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Novela «El Terror de Alicia» Autor: Miguel Angel Moreno Villarroel

Novela «El Terror de Alicia» Autor: Miguel Angel Moreno Villarroel
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La Mentalidad de Crecimiento es "minimalista"

 

Esto, que apropiadamente debe entenderse como “mentalidad de crecimiento”, es ése “espíritu de superación” al que se han referido miles de generaciones desde el comienzo de la historia humana. Los conceptos son similares y versan sobre lo mismo: ésa necesidad y conveniencia de mejorar y evolucionar como personas y profesionales, de alcanzar mayor talla y generar buenos frutos.

Parece bastante natural,  y por ello mismo se puede asumir que todos comparten la premisa. Pero no es así. Una gran parte de la gente ignora su potencial, y una mayoría es incapaz de poner en práctica medidas efectivas para hacerlo realidad.

La gente desconoce su potencial porque en buena medida es condicionada en ése sentido desde pequeña. Los círculos familiares e instituciones llamadas a formar, se equivocan bastante al impartir los códigos que rigen el desarrollo personal.

Se considera que al establecer límites en ciertas formas de pensar y en el planteamiento de aspiraciones, se protege al niño o al joven contra los efectos del fracaso y la frustración. “Hay que tener los pies sobre la tierra” se dice, y así se sustituye la mentalidad de crecimiento por una de pragmatismo, aceptación equivocada y conformismo peligroso.

El pragmatismo tiene mucho valor, por supuesto. De igual manera la “aceptación” como conducta que interactúa favorablemente con la realidad. Pero esto no tiene nada que ver con el establecimiento de un estado de conformismo que coarta el desarrollo personal.

Por otra parte, quienes no se empantanan en estas consideraciones, muchas veces tampoco saben cómo llevar a puerto aspiraciones, deseos y objetivos. Y aunque no comparten el criterio de las limitaciones, estas personas también terminan frustrados y amargados.

La respuesta para todo esto es entender de qué se trata una Mentalidad de Crecimiento y cómo hacerla parte de la conducta cotidiana.

1.- La Mentalidad de Crecimiento es “minimalista” y se fundamenta en la lógica de la mejora continua.-

El criterio es simple: todo puede ser mejorado siempre, especialmente si se lo hace poco a poco. En esto se inscribe el acercamiento minimalista y la mejora contínua.

Las expectativas sobre grandes mejoras, cambios espectaculares y proezas, no necesariamente forman parte de una Mentalidad de Crecimiento. Pensar en grande no conduce a la grandeza. Son las mejoras continuas y agregadas las que definen la evolución. De esto se trata el “efecto compuesto”: sumar pequeñas conquistas con esmero y convicción, sin prisa ni pausa. En cierto momento el resultado del proceso se vuelve algo majestuoso.

La palabra clave de la Mentalidad de Crecimiento es mejorar. De eso se trata. Quién incorpora la mejora como verbo de conducta y lo hace con criterio minimalista, puede alcanzar todo lo que desea.

2.- Una cosa es establecer límites y otra muy diferente limitarse.-

El potencial de todos los seres humanos es grandioso. No debe existir duda sobre ello. Las condiciones y las circunstancias son diferentes o cambian, pero todos tienen el potencial de alcanzar los objetivos que se planteen, o al menos vivir el proceso virtuoso. El resultado final no es una consideración esencial de la mentalidad de crecimiento, el proceso lo es. Es importante entender esto.

La vida en sí misma es un proceso, porque el resultado final es el mismo para todos, irremediablemente. Se nace y se muere, esos son los únicos resultados concretos, todo lo demás es solo proceso. Lo mismo aplica para la mentalidad de crecimiento. El objetivo es mejorar siempre, los resultados son solo una consecuencia.

Ahora bien, en el proceso los métodos ayudan, y uno de ellos consiste en saber establecer límites. Esta es una muestra de orden y eficiencia. Los límites se asocian a la capacidad de establecer inteligentemente metas, objetivos. Y aunque ello demanda virtudes y habilidades, no deja de ser algo estrictamente mecánico.

Cuando los límites no se entienden como un ejercicio mecánico, surge el riesgo de que las personas se limiten. Que se crean conscientemente incapaces de mejorar, evolucionar o alcanzar ciertos objetivos.

3.- Los enemigos más grandes de la Mentalidad de Crecimiento son las excusas y las justificaciones.-

Se excusan las personas para no hacer lo que corresponde o lo que es recomendable. Y se justifican cuando no alcanzan los resultados que buscan. Un círculo vicioso interminable.

La verdad lastima. Es algo que pocos egos tienen la capacidad de procesar. Cuando no se crece, cualquier argumentación es válida para alcanzar alivio de consciencia. Así se pasa la vida, y así también se transmiten las experiencias negativas de generación en generación. Este es el fermento de la mediocridad que tiene cautivas a la mayor parte de las personas en este mundo.

La Mentalidad de Crecimiento erradica de su léxico cualquier excusa. Camina para adelante con lo que corresponde y al ritmo que le sea posible. No importa mucho la velocidad o la efectividad, lo esencial es ponerse en marcha.

Las justificaciones, por otra parte, no existen para la persona que “sigue caminando”, simplemente porque son la peor manera de mentirse a uno mismo. Si ha de admitirse que la honestidad es un valor humano que permite la sana convivencia, cuánto más importante la honestidad con uno mismo, porque de hecho permite conciliar con el propio ser.

Es grande la persona que aunque poco más consiga, es capaz de conducir su vida sin excusas ni justificaciones. En esto se diferencia del promedio que camina bajo la bandera de la mediocridad.

4.- Conciencia activa.-

La Conciencia es un faro de luz que despeja sombras y oscuridad. Y la Mentalidad de Crecimiento se apoya en ella para identificar defectos y oportunidades. No importa la cuantía de cosas que se deben superar o el grado de nocividad que tengan. Si existe Conciencia de ello, más temprano que tarde se superan los obstáculos.

El drama es que pocos individuos son conscientes de sus carencias, defectos y fallas. Es esto lo que les impide crecer. Se consideran un producto terminado y ni siquiera se dan cuenta del error.

La Conciencia ilumina, registra, destaca y reporta lo que no está bien. Ése es el punto de partida indispensable. De allí para adelante todo es mejora, todo tiene carácter incremental. Solo quién se reconoce enfermo tiene la posibilidad de curar.

La Conciencia, por otra parte, no debe culpabilizar. No se trata de huirle por el simple hecho de que exponga las cosas que no están bien. Nadie debe sentirse mal por sus sombras y sus propios demonios. Simplemente debe observarlos como son, reconocerlos. Ese es el punto vital a partir del cual cambia el sino de las cosas.

Todos los seres humanos de este mundo son imperfectos y cargan sus propios maderos. Es la Conciencia de eso lo que activa la Mentalidad de Crecimiento. Ignorar los problemas anula la posibilidad de solucionarlos.

5.- La Mentalidad de Crecimiento distingue, califica y tamiza el género humano.-

Ninguna otra especie viva tiene Conciencia. Ni siquiera los animales más avanzados pueden hacer gala de una Mentalidad de Crecimiento. Esta es privativa de los seres humanos. Y por lo mismo, es algo que demanda reconocimiento y acción.

La persona que no tiene aspiraciones básicas de crecer en la vida pone en tela de juicio su pertenencia a la especie. Parece una afirmación muy dura, pero es apropiada. Si el ser humano no hubiera poseído desde siempre el sentir profundo de crecer y evolucionar, habría desaparecido aún sin llegar a las cavernas.

Es su Mentalidad de Crecimiento la ha que colocado al hombre en el lugar que hoy está, con virtudes y defectos; luces y sombras. Es ella la que igualmente distingue a unos de otros, aún entre los que crecen.

Los logros y éxitos están allí para testificar las posibilidades del crecimiento humano. Las necesidades insatisfechas, fracasos y problemas no resueltos son, por otra parte, referencias que convocan con urgencia  la Mentalidad de Crecimiento que deben activar todas las personas.

Fuente: https://elstrategos.com/mentalidad-de-crecimiento/

 

Si el viento deja de soplar, rema. Sabiduría Estratégica

 

Hay mucho por entender y aprender de esta hermosa frase: “si el viento deja de soplar, rema”. Y aunque no lo parezca a primera vista, es una enseñanza que incorpora todo lo que sostiene la sabiduría estratégica.

La diferencia entre la sabiduría a título general y la “estratégica”, es el énfasis que esta última establece sobre la dinámica de los conflictos, los adversarios y la lid competitiva. La Estrategia es el arte para gestionar la adversidad y dirimir los conflictos favorablemente.

¿Cómo debe entenderse la frase “si el viento deja de soplar, rema”?

En primer lugar como un reconocimiento a la gestión de oportunidades.

El “viento favorable”, ése que permite avanzar con mayor facilidad y comodidad, responde al hecho de haber identificado condiciones propicias para el desarrollo de cualquier proyecto o emprendimiento en la vida, sea de carácter personal o profesional.

Las personas que orientan sus actos en función de la sabiduría estratégica buscan siempre el camino más práctico y eficaz para alcanzar sus objetivos. La Mente Estratégica no trabaja solo buscando soluciones, más bien clasificando opciones. El trabajo sobre estas últimas es el que finalmente conduce a las primeras con mayor efectividad.

Actuar en términos de “viento favorable”, (entiéndase condiciones propicias), genera ventajas competitivas. Optimiza esfuerzo, trabajo e inversión de energía. Esta dinámica se encuentra siempre en las oportunidades. Buscarlas, identificarlas y aprovecharlas es una tarea fundamental del pensador estratégico, y para ello hay que desarrollar habilidades específicas.

Puede parecer lógico suponer que todas las personas buscan naturalmente oportunidades para actuar en la vida, pero esto no es así. En realidad la mayoría opera, o bien de acuerdo a los patrones establecidos o es adversa al riesgo. Las oportunidades prometen mejores resultados pero involucran mayor riesgo, y muy pocos toman estos caminos.

Ahora bien, actuar con la lógica de identificar permanentemente oportunidades consigue que se “construyan” situaciones propicias. Este es uno de los frutos más valiosos de la sabiduría estratégica.

Los “vientos favorables” siempre benefician al marinero que tiene velas desplegadas y la nave orientada a su objetivo. En esto nada tiene que ver la suerte o la fortuna. Por eso Napoleón (posiblemente el Strategos más grande de la historia) decía: “…el azar será siempre un enigma para las mentes mediocres”.

Para el pensador estratégico el trabajo inteligente prevalece sobre el “trabajo duro”. Por esto busca oportunidades para hacer las cosas mejor y más fácilmente. Esta es otra alusión a los “vientos favorables”.

Ahora bien, si en algún momento “el viento deja de soplar”, corresponde invertir todo el esfuerzo necesario para continuar el camino elegido. Acá ingresa la alusión a “remar”.

No se trata de parar o cambiar de rumbo ante la primera condición desfavorable. Esto sería aún peor que nunca haber iniciado el trayecto y representaria una pobre sabiduría estratégica.

La ausencia de los “vientos favorables” puede manifestarse de dos formas:

1.  Una reducción de las energías positivas o

2.  Un franco cambio a condiciones negativas

Y en ambos casos lo que corresponde es empezar a “remar”.

Hay que reemplazar la energía natural de las condiciones propicias por esfuerzo directo. El objetivo es no detenerse hasta que los “vientos favorables” retornen o hasta encontrar un punto definitivo de inflexión. La energía natural de las oportunidades debe sustituirse por inversión de esfuerzos extraordinarios, sacrificio concreto.

Para el pensador estratégico la desaparición de los “vientos favorables” y la necesidad de “remar” es, en sí misma, OTRA OPORTUNIDAD.

Esta es la magia que exhiben quienes no piensan ni actúan como la masa. La adversidad y las situaciones difíciles despejan las rutas que llevan a la victoria. Espantan a la mayoría. Crean condiciones preciosas para continuar en soledad y alcanzar éxito.

Poca competencia encuentra aquél que sabe trabajar con igual habilidad oportunidades y adversidades. Este es el guerrero que domina la fórmula para ser igualmente eficaz contando con fuerzas superiores o inferiores. El promedio de las personas solo compite bien cuando opera en condiciones propicias (si es que ha podido encontrarlas y construirlas).

“Remar” no es sencillo, por supuesto. Y mucho menos para mantener el rumbo elegido. Otra cosa es hacer el esfuerzo por criterio de sobrevivencia o con intención de “salvarse”. Sin embargo el pensador estratégico no trabaja con la lógica del plan “b”, más bien con muchos planes “a”. Es distinto. Un plan “a” es operar al amparo de las oportunidades y los “vientos favorables”, otro plan “a” es comenzar a remar cuando las condiciones han cambiado.

Por último, la sabiduría estratégica no desconoce, a pesar de lo dicho antes, la necesidad de eventualmente “rendirse” o cambiar de rumbo definitivamente. Esto vale la pena tenerlo claro.

Si los “vientos favorables” no retornan luego que se estuvo “remando” bastante tiempo, lo práctico es evaluar un cambio profundo. El Strategos no es un Quijote. Si se encuentra involucrado en una pelea que no podrá vencer, entonces se retira y prepara para la próxima contienda.

La apología de la perseverancia, la tenacidad o la persistencia no corresponde en todos los casos. No puede aplicarse para derribar una pared a fuerza de cabezazos. Es absurdo. Para la sabiduría estratégica todos los obstáculos son como ésas puertas de vidrio que tienen escondido el cartelito de “jale”. Se puede hacer mucho esfuerzo tratando de abrir la puerta a empujones y fracasar. Sin embargo se puede “jalar” la puerta con dos dedos y abrirla.

Todos los problemas tienen solución, toda adversidad puede ser superada. El pensador estratégico solo se diferencia de los demás en el hecho de buscar las medidas más prácticas, los caminos más sencillos. Esto es, en definitiva, encontrar nuevamente oportunidades y “vientos favorables” para seguir navegando.

El viejo y sabio adagio que afirma que “todo problema es una oportunidad que llega disfrazada a la fiesta”, es un mantra en los procesos mentales del pensador estratégico. Pero esto solo se hace evidente para él cuando el esfuerzo de “remar” ya no conduce a ninguna parte. Nunca antes.

“El viento que sopla a favor” es combustible del perezoso, en tanto que una bendición para el Strategos. ¿Qué factor determina la diferencia? El hecho que éste último está siempre dispuesto a “remar” cuando las condiciones lo requieren.

Bien lo dice un proverbio inglés y lo ratifica la sabiduría estratégica: “un mar tranquilo nunca hizo un buen marinero”.

Fuente: https://elstrategos.com/sabiduria-estrategica/

 

La fórmula de 2500 años para el éxito en los negocios

 

Habría que ser más preciso y afirmar que ésta es una fórmula para el éxito en los negocios y la vida. Nada menos. Porque finalmente nadie tendrá los resultados que espera en su desenvolvimiento profesional si no ha vencido las asignaturas que demanda una vida equilibrada y feliz.

La fórmula en cuestión le corresponde a Buda, ése ser iluminado que nació aproximadamente 600 años antes de Cristo. Él decía lo siguiente:

“El mundo está lleno de sufrimiento. La raíz del sufrimiento es el apego a las cosas. La felicidad consiste precisamente en dejar caer el apego a todo cuanto nos rodea”

Es necesario tener algunas cosas claras en este punto. En primer lugar,  es necesario reconocer que la felicidad es el éxito definitivo. Porque si no fuese así, ¿qué sentido tendría?

Se puede clasificar el éxito de muchas maneras, pero si ellas no conducen a un estado de equilibrio y felicidad de poco sirven.

En segundo lugar, reconocer que el sufrimiento es el antónimo de la felicidad no debería conducir a mucho debate. Nadie podrá afirmar que se siente exitoso si efectivamente sufre. Ése es un contrasentido monumental.

En tercer lugar, admitir que el apego es raíz del sufrimiento, no demanda gran esfuerzo intelectual. Porque cuando se vincula paz y felicidad a estados, cosas o personas que se encuentran en el exterior, se genera dependencia. No existe control de nada, se pierde libertad y se sufre.

Y por último, cuando se anula el apego a externalidades, emerge la fortaleza interior y el éxito es un estado de vida. Ya no se trata de alcanzarlo, más bien de gestionarlo.

El deseo irreflexivo conduce al apego. John D. Rockefeller, el hombre más rico de la historia moderna decía: “Si lo único que deseas en la vida es ser millonario, nunca lo conseguirás”. Porque finalmente, el apego al dinero solo lo ahuyenta. ¿Y cuál es el motivo? Sencillo: el apego produce miedo. Uno básico y fundamental: el temor de no conseguir lo que se quiere o perder aquello que se ha conseguido.

Si existe miedo no hay ningún éxito en los negocios (y tampoco en la vida). El apego y el miedo son hermanos siameses.

Por lo tanto, el desapego es la fórmula para triunfar. Una que tiene más de 2500 años de antigüedad. Una tan evidente como elusiva.

Imagínense a un hombre de negocios sin miedo a las circunstancias y eventualidades. Perfectamente equilibrado y alineado con el proceso y no con el carácter específico de los resultados. Si las cosas salen bien, pues bien, y si salen mal, pues bien también. No hay drama. Éste es un ser que alcanza sus objetivos por mera fuerza gravitacional.

Ahora bien, ¿cómo se alcanza el desapego a personas, cosas o eventualidades? Es un asunto de entendimiento e interpretación. Nada más (y tampoco nada menos, porque es una verdad universal que elude prácticamente a todos los seres humanos).

¿Qué se debe entender?

Primero que la frustración, el desasosiego, la rabia, el dolor, los resentimientos, la culpa, etc., son sentimientos que alcanzan a cualquiera. Forman parte de la naturaleza humana y no deben ser ignorados ni resistidos. Bien lo decía Carl Jung: “lo que resistes, persiste”.

Para tener éxito en los negocios y la vida, hay que tomar CONTACTO con esos sentimientos negativos en cuanto emerjan. Hay que reconocerlos y tener paciencia. En este momento están allí pero luego pasarán. No hay necesidad de hacer carne de ellos. Todo pasa finalmente en esta vida.

En segundo lugar, debe entenderse que esos sentimientos están en uno y en ninguna parte más. No tiene sentido echar culpas o maldecir a nadie ni a nada. La realidad es la que es, y siempre está bien. El sentimiento negativo sobre las cosas es un asunto netamente personal. Si uno choca la rodilla con una mesa, el dolor está en la rodilla, no en la mesa. Ésta es la que es y está donde está, nada más. El mundo no conspira de ninguna forma contra uno.

En tercer lugar, NUNCA y de ninguna forma hay que identificarse con los sentimientos negativos. Es distinto reconocer que la frustración o la ansiedad están allí, que entender que uno está frustrado o ansioso. Éste es el mantra: “yo no soy lo que me pasa”. Desde el momento que uno se identifica con el sentimiento negativo, la batalla está perdida.

La conciencia del ser humano le permite entender que las eventualidades son una cosa y la naturaleza de uno otra. Perder algo dista mucho de considerarse un perdedor. En el primer caso existe un evento que puede cambiar, en el segundo se reconoce la existencia de una “fábrica” que puede producir más derrotas en el tiempo.

Y en último lugar, CAMBIAR la forma de interpretar las cosas que suceden. Acá se perfecciona la fórmula para tener éxito en los negocios y la vida. En este punto se anula el apego.

Para el individuo que interpreta positivamente lo que le sucede, todas las cosas le aprovechan para bien. Todo ocurre para beneficio. Esto es lo que han dicho desde hace miles de años todas las personas iluminadas que han transitado este mundo. A quienes están involucrados en la dinámica de negocios, les gustaría decir: “nunca existen problemas, solo oportunidades”.

Si ahora hay lo que se quiere, perfecto. Y si mañana no hay, perfecto. El individuo continúa camino en uno u otro caso. Porque los eventos son una cosa y el ser otra.

Que el mundo juzgue a quién quiera por los resultados que observa. Esa es una nimiedad. Una medida de latón. Si usted se mide exclusivamente por los resultados que la gente considera “positivos” (vaya a saberse en términos de qué), prepárese para sufrir. Porque habrán tantos o más eventos “negativos” que auspiciosos, y el proceso concluirá por disminuir sus capacidades y lo convertirá en un fracaso estructural.

El éxito en los negocios y la vida se mide por la felicidad. Nada menos. En este sentido sí corresponde ser ambicioso (como buen individuo de negocios).

La felicidad no es una utopía. Ése es un cuento barato que las mentes simples le han vendido mucho tiempo a quienes deseaban mantener bajo dominio y en mediocridad. La felicidad es un estado que todos tienen incorporado desde que nacen. Un estado bloqueado por el apego a cosas y personas, condicionado por “zonas erróneas” que se deben trabajar y se pueden superar.

Ser feliz es por otra parte, el mejor negocio que puede emprenderse, pues como bien lo decía el propio Buda:

“La felicidad, por mucho que la compartas, jamás acortará la tuya”

Fuente: https://elstrategos.com/exito-en-los-negocios/

 

Poderosos consejos para volverse rico


Estos son poderosos consejos para volverse rico esencialmente porque provienen de una mente brillante en el tema: Naval Ravikant. Un empresario e inversor indio-estadounidense que ha formado parte en algunas de las operaciones más exitosas de negocios en los últimos tiempos. La sabiduría de Naval trasciende el mundo empresarial, pero se destaca de forma brillante en éste.

1.- Busque la riqueza, no el dinero o el estatus.

La primera se alcanza construyendo activos que generen ganancias “mientras se duerme”. El dinero es la forma en que se transa el tiempo y la propia riqueza. No es lo mismo. Estatus es el lugar que se ocupa en la jerarquía social.

2.- Entienda que es posible crear riqueza de una manera ética. Si desprecia sutilmente la riqueza, ésta lo eludirá.

3.- Ignore la gente y los juegos involucrados en la creación de estatus. Ellos alcanzan esos estados atacando a la gente que se dedica a crear riqueza.

4.- No podrá volverse rico “alquilando su tiempo”.

Debe poseer participaciones accionarias, propiedad o acceso patrimonial a estructuras de negocios. Solo así podrá conseguir libertad financiera.

5.- Usted se volverá rico proporcionando a la Sociedad lo que ella necesita pero aún no sabe cómo conseguirlo.

6.- Escoja una industria donde pueda actuar a largo plazo y con personas durante mucho tiempo.

7.- Internet ha ampliado masivamente los espacios y alcances de las carreras profesionales. Y la mayoría de la gente todavía no se ha dado cuenta.

8.- Entienda el valor de los pequeños avances y éxitos que se suman y repiten. Todos los retornos importantes en la vida, las relaciones, el conocimiento o los negocios emergen del interés compuesto.

9.- Si quiere volverse rico, escoja socios de negocio con gran inteligencia, energía y sobre todo integridad.

10.- No comparta con cínicos y pesimistas. Sus creencias e ideas son profecías que se cumplen a sí mismas.

11.- Aprenda a vender. Aprenda a construir. Si puede hacer ambas cosas, será imparable.

12.- Ármese con conocimientos específicos, responsabilidad y apalancamiento.

13.- El conocimiento específico es aquel en el que no puede capacitarse. Si la Sociedad podría capacitarlo en ello, también podría hacerlo con otros y reemplazarlo a usted.

14.- Construir conocimiento específico será un juego divertido para usted, pero será un trabajo para otros.

15.- El conocimiento específico se adquiere bajo la lógica del aprendiz que recurre a maestros y mentores, no en las escuelas.

16.- El conocimiento específico es altamente técnico o creativo. No puede ser terciarizado o automatizado.

17.- Para volverse rico aprenda a rendir cuentas y tome riesgos bajo su propio nombre, La Sociedad lo recompensará con más responsabilidad, participaciones e influencia.

18.- Las personas que entienden de responsabilidad personal tienen marcas muy especiales, públicas y riesgosas: Oprah, Trump, Kanye, Elon.

19.- “Denme una palanca lo suficientemente larga, un lugar donde posarla y moveré el mundo” Arquímedes.

20.- Las fortunas requieren apalancamiento. En los negocios esto se explica en capital, personas y productos que no puedan replicarse a costo marginal.

Un buen ejemplo de esto es la construcción de Software, contenidos, medios y comunidades.

21.- Capital significa dinero. Para conseguirlo aplique su conocimiento específico con responsabilidad y buen juicio.

22.- Empleo significa personas trabajando para usted. El empleo es la forma de apalancamiento más usada y disputada. El esfuerzo laboral puede impresionar a sus padres, pero nunca le dará una vida extraordinaria.

23.- El capital y el trabajo son apalancamientos que requieren del permiso de otros. Todo el mundo busca capital, pero alguien tiene que dárselo. Todo el mundo está intentando liderar, pero alguien tiene que seguirlo.

24.- El Software, contenidos, medios y comunidades son un apalancamiento que no requiere el permiso de otros. Son la palanca detrás de los nuevos ricos. Puede crear software y contenido que trabajen para usted mientras duerme.

25.- Un ejército de robots está disponible de forma gratuita. Esta aglutinado en centros de datos por cuestiones de calor y eficiencia. Úselo para volverse rico.

26.- Si no puede elaborar Software, escriba libros y blogs. Grabe videos y podcast.

27.- El apalancamiento es una fuerza para multiplicar su propio juicio.

28.- El buen juicio requiere experiencia. Pero puede construirse más rápido aprendiendo destrezas fundamentales.

29.- No existe una destreza llamada “negocios”. Evite revistas que hablan del tema y clases que supuestamente enseñan cómo hacerlos.

30.- Estudie microeconomía, teoría de juegos, psicología, persuasión, ética, matemáticas y computación.

31.- Leer es más rápido que escuchar. Hacer es más rápido que mirar.

32.- Si quiere volverse rico debe estar muy ocupado para citas innecesarias pero al mismo tiempo debe tener una agenda despejada.

33.- Establezca y haga cumplir una tarifa por hora personal y aspiracional.

Si solucionar un problema le ahorrará menos que su tarifa por hora, ignórelo. Si subcontratar una tarea le costará menos que su tarifa por hora, subcontrate.

34.- Trabaje tan duro como pueda. Sin embargo, con quién trabaja y en qué lo hace es más importante de qué tan duro lo haga.

35.- Conviértase en el mejor del mundo en lo que hace. Manténgase corrigiendo y definiendo las cosas hasta que esto sea verdad.

36.- No hay planes para volverse rico rápidamente. Eso es solo otra persona que se está enriqueciendo con usted.

37.- Cuando finalmente se vuelva rico se dará cuenta que eso no era lo que estaba buscando, pero ésa ya es otra historia…

Fuente: https://elstrategos.com/volverse-rico/

 

Posibilidad-Probabilidad: la llave mental del emprendimiento

El emprendimiento es un oficio que muy pocas personas practican en este mundo, muy pocas. A pesar de todos los elementos y condiciones que facilitan la tarea en este cuarto de avance que tiene el nuevo siglo, apenas un puñado de seres humanos optan por sus caminos.

El motivo de esto sigue siendo el mismo desde hace más de doscientos años: la idiosincrasia imperante en las familias y la sociedad respecto al trabajo.

Para la gran mayoría, el ejercicio laboral consiste en incorporarse al sistema convencional con las características de siempre: estructuras organizacionales desarrolladas por terceros (privados o púbicos), jerarquías, remuneración por inversión de tiempo, mérito asociado al conocimiento, predictibilidad, repetitividad, trabajo en equipo, etc.

Estas particularidades conducen a una asociación muy particular entre trabajo y empleo. En muchos casos los términos se asumen incluso como sinónimos. Por eso, para una significativa parte de las personas, quién tiene un empleo trabaja, y quién no lo posee, no.

En esta corriente caudalosa de pensamiento se forman generaciones de individuos  desde la primera Revolución Industrial. Así funciona el sistema. Y en este escenario hay poco espacio para considerar el emprendimiento como una forma virtuosa de trabajo.

Sin embargo hay algo muy curioso: en realidad todas las estructuras productivas que sostienen el sistema son producto del trabajo entrepreneurial, puesto que toda creación emerge finalmente de un emprendimiento.

Con ser tan escasas hoy las personas que deciden emprender, de todas maneras definen el carácter de la civilización en que se vive.

Solo resta imaginar cómo sería el mundo si esta insignificante proporción de emprendedores se duplicara. Porque aun siendo una manifiesta minoría cambiaría la faz de la tierra.

Aquí no hay ninguna apología insensata. No existe afán de ensalzar a nadie. El emprendimiento es esencialmente virtuoso porque refleja el afán de hacer algo que constituya un beneficio colectivo. Solo en la medida que todos se benefician, la tarea puede considerarse exitosa.

En este tiempo, que marca ya la transición entre la tercera y la cuarta Revolución Industrial, los seres humanos que cultiven el emprendimiento como sistema de trabajo y forma de vida, serán más necesarios que nunca.

Los desafíos que tienen el planeta y la humanidad solo podrán ser resueltos con creatividad e iniciativa, tomando riesgos calculados que conduzcan a evolución. Esto no se conseguirá solo por medio del desenvolvimiento de las organizaciones existentes y su fuerza laboral. Harán falta nuevas proposiciones y diferentes estructuras.

Es indispensable que muchas más personas tomen la decisión de emprender. Que rompan las ataduras mentales asociadas al sistema de educación ancestral y acepten los desafíos que plantea el futuro.

La posibilidad, primera llave mental del emprendimiento.-

Esas millones de personas que se desenvuelven en los sinuosos caminos del empleo y el trabajo convencional, deben entender algo fundamental: el emprendimiento es una posibilidad clara y concreta para todos.

No existe ningún requisito excepcional. Emprender es un verbo, no un estado. Es una manera de entender la vida fundamentada en la acción propositiva. Nada más y nada menos.

Los estándares vigentes de educación y formación cultural han hecho creer a muchos que el Emprendedor precisa condiciones especiales. Que toma riesgos poco racionales y suma a su vida incertidumbre e inseguridad. Esto no es verdad, o como mucho es igual de cierto a lo que sucede con el trabajo convencional.

Lo único seguro de un empleo es que un día terminará. ¿Qué tanta certidumbre puede representar esto? Por otra parte, todo empleado somete su condición a la probabilidad que dos simples palabras cambien dramáticamente su estado: “estás despedido”. ¿Qué tipo de seguridad existe en esta realidad?

El emprendimiento es una POSIBILIDAD universal. Esto es lo primero que deben entender todos.

No hay condiciones de cuna, tampoco de educación o de fortuna financiera. Emprendedor puede ser cualquiera que decida dar el paso y no mirar atrás. La historia es rica en ejemplos de emprendedores exitosos que emergieron de las más difíciles condiciones de vida que se puedan experimentar.

Ahora bien, emprender no solo es posible para cualquiera, porque alguien dirá que finalmente todo es posible en la vida. También es una opción benigna y llena de virtud, porque representa el afán de hacer algo que beneficie a todos.

Estar consciente de la POSIBILIDAD, simple, clara y concreta, es el primer y más importante factor para multiplicar los emprendedores en este mundo. Porque es justamente la posibilidad de ser emprendedor la que está sujeta a prejuicio y sanción psicológica.

Entender la existencia de la posibilidad, aceptarla y actuar en consecuencia demanda ACTITUD.

Probabilidad, la segunda llave mental.-

Ahora bien, la POSIBILIDAD  de emprender existe para todos, pero otra cosa es la PROBABILIDAD de tener éxito en el empeño. Ambas cosas se confunden desde el sistema.

La probabilidad de triunfar en el emprendimiento está sujeta a muchos factores: las bondades del modelo de negocios, el aprovechamiento de las oportunidades, capacidades técnicas y emocionales, esfuerzo, tenacidad, laboriosidad, etc.

Es razonable suponer que las probabilidades de éxito de un emprendimiento sean menores que las de un trabajo convencional. En esto no se equivocan mucho los agoreros del sistema. Pero pecan por no hacer notar igualmente que la vara es más alta, y también las recompensas.

Se comete un serio error al presentar el emprendimiento como una fórmula mágica para cambiar estados, alcanzar fortuna y un envidiable estilo de vida. Eso es tan falso como negar su posibilidad universal.

Quién decide emprender toma también la decisión de adoptar una forma de vida muy concreta y especial, puesto que deberá adaptar al oficio muchas cosas de su existencia cotidiana. Esto tiene un costo, ¡seguro! Pero nada se consigue en este mundo sin pagar un precio. En ello tampoco hay misterio.

Es en la PROBABILIDAD de alcanzar éxito donde deben concentrarse los esfuerzos, no en negar la posibilidad. Hay que consolidar la mentalidad emprendedora, conocimientos, destrezas, técnicas, etc. En este campo se debe enfocar la formación de jóvenes y profesionales, partiendo del hogar y terminando en toda institución educativa.

Hay un falso debate cultural respecto a la posibilidad de emprender, y esto perjudica los necesarios esfuerzos para aumentar las probabilidades de éxito en el oficio.

En lugar de extremar esfuerzos para formar recursos que nutran un sistema de trabajo anquilosado, deben destinarse atención y cuidado a la formación de los futuros emprendedores. Es la única forma de garantizar viabilidad para el mundo que espera.

Aumentar las probabilidades de éxito de la actividad entrepreneurial demanda APTITUDES.

Estas son las dos llaves mentales del emprendimiento: aceptar la existencia de la posibilidad universal y entender la necesidad de incrementar las probabilidades de éxito a partir de formación y educación. Mientras no se dé lo primero, seguirán existiendo carencias en lo segundo.

Fuente: https://elstrategos.com/emprendimiento/