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Novela «El Terror de Alicia» Autor: Miguel Angel Moreno Villarroel

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Cómo superar al 99% de las personas en el trabajo

Es bastante sencillo distinguirse de la mayoría de las personas en términos de responsabilidades profesionales y laborales. Esta no es una afirmación aventurada y tampoco se remite solo a personas en el trabajo, es una realidad extendida de la vida.

¿Y por qué es sencillo distinguirse? Pues bien, porque el 99% de la gente (por no decir más), nunca se desenvuelve al nivel de las potencialidades que tiene. La mayor parte es mediocre respecto a lo que piensa y hace.

A la “psique colectiva” le duele ser calificada así: como mediocre. Prefiere cualquier otra descalificación. Pero ciertamente las verdades rara vez se ajustan a los extremos, y por eso hay poca gente maravillosa o pésima. La gran protagonista es siempre la mediocridad.

La única ventaja de este drama constituye una sutileza estratégica: es bastante sencillo destacar sobre la masa y transitar, desde allí, a lo extraordinario.

Poner en práctica lo que sigue puede distinguirlo fácilmente de los demás:

1.- Actúe como si fuera el dueño del Negocio.

El 99% de los individuos que trabajan en una Organización no tiene la capacidad de transitar el espacio que separa a “propietarios” de colaboradores. Les resulta difícil entender que en realidad nadie trabaja “para otros”. Más allá de que las labores sean agradables o reconocidas, todo trabajo se realiza para uno mismo.

Es un asunto de mentalidad. Basta admitir, en primer lugar, que se trabaja por conveniencia propia. Los argumentos de la “necesidad” o el “no me queda otra” son argucias mentales. Si está trabajando en algo, ésa es la única realidad que le compete atender. Cualquier otra decisión corresponde al futuro.

Si trabaja porque le conviene, entonces es lógico que trate de optimizar sus beneficios. Y esto se consigue ejerciendo propiedad sobre lo que hace y lo que sucede con sus labores (“el propietario actúa con propiedad”).

Cada trabajador es un negocio en sí mismo: produce y vende algo. Asumiendo esto, no es difícil colocarse en la posición del dueño del negocio y actuar en consecuencia.

El 99% de las personas en el trabajo se colocan, como mucho, en la posición de “colaboradores”. Así desarrollan sus labores. Pero por gran esmero y responsabilidad que apliquen, nunca alcanzan a quién trabaja como si fuera el dueño del negocio.

2.- Hable menos que los demás y evite los chismes con las personas en el trabajo.

99% de las personas en el trabajo hablan más de lo debido y son incapaces de abstraerse de los chismes. Por absurdo que parezca, el solo hecho de evitar esto lo vuelve un diamante entre carbones.

La dinámica del trabajo propende a generar rumores y chismes. Es difícil convivir largos periodos de tiempo y evitarlos. Y este es el origen de la mayoría de los problemas laborales.

En estas situaciones, el Pingüino Amarillo actúa como siempre: privilegia soluciones simples y caminos prácticos. Al final, de esto se trata la Estrategia. Y pocos remedios son más efectivos para evitar problemas en el trabajo que hablar poco y evitar el chisme.

Eso no sólo establece diferencias en el contexto laboral, también define lo que en esencia es un profesional genuino.

3.- Diga NO a todas las reuniones que pueda evitar.

Evite cuántas le sean posible. Casi todas las reuniones son poco efectivas en la relación tiempo utilizado/resultado alcanzado.

Es cierto que el contacto personal es el factor más valioso para sostener la productividad colectiva, pero por lo mismo, no puede desgastarse por el abuso.

No siempre estará en posición de negar su asistencia a reuniones, pero ejerciendo el escaso poder que tenga respecto a ello, puede diferenciarse del 99% de las personas en el trabajo.

Esto significa que también debe eludir las reuniones informales y sociales que se llevan a cabo fuera de los horarios laborales. No se trata de ser un anacoreta, pero si observa con cuidado, verificará que la mayoría de las reuniones tienen dinámicas y resultados mediocres.

A las reuniones hay que aplicarles el criterio con el que se evalúa el oro: cuanto más escaso, más valioso.

4.- No deje de auto – educarse y aprender luego de sus horas de trabajo.

El 99% de las personas que trabajan no lo hacen. Esto es particularmente dramático en el caso de los empleos, pero también existe en otros tipos de trabajo.

Robert Greene, el prolífico escritor de “Las 48 leyes del Poder”, habla con frecuencia del “tiempo vivo” y el “tiempo muerto” del que gozan las personas. El primero se activa al hacer algo por los objetivos que se tienen, la productividad y calidad de vida que se busca, en tanto el segundo constituye una simple “pérdida de tiempo”.

Todos disponen del mismo tiempo en determinado momento y circunstancia, pero cada quién define si lo convierte en “tiempo vivo” o “tiempo muerto”. Si hace algo productivo con él o simplemente no hace nada.

Educarse, aprender, actualizarse y desarrollarse, son las mejores inversiones del “tiempo vivo”. Pocas pagan mejor. Cada una de ellas le permite convertirse en un gran activo (desde el punto de vista financiero), una persona con capacidad de rentabilizar positivamente sus propios talentos.

5.- Deje de usar “las palabras de moda” con las personas en el trabajo.

Las organizaciones no dejan de ser sistemas que tratan de cerrarse y auto – referenciarse. De esta forma buscan construir identidad y sentido de pertenencia. Y no hay nada de malo con eso.

Si embargo, el error que comete el 99% de las personas en el trabajo es engrosar inconscientemente “el rebaño”. Porque una cosa es la cultura organizacional y otra adscribirse, incluso, al uso de ciertos términos.

Algunas palabras son solo acrónimos o códigos. Nadie puede entenderlas al margen del círculo en que se conciben y usan. Su funcionalidad es bastante pobre. Apenas buscan que la gente “capte” un concepto o una lógica antes que comprenderlo.

La existencia de las palabras que se ponen de moda porque el dueño o el jefe las usa con frecuencia, no supera la efectividad de las palabras simples y los argumentos coloquiales.

Lenguaje simple = comunicación poderosa.

Inducción o adoctrinamiento no significan alienación. Es útil compartir el credo y los códigos organizacionales, pero en tanto se pierda esencia e identidad como persona, poca ayuda se brinda a la evolución del sistema. Este adquiere, a lo sumo, el vigor de un gran volumen de agua estancada que se deteriora con el tiempo.

Para que las organizaciones fluyan y tengan el brío de las corrientes de agua fresca, deben contar con personas que eludan la agregación impersonal y la comodidad de los “rebaños”.

Las personas deben entender y respetar la cultura de la Organización, pero no es necesario que la hagan “su cultura”.

6.- Haga cosas más allá de lo que indica su título.

Bien sea que este título sea el de su profesión o del cargo que ocupa, ¡haga siempre algo más de lo que estipula!

El 99% de las personas en el trabajo se autolimita, en algún caso por comodidad y en otros por ignorancia. Y no hay forma más seria de autolimitarse que hacer “estrictamente” lo que se supone que debe hacerse… y nada más.

Extienda la carpa, mire y aprenda lo que hacen los demás, explore, sea curioso. Y finalmente haga algo que no esté obligado a hacer. Hágalo simplemente porque quiere y puede. Posiblemente nadie le pague esa milla extra hoy, pero el destino se lo tiene garantizado.

No tiene que ser algo extraordinario ni nada que lo desenfoque de sus responsabilidades. No necesita invadir ninguna área ni afectar otras competencias. Simplemente tiene que ser alguien dispuesto a hacer más de lo que le corresponde.

Solo por ello ingresa al grupo de ése 1%, que no es necesariamente diferente por ser extraordinario, más bien porque contrasta con esos que son “demasiado iguales”.

7.- Haga más por el cliente que el resto de las personas en el trabajo.

Muchas empresas se sirven a sí mismas, no al cliente.

Los líderes propenden a tomar decisiones sobre cosas que afectan al cliente aunque se encuentren muy lejos de él. Trágico.

En realidad, las personas que atienden clientes, no departamentos, jefes o sus propias agendas, son los que se desempeñan mejor. El cliente decide en última instancia el éxito de la Organización, y ayudándolo a él se ayuda a la propia carrera.

Contra – intuitivo… pero cierto.

8.- Supere el rechazo hasta el punto de sentirse cómodo con él.

Aprenda a coleccionar los “no” que le tira la vida.

Hay enseñanzas muy importantes detrás de cada NO que se presenta en el viaje personal o profesional. Lecciones que no proporcionan el éxito o las victorias. Las experiencias más valiosas no se encuentran en los SI, más bien en las negaciones, por muy frustrantes o dolorosas que sean.

Los juegos de la carrera profesional los ganan quienes están dispuestos a ser rechazados más de lo “normal”.

Los emprendedores parecen locos cuando introducen nuevas ideas en el mundo. Sin embargo, están en esa posición solo hasta que sus ideas ya no suenan tan locas y son adoptadas.

Conseguir ascensos o promociones también involucra mucha negación. Pocos se obtienen ante la primera solicitud. Cambiar de trabajo es igualmente difícil. Por la naturaleza de los procesos de contratación, se tienen que enfrentar muchos rechazos antes de capitalizar una oportunidad.

El rechazo es el camino.

Si puede desenvolverse bien en él, accederá a las mejores oportunidades. Todo lo que se necesita es poseer una mentalidad ganadora.

Finalmente, solo una mentalidad ganadora puede permitir que se trascienda la mediocridad que domina el mundo del trabajo.

Fuente: https://elstrategos.com/personas-en-el-trabajo/

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