Es simple.
La responsabilidad consiste en dar cumplimiento a obligaciones y ser cuidadoso cuando se toman decisiones o se actúa. Significa ser responsable de alguien o algo. ¿Puede haber una fórmula más sencilla para alcanzar lo que se desea en la vida?
En momentos que el mundo enfatiza con esmero los derechos
de las personas, olvida destacar que es la responsabilidad el vehículo que
cambia la vida individual y transforma el mundo.
Está bien hablar de derechos, por supuesto, pero la
ecuación que sostiene la dinámica de vida, exige simultáneamente cumplir
obligaciones. Y éstas solo pueden honrarse con responsabilidad personal.
Los derechos constituyen una concesión colectiva, la
responsabilidad es eminentemente personal.
Un mundo pleno de derechos y sin individuos que cumplan
conscientemente sus obligaciones, no es viable desde ningún punto de vista.
Garantizar derechos sin enfatizar responsabilidades es básicamente una locura.
Ahora bien, es relativamente sencillo establecer
derechos, pero mucho más complejo construir el sentido de responsabilidad de
las personas hacia sí mismas y todo lo que les rodea. Esta es una obra que se
construye de “abajo hacia arriba”, de lo particular a lo general, de lo pequeño
a lo grande.
Responsabilidad significa cuidar de uno mismo y de los
demás. Entendido esto, ¡que no se hable prematuramente de otros derechos! El
cuidado personal constituye un requerimiento integral: cuerpo, mente y
espíritu. Amor propio. Capacidad de quererse para ser de básica utilidad a los
demás.
¿Puede suponerse que el niño que no sea responsable en el
manejo de su pequeño ambiente, pueda serlo luego en la gestión de los intereses
de un grupo u organización? Abundarán quienes digan que son cosas diferentes,
pero tienen algo en común: responsabilidad. Obligación de dar cumplimiento a ciertos
criterios de orden y ser cuidadoso para decidir y actuar.
No es fácil hablar actualmente de obediencia, respeto,
consideración y orden. Porque de hecho es más agradable remitirse a derechos.
Pero el mundo no se ha construido a partir de derechos, más bien de la
necesidad de convivir bajo criterios edificantes de comunidad.
¡El éxito no se alcanza por derecho!
Es en todo caso el producto de vencer inteligentemente
obligaciones con uno mismo y los demás. Hay derechos básicos que se han
conquistado para beneficio de todos, pero entre ellos no se encuentra el éxito
o la felicidad. Estos deben alcanzarse con esfuerzo y sacrificio.
Está bien decir que el ser humano tiene derecho a ser
feliz, pero ése derecho se perfecciona únicamente siendo responsable con la
vida propia.
La responsabilidad es un valor y una práctica ética, ya
que impacta en la vida familiar, académica, laboral y ciudadana.
Una persona responsable cumple con sus deberes de manera
oportuna y eficiente. Si no fuera así, ¿cómo podría garantizarse el beneficio
individual y colectivo?
Un niño tiene el derecho de disfrutar de juegos y
esparcimiento, pero tiene también la obligación de entender la dinámica de
orden que permite sostener el tejido social. El joven posee derecho para
educarse y desarrollar competencias, pero debe ser responsable de sus
resultados e incluso del aseo de su dormitorio. No es cuestión de magnitudes,
es un asunto conceptual. El sentido de responsabilidad se construye de abajo
hacia arriba.
Ser responsable también significa hacerse cargo de las
consecuencias que emergen por las propias acciones. La responsabilidad es el
mejor antídoto contra el victimismo y la actitud parasitaria que destruyen la
sociedad. La colectividad que cobija individuos que se apropian del éxito pero
culpan a los demás por sus fracasos, no sobrevivirá.
Errar no solo es humano, es fundamentalmente necesario
para evolucionar. Pero en tanto nadie quiera hacerse responsable de sus
errores, todo apunta a parálisis y estancamiento. ¿Cómo estaría hoy la humanidad
si la virtud del error no hubiera sido responsablemente reconocida por quienes
construyeron este mundo?
La responsabilidad es un hecho virtuoso en tanto que
gracias a ella, las personas se cuidan unas a otras y alcanzan el desarrollo
familiar, comunitario y social.
Cuando alguien no es responsable, no solo afecta su
propio crecimiento, también perjudica a los demás. Los derechos son un logro
colectivo, pero, ¿qué comunidad puede formarse sin básica responsabilidad entre
sus miembros?, ¿y qué respeto puede haber hacia los demás si no existe primero
un elemental respeto por uno mismo?
Si quiere alcanzar las metas que se propone en esta vida,
olvide un momento sus derechos, ¡sea responsable!
El camino para las personas responsables está bastante
despejado. No existen muchas transitándolo. La mayoría está congestionando la
senda habilitada para el reclamo interminable de derechos.
¿Quiere cambiar su vida y transformar el mundo?, evalúe
conscientemente lo que sigue. Es básico, casi elemental, como el “derecho” que
ampara a todos para ser exitosos:
Responsabilidad es “deber”.-
Esto es, deber hacer. Obligaciones que se adquieren con
uno mismo y los demás. Cuando se asume un deber, tiene que ser honrado. Hay que
ser responsable y consecuente con los actos. ¡Punto! Haga de esto una norma de
vida y cosechará, indefectiblemente, los frutos que busca.
Ciertamente hay que ser inteligente para evaluar los
“deberes” que generen compromiso, pero luego de esto, la responsabilidad es
solo una: cumplirlos.
El individuo responsable es comprometido.-
¿Cuántas personas entienden hoy de compromiso?
Esta es una forma positiva de asumir obligaciones, pues
éstas no siempre son agradables. El compromiso garantiza actuar con
responsabilidad y cumplir la palabra (otro elemento muy escaso hoy, y por lo
mismo de enorme valor).
Se es responsable cuando se honran compromisos. En el
trabajo, con la entrega de un proyecto, en la vida personal, con la pareja, o
en la política, cuando se respalda una causa justa.
¡Compromiso! El costo de honrarlo no es bajo, pero la
recompensa es una vida que vale cada una de las penas.
La persona responsable es prudente.-
No hay ser responsable que actúe impulsivamente o sin
reflexionar. Llegar a este estado cuesta una vida de trabajo, pero debe
hacerse. Ser dueño de uno mismo es un acto de responsabilidad. La
alternativa solo lleva a constituirse en un títere de las circunstancias y la
voluntad de los demás.
Responsabilidad es cumplimiento.-
¡Basta de excusas y justificaciones!
El pensador estratégico reconoce solo dos parámetros para
la evaluación de sus resultados: victoria o derrota, éxito o fracaso. No hay
medias tintas. Es lo mismo con la responsabilidad: se es o no se es. Se cumple
o no se cumple. La relatividad es la bebida energizante del mediocre.
Responsabilidad es madurez.-
Por esto se dice que se construye de “abajo hacia
arriba”, de lo pequeño a lo grande.
La responsabilidad tiene carácter incremental en sus
consecuencias positivas sobre el individuo. El niño que entiende la importancia
de ordenar su cama y habitación, madura. Luego no tiene problemas en aplicar
los mismos criterios en su relación con la familia, las responsabilidades con
la Organización, la comunidad, el país o la humanidad entera.
Responsabilidad es ética.-
Ética significa hacer lo correcto. Actuar y tomar
decisiones en función de principios que ayudan a distinguir lo que está bien y
lo que está mal. Por eso se afirma que la responsabilidad empieza en la ética,
porque ser responsable es siempre hacer lo correcto. ¡No lo dude!
Escuchará por allí lo absurdo de “hipotecar” la felicidad
o el futuro por ser “responsable”. Pero quienes así piensan, no entienden nada
de responsabilidad, porque asociaron deberes a lo equivocado. En este sentido,
es bueno reafirmar lo dicho al principio: el circuito virtuoso de la
responsabilidad comienza con uno mismo. Y esto básicamente quiere decir que
nadie se comprometerá con algo que le haga daño, ¿no es cierto?
¿Quiere cambiar su vida y transformar el mundo?
Revise el estado de su responsabilidad hacia los valores
que lo sostienen, a las personas de su entorno, al mundo que lo cobija y a la
naturaleza que es tan paciente con usted.
¡Medite qué tan responsable es en este momento con
respecto a todo ello!
Si se encuentra en falta, rectifique de inmediato, y si
no, espere con tranquilidad la cosecha, porque será cuantiosa.
Fuente: https://elstrategos.com/responsabilidad/