Etiqueta social:
'Es una imprescindible herramienta de conducta y convivencia humana que está
destinada a hacer más grata nuestra existencia y, por lo tanto, enriquece la
calidad de vida de nuestro entorno'
Wilfredo Pérez Ruiz
Docente, consultor en organización de eventos, protocolo, imagen profesional y etiqueta social. http://wperezruiz.blogspot.com
Etiqueta social: herramienta imprescindible
para la convivencia humana
Existen
incontables definiciones acerca de la etiqueta social y
su importancia. Aunque en ocasiones se suscitan continuas confusiones sobre su
significado, quiero compartir una de mí autoría:
"Es una imprescindible
herramienta de conducta y convivencia humana que está destinada a hacer más
grata nuestra existencia y, por lo tanto, enriquece la calidad de vida de
nuestro entorno".
Debo enfatizar la
necesidad de rehuir
considerarla como un conjunto interminable y agotador de normas rígidas,
memorísticas, verticales e inflexibles de comportamiento
social. Tampoco es una moda trivial carente de connotación en el desarrollo del
ser humano. Su aporte tiene un impacto significativo en el afianzamiento de la
identidad y autoestima.
Un ejemplo de su valía
salta a la vista cuando constatamos los elevados
niveles de tensión, estrés y episodios de confrontación existentes en los
escenarios en donde nos desenvolvemos. Todo ello pone de manifiesto su imperiosa
vigencia y me conduce a insistir en su pertinencia como un elemento orientado a conllevarnos -a
pesar de nuestras diferencias y desencuentros- y, de esta manera, evita que
nuestro errado actuar resquebraje los lazos humanos.
Las
situaciones álgidas representan una oportunidad para evaluar nuestra
sensibilidad y autocontrol. Este aspecto debe analizarse, con especial
detenimiento, cuando estamos sometidos a momentos conflictivos. En tal
sentido, la etiqueta social está interconectada con las "habilidades
blandas" que comprenden la capacidad consciente de regular las
presiones para alcanzar un alto equilibrio, dirigir las emociones y
moderar el proceder. ¿Se ha puesto a pensar como ambos asuntos pueden ayudarlo?
Podría comentar múltiples casos reveladores de su implicancia frente a la
tirantez que experimentados.
Adoptar
la etiqueta social exige no solo voluntad, a partir de aceptar su alcance, sino
la determinación de admitir su uso invariable como un estilo de vida.
Es un componente que nos identifica, diferencia y enaltece al ser conscientes
de su trascendencia. Rehuyamos emplearla interesadamente para recibir elogios y
admiraciones; eso es frecuente, falaz y reprobable.
Ser
educado siempre
Demanda
pertinencia, tino, delicadeza, entre otras características, en todo tiempo,
circunstancia y lugar. Una persona educada lo será siempre; no en
función de estados anímicos, coyunturas, casualidades o ansías de proyectar una
agradable impresión. Conviene interiorizar los virtuosos modales de un modo
natural, espontáneo y auténtico. Solo su práctica ininterrumpida asegura su
persistencia e inclusión en la conducta.
Recomiendo orientar
la etiqueta social de forma sencilla, persuasiva, esclarecedora y dinámica.
Todo lo cual abarca una mirada realista y alejada de superficiales,
frivolidades y elitismos. Conviene distanciar su enseñanza de posturas de superioridad,
soberbia o desconfianza como sucede con instructoras "pipiris nais"
que suponen que ésta solo involucra maquillaje, apariencia, vestimenta y uso de
los cubiertos en la mesa.
Su valor se observa en las más
diversas actividades
cotidianas: al pedir por favor, al
agradecer, al ejercer la puntualidad, al responder una comunicación escrita o
por redes sociales, al tener una postura discreta, al respetar los derechos
ajenos, al considerar al semejante por encima de nuestras diferencias. Incluso
contribuye a disminuir la inmensa brecha de discriminación vigente en la
sociedad actual, en la medida en que su coherente utilización refleja un trato
recíproco, afable y encaminado a respetar al semejante.
Debiéramos
esforzarnos para salir de nuestra exclusiva y reducida "zona de
confort" e interactuar con un talante positivo, esperanzador y
ponderado. Eludamos resignarnos a cohabitar en un medio colmado de situaciones
de lacerante indolencia. Es imprescindible alinear nuestras acciones dentro de
un marco de tolerancia, empatía y educación.
La
etiqueta social incumbe propalarse de padres a hijos con la
finalidad de formar hombres y mujeres con un perfil más amplio y que les
conceda sobresalientes oportunidades en su devenir personal o profesional.
Vivimos en comunidad y requerimos crear vinculaciones interpersonales
saludables y equitativas que repercutan en beneficio de bien común. Desarrollemos
el "sentido común" y encontraremos las respuestas para guiar
e inspirar nuestro obrar con sensatez.
Ésta
realza y engrandece nuestra personalidad e imagen, nos abre nuevas
oportunidades, fomenta un clima agradable de coexistencia, facilita resolver
situaciones de conflicto y, además, nuestra buena educación se irradia y,
en consecuencia, influye positivamente en los espacios donde interactuamos. En
síntesis, hacemos docencia al exhibir una actuación congruente y,
especialmente, aportamos a una mejor calidad de vida.
Asumamos
la determinación, a partir de una inteligente introspección, de
apreciar su validez y admitirla en nuestra evolución y prosperidad. Una vez
más, son invariablemente apropiadas las expresiones de la escritora
británica George Eliot:
"Nuestras
acciones obran sobre nosotros, tanto como nosotros obramos sobre ellas".
Fuente: https://www.protocolo.org/
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