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We live in a world of dramatic and unpredictable change that is wiping out time-honored businesses and long-standing institutions while ushering in unprecedented opportunities for creative individuals and entrepreneurial organizations. The job is no longer figuring out how to win at the game of work and life; the job is figuring out the new rules of the game. Alan M. Webber's Rules of Thumb is a guide for individuals in every walk of life who want to make sense out of these confusing, challenging, and compelling times. If you're looking for practical advice on how to win at work without losing your self, if you want to change your life to meet the challenge of change, or if you want to learn from some of the world's most interesting and creative people, let Alan M. Webber take you on a remarkable journey toward greater personal understanding and, ultimately, greater personal success. About the Author:Alan M. Webber is the cofounding editor of Fast Company, and was the editorial director and managing editor of the Harvard Business Review. He's worked in federal, state, and local government, writing speeches and focusing on innovative policy initiatives. He's married to Frances Diemoz, an architect and furniture maker; his son and daughter, Adam and Amanda, are his two favorite children in the world.
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¿Qué es la etiqueta social?

 

Imagen de Haynie C. en Pixabay


Etiqueta social: 'Es una imprescindible herramienta de conducta y convivencia humana que está destinada a hacer más grata nuestra existencia y, por lo tanto, enriquece la calidad de vida de nuestro entorno'

Wilfredo Pérez Ruiz

Docente, consultor en organización de eventos, protocolo, imagen profesional y etiqueta social. http://wperezruiz.blogspot.com

 

Etiqueta social: herramienta imprescindible para la convivencia humana

Existen incontables definiciones acerca de la etiqueta social y su importancia. Aunque en ocasiones se suscitan continuas confusiones sobre su significado, quiero compartir una de mí autoría:

"Es una imprescindible herramienta de conducta y convivencia humana que está destinada a hacer más grata nuestra existencia y, por lo tanto, enriquece la calidad de vida de nuestro entorno".

Debo enfatizar la necesidad de rehuir considerarla como un conjunto interminable y agotador de normas rígidas, memorísticas, verticales e inflexibles de comportamiento social. Tampoco es una moda trivial carente de connotación en el desarrollo del ser humano. Su aporte tiene un impacto significativo en el afianzamiento de la identidad y autoestima.

Un ejemplo de su valía salta a la vista cuando constatamos los elevados niveles de tensión, estrés y episodios de confrontación existentes en los escenarios en donde nos desenvolvemos. Todo ello pone de manifiesto su imperiosa vigencia y me conduce a insistir en su pertinencia como un elemento orientado a conllevarnos -a pesar de nuestras diferencias y desencuentros- y, de esta manera, evita que nuestro errado actuar resquebraje los lazos humanos.

Las situaciones álgidas representan una oportunidad para evaluar nuestra sensibilidad y autocontrol. Este aspecto debe analizarse, con especial detenimiento, cuando estamos sometidos a momentos conflictivos. En tal sentido, la etiqueta social está interconectada con las "habilidades blandas" que comprenden la capacidad consciente de regular las presiones para alcanzar un alto equilibrio, dirigir las emociones y moderar el proceder. ¿Se ha puesto a pensar como ambos asuntos pueden ayudarlo? Podría comentar múltiples casos reveladores de su implicancia frente a la tirantez que experimentados.

Adoptar la etiqueta social exige no solo voluntad, a partir de aceptar su alcance, sino la determinación de admitir su uso invariable como un estilo de vida. Es un componente que nos identifica, diferencia y enaltece al ser conscientes de su trascendencia. Rehuyamos emplearla interesadamente para recibir elogios y admiraciones; eso es frecuente, falaz y reprobable.

Ser educado siempre

Demanda pertinencia, tino, delicadeza, entre otras características, en todo tiempo, circunstancia y lugar. Una persona educada lo será siempre; no en función de estados anímicos, coyunturas, casualidades o ansías de proyectar una agradable impresión. Conviene interiorizar los virtuosos modales de un modo natural, espontáneo y auténtico. Solo su práctica ininterrumpida asegura su persistencia e inclusión en la conducta.

Recomiendo orientar la etiqueta social de forma sencilla, persuasiva, esclarecedora y dinámica. Todo lo cual abarca una mirada realista y alejada de superficiales, frivolidades y elitismos. Conviene distanciar su enseñanza de posturas de superioridad, soberbia o desconfianza como sucede con instructoras "pipiris nais" que suponen que ésta solo involucra maquillaje, apariencia, vestimenta y uso de los cubiertos en la mesa.

Su valor se observa en las más diversas actividades cotidianas: al pedir por favor, al agradecer, al ejercer la puntualidad, al responder una comunicación escrita o por redes sociales, al tener una postura discreta, al respetar los derechos ajenos, al considerar al semejante por encima de nuestras diferencias. Incluso contribuye a disminuir la inmensa brecha de discriminación vigente en la sociedad actual, en la medida en que su coherente utilización refleja un trato recíproco, afable y encaminado a respetar al semejante.

Debiéramos esforzarnos para salir de nuestra exclusiva y reducida "zona de confort" e interactuar con un talante positivo, esperanzador y ponderado. Eludamos resignarnos a cohabitar en un medio colmado de situaciones de lacerante indolencia. Es imprescindible alinear nuestras acciones dentro de un marco de tolerancia, empatía y educación.

La etiqueta social incumbe propalarse de padres a hijos con la finalidad de formar hombres y mujeres con un perfil más amplio y que les conceda sobresalientes oportunidades en su devenir personal o profesional. Vivimos en comunidad y requerimos crear vinculaciones interpersonales saludables y equitativas que repercutan en beneficio de bien común. Desarrollemos el "sentido común" y encontraremos las respuestas para guiar e inspirar nuestro obrar con sensatez.

Ésta realza y engrandece nuestra personalidad e imagen, nos abre nuevas oportunidades, fomenta un clima agradable de coexistencia, facilita resolver situaciones de conflicto y, además, nuestra buena educación se irradia y, en consecuencia, influye positivamente en los espacios donde interactuamos. En síntesis, hacemos docencia al exhibir una actuación congruente y, especialmente, aportamos a una mejor calidad de vida.

Asumamos la determinación, a partir de una inteligente introspección, de apreciar su validez y admitirla en nuestra evolución y prosperidad. Una vez más, son invariablemente apropiadas las expresiones de la escritora británica George Eliot:

"Nuestras acciones obran sobre nosotros, tanto como nosotros obramos sobre ellas".

Fuente: https://www.protocolo.org/


 

 

 

 

 

 

 

 

¿A qué edad empieza a hablar el bebé?

 

Imagen de press 👍 and ⭐ en Pixabay

No hay mamá que no espere con ansias las primeras palabras de su bebé. En este artículo redactado por allprobebes.com, a los que les damos las gracias, responderemos a esa gran pregunta de ¿A qué edad empiezan a hablar los hijos? Esto es lo que hay que saber sobre el desarrollo del lenguaje

¡COMPÁRTELO!

Muchas veces en esos peros los padres leen (o más bien escuchan) palabras que en realidad el niño aún no es capaz de pronunciar. ¿A qué edad empieza a hablar un niño? El desarrollo lingüístico comienza alrededor de los seis o siete meses con lo que se denomina lalación.

Lalación

La primera etapa del lenguaje comienza con la producción repetida de sílabas (mamama, lalala, tatata, papapa). Son sonidos extremadamente simples, pero muy significativos. El niño suele disfrutar repitiéndolos en voz alta y toma conciencia de sí mismo y de sus capacidades. Estos sonidos, aunque a menudo pueden parecerse a palabras (es fácil percibir mamá, papá, papi), todavía no tienen un significado real. Son más bien una forma de llamar la atención o de comunicar un estado de ánimo (alegría, felicidad, enfado o cansancio).

Entre 9 y 12 meses

Alrededor del año de edad, los niños dicen sus primeras palabras completas. Es en esta fase de la vida cuando mamá y papá tendrán por fin la emoción de oírse llamar por primera vez. Además de mamá y papá, puede aprender a pronunciar nombres de cosas, personas o situaciones muy comunes, como abuela, papilla o caca. Los niños pequeños parlanchines pueden incluso empezar a hacer frases sin sentido. En realidad, se trata de conversaciones sonoras que se asemejan a las de sus padres en cuanto a la entonación y el énfasis, pero que no se componen de palabras.

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Después de un año

Día tras día, el niño adquiere más palabras (unas 200 a los dos años), aprende a escuchar y a repetir lo que oye. Entre los 12 y los 18 meses ciertamente no es capaz de pronunciar discursos, pero puede empezar a construir frases elementales, en las que expresa posesión y desacuerdo (por ejemplo: es mío; no, no lo quiero, etc.). También es importante recordar que los hitos del desarrollo no son patrones universales, sino indicativos. Hay niños que son más precoces y niños que necesitan más tiempo, sin tener problemas lingüísticos o cognitivos.

¿Cómo ayudar a los niños a hablar?

El aprendizaje de los niños pequeños se llama aprendizaje pasivo porque aprenden por imitación. Por eso es muy importante hablar con ellos y entre tú y sus padres, de forma clara y sencilla, evitando el clásico “bambinés” o “bimbese”, es decir, el lenguaje que suelen utilizar papá y mamá para hablar con los niños (por ejemplo, un coche no es brum brum, aunque el niño, cuando ve un coche, repita el ruido que hace el coche, igual que un perro es un perro y no un guau). Así que siempre responde a los sonidos con palabras. Y luego ayuda leer, contar cuentos, hojear libros y jugar juntos. Si además notas que tu hijo está un poco perezoso porque ha entendido que sin hablar puede hacerse entender perfectamente, haz como si no entendiera y estimúlale verbalmente de forma suave respondiendo a preguntas como “¿Qué quieres? ¿Quieres agua?” o “Perdóname, no he entendido…”. ¿Cómo se llama esa cosa?”

Fuente: https://nosbi.com/


 

Qué regalar en una boda. Los regalos de boda. Ideas originales y consejos

 

Imagen de Pexels en Pixabay

No se suele hacer el mismo regalo si solo va la pareja, que si la pareja acude con todos sus hijos, por ejemplo

 

Qué regalar para una boda. Los regalos de boda para los novios

Los regalos y detalles se han convertido en algo esencial en muchas celebraciones (bodas, cumpleaños, aniversarios...). El regalo de boda debe hacerse por el mero hecho de haber sido invitado (se acuda a la boda o no). La "regla tácita" pero no escrita, indica que, si se acude a una boda con banquete, el regalo debería cubrir al menos el precio del cubierto. El valor del regalo debe calcularse en función del número de personas que acudan al banquete. No se suele hacer el mismo regalo si solo va una pareja, que si va la pareja con todos sus hijos, por ejemplo.

¿Hacer un regalo o dar dinero?

Aunque hemos comentado algo tan espinoso como valorar un "regalo", siempre se debe regalar más con el corazón que con la cartera. En caso de no acudir a la boda, siempre se debe tener un detalle con los novios. En los regalos de boda, suelen primar las razones de utilidad de los mismos. Siempre que podamos, se debe evitar regalar dinero y si se hace debe ser con parejas con las que se tenga mucha confianza, o bien que hayan indicado que desean mejor el dinero.

Aunque regale dinero, si es posible, regale un detalle para que tengan un buen recuerdo suyo. La forma de pedir como regalo mejor dinero puede ser muy variada. Por ejemplo, en Cataluña, se suele meter con la invitación un papel con un número de cuenta corriente bancaria, lo que indica que los novios prefieren dinero. Esta costumbre se ha extendido muy rápidamente y ahora se utiliza en toda España.

Lista de boda: acertar con el regalo

Una de las fórmulas más extendidas entre las parejas, es "crear" una lista de boda en un establecimiento especializado. Es más cómodo para ambas partes. A los novios no se les repiten los regalos, y a los invitados les facilitan la labor de escoger un regalo que les puede no ser de utilidad. La pareja de novios selecciona una serie de objetos, generalmente con la finalidad de equipar su futura casa. Incluso en las listas de boda, puede aportar un determinado importe para regalar objetos caros entre varias personas.

¿Qué regalar para una boda?

Si no hay lista de boda , no hay un establecimiento en nuestra ciudad donde los novios tienen puesta su lista de boda, o no queremos hacer un regalo de la lista de boda, debemos recordar que los grupos de regalos más tradicionales y útiles para las bodas son: los pequeños electrodomésticos, los elementos decorativos en general como jarrones, lámparas, algunos tipos de muebles, etc.

Ejemplos de regalos comunes en bodas de conocidos y familiares

  • Decorativos
    • Jarrones o Floreros
    • Lámparas de pie o mesa
    • Porta Retratos o Marcos para Fotos elegantes
    • Cuadros
    • Percheros de Pie o de Entrada
            Fruteros o Bandejas elegantes

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  • Electrodomésticos
    • Planchas o Tablas de planchado
    • Secadores de cabello
    • Tostadoras
    • Cafeteras
    • Trituradoras o Licuadoras de jugos
    • Robots de Cocina *
    • Aspiradoras (Vacuums)
  • Menaje para el Hogar
    • Vajillas o Piezas de Vajilla *
    • Cuberterías o Piezas *
    • Cristalerías o Piezas *
    • Juegos de Toallas
    • Juesgos de Ropa de Cama
    • Útiles para Armarios o Cómodas
    • Cojines Decorativos
    • Pequeñas alfombras

* Generalmente los regalos más caros o de mayor coste no se esperan de conocidos ni familiares no muy directos, no necesita gastar mucho dinero para quedar bien

Siempre puede organizarse con otros amigos de su mismo grupo para realizar regalos de mayor coste compartiendo los gastos

Otro grupo de regalos tradicionales, aunque es bastante fácil que se repitan, son las vajillas, las cristalería, las cuberterías, etc. Aunque tenga mucha confianza con los novios, los regalos de boda nunca deben ser personales.

Ser original y acertar con un regalo

Si hay suficiente confianza con los novios y, quizás, algo de espíritu aventurero, se puede intentar ser original con el regalo. Hoy en día si buscamos regalos por internet es posible que tengamos a nuestro alcance la posibilidad de acceder a cientos de artistas y artesanos de todo el planeta, que ofrecen artículos únicos y personalizados. Desde canciones, cuentos, retratos, artesanía y todo tipo de objetos, hasta artículos de colección, antiguos o raros que puedan tener alguna relación con los novios.

También es posible hacer regalos menos materiales, como vivir experiencias únicas, tales como una excursión en un coche de caballos, una cena romántica en barco por el río Sena o por el río Danubio, una visita privada a un museo, etc. Con un poco de tiempo se puede echar un vistazo por las innumerables opciones que internet nos ofrece para hacer un regalo original y del precio que nosotros estemos dispuestos a pagar.

Por último, los novios, pueden optar -sobre todo cuando tienen muchos recursos- por donar el importe de sus regalos a una buena causa o a una ONG. El invitado no debe ser menos generoso en esta caso. Al contrario, debería hacer un esfuerzo mayor y ser algo más espléndido. Seguramente, puede ser uno de los mejores regalos que puede hacer en su vida.

Fuente: https://www.protocolo.org/

 


Obtener Lealtad no es un Objetivo del Liderazgo

 

Imagen de Daniel Mena en Pixabay

La lealtad es una consecuencia del liderazgo, no es un fundamento de éste. El líder no puede contar a priori con la lealtad de nadie, debe construirla y consolidarla para que juegue, eventualmente, en beneficio. Ahora bien, tampoco es que el liderazgo sin lealtad sea inviable, de ninguna manera. Existen muchos líderes que alcanzan éxito sin contar con equipos de personas particularmente leales.

La lealtad es el “sentimiento de respeto y fidelidad a los propios principios morales, a los compromisos establecidos o hacia alguien”. En ningún caso puede entenderse únicamente asociada a la relación de la personas. Un individuo puede profesar lealtad a principios y compromisos establecidos con el equipo o la Organización, y no necesariamente hacia el líder.

Tampoco puede afirmarse que la inexistencia de lealtad signifique una falta de respeto hacia alguien. Lealtad es una cosa y respeto otra.

Todo esto es importante como mensaje para el líder. Porque muchos de ellos se equivocan al suponer que el objetivo fundamental de su trabajo es conquistar la lealtad del equipo. Esto no es verdad. El objetivo del líder es DIRIGIR al grupo para el cumplimiento de los propósitos establecidos.

La función de dirección está compuesta de innumerables factores y variables, no solo de lealtad de las personas hacia el líder. Las personas trabajan por responsabilidad, necesidad, incentivos, identificación hacia el trabajo, cariño por la Organización y/o los compañeros de trabajo, etc. La lealtad hacia el líder es un factor más, y como tal puede existir y ser de provecho, pero no es indispensable.

¿Qué no exista lealtad hacia el líder significa de hecho que existe deslealtad hacia él? ¡Falso! Hay distancia entre lealtad y deslealtad, igual de la que existe entre paciencia e impaciencia, virtud y defecto. En esto no pueden existir maniqueísmos. No es cuestión de pensar en blanco o negro. Lealtad y paciencia son virtudes, sus opuestos defectos. Pero entre ellos hay una gama de estados que orbitan cerca de los extremos sin tomarlos.

Ningún líder puede argumentar que existe deslealtad de alguien solo porque percibe falta de lealtad.

Ahora bien, ¿la lealtad de las personas con el líder contribuye en la tarea? ¡Por supuesto! Es un factor de indudable valor y vale la pena invertir esfuerzos en construirla. Es un “engranaje” en el esfuerzo colectivo que puede rendir grandes dividendos. Pero no es indispensable.

Construir y consolidar lealtad demanda algo más importante que el esfuerzo, exige tiempo. Y éste no siempre juega a favor del líder. Hay tareas y objetivos acuciantes que no pueden trabajarse sobre la premisa de construir lealtad primero.

La calidad del liderazgo se mide de acuerdo a la capacidad que exista para superar obstáculos y alcanzar las metas. Cuando mejores son las condiciones para dirigir a los hombres, menor la calidad demandada al líder. Y cuando los factores son adversos, mayor el tamaño que debe tener. No hay excusa para que un líder de proporciones justifique tareas defectuosas por “falta de lealtad” de los colaboradores.

Bien lo establece el dicho, “si el mensajero es malo, echen al gerente”. De esto se trata la responsabilidad y la autoridad. Ningún líder está obligado a trabajar con personas desleales (si éste extremo fuese el caso). Por otra parte, sí tiene la obligación de hacer funcional el trabajo de los que no necesariamente le manifiesten lealtad personal.

Abraham Lincoln conformó su primer gabinete de gobierno con los líderes que habían sido sus adversarios en la campaña electoral, eran sus “enemigos políticos”. Bien describe esto la brillante escritora Doris Kearns Goodwin en su libro “Team of Rivals”.

Lincoln no podía esperar lealtad por parte de ellos en primeras instancias, pero reconocía su capacidad y el provecho que esto significaba para sus propósitos. Con el tiempo la lealtad llegó, y en dosis extraordinarias, porque el presidente tuvo la habilidad de construirla en el curso de las circunstancias.

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La lealtad es un objeto de conquista, pero las armas del líder son muchas más: inspiración, motivación, organización, enseñanza, compromiso, desafío, reconocimiento, etc. Todo esto el líder lo debe “dar”, en tanto que la lealtad se recibe como efecto de lo hecho.

Ahora bien, ¿y el otro lado del espectro?, ¿debe ser el líder leal con sus colaboradores? ¡Tampoco! No debe ser desleal, por supuesto, porque ése es el extremo doloso, pero ¿leal?, no necesariamente. La lealtad es un sentimiento, y como tal no puede estar sujeto ni amparado en norma alguna. Existe o no existe, en un grado u otro. Eso es todo.

El líder debe ser justo, responsable, equilibrado, honesto, decente y respetuoso. Todo esto sí es indispensable, pero la lealtad hacia los demás también constituye efecto del trabajo, las circunstancias y el tiempo.

Los actos de gobierno (y de esto se trata el liderazgo), están sujetos a duras exigencias y complejas disyuntivas. La historia del mismo gobierno de Lincoln lo comprueba. Tuvo que sacrificar cientos de miles de vidas para salvar la Unión. En labores más profanas, el líder también debe estar dispuesto a pagar los costos de la dirección y el interés colectivo. En algún momento tendrá que separar algún miembro del equipo, amonestarlo, sancionarlo o despedirlo. ¿Dónde quedaría una lealtad mal entendida en este sentido?

Está bien planteado el dicho: “las personas comunes toman decisiones, los líderes toman decisiones difíciles”. Esto tiene un costo, siempre. Y hay que pagarlo. Winston Churchill se vio obligado a bombardear la flota francesa inerme y refugiada en puertos de la República de Vichy, para evitar que cayera en manos enemigas. Murieron muchos marinos franceses. ¿Qué se puede decir de la lealtad hacia sus aliados?

¡El liderazgo tiene costos!

Bien lo decía Maquiavelo, aunque siempre mal entendido: “el fin justifica los medios”. Y la responsabilidad del líder es siempre hacia los objetivos. Buenos líderes utilizarán buenos medios, ¡punto!

Posiblemente, y para terminar, la afirmación de Maquiavelo sirva también para resumir el propósito de éstas líneas: en las tareas de liderazgo la lealtad es un fin, no un medio.

Los grandes líderes, esos de la estatura de Lincoln y Churchill, habrán podido decir al final de sus tiempos de liderazgo, que aparte de alcanzar objetivos indispensables y pagar el costo correspondiente, también cosecharon la lealtad de quienes los acompañaban. Ésa es la cereza que corona el postre.

Las tareas de liderazgo son simplemente eso: tareas. No pueden confundirse con la vida misma. Cuando alguien está tomando muy en serio su trabajo, es momento que piense en buscar otro. La lealtad de las personas del equipo es un asunto meramente laboral, nunca puede ser tomado a título personal.

Fuente: https://elstrategos.com/inicio/