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Novela «El Terror de Alicia» Autor: Miguel Angel Moreno Villarroel

Novela «El Terror de Alicia» Autor: Miguel Angel Moreno Villarroel
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Consejos de etiqueta para ser un cliente bien educado y correcto cuando vamos de compras. Buenos modales de compras

 

Los clientes son importantes y la base de cualquier negocio. No obstante, hay comportamientos que no se deben tolerar

Cómo ser un cliente educado y con buenos modales

Los buenos modales los debemos mostrar en todas las facetas de nuestra vida. Cuando salimos de compras, algunas veces se nos olvida que como clientes también debemos mostrar nuestra mejor educación y saber estar. Esa 'superioridad' que algunos muestran como clientes no deja en buen lugar a las personas que tienen ese comportamiento.

'El cliente siempre tiene la razón'... hasta cierto punto

Como pago, exijo. Bien. Pero no nos podemos extralimitar desde el lado del cliente con exigencias fuera de tono. Veamos algunos consejos de etiqueta que debemos tener en cuenta cuando nos vamos de compras.

1. Regla de oro: limpios y bien aseados.

Si nos vamos a comprar ropa o calzado y nos vamos a probar esas prendas o zapatos, por favor, tenemos que ir bien aseados. Esa prendas o zapatos se los van a probar otras personas y no nos gustaría que olieran mal. Por lo tanto, nosotros tampoco debemos contribuir a ello.

2. La ropa se deja en el mismo sitio que estaba.

Es, relativamente habitual, ver cómo algunas personas toman prendas de un sitio y las dejan en cualquier otro lugar. Esto multiplicado por un gran número de clientes puede llegar a poner patas arriba cualquier tienda. La ropa debe volver a su sitio o bien se le devuelve a un empleado para que la coloque en el sitio apropiado.

3. El probador no debe parecer un showroom.

Podemos tomar algunas prendas para llevar al probador. Pero no es apropiado crearnos un showroom con decenas de prendas, zapatos, complementos. Hay que ir poco a poco. Si todos los clientes hacen lo mismo, pueden dejar sin demasiadas prendas disponibles a la tienda.

4. Calcetines nuevos o fundas para probarse zapatos.

Si es posible, no cuesta nada llevar unos calcetines, pinkis o algún accesorio similar nuevo para probarse los zapatos. Lo que nunca debe hacerse -además de que es posible que no nos dejen- es probarse cualquier tipo de calzado sin calcetines. En algunas zapaterías nos pueden proporcionar una especie de fundas para probarnos los zapatos.

5. Prestar atención al dependiente o vendedor.

Si vamos acompañados debemos atender al vendedor dejando momentáneamente de conversar con nuestros acompañantes. El omnipresente teléfono celular - móvil, mejor en modo silencio. No es apropiado estar hablando por teléfono mientras nos estás atendiendo. Es una falta de educación.

6. Ser honesto no cuesta tanto.

Si tenemos que hacer un cambio o devolución hay que ir con la verdad por delante. Cuántos vendedores nos podrían contar decenas de experiencias donde los clientes mienten de forma descarada. No lo he usado; me lo he puesto solo una vez; ya venía así cuando lo compré, etcétera, etcétera. Es demasiado frecuente que se utilicen prendas, zapatos y complementos para un compromiso social y se quieran devolver al día siguiente. O, aún peor, en días posteriores. Si una prenda no nos queda como pensábamos, un zapato nos incomoda al ponerlo, etcétera. Se guarda y se cambia. No podemos abusar del derecho al cambio o devolución. Porque no solo perjudicamos a la tienda sino a otros posibles compradores.

Un último consejo. Las prendas que se puedan lavar en casa, que no necesiten una limpieza especial, mejor lavarlas antes de estrenarlas. Además de perder ese apresto que suelen traer de fábrica, que para algunas personas no es agradable, nos garantizamos que si ha tenido unas cuantas pruebas esa prenda, nos la vamos a poner bien limpia.

Fuente: https://www.protocolo.org/social/etiqueta-social/consejos-de-etiqueta-para-ser-un-cliente-bien-educado-y-correcto-cuando-vamos-de-compras-buenos-modales-de-compras.html

No compita para ser el mejor, más bien para ser único


¿Hay diferencia entre ser el mejor y ser único? ¡Definitivamente! Existe una gran distancia cualitativa. La categoría de “lo único” expone condiciones extra-ordinarias, especiales, exclusivas, al punto que por esto mismo no está poblada y tiene un solo exponente.

¿Es posible, se preguntarán, ser único en algo cuando el planeta está poblado de millones de individuos, empresas, proyectos y proposiciones?

No es fácil, pero es posible. Y en los hechos es un imperativo competitivo para quién pretende prevalecer y ser exitoso.

De una u otra manera todos los profesionales y negocios compiten por ser “el mejor” en lo que hacen (al menos no se esfuerzan por ser mediocres o malos). Esto provoca que la categoría donde se inscriben esté tremendamente poblada y tenga una dinámica compleja.

Por otra parte, y no menos importante, la actuación en esta categoría condiciona visiones y conductas que no pueden conducir al estado de “lo único”. Quienes compiten por ser “el mejor” corren por una pista que difícilmente lleva a lo extraordinario.

Los que buscan ser únicos deben establecer pautas, definir modelos, explorar lo desconocido, develar lo incierto, abrir sendas. Tim Grover, lo expresa muy bien al afirmar: “no compita con otros, haga que ellos compitan con usted”. De esto se trata.

Cuando se compite para ser el mejor, se imita. Cuando se lo hace para ser único, se innova.

El factor más importante de esta lógica es la distinción.

Quienes compiten en la categoría para ser únicos se apalancan siempre en elementos que los distinguen de los demás. Lo diferente nunca es igual y propende a ser único. Es un asunto de sentido común en muchos aspectos.

Habitualmente, cuesta mucho hacer mejor lo mismo que hacen los demás, en tanto que hacer las cosas de manera distinta es menos complejo y más efectivo. La distinción es el fundamento de lo único.

Ahora bien, lo distinto (que por esto mismo es distinguido) es una cualidad de la naturaleza, no es necesariamente algo a lo que se tenga que llegar, en realidad es un elemento del que tiene que partir cualquier inquietud competitiva.

Todas las personas son únicas y diferentes entre sí. Y aunque muchas veces se ignore o menosprecie, precisamente en ello radica la ventaja. Es absurdo perder preciosa energía y tiempo tratando de emular a otros cuando se pueden construir fortalezas justamente desde las diferencias.

En los negocios pasa lo mismo. Es más sencillo (y paga mejor), buscar la diferencia que esforzarse en ser el mejor. Si la distinción no está clara, el trayecto es una cuesta empinada que conquistan los que tienen más reservas y recursos.

Distinción es el término orientador, “elemento diferenciador” es el vehículo y “distinguido” el adjetivo calificativo del estado de “lo único”.

Para competir en la vida profesional o en los negocios, hay que evaluar primero la distinción que se expondrá al mercado. Hacer de ello un elemento diferenciador y obtener, merced a esfuerzo y competencia, el estado distinguido. Esta es la fórmula.

Queda claro que el proceso demanda competencia, obviamente. Pero competencia en el sentido de capacidad, no necesariamente en la lógica comparativa. El representante de “lo único” no mira cada momento a derecha e izquierda para ver como van los demás, enfoca su visión en la meta. Él transita otra ruta.

Es posible, por supuesto, que ésa “otra ruta” conduzca finalmente al mismo objetivo, pero lo hace sin congestión u obstáculos. Eso es lo que permite la distinción. Las vías de la competencia por ser el mejor están saturadas,  y muchas veces de agentes tremendamente hábiles. Es complejo transitar allí. En tanto que la ruta del diferente nunca está congestionada.

Ciertamente que en tanto mejor se hacen las cosas no tardan en aparecer imitadores, pero para ése entonces la ventaja está consolidada.

Ahora bien, cómo sostener la ventaja ya es parte de otra historia. Nada evitará que el propio distinguido deba proteger y defender sus conquistas, porque la vida no se detiene nunca, obviamente, ni siquiera para los diferentes.

Para el único, la “competencia perfecta” no existe, él es un exponente de la dinámica monopolista.

Esto contrasta con las premisas económicas que sustentan desde siempre la teoría del libre mercado. Pero es completamente lógico, porque “el único” es por esencia un monopolio. Y en tanto esto es así, también es un agente que puede optimizar su rendimiento, porque entre otras cosas, no necesita comprometer energía, tiempo y recursos en ocuparse de competidores.

Véase el caso de Google, una empresa que a efectos de su distinción en el mercado, tiene la libertad de comportarse como un agente monopólico (esto en el sentido funcional, no en el legal). Su crecimiento puede ser exponencial y sus aportes sociales y económicos también. Se da el lujo de establecer políticas vanguardistas en el trato de sus colaboradores y contribuir efectivamente en temas tan diversos como el cuidado del medio ambiente.

Una empresa ocupada en competir a brazo partido con sus rivales, no tiene tiempo ni recursos para contribuir en la evolución cualitativa de la industria o el medio en el que se desenvuelve.

Lo mismo pasa con un profesional. En tanto tiene que preocuparse de que no le pisen los talones o lo superen, disfruta de poca calidad de vida y aporta escasamente a su entorno.

Ejemplos como el de Google en el ámbito empresarial existen muchos, todos de carácter distinguido: Amazon, Microsoft, Apple, Tik Tok, Intel, Tesla, etc. Cada uno de ellos es un exponente único en términos de lo que hace. Pueden tener competidores, efectivamente, pero habiendo trabajado una sólida distinción desde el principio, han dejado mucha distancia y “tierra quemada” tras de sí, lo que hace extremadamente difícil que los alcancen (eso sumado a la eficiencia que tengan en su gestión, obviamente).

Un ejemplo interesante de la extensión y la influencia que pueden alcanzar los exponentes de lo único, es el caso de la mayor Fundación que existe en el mundo. Una que se dedica a la atención de temas sensibles en los intereses de la humanidad: Bill & Melinda Gates Foundation. Ésta es producto del desempeño empresarial de una institución en particular: Microsoft.

Ser el único no solo paga en coyuntura, también en el tiempo. Es un modelo competitivo que tiene carácter trascendental. Y todo parte de considerar “lo diferente” para iniciar el trayecto.

Usted es parte de ése universo de “diferentes” que puebla la existencia. Lo es desde el día que nació. No hay nadie similar en ninguna parte. Tiene dones, virtudes y fortalezas que no pueden compararse, luego ¿por qué tratar de ser igual a otros y transitar en vías de alto tráfico?

Esos elementos diferenciadores pueden ser invertidos en sus proyectos profesionales y de negocios. Son una base invalorable para planificar el viaje, porque además de lo dicho, toda distinción sobre la que se fundamenten las acciones, refuerza el circuito de la satisfacción.

Nada se hace mejor que aquello que pocos pueden hacer con la misma solvencia y eficacia. Eso genera una retroalimentación poderosa. Es cierto, desde siempre, que la excelencia es una consecuencia del amor.

En tanto es inevitable hacer lo que corresponde en esta vida, adoptar el criterio de no competir para ser el mejor y más bien hacerlo para ser único, parece un acto inteligente.

Fuente: https://elstrategos.com/unico/

Celebrar el nacimiento de un bebé. Cómo felicitar y celebrar el nacimiento de un bebé


El nacimiento de un hijo, supone un importante cambio en la vida de sus padres

Protocolo social. Consejos para celebrar el nacimiento de un bebé

Reglas de etiqueta para dar la bienvenida a un nuevo miembro en la familia

El nacimiento de un bebé es una de las mejores noticias que puede recibir una familia. La maternidad es una de las mejores experiencias de la vida, tanto para la madre como para el padre y el resto de la familia.

El nacimiento de un hijo, supone un importante cambio en la vida de sus padres -y algunas veces en la de otros familiares, también-. Hay que adaptarse a nuevos horarios y a nuevas necesidades, por eso es fundamental tener una buena organización para evitar caer en el desánimo o la desesperación.

Teniendo en cuenta que, en la actualidad, la mayor parte de los nacimientos tienen lugar en clínicas y hospitales, las visitas deben dejarse, salvo excepciones, para después de que la madre reciba el alta. En pocos lugares, salvo en el medio rural y en algunas familias con distintas costumbres, nacen los niños en casa.

Quién debe comunicar la noticia. Cómo dar la noticia

El padre es el encargado de transmitir la noticia a los amigos y familiares de ambos. No obstante, como la recuperación de la madre suele muy rápida, también se puede dejar que ella se lo transmita a algunas personas. Por cortesía, se suele establecer un 'orden de precedencias' llamando primero a los familiares más cercanos, como los abuelos y los hermanos, y luego a los amigos más cercanos. A continuación, ya se puede ir comunicando a los compañeros de trabajo, vecinos, etcétera.

¿Cómo transmitir la noticia? Antaño se utilizaban los medios disponibles: teléfono y telegrama. Hoy en día la gran cantidad de medios disponibles hace que se usen los más 'modernos' o tecnológicos para las personas más jóvenes -WhatsApp, correo electrónico, etcétera- y medios más tradicionales para los familiares y amigos más mayores, como los abuelos, por ejemplo.

Antes había una sección de natalicios en el periódico -y aun en algunos permanece- pero en la actualidad apenas es usada. En otros medios escritos, también estaba la página de 'sociedad' donde también se solía ofrecer esta información.

La visitas a la madre del bebé

Aunque hoy en día, los partos, por regla general, no suelen presentar complicaciones, las visitas son mejor posponerlas para cuando la madre esté en casa. Una vez que los padres se hayan organizado bien, puede ser el mejor momento para hacer una visita corta.

Si somos de esas personas a las que nos gusta ir el mismo día o cuanto antes a hacer una visita a la madre, no debemos alargar en exceso la visita, ya que los primeros días la madre necesita descansar mucho y atender a las tomas y necesidades del bebé.

En la medida de lo posible, debemos evitar hacer las comparaciones y los parecidos con otros niños. Y mucho menos ser excesivamente crítico con el tamaño, el pelo, el peso del niño, etcétera

No vayamos con las manos vacías para hacer una visita. El regalo típico que se suele llevar es un detalle para el bebé. Como enhorabuena se pueden mandar unas flores a la reciente mamá -recuerde que en muchos hospitales están prohibidas las flores, por lo que es mejor no llevar flores o enviarlas a su domicilio-, un telegrama o una tarjeta de felicitación.

"Las parejas jóvenes suelen enviar una tarjeta manuscrita a parientes y amigos o incluso un WhatsApp o un mensaje por un sistema similar"

Celebrar la llegada del bebé

Una vez que la madre se ha recuperado y la 'nueva familia' se ha organizado, los padres pueden organizar una pequeña reunión -por ejemplo, una merienda- para invitar a la familia y los amigos más cercanos.

La celebración con los compañeros de trabajo o con las personas con las que nos relacionamos a diario, suele consistir en invitar a algún tipo de dulce -pasteles, pastas, etcétera- o en invitar a una "ronda" en el bar -aunque puede haber otras muchas costumbres o tradiciones en cada lugar-.

Algunos consejos y reglas de cortesía

1. Debemos interesarnos tanto por el estado del niño como por el estado de la madre. Si esta no se encuentra aún muy repuesta, es mejor aplazar nuestra visita para una ocasión posterior.

2. Si no es el primer bebé de la casa, debemos procurar prestarle atención también a los otros niños de la casa, sobre todo si son pequeños. Tendemos a visitar e interesarnos solo por el recién nacido y el resto de peques de la casa se pueden sentir molestos o celosos.

3. Si no tenemos tiempo de hacer una visita o vivimos fuera del lugar del nacimiento, podemos sustituir esta visita por una breve llamada telefónica -aunque hayamos enviado un ramo de flores a la madre-.

4. 'Echar una mano'. Si podemos, debemos ofrecernos para echar una mano, sobre todo cuando la madre tiene más niños pequeños y el padre trabaja. Todas las manos son pocas cuando se tienen niños pequeños.

Fuente: https://www.protocolo.org/social/celebraciones/el-nacimiento-de-un-bebe-como-felicitar-y-celebrar-el-nacimiento.html

Celebrar un cumpleaños. Fiesta de cumpleaños. Invitados. Regalos


Si celebramos el cumpleaños fuera de casa, solo nos debemos preocupar de la lista de invitados y del coste de la celebración. Nos lo darán todo hecho

Las fiestas de cumpleaños y su celebración

... y que cumplas muchos más

El cumpleaños es una fiesta de aniversario. Se celebra el aniversario del nacimiento de una persona.

Las celebraciones de los cumpleaños, en la mayoría de los casos, se suelen hacer con una fiesta casera en la que se ofrece una merienda, una cena o algún tipo de fiesta con algo de comer como un aperitivo, un picoteo o un bufé -buffet-. Como ocurre con otras celebraciones -bautizocomunión, etcétera- en algunas ocasiones estas celebraciones se vuelven un verdadero acto social con muchos invitados y una gran celebración.

Celebración de un cumpleaños infantil

En el caso de las fiestas infantiles de cumpleaños, está muy extendida la costumbre de hacerlo en algunos restaurantes de comida rápida que tiene "packs" de cumpleaños. También ganan terreno los conocidos miniparques temáticos infantiles que cuentan con unas instalaciones preparadas para divertir a los más peques de la casa -toboganes, piscinas de bolas, laberintos, etcétera-.

¿Celebrar el cumpleaños en casa o fuera de casa?

Si el cumpleaños lo celebramos fuera de casa, solo nos debemos preocupar de la lista de invitados y del coste de la celebración (presupuesto). Ahora bien, si lo celebramos en casa tendremos que tener en cuenta algún punto más a la hora de organizar la fiesta como es la decoración, cuántos invitados podemos tener sin que estén demasiado "apiñados", el tipo de comida o aperitivos que vamos a dar, qué tipo de música vamos a poner o si vamos a hacer una fiesta con baile, actividades y juegos que vamos a tener para amenizar el cumpleaños, etcétera.

Es muy importante, siempre que se da una fiesta en casa, saber calcular el espacio que tenemos, para no invitar a más personas de las que puedan caber con cierta comodidad. Calculemos un espacio adecuado de al menos 2 metros cuadrados por persona, descontando el espacio ocupado por el mobiliario y otros objetos de decoración.

Cómo invitar a una fiesta de cumpleaños

Para invitar a nuestros amigos, se puede recurrir bien al teléfono, o bien a algún tipo de invitación poco formal, y bastante divertida que podemos hacer nosotros mismos o comprar en una librería, papelería, tienda de regalos, etc. (hay muchos modelos en el mercado desde los más clásicos a los más divertidos o graciosos).

La comida y la decoración de una fiesta de cumpleaños

Generalmente, salvo cuando se celebran cumpleaños de personas mayores, donde se puede ofrecer una comida o una cena, los cumpleaños se celebran como si fuera un cóctel o un buffet -bufé-, es decir, de pie -no quita que haya sitios para sentarse y comer o charlar sentado- para que la gente se pueda mover libremente, sobre todo cuando son niños a los que les gusta corretear.

Si queremos decorar un poco la estancia, podemos utilizar cintas de colores, guirnaldas y material de papelería de colores vivos y variados. Una buena idea que aporta un toque de diversión es dar un "pack" a nuestros invitados similar al cotillón del año nuevo.

Otra buena idea, es realizar una fiesta temática, más idónea para cumpleaños infantiles, por ejemplo, todo con personajes Disney, o bien todos vestidos de un personaje por el que el pequeño sienta una especial admiración -superhéroe, dibujo animado, etc.-.

La música se elegirá en función de la edad de los asistentes, poniendo los temas de moda acordes a esa edad. Si los niños son muy pequeños, contaremos con la ayuda de unas cuantas madres/padres para el cuidado de los pequeños. Hay que vigilarles con mucho cuidado, vigilar lo que hacen y lo que comen.

En los cumpleaños con menores, nada de aperitivos sofisticados o bebidas alcohólicas. Si los mayores quieren tomar algo, que se vayan a la cocina o al mueble bar del salón, pero nada de estar presente este tipo de bebida o comida en el "menú" de los niños.

"Una fiesta de cumpleaños es una fiesta de aniversario"

Si el cumpleaños es con personas adultas, es habitual que la persona que cumple años tenga que ejercer de anfitrión -ver el capítulo de " Anfitrión perfecto "- además de ser el protagonista de la fiesta, presentado a los invitados que no se conocen, ocupándose de que todo esté correcto, etc. Si tiene ayuda mejor -un amigo, su pareja, un familiar, etc.- porque puede estar ocupado y desantender ligeramente las tareas de un buen anfitrión.

Los regalos y las fiestas de cumpleaños

En cuanto a los regalosse deben abrir siempre delante de los invitados, pero después de apagar las velas de la tarta. No es aconsejable hacerlo antes de la fiesta, pues es mejor que todos los invitados estén presentes para ir abriendo regalo por regalo. No obstante, según las costumbres de cada sitio o cada familia, este orden puede ser distinto.

Los regalos siempre se agradecen, y siempre se muestra satisfacción por los mismos, aunque unos nos gusten más que otros. Cuida con el lenguaje no verbal que nos puede traicionar -algunas veces nuestros gestos o ademanes no dicen lo mismo que nuestras palabras-.

Nunca se deben hacer comparaciones entre los regalos, haciendo "de menos" a alguno de los invitados por el regalo con que nos han obsequiado. Todos los regalos deben ser igualmente considerados y, porqué no decirlo, elogiados -sin exageraciones-.

Pues ahora solo nos queda soplar las velas y pedir un deseo. ¡Feliz cumpleaños!

Fuente: https://www.protocolo.org/social/celebraciones/celebrar-un-cumpleanos-fiesta-de-cumpleanos-invitados-regalos-.html

¿Por qué es importante desarrollar un “segundo cerebro”?


El registro y la clasificación de información son funciones naturales del cerebro humano, una fracción de las muchas que realiza este órgano maravilloso. El cerebro da para esto y mucho más, por supuesto, pero hay al menos dos razones por las cuales conviene que estas funciones sean apoyadas “externamente”.

En primer lugar, porque el volumen de información que se puede procesar convencionalmente es limitado. Y por otra parte, porque esta tarea reduce la energía que el cerebro puede disponer para la creatividad, resolución de problemas, prospección de condiciones futuras, esfuerzos propositivos, etc.

La cantidad de información que hay disponible es demasiado grande, por eso es necesario considerar herramientas que ayuden.

Afortunadamente, la tecnología puede ser un importante socorro en este propósito. Dado que no es solo una de las causas de esta explosión de información contemporánea, también es un recurso vital para soportar las soluciones.

De esto se trata el desarrollo de un “segundo cerebro”. Utilizar recursos tecnológicos disponibles para construir un sistema que capture, procese y disponga información de acuerdo a los propósitos que cada quién tenga y con el objeto de optimizar el trabajo del “cerebro principal”.

La idea es simple: aumentar la productividad, competitividad y  bienestar de las personas. Especialmente en su desenvolvimiento profesional, que está sujeto a mayor disputa. Pero también (y esto es lo interesante), en la vida privada.

En tanto la mente disponga de mayor energía para tareas creativas y producción distendida, el impacto es integralmente positivo para los intereses de cualquier persona.

Ahora bien, es preciso entender lo importante que son la productividad, competitividad y bienestar en la vida de las personas (seguramente esta última como un efecto de las demás). Cada concepto es independiente. Por ejemplo: no hay forma de ser competitivo sin una básica productividad, pero se puede ser altamente productivo y no por ello distinguirse en la competencia profesional.

Y este tema de la “distinción” es precisamente el factor más importante para desenvolverse en el mundo actual. Distinguirse primero del trabajo de las máquinas, pero también de otras personas.

El tema de la competitividad no siempre merece la misma ponderación por parte de todos. A veces se vuelve algo polémico.

Parece que en tanto más progreso se alcanza, el asunto de competir se vuelve más “anacrónico”. Muchos psicólogos y estudiosos del desenvolvimiento social consideran que los afanes competitivos poco aportan al bienestar mental. Sin embargo, consideraciones de este tipo son arriesgadas.

La competencia es un estado natural de la vida. No hay manera de eludirla, por mucho que se interpongan consideraciones “más elevadas”. La evolución es resultado de la capacidad que tienen las especies para adaptarse y prevalecer. Esto es, lo “competentes” que pueden ser para interactuar con su medio y circunstancias.

En el caso de los seres humanos, un elemento en particular les permite alcanzar esta competencia: el cerebro. Este es el factor distintivo por excelencia.

Del uso que se le dé dependen los resultados. De la orientación y energía que se disponga para su funcionamiento emerge la productividad, se define la competitividad y finalmente, el bienestar.

Ahora bien, el cerebro humano ha creado herramientas más poderosas que él mismo para realizar muchas tareas. Esto no solo es muy interesante, es sobre todo alentador.

La capacidad de procesar información que tiene un ordenador no puede ser emulada por una persona. La precisión de las máquinas en ciertas tareas, está lejos de las habilidades humanas. Si el cerebro se dispone para competir en estas áreas, pierde distinción y efectividad.

En términos del trabajo de las personas, el entendimiento de lo anterior es muy importante. No se puede competir con las máquinas y los sistemas en una infinidad de tareas, y por efecto de ello, el campo para las labores se reduce y es más disputado.

Para sobrevivir y prevalecer laboralmente (con todo lo que ello significa para el bienestar), es necesario utilizar el cerebro con inteligencia (valga la afirmación, porque esta última es también producto de las capacidades cerebrales).

El marco de referencia en esto es muy claro: las personas deben usar su cerebro en tareas que se encuentren fuera del área de competencia de máquinas y sistemas.

Deben dedicar cada gramo de energía mental a tareas distinguidas. Creatividad, resolución de problemas, prospecciones, proposiciones y todo “output” emergente de la inteligencia emocional y la sinergia de ésta con la racionalidad.

Las otras tareas, especialmente las vinculadas a la memoria (recolección de información, registro, clasificación, almacenamiento, disponibilidad, etc.), deben recibir soporte. Aquí es donde toma cuerpo la idea de construir un “segundo cerebro”.

Si es lógico suponer que “dos cabezas piensan más que una”, así también “dos cerebros servirán más que uno”.

La recolección de información para la construcción de el “segundo cerebro”.-

En un mundo saturado de datos y con una dinámica vertiginosa, no existe memoria natural que pueda abastecer. La persona promedio (no se diga la que tiene que competir laboral y profesionalmente), pierde a cada instante “inputs” importantes. Mucha información llega, pasa y desaparece en el olvido. Así de simple.

Por esto, la primera consideración de un “segundo cerebro” es construir un sistema que consolide la recolección de información. La tradicional libreta de apuntes en el bolsillo sirve, pero el uso de algún soporte digital es mucho mejor. La idea es simple pero muy importante: tomar notas instantáneas de todo aquello que se considere útil. Especialmente lo que se puede olvidar en la vorágine de la rutina.

Un sistema inteligente de recolección evitará que valiosas “perlas” de información se pierdan. Así podrán utilizarse luego, en el momento adecuado y en la circunstancia precisa.

Tomar notas valiosas de forma instantánea y dejarlas a buen recaudo en un sistema de soporte, otorga descanso al cerebro. Se consigue que éste ahorre energía y prosiga con el tratamiento de tareas más importantes.

La tecnología disponible es una ayuda valiosa para esta tarea. Ya no es necesario portar un bolígrafo. Las notas se pueden tomar rápidamente y sin mucho esfuerzo, bien que se esté caminando, conduciendo, haciendo ejercicio, conversando con otras personas, etc. Hay muchísimas herramientas para hacerlo. Lo importante es recolectar “ésa información” que no se quiere perder. En esto, cada quién sabe lo que le interesa y sirve. Aquí no hay receta.

La recolección de información es la primera tarea del “segundo cerebro”. Así comienza todo. La toma de apuntes debe convertirse en un hábito porque es el primer factor para la distinción competitiva. La mayor parte de las personas confían “inocentemente” en su memoria. Pero por muy prodigiosa que esta pueda ser, nunca será más eficiente que un sistema.

Las fuentes de la información que puede recolectarse son innumerables. Libros, noticias, conversaciones, ideas de otras personas, imágenes, etc. Y muchas herramientas (especialmente electrónicas), pueden ayudar en estos afanes.

Se debe poseer un sistema que permita capturar inmediatamente “ése concepto” que se lee en un libro, la idea que transmite algún artículo, la inquietud que emerge de alguien en una conversación. La frase que se vé en un cartel de la calle, la solución que revela un momento distendido, etc.

El registro de información.-

Luego de haberse dispuesto un método ordenado para recolectar información, corresponde registrarla. Esta es la segunda tarea que debe sistematizarse en el “segundo cerebro”.

Sin el adecuado registro, la información recolectada termina como el baúl de “chucherías” del garaje.

El registro demanda inversión de tiempo. No puede hacerse automáticamente. Pero este esfuerzo es una de  las tareas que más distingue a una persona de otras. Porque si en definitiva pocos se toman el trabajo de recolectar sistemáticamente la información que les llega, aún menos la registran como corresponde.

En el proceso de registro se producen dos hechos importantes: se elimina lo innecesario y queda marcado lo útil. Así se determina qué elementos permanecerán almacenados en memoria y cuáles se descartan. Si se ha “recolectado” algún documento o artículo para leer posteriormente, un audio o un video, es en este punto cuando se procesa, descarta o archiva. Igualmente un enlace, una idea, un dato.

Hay muchas herramientas eficientes y poco costosas para las tareas de registro. Su uso proporciona el método indispensable para la consolidación del “segundo cerebro”. Procesar la información recolectada es el paso definitivo en la construcción del sistema de apoyo.

La tarea de “recolectar” información es similar a la adquisición de los materiales para la construcción de una casa, y la de registro a los andamios sobre los que se desarrolla la obra.

El tiempo y esfuerzo que las personas dedican a registrar y clasificar la información acopiada es una de las tareas más rentables de la vida. No solo como un hecho informativo, principalmente como elemento formativo. El conocimiento se amplía sin mermar la energía que el cerebro precisa para las tareas diarias. De esta manera se almacena información que servirá para propósitos mayores en cualquier momento.

Esto último es importante. Porque las tareas de registro perfeccionan su valor en el momento más precioso, justo cuando se necesita algún dato que, de otra manera, se hubiera olvidado.

La clasificación de información en el “segundo cerebro”.-

Todas las personas tienen intereses distintos, vinculados a múltiples áreas de atención. Y a esto contribuyen las tareas de clasificar la información recolectada y registrada.

Existirán datos de interés laboral, profesional, de negocios, familiares. Inquietudes educativas, algún hobby, objetivos y planes, etc. Todos estos intereses definen el carácter de las tareas de clasificación.

A partir de este punto la información queda almacenada de manera ordenada y permanente. Lista para su disposición y uso el momento conveniente. El cerebro “principal” ya puede “descansar” en la estructura que ha desarrollado el “segundo cerebro”.

Cuando el hábito se establece, las tareas de registro y clasificación se hacen simultáneamente y se optimiza el tiempo invertido.

Disposición de la información.-

La mayor parte de las personas portan hoy una sofisticada computadora en la palma de la mano. Este es el alcance de los dispositivos móviles, especialmente los teléfonos inteligentes. Y en ellos es donde debe estar “anclado” el “segundo cerebro”, por lo menos en términos ideales.

En tanto la mayor parte de la gente utiliza estos dispositivos solo para tareas elementales y muchas veces irrelevantes, quién descansa en los beneficios de un “segundo cerebro”, los usa para maximizar su rendimiento.

El avance tecnológico ha permitido que se superen los límites convencionales de dificultad y espacio de almacenamiento. Hoy, un pequeño dispositivo puede tener acceso a todo el conocimiento humano en cuestión de segundos. El reto, por lo tanto, no radica en la posibilidad, más bien en la capacidad de acceder inteligentemente a todo lo que está disponible. Y de esto se ocupa el “segundo cerebro”.

En un mundo en el que la información abunda, la persona que la gestiona apropiadamente alcanza lo que el hombre primitivo logró cuando pudo almacenar los excedentes de sus labores agrícolas. Entonces ya no le fué necesario disponer todo su tiempo para recolectar o cazar su alimento diario. Pudo dedicarse a tareas de ordenamiento social, optimización de sus herramientas de trabajo, consolidación de jerarquías de gobierno, atención de los más débiles, etc. Un progreso cualitativo fundamental.

La trascendencia del “segundo cerebro” es parecida, sin el afán de exagerar. Porque cuando el poder de éste órgano maravilloso se concentra en activar las tareas que le son privativas al ser humano (y que no pueden abordarse desde las máquinas o los sistemas), se produce la evolución.

Hay toda una “ingeniería” detrás de los afanes de construcción del “segundo cerebro”. Cada quien puede profundizar sus conocimientos en esto al grado que lo desee. Prueba de ello es la orientación disponible en trabajos de expertos como Thiago Forte y su libro.

El soporte existe, pero lo importante es, como siempre, comprender la importancia del concepto. Este es otro elemento que nos distingue de las máquinas y los sistemas. Por muy eficientes que ellos sean, no pueden entender y procesar conceptos.

Fuente: https://elstrategos.com/cerebro/