las mejores inversiones del “tiempo vivo”. Pocas pagan mejor. Cada una de ellas le permite convertirse en un gran activo (desde el punto de vista financiero), una persona con capacidad de rentabilizar positivamente sus propios talentos.

5.- Deje de usar “las palabras de moda” con las personas en el trabajo.

Las organizaciones no dejan de ser sistemas que tratan de cerrarse y auto – referenciarse. De esta forma buscan construir identidad y sentido de pertenencia. Y no hay nada de malo con eso.

Si embargo, el error que comete el 99% de las personas en el trabajo es engrosar inconscientemente “el rebaño”. Porque una cosa es la cultura organizacional y otra adscribirse, incluso, al uso de ciertos términos.

Algunas palabras son solo acrónimos o códigos. Nadie puede entenderlas al margen del círculo en que se conciben y usan. Su funcionalidad es bastante pobre. Apenas buscan que la gente “capte” un concepto o una lógica antes que comprenderlo.

La existencia de las palabras que se ponen de moda porque el dueño o el jefe las usa con frecuencia, no supera la efectividad de las palabras simples y los argumentos coloquiales.

Lenguaje simple = comunicación poderosa.

Inducción o adoctrinamiento no significan alienación. Es útil compartir el credo y los códigos organizacionales, pero en tanto se pierda esencia e identidad como persona, poca ayuda se brinda a la evolución del sistema. Este adquiere, a lo sumo, el vigor de un gran volumen de agua estancada que se deteriora con el tiempo.

Para que las organizaciones fluyan y tengan el brío de las corrientes de agua fresca, deben contar con personas que eludan la agregación impersonal y la comodidad de los “rebaños”.

Las personas deben entender y respetar la cultura de la Organización, pero no es necesario que la hagan “su cultura”.

6.- Haga cosas más allá de lo que indica su título.

Bien sea que este título sea el de su profesión o del cargo que ocupa, ¡haga siempre algo más de lo que estipula!

El 99% de las personas en el trabajo se autolimita, en algún caso por comodidad y en otros por ignorancia. Y no hay forma más seria de autolimitarse que hacer “estrictamente” lo que se supone que debe hacerse… y nada más.

Extienda la carpa, mire y aprenda lo que hacen los demás, explore, sea curioso. Y finalmente haga algo que no esté obligado a hacer. Hágalo simplemente porque quiere y puede. Posiblemente nadie le pague esa milla extra hoy, pero el destino se lo tiene garantizado.

No tiene que ser algo extraordinario ni nada que lo desenfoque de sus responsabilidades. No necesita invadir ninguna área ni afectar otras competencias. Simplemente tiene que ser alguien dispuesto a hacer más de lo que le corresponde.

Solo por ello ingresa al grupo de ése 1%, que no es necesariamente diferente por ser extraordinario, más bien porque contrasta con esos que son “demasiado iguales”.

7.- Haga más por el cliente que el resto de las personas en el trabajo.

Muchas empresas se sirven a sí mismas, no al cliente.

Los líderes propenden a tomar decisiones sobre cosas que afectan al cliente aunque se encuentren muy lejos de él. Trágico.

En realidad, las personas que atienden clientes, no departamentos, jefes o sus propias agendas, son los que se desempeñan mejor. El cliente decide en última instancia el éxito de la Organización, y ayudándolo a él se ayuda a la propia carrera.

Contra – intuitivo… pero cierto.

8.- Supere el rechazo hasta el punto de sentirse cómodo con él.

Aprenda a coleccionar los “no” que le tira la vida.

Hay enseñanzas muy importantes detrás de cada NO que se presenta en el viaje personal o profesional. Lecciones que no proporcionan el éxito o las victorias. Las experiencias más valiosas no se encuentran en los SI, más bien en las negaciones, por muy frustrantes o dolorosas que sean.

Los juegos de la carrera profesional los ganan quienes están dispuestos a ser rechazados más de lo “normal”.

Los emprendedores parecen locos cuando introducen nuevas ideas en el mundo. Sin embargo, están en esa posición solo hasta que sus ideas ya no suenan tan locas y son adoptadas.

Conseguir ascensos o promociones también involucra mucha negación. Pocos se obtienen ante la primera solicitud. Cambiar de trabajo es igualmente difícil. Por la naturaleza de los procesos de contratación, se tienen que enfrentar muchos rechazos antes de capitalizar una oportunidad.

El rechazo es el camino.

Si puede desenvolverse bien en él, accederá a las mejores oportunidades. Todo lo que se necesita es poseer una mentalidad ganadora.

Finalmente, solo una mentalidad ganadora puede permitir que se trascienda la mediocridad que domina el mundo del trabajo.

Fuente: https://elstrategos.com/personas-en-el-trabajo/