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Novela «El Terror de Alicia» Autor: Miguel Angel Moreno Villarroel

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El Emprendedor Autosuficiente no Existe. Eso es un Mito

 

Image by Alterio Felines from Pixabay

El emprendedor autosuficiente, ése que se ha hecho a sí mismo, contra viento y marea, sin la ayuda de nadie más, no existe. Eso es un mito. El emprendedor es uno de los profesionales más dependientes que hay, y su éxito radica en ser exquisito gestor de sus propias dependencias.

Dependencia de las oportunidades.-

Es correcto afirmar que los emprendimientos exitosos son oportunidades de negocio que se han capitalizado en el mercado. Pero por ello mismo es cierto que ellas se encuentran, no se crean.

El emprendedor es como el experimentado marinero que gobierna su velero en medio del mar. Puede hacer muchas cosas con su nave, pero no produce el viento que infla sus velas ni anula el temporal que la amenaza.

Todo emprendimiento es la historia de una oportunidad que supo ser aprovechada. En esto siempre hay una gran proporción de habilidad, pero también de fortuna.

El emprendedor autosuficiente, que teóricamente construye sus propias oportunidades y nunca depende de nada más, es un cuento de feria. Siempre existe un evento, una persona, un consejo, un comentario, una noticia que activa la inspiración y ayuda de cierta forma. Que ésa “chispa” sepa aprovecharse bien es algo que sí responde a las virtudes del espíritu emprendedor.

Los emprendedores efectivos no son más de 3 por cada 100 personas en una comunidad. Esas 97 personas restantes pocas veces tienen la disposición de buscar y aprovechar oportunidades como lo hace un emprendedor. Que de ellas surja la idea del emprendedor autosuficiente puede entenderse, pero que él mismo lo crea es un gran equívoco y una a la falta a la verdad.

Dependencia de la educación y el conocimiento. En esto no existe el emprendedor autosuficiente.-

Pocos oficios precisan de mayor educación que el emprendimiento, aunque la lógica popular asuma lo contrario. Esta afirmación no hace necesariamente referencia a la educación convencional, pero tampoco la excluye.

La educación produce conocimiento, y sin éste ningún emprendedor triunfa en el establecimiento de su negocio. Y menos aún en las bravas aguas del mercado.

En realidad, nadie conoce lo que desconoce, y muchas veces igualmente se ignora  lo que sí se conoce. Develar estas incógnitas depende de instrucción y ayuda que pueden proporcionar personas con mayor experiencia. Un Coach, mentores y maestros son indispensables en la vida “entrepreneurial”. En mayor medida que en otros oficios. Esta es una dependencia que anula el mito del emprendedor autosuficiente.

El Coach ayuda con el establecimiento y consecución de metas, el mentor orienta sostenidamente en el tiempo, y maestros debieran ser consideradas todas las criaturas con las que se interactúa. Solo de esta forma existe una educación permanente y adaptada a las circunstancias.

El emprendedor que no se educa todo el tiempo es solo una estrella fugaz que se pierde rápido en la inmensidad del firmamento. Y la educación depende mucho de la participación de terceros.

Dependencia de contactos y relaciones.-

Todo emprendimiento es siempre un acto de carácter social. Emerge como resultado de la participación e interacción de varios individuos. Ciertamente hay que reconocer iniciativas y liderazgos, pero el producto final es parte de algún tipo de esfuerzo colectivo.

Los contactos y relaciones del emprendedor no solo sirven para enriquecer ideas y modelos de negocio, también para hacerlos efectivos en el mercado. Emprendedor es quién activa un negocio, y esto siempre requiere de la participación de alguien más.

Socios, inversores, financiadores, operadores, el alter-ego, etc. Todos forman parte de la función que se desarrolla en el mercado. Considerar la existencia del emprendedor autosuficiente ignora una necesidad básica.

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Es cierto que en términos de responsabilidad el emprendedor padece un importante grado de soledad, pero en el afán de hacer viable su proyecto necesita de una importante red de soporte.

Al final de la historia es bastante de cierto ése adagio popular: “más vale un amigo en el Banco que un Banco amigo”.

Entre las relaciones de las que depende todo emprendimiento también son vitales las de carácter familiar, porque si ellas no proporcionan básica estabilidad para el ejercicio de las tareas, todo puede derrumbarse desde el interior.

Dependencia de inversores.-

Otras personas invertirán finalmente en el emprendimiento. Si no fuese necesario en la etapa de formación, seguramente lo será en un eventual escalamiento.

Una de las dificultades más importantes de los emprendimientos es la escasez de fondos para ejecutar el proyecto. Esta es otra dependencia que destrona el mito del emprendedor autosuficiente.

Es, adicionalmente, una de las dependencias más difíciles de gestionar, porque con ella se juega el patrimonio y el futuro del emprendedor.

Dependencia de consumidores y clientes.-

Posiblemente la dependencia por antonomasia. Sin la venia de los agentes del mercado no existe ningún emprendimiento exitoso.

El cliente es juez inapelable de la propuesta que se efectúa en el mercado. Se depende de su veredicto para prevalecer. Trabajar esta dependencia es la historia de vida de cualquier actividad entrepreneurial.

Quién se considera un emprendedor autosuficiente casi siempre comete el error de creer ciegamente en sus propias verdades y presunciones. Adopta una visión holística en sus sistemas de gestión e ignora conscientemente las particularidades del mercado. Esa es una receta infalible para el fracaso.

Las viejas afirmaciones de que el cliente es el único jefe y “siempre tiene la razón”, siguen siendo consejos de inapreciable valor, más allá que se intente inscribirlos en criterios relativistas.

Emprendedor autosuficiente. Un paradigma equivocado.-

Esa lógica de presentar al emprendedor como el paladín de la independencia económica y el único dueño de su destino, es solo una banalización de la realidad.

Es cierto que el emprendimiento constituye la mejor opción para la generación de ingresos y maximizar el potencial profesional. También es verdad que sin la actividad emprendedora no prosperan las estructuras empresariales que soportan la salud económica de los pueblos. Pero desde allí a idealizar la soberanía del emprendedor hay mucho desacierto.

No existe emprendedor autosuficiente. Todo lo contrario. Esta es una historia de múltiples y complejas dependencias, por eso no está habilitada para cualquiera. Se precisa mucha habilidad y carácter para surcar aguas que están disputadas por múltiples intereses. Y nada de esto se consigue con soberbia o altivez.

Y por si todo lo anterior no fuese suficiente, todo emprendedor se enfrentará finalmente a la dura realidad de vencer su propio ego para alcanzar la victoria. Puesto que no existe peor jefe que uno mismo ni dependencia mayor que aquella que se tiene con la propia psique y los pensamientos y emociones que emergen cada instante de la vida.


Fuente: https://elstrategos.com/emprendedor-autosuficiente/



 

Del Apuro de la Vida, Breve Reflexión Existencial

 

Photo by Min An from Pexels

Ya hace mucho tiempo que los seres humanos sobre el planeta no se comunican por medio de cartas, a menos que sea para notificaciones formales en materias que así lo consideran necesario.

Era usual que una carta modelo empezara, «Te escribo estas líneas en la esperanza de que todos se encuentren bien»…

Había ajedrecistas que se carteaban las jugadas, y de esa forma desarrollaban partidas que duraban su tiempo. Cada jugador vivía la expectación del arribo de una nueva carta para enterarse el siguiente movimiento de su contendor.

El mundo cambió, de las misivas pasamos a los faxes, de los teléfonos fijos residenciales, llegamos a los teléfonos móviles o celulares, cuyo número ronda los tres mil millones en uso sobre el planeta y sigue creciendo.

De la siempre fiel maquina de escribir nos llegamos al computador personal. Es imposible hoy en día encontrarse con textos impresos que tengan tachaduras, borrones o líquido para borrar letras.

Con la maquina de escribir, el escritor tenía que ser más cuidadoso al escoger y tipiar la palabra deseada, ya que corría el riesgo de comenzar de nuevo su explayado discurso.

De las salas de cine, emigramos a las antenas parabólicas, el betamax, VHS, DVD y la televisión por cable a los sistemas de transmisión por streaming.

Así las cosas, fuimos dejando la tranquilidad que nos proporcionaba el decurso natural del tiempo, por la eficacia y productividad que nos prometía la inmediatez de la información o los contenidos.

Existen intelectuales que han desarrollado el tema desde vertientes diferentes, pero siempre convergentes, por ejemplo, Carl Honore en su obra “Elogio de la lentitud” quien se plantea "¿Por qué tenemos siempre tanta prisa? ¿cómo se cura esa auténtica enfermedad que es nuestra actitud ante el tiempo? ¿Es posible, e incluso deseable, hacer las cosas con más lentitud?"

El autor místico Eckhart Tolle en su libro “El Poder del Ahora”, lo desarrolla desde el mundo mental y espiritual, buscando la solución al apuro en la vida en el hecho cierto de “que la mente es enemiga de la iluminación y que los individuos contienen la fuente de su propio dolor.”

El avance tecnológico, ha creado una dependencia en nosotros por la velocidad y la disponibilidad ante nuestros semejantes de las 24 horas del día.

Creo, para culminar, que, si manejáramos con racionalidad y conciencia, estos dispositivos electrónicos de la vida moderna, lograríamos reducir la prisa que nos apremia y las enfermedades que adosadas vienen con el estrés.

Autor: Miguel Angel Moreno Villarroel


 

El Idioma Español una Deuda Global a Saldar

 

Foto de Olya Kobruseva en Pexels

Estoy disfrutando de un programa acerca de la naturaleza, la campiña, la flora y la fauna española, narrado correctamente por un locutor hispanoparlante y, repentinamente suena al fondo una canción rocanrolera en idioma inglés, terror…pienso inmediatamente, “Esto no puede ser, apreté un botón del control remoto por error y he llegado a un programa anglosajón”.

¿A cuántas personas les ha sucedido este evento tipo poltergeist?

Talvez la respuesta sea millones de millones, sorprendidos en su ensueño de disfrutar de una correspondencia entre lo que están viendo sus ojos y lo que escuchan sus oídos.

Sí, los telespectadores esperan que la sensatez cultural idiomática sea la regla; mas nunca la excepción en el desarrollo de los contenidos de las televisoras de habla hispana a nivel mundial.

Ahora bien, también se observa este error idiosincrático en otras latitudes y esferas idiomáticas. Así, por ejemplo, he podido ver series en los sistemas de emisión por streaming producidas en Galicia, Polonia, Islandia, en las cuales algunas no aceptan el doblaje anglosajón y, sin embargo, vuelven a caer en lo que considero el craso error de colocar canciones de fondo en idioma inglés.

No entiendo, ¿será que el idioma español no sirve para nada?, ¿será que sentimos vergüenza de la música en español?, o ¿consideran estas tele productoras que con esa música logran mayor proyección mundial? Porque, si eso es así, entonces basta con doblar todas sus producciones en inglés y listo, objetivo logrado.

Reconozcamos el valor de nuestro idioma materno, manifestemos nuestro descontento y trabajemos para saldar la deuda global que tenemos con nuestra lengua.


La vida no siempre te presenta las personas que deseas conocer

 

Photo by Anna Shvets from Pexels

 

La vida no siempre te presenta las personas que deseas conocer. A veces te pone en contacto con quienes debes conocer, para que te ayuden, lastimen, abandonen, amen, y gradualmente te fortalezcan para ser un mejor ser humano.

¡Es así de simple y maravilloso!

Imagínate como sería tu vida si en ella solo existieran las personas que deseas conocer…

No habría la mínima posibilidad de crecer y evolucionar. Ninguna dinámica constructiva. Porque el carácter se forma definitivamente con la fricción, y en tanto más sólido es aquel, mayores son las perspectivas de tener la vida que se aspira.

Las personas que piensan estratégicamente son buscadores incansables de oportunidades que les sean provechosas para desarrollarse. Y las interacciones con otros seres humanos son las mayores oportunidades que se pueden encontrar.

En este sentido, y por fortuna, la vida juega a favor.

Ahora bien, ¿por qué tenemos ésa predisposición tan básica de evitar o escapar de las interacciones que no nos agradan? En muchos casos se dirá que ellas constituyen un lastre para nuestro bien-estar y equilibrio emocional. Pero lo cierto es que ello obedece simplemente a comodidad.

No es cuestión, obviamente, de quedar condicionado por actitudes o comportamientos ajenos que no aprovechen, porque eso solo sería someterse y depender. Se trata de encontrar el beneficio personal en cada experiencia.

La comodidad es el enemigo más importante que tiene el desarrollo personal, no lo son de ninguna forma los problemas o adversidades. Porque la comodidad demanda muy poca energía, en tanto las dificultades, por muy molestas que sean, promueven la activación.

La comodidad debe entenderse siempre como una estación de trasbordo, no una de partida o llegada. Es natural aspirar a ella, pero no es bueno concebirla como un nido.

El pensador estratégico debe estar convencido que en todo evento que acontezca en la vida, no solo existe algo por aprender, también por aprovechar. Hay en esto una sutil pero poderosa diferencia. El aprendizaje pasivo puede condicionar de alguna forma el destino, pero la acción lo define en la forma que se quiere.

Cuando tienes propósitos claros y trabajas esforzadamente en función de ellos, no solo encuentras las personas que deseas conocer, también las que necesitas para tus fines. Todas tienen algo que te aporta en tanto hay disposición y habilidad de entenderlo y actuar en consecuencia.

El individuo que no tiene propósitos sólidos en su vida forma parte de las experiencias de alguien más y no es dueño de su destino.

Si algo te hace falta en la vida quiere decir, simplemente, que no se encuentra entre lo que ya posees. Debes buscarlo afuera. Y allá hay un poco de todo, no solo lo que te agrada. Pero si lo que prevalece es el sentido de la búsqueda y no solo el agrado, aun en las personas “desagradables” existirán recompensas.

Es más, justamente aquellas que poco sintonicen con tus principios y valores, son las que más te aportarán, porque constituyen referente de caminos que debes evitar y señal de las direcciones apropiadas.

Las relaciones con otras personas siempre son un juego de espejos y proyecciones. Nos vemos en ellos tal y como somos nosotros mismos, y nos proyectamos como eventualmente quisiéramos ser.

Solo los individuos necios y arrogantes pretenden que el mundo sea a su imagen y semejanza, y el pensador estratégico no puede ser ni lo uno ni lo otro.

Quién tiene claros sus propósitos y es dueño de sí mismo, proporciona luz aun cuando transite sombras. Influye positivamente allá donde se desenvuelve, y solo es influenciado para aprender.

Si te encuentras en el mundo con una persona que se dedique a exponer tus defectos, ¡fantástico! Nada te obliga a convivir con ella, pero es un activo que no puedes desechar. No es algo cómodo, pero ningún crecimiento lo es. Crecer siempre duele.

De igual forma la vida te presentará personas que te harán daño. Pero eso también aprovecha, a pesar de todo. Porque en tanto más daño sufras, más daño te podrás evitar en perspectiva. Cada segundo de experiencia vale oro, porque ilumina el camino que se desea seguir.

Si la vida te otorgara la falsa bendición de presentarte siempre las personas que deseas conocer, benignas y afínes, serías extremadamente débil.

La vida convoca luchadores o víctimas, no existe otra categoría, y esto define la necesidad de interactuar permanentemente con personas “desagradables”.

Habrá seres que te amen como corresponde, pero ellos casi siempre emergen del abandono al que te someten otros. Construirás relaciones que siendo buenas perdurarán mucho tiempo y otras que aun siendo buenas terminarán. Todo eso es experiencia, nada más. Para ello llegamos al mundo, para vivir una experiencia.

El amor es la energía que mueve el universo, de acuerdo, pero ninguna raíz tiene si no parte del amor propio. Solo quién se ama a sí mismo puede amar a los demás. Así se entiende y comprueba que toda interacción solo juega a beneficio.

El ego es un ingrediente muy particular. En la misma medida puede ayudar a conseguir el éxito o conducir al fracaso total. Contribuye a lo primero cuando activa el sano amor propio, pero conduce a sufrimiento cuando no reconoce el valor que tienen TODOS los demás.

Porque algo de valor existe en todas las personas que encuentras en la vida, ¡no lo dudes! La riqueza integral que puedas acumular depende que entiendas esta verdad trascendental. Si tú te abres, el mundo también lo hace. Sin embargo, si te cierras a las cosas que pasan, el mundo no solo se cierra ante ti, también te devora.

En función de lo anterior, posiblemente hay pocas recomendaciones más importantes para los seres humanos que ésta:

“Ten siempre una mente abierta a todo y sin ningún tipo de ataduras”

Esto es lo que garantiza que todos los individuos se conviertan en las personas que deseas conocer.

Fuente: https://elstrategos.com/



 

¡Responsabilidad! Cambia tu vida y transforma el mundo

 

Foto de Anna Shvets en Pexels

Es simple. 

La responsabilidad consiste en dar cumplimiento a obligaciones y ser cuidadoso cuando se toman decisiones o se actúa. Significa ser responsable de alguien o algo. ¿Puede haber una fórmula más sencilla para alcanzar lo que se desea en la vida?

En momentos que el mundo enfatiza con esmero los derechos de las personas, olvida destacar que es la responsabilidad el vehículo que cambia la vida individual y transforma el mundo.

Está bien hablar de derechos, por supuesto, pero la ecuación que sostiene la dinámica de vida, exige simultáneamente cumplir obligaciones. Y éstas solo pueden honrarse con responsabilidad personal.

Los derechos constituyen una concesión colectiva, la responsabilidad es eminentemente personal.

Un mundo pleno de derechos y sin individuos que cumplan conscientemente sus obligaciones, no es viable desde ningún punto de vista. Garantizar derechos sin enfatizar responsabilidades es básicamente una locura.

Ahora bien, es relativamente sencillo establecer derechos, pero mucho más complejo construir el sentido de responsabilidad de las personas hacia sí mismas y todo lo que les rodea. Esta es una obra que se construye de “abajo hacia arriba”, de lo particular a lo general, de lo pequeño a lo grande.

Responsabilidad significa cuidar de uno mismo y de los demás. Entendido esto, ¡que no se hable prematuramente de otros derechos! El cuidado personal constituye un requerimiento integral: cuerpo, mente y espíritu. Amor propio. Capacidad de quererse para ser de básica utilidad a los demás.

¿Puede suponerse que el niño que no sea responsable en el manejo de su pequeño ambiente, pueda serlo luego en la gestión de los intereses de un grupo u organización? Abundarán quienes digan que son cosas diferentes, pero tienen algo en común: responsabilidad. Obligación de dar cumplimiento a ciertos criterios de orden y ser cuidadoso para decidir y actuar.

No es fácil hablar actualmente de obediencia, respeto, consideración y orden. Porque de hecho es más agradable remitirse a derechos. Pero el mundo no se ha construido a partir de derechos, más bien de la necesidad de convivir bajo criterios edificantes de comunidad.

¡El éxito no se alcanza por derecho!

Es en todo caso el producto de vencer inteligentemente obligaciones con uno mismo y los demás. Hay derechos básicos que se han conquistado para beneficio de todos, pero entre ellos no se encuentra el éxito o la felicidad. Estos deben alcanzarse con esfuerzo y sacrificio.

Está bien decir que el ser humano tiene derecho a ser feliz, pero ése derecho se perfecciona únicamente siendo responsable con la vida propia.

La responsabilidad es un valor y una práctica ética, ya que impacta en la vida familiar, académica, laboral y ciudadana.

Una persona responsable cumple con sus deberes de manera oportuna y eficiente. Si no fuera así, ¿cómo podría garantizarse el beneficio individual y colectivo?

Un niño tiene el derecho de disfrutar de juegos y esparcimiento, pero tiene también la obligación de entender la dinámica de orden que permite sostener el tejido social. El joven posee derecho para educarse y desarrollar competencias, pero debe ser responsable de sus resultados e incluso del aseo de su dormitorio. No es cuestión de magnitudes, es un asunto conceptual. El sentido de responsabilidad se construye de abajo hacia arriba.

Ser responsable también significa hacerse cargo de las consecuencias que emergen por las propias acciones. La responsabilidad es el mejor antídoto contra el victimismo y la actitud parasitaria que destruyen la sociedad. La colectividad que cobija individuos que se apropian del éxito pero culpan a los demás por sus fracasos, no sobrevivirá.

Errar no solo es humano, es fundamentalmente necesario para evolucionar. Pero en tanto nadie quiera hacerse responsable de sus errores, todo apunta a parálisis y estancamiento. ¿Cómo estaría hoy la humanidad si la virtud del error no hubiera sido responsablemente reconocida por quienes construyeron este mundo?

La responsabilidad es un hecho virtuoso en tanto que gracias a ella, las personas se cuidan unas a otras y alcanzan el desarrollo familiar, comunitario y social.

Cuando alguien no es responsable, no solo afecta su propio crecimiento, también perjudica a los demás. Los derechos son un logro colectivo, pero, ¿qué comunidad puede formarse sin básica responsabilidad entre sus miembros?, ¿y qué respeto puede haber hacia los demás si no existe primero un elemental respeto por uno mismo?

Si quiere alcanzar las metas que se propone en esta vida, olvide un momento sus derechos, ¡sea responsable!

El camino para las personas responsables está bastante despejado. No existen muchas transitándolo. La mayoría está congestionando la senda habilitada para el reclamo interminable de derechos.

¿Quiere cambiar su vida y transformar el mundo?, evalúe conscientemente lo que sigue. Es básico, casi elemental, como el “derecho” que ampara a todos para ser exitosos:

Responsabilidad es “deber”.-

Esto es, deber hacer. Obligaciones que se adquieren con uno mismo y los demás. Cuando se asume un deber, tiene que ser honrado. Hay que ser responsable y consecuente con los actos. ¡Punto! Haga de esto una norma de vida y cosechará, indefectiblemente, los frutos que busca.

Ciertamente hay que ser inteligente para evaluar los “deberes” que generen compromiso, pero luego de esto, la responsabilidad es solo una: cumplirlos.

El individuo responsable es comprometido.-

¿Cuántas personas entienden hoy de compromiso?

Esta es una forma positiva de asumir obligaciones, pues éstas no siempre son agradables. El compromiso garantiza actuar con responsabilidad y cumplir la palabra (otro elemento muy escaso hoy, y por lo mismo de enorme valor).

Se es responsable cuando se honran compromisos. En el trabajo, con la entrega de un proyecto, en la vida personal, con la pareja, o en la política, cuando se respalda una causa justa.

¡Compromiso! El costo de honrarlo no es bajo, pero la recompensa es una vida que vale cada una de las penas.

La persona responsable es prudente.-

No hay ser responsable que actúe impulsivamente o sin reflexionar. Llegar a este estado cuesta una vida de trabajo, pero debe hacerse. Ser dueño de uno mismo es un acto de responsabilidad. La alternativa solo lleva a constituirse en un títere de las circunstancias y la voluntad de los demás.

Responsabilidad es cumplimiento.-

¡Basta de excusas y justificaciones!

El pensador estratégico reconoce solo dos parámetros para la evaluación de sus resultados: victoria o derrota, éxito o fracaso. No hay medias tintas. Es lo mismo con la responsabilidad: se es o no se es. Se cumple o no se cumple. La relatividad es la bebida energizante del mediocre.

Responsabilidad es madurez.-

Por esto se dice que se construye de “abajo hacia arriba”, de lo pequeño a lo grande.

La responsabilidad tiene carácter incremental en sus consecuencias positivas sobre el individuo. El niño que entiende la importancia de ordenar su cama y habitación, madura. Luego no tiene problemas en aplicar los mismos criterios en su relación con la familia, las responsabilidades con la Organización, la comunidad, el país o la humanidad entera.

Responsabilidad es ética.-

Ética significa hacer lo correcto. Actuar y tomar decisiones en función de principios que ayudan a distinguir lo que está bien y lo que está mal. Por eso se afirma que la responsabilidad empieza en la ética, porque ser responsable es siempre hacer lo correcto. ¡No lo dude!

Escuchará por allí lo absurdo de “hipotecar” la felicidad o el futuro por ser “responsable”. Pero quienes así piensan, no entienden nada de responsabilidad, porque asociaron deberes a lo equivocado. En este sentido, es bueno reafirmar lo dicho al principio: el circuito virtuoso de la responsabilidad comienza con uno mismo. Y esto básicamente quiere decir que nadie se comprometerá con algo que le haga daño, ¿no es cierto?

¿Quiere cambiar su vida y transformar el mundo?

Revise el estado de su responsabilidad hacia los valores que lo sostienen, a las personas de su entorno, al mundo que lo cobija y a la naturaleza que es tan paciente con usted.

¡Medite qué tan responsable es en este momento con respecto a todo ello!

Si se encuentra en falta, rectifique de inmediato, y si no, espere con tranquilidad la cosecha, porque será cuantiosa.

Fuente: https://elstrategos.com/responsabilidad/