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Novela «El Terror de Alicia» Autor: Miguel Angel Moreno Villarroel

Novela «El Terror de Alicia» Autor: Miguel Angel Moreno Villarroel
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Mi Compañero – Alexis Maxímovich Péshkov (Maxím Gorky) – 1897



Maxím Gorky nació en Niyni Novgorod (ciudad cuyo nombre fue cambiado por el del escritor), en 1868; murió en Moscú, en 1937, según los críticos, muchas de sus obras mostraban decadencia y realismo en otras. Su autoridad literaria y moral, le permitieron imponer sobre las multitudes los valore precedentes a la revolución soviética.

Gorky echó mano de sus evocaciones infantiles para hacerlas obras notables de la literatura.

El cuento «Mi Compañero» me ha mostrado cómo el autor sabe llevar al lector la tipología y psicología de cada personaje. Se muestra al personaje de la clase noble con los vicios que se producían en su desarrollo conductuales, no sé si hoy en día, como los son: Falta de motivación e interés por las labores manuales; el considerar siempre a quien crea un súbdito, como un ser de inferior naturaleza con la obligación divina de servirle en toda ocasión. En fin, muy recomendable esta breve historia.

Autor: Miguel Ángel Moreno Villarroel

 

Consejos de etiqueta válidos para hacer y recibir llamadas telefónicas tanto personales como profesionales


Gestionar las llamadas, tanto personales como profesionales, conlleva conocer alguna reglas básicas de cortesía y buenos modales

Redacción Protocolo y Etiqueta

 

Reglas de etiqueta social para manejar las llamadas personales y profesionales

Los teléfonos celulares - móviles han cambiado el mundo de las tradicionales llamadas telefónicas. Ahora no hay que esperar a llegar a casa, entrar en una cabina telefónica en la calle, entrar en un bar, etcétera para poder llamar por teléfono. Millones de personas en todo el mundo tienen acceso a un teléfono, pero desconocen muchas de las reglas de etiqueta para hacer y recibir llamadas telefónicas. Una llamada puede ser tan inoportuna al hacerla como al contestarla.

El teléfono como herramienta de comunicación

No hay ninguna duda de que el teléfono sigue siendo una de las herramientas de comunicación más utilizadas tanto en los negocios como en cualquier otro tipo de ámbito social o personal. La comunicación por voz es ahora más importante que nunca. Llegar a cualquier parte del mundo con una llamada es ahora mucho más fácil que en cualquier otra época de la historia. Pero su uso puede que no sea el más apropiado en todas las ocasiones. Veamos por qué.

Hay unas premisas generales válidas para todas las llamadas: usar un tono de voz adecuado -no gritar-, ser respetuoso, no interrumpir y evitar usar un lenguaje inapropiado o incomprensible. A partir de aquí vamos a ver algunas cuestiones relativas a la etiqueta telefónica.

Cómo tener una buena conversación telefónica

La conversación por teléfono es ahora muy distinta. Para empezar, en la actualidad muchas llamadas se hacen con vídeo -videollamadas- con lo que entra en juego una parte muy importante de la comunicación, el lenguaje gestual. Ya no podemos hacer gestos raros, dejar de prestar atención, etcétera, porque nos verán. Debemos pensar que estamos hablando frente a una persona que nos está viendo y eso limita nuestros movimientos y gestos que pueden delatar nuestra falta de atención o de interés. También, el poder verse facilita mucho la comunicación. Los gestos aportan una gran cantidad de información a una conversación.

Cuando hablamos con otras personas, si no es una videollamada, debemos tener en cuenta que no podemos ver expresiones faciales, gestos, reacciones a nuestras palabras... ni podemos ver lo que está haciendo la otra persona. Por esta razón, es muy importante estar atentos a la conversación y cualquiera de sus matices. Puede haber algunas palabras, sonidos, ruidos de fondo, etcétera, que nos pueden aportar cierta información sobre si alguien nos está prestando atención o no. Pero no es tan fácil detectarlo como en una videollamada.

No solo tenemos que tratar de entender a la otra persona, sino que también debemos hacernos entender. Dar una buena explicación y todos los detalles que sean necesarios para hacer llegar nuestro 'mensaje' y que este mensaje sea comprensible para la otra parte es muy importante. Es esto lo que hace más efectiva una buena comunicación.

Cómo hacer llamadas telefónicas con más éxito

Si somos diestros, un sencillo consejo: colocar el teléfono a nuestro lado izquierdo para dejar la parte derecha libre para poder tomar notas, apuntar algo o consultar algún manual, agenda, calendario, etcétera.

Si hacemos una llamada profesional y queremos que nos pongan con la persona que queremos hablar, preguntaremos por el señor ... -su apellido- o por don ... -su nombre-. Si no puede ponerse al teléfono o no está la persona indicada para ayudarnos, podemos pedir que nos pasen con alguien que nos pueda resolver nuestras dudas o solucionar algún problema. Debemos mantener en todo momento un tono de respeto y amabilidad con la persona que contesta.

Si tenemos que dejar un mensaje, debemos decir de una forma clara y exacta lo que necesitamos. Debemos dejar nuestros datos de contacto y decir cuál es el mejor horario para comunicarse con nosotros. Hay que ser todo lo específicos que podamos. En la medida de lo posible, debemos evitar frases vagas como 'llámame lo antes posible', 'espero tu llamada', etc.

Si dejamos un mensaje o recado a una persona y no a un contestador, es aconsejable pedirle a esa persona que nos repita el mensaje que le hemos dictado para asegurarnos que lo entendió y lo apuntó bien. No hay que ser muy imperativo con esta petición. Simplemente podemos decir: "¿Le importaría volver a repetirme el mensaje que le he dado?" En la mayoría de los casos nos encontraremos con una respuesta positiva.  

Cómo devolver una llamada telefónica

Debemos recopilar información sobre el motivo por el cual nos hicieron esa llamada, antes de proceder a devolver una llamada telefónica. Saber si es un tema personal o profesional puede clarificar la situación.

Mejor, al devolver una llamada, empezar con una actitud positiva que dando una serie de excusas. Podemos comenzar con un "gracias por llamar esta mañana, ayer, la semana pasada... en qué le puedo ayudar" mejor que empezar con un "lo siento, lamento, etcétera".

Si hay un problema, no debemos culpar a los demás ni poner excusas. En cambio, asumamos la responsabilidad y tomemos la iniciativa de hacer todo lo posible para resolver el problema lo más rápido posible o darle solución a la consulta o situación.

Cómo contestar el teléfono de manera efectiva

Aunque parezca una tontería, sonriamos antes de contestar la llamada. Eso se reflejará en nuestro tono de voz y en nuestra actitud que será mucho más positiva. La persona que llama también se sentirá mejor atendida y más positiva. Es un gesto que no se ve, salvo que sea una videollamada, pero que tiene un efecto positivo en la comunicación.

Al saludar, podemos decir nuestro nombre, el de la empresa o contestaremos según la costumbre de nuestra casa o de nuestra oficina, dependiendo de si es una llamada personal o profesional.

La persona que llama es la que debe terminar la conversación y la primera en colgar el teléfono. Es la forma que tenemos de saber que nos ha dicho todo lo que tenía que decir. En definitiva, es la que tiene la última palabra.

Si una llamada se corta, debe volver a llamar la persona que hizo la llamada. Es habitual, que ambas partes intenten hacer de nuevo la llamada y les dé, que la línea está ocupada. El que recibió la llamada debe esperar a que le llamen de nuevo.

Para terminar, es aconsejable revisar de forma periódica los mensajes del buzón de voz o del contestador. Tenemos que devolver esas llamadas almacenadas. Si no devolvemos las llamadas, es muy posible que estemos perdiendo clientes o relaciones personales y familiares. Además, demostraremos que somos muy poco educados y amables

Fuente: https://www.protocolo.org/social/etiqueta-social/consejos-de-etiqueta-validos-para-hacer-y-recibir-llamadas-telefonicas-tanto-personales-como-profesionales.html

Todo empleado debe ser un emprendedor en el trabajo


Todo empleado debe ser un emprendedor en el trabajo que hace. Un individuo propositivo que maneja sus intereses para maximizar los beneficios de su capacidad de producción puesta al servicio de terceros.

La mayoría tiene entendido que emprendedor es quién identifica una oportunidad en el mercado, concibe una idea alrededor de ella y forma un negocio para aprovecharla. Esto es válido desde el momento que se incorpora el concepto de Negocio, pero es una afirmación equivocada cuando se la asocia exclusivamente a la creación de una “estructura”.

Emprender es un verbo y como tal califica una forma de pensar y actuar.

Hay emprendedores que no gestionan una estructura, más bien desarrollan alguna tarea que no se caracteriza por la existencia de algo físico. Y existe también la “mentalidad emprendedora”, que constituye denominador común para todas las actividades que se gestan a partir del verbo.

La manera conveniente de apreciar las diferencias pasa por el entendimiento preciso de lo que es un Negocio.

Por definición negocio “es una actividad que genera utilidad, interés o provecho para quien la pone en práctica”.

TODAS LAS PERSONAS hacen algún negocio a lo largo de la vida, pues son muchas las actividades que generan “utilidad, interés o provecho”.

Son dos las tareas específicas que perfeccionan un Negocio: las de producir y vender algo. Estas dos actividades materializan el beneficio para quién está desarrollando un negocio.

Y TODAS LAS PERSONAS producen y venden algo.

Quienes tienen un empleo y hacen un trabajo para terceras personas, producen y venden algo que les genera beneficio, sostienen un negocio, como cualquier emprendedor.

El empleado produce y vende sus conocimientos, habilidades y experiencia a quién hace uso de ellas para sostener, a la vez, otro negocio. Como retribución de ésos servicios recibe un pago que le proporciona “utilidad, interés o provecho”.

El empleado es responsable por los resultados de su trabajo de la misma forma que el emprendedor lo es por los de su negocio. Los “jefes” son “clientes” del servicio que proporciona.

Es posible que no haga buen negocio con los servicios que brinda al cliente que tiene, pero posee también el poder de prescindir de éste el momento que lo considere conveniente. Una palabra lo desvincula por completo: ¡Renuncio!

Existen quienes obtienen grandes beneficios con el empleo que tienen. Pero todos son casos en los que la premisa está clara: ¡se trata de un negocio! Se produce y vende un servicio por una retribución que genera beneficio.

Hay otras situaciones (posiblemente más numerosas) en las que el empleado no hace buen negocio. Más bien “entrega” el control de su carrera profesional a la institución que lo emplea. Y en ése momento convierte a su “cliente” en un amo. Y el amo, a diferencia del cliente, dispone con total discreción. Determina qué debe hacerse, paga lo que considera conveniente, invierte en el desarrollo del empleado de la forma que le parece. El patrón determina y el empleado obedece.

Esta situación se produce porque el empleado no está consciente que realiza un negocio al proporcionar su trabajo profesional, o dicho de otra forma, porque el empleado no actúa como emprendedor.

La mentalidad “emprendedora” no está reservada para quien emplea. Le corresponde a todo aquel que entiende que está haciendo un negocio y desarrolla su trabajo como un emprendedor.

El empleado que “delega” el control de su destino profesional no está pensando en los intereses del negocio que tiene (la producción y venta de sus servicios). Actúa por otro tipo de conveniencia. Esto mismo hace un emprendedor cuando sustituye o confunde los intereses personales con los del negocio que ha establecido.

Cuando el señor Juan Perez inicia una jornada laboral, debe convertirse en Juan Perez INC.

Una persona particular fuera del trabajo y quién maneja su propio negocio cuando está en él. Esto es ser empleado con mentalidad de emprendedor en su trabajo.

Este tipo de empleado se hace las siguientes preguntas:

¿Qué tan bien se está desenvolviendo mi negocio?

¿Estoy recibiendo un buen retorno por las inversiones que he realizado?

¿Existe un incremento interesante en los índices de éste retorno?

¿Qué inversiones estoy haciendo para desarrollar mi negocio?

¿Estoy invirtiendo en capacitación y adiestramiento?, ¿en desarrollo moral y emocional?, ¿en actualizaciones de mi productividad?

¿Cómo está comportándose mi negocio respecto a la competencia?, ¿otros “negocios similares” me están superando?

¿Puedo proveer un mejor servicio a menor costo?

¿Estoy gestionando tan bien mi negocio que realmente no tengo que preocuparme por la competencia?

¿Estoy cobrando un precio justo por la calidad del producto o del servicio que proporciono. O estoy “engañando” a mi cliente con la esperanza de que no se percate de ello?

¿Se está expandiendo o contrayendo el mercado que existe para mí negocio?  ¿Es prometedor o da motivos para ser pesimista?

¿Estoy haciendo un buen trabajo en el mercadeo de mi negocio? ¿Existen otros potenciales “clientes” que estén siguiendo mis acciones y pudieran estar deseosos de hacer negocios conmigo?, ¿Está mi nombre “activo” en el mercado?

¿Me gusta el negocio que estoy haciendo? ¿Me permite hacer un trabajo interesante? ¿Hago con él una contribución significativa a otras personas y disfruto de mi estilo de vida?

En el proceso de responder estas preguntas el Empleado-Emprendedor optimiza el desenvolvimiento de su negocio y contribuye al virtuosismo de la dinámica económica de la misma manera que lo hace un empresario.

El requisito de bienestar de una sociedad no es que todas las personas formen un negocio independiente y desde allí se inicie la carrera por formar la gran empresa. Lo importante es contar con gente que posea ésa actitud emprendedora que de manera tan fehaciente diferencia al líder del rebaño.

Para quién hoy es empleado y sueña con el negocio independiente ¡enhorabuena!. Para quien oriente su vocación a optimizar el negocio de vender sus productos o servicios personales con lógica emprendedora ¡fantástico!

Quién merece cuestionamiento es aquél que “delega” el control de su carrera en manos de otros y se queja de lo que le sucede. Ignorando la lógica elemental de que uno mismo es siempre responsable de lo que le pasa.

Probablemente la mejor calificación que merece la actividad emprendedora es precisamente ésta: asumir responsabilidad por la vida que uno tiene. Dejando a un lado ésa mezquindad de espíritu tan característica de quién siempre encuentra en otros la responsabilidad de sus infortunios.

Fuente: https://elstrategos.com/todo-empleado-es-un-emprendedor-en-el-trabajo/

Estimados Señores... y otras fórmulas de cortesía para la correspondencia


Las fórmulas de cortesía más habituales utilizadas en la correspondencia, tanto personal como comercial

Redacción Protocolo y Etiqueta

 

Fórmulas de cortesía para la correspondencia escrita

Aunque hay una multitud de fórmulas para utilizar en la correspondencia, tanto profesional y comercial como en la personal, vamos a dar las más utilizadas y algunas de las más curiosas que apenas se utilizan.

También, hemos dejado a un lado algunas fórmulas más antiguas o arcaicas por no ser de interés ni demasiado prácticas.

Correspondencia, personal, profesional o comercial

(1) Encabezados de carta formales

- Muy señor mío... - Muy señora mía... (abreviatura Sr. o Sra.)

- Muy señores míos... - Muy señoras mías... (abreviatura Sres. o Sras.)

- Muy señor nuestro ... - Muy señora nuestra...

- Muy señores nuestros... - Muy señoras nuestras...

- Estimado señor... - Estimada señora...

- Estimado cliente... - Estimado proveedor

- Estimado lector... - Estimado oyente...

- Estimado amigo.. - Estimada amiga...

- Estimado o Estimada + nombre de pila... - Estimado Fernando...

Cómo utilizar el "señor" y el "don"

El "señor" se utiliza con el apellido o los dos apellidos -Sr. Rodríguez- y el "don" se utiliza con el nombre de pila -Don Alberto-. Se puede utilizar "señor don" con el nombre y el apellido -Sr. D. Alberto Rodríguez-.

(1) Encabezados de carta informales o más familiares

- Hola + sustantivo...- Hola amigo...

- Hola + nombre de pila... - Hola Antonio...

- Apreciado amigo... - Apreciada amiga...

- Apreciado o Apreciada + nombre de pila...

- Querido amigo... - Querida amiga...

- Querido o Querida + nombre de pila... - Querida Patricia...

- Querido + vínculo familiar... - Querido hermano.. - Queridos padres

- Mi + adjetivo + sustantivo o nombre de pila... - Mi encantador amigo..., Mi adorable sobrino..., Mi afectuosa Esperanza..., Mi entrañable compañero...

Encabezados poco utilizados actualmente

- Distinguido señor.. - Distinguida señora...

- Distinguidos señores... - Distinguidas señoras...

- Notable señor... - Notable señora...

- Notables señores... - Notables señoras...

- Respetable señor... - Respetable señora... (también puede utilizarse en vez de Respetable el término Reputado)

- Respetables señores... - Respetable señoras...

- Amable señor... - Amable señora...

- Amables señores... - Amables señoras...

- Honorable señor... - Honorable señora... -salvo que se utilice por razones de cargo-

- Gentil + nombre de pila...

- Mi + adjetivo + sustantivo o nombre de pila... - Mi admirado Roberto..., Mi encantador sobrino... - Mi adorable María Luisa...

- Magnánimo señor... - Magnánima señora...

- Amado mío... - Amada mía...

(2) Despedidas formales

- Cordialmente le saluda ...

- Cordialmente se despide ...

- Atentamente se despide ...

- Atentamente le saluda ...

- Aprovechamos este motivo para saludarle muy atentamente...

- Un atento saludo...

- Reciba un cordial saludo....

- Un cordial saludo...

- Sin otro particular por el momento...

- Reiteramos nuestros más cordiales saludos...

- Un afectuoso saludo...

- A la espera de sus gratas noticias se despide..

Despedidas apenas utilizadas en la actualidad

- Nuestra consideración más distinguida...

- Aprovechamos esta ocasión para testimoniarles nuestro respeto...

- Quedo suyo atto. y s.s. (atento y seguro servidor) ...

- ... a sus gratas órdenes suyo affmo. s.s. (afectísimo seguro servidor) ...

- Quedo a sus pies..., quedamos a sus pies...

- Un placentero saludo...

- Su atento y seguro servidor que besa su mano... - o bien que Dios guarde

En casi todos los casos se pueden utilizar una gran cantidad de sinónimos tanto para los encabezamientos de las cartas como las despedidas.

Por ejemplo puede utilizar términos tales como -amén de los ya utilizados anteriormente-: afable, agradable, cortés, atento, entrañable, bondadoso, indulgente, complaciente, bienintencionado, conciliador, fraternal, paternal, generoso, virtuoso, cautivador, etc.

Fuente: https://www.protocolo.org/social/correspondencia/estimados-senores-y-otras-formulas-de-cortesia-para-la-correspondencia.html

El emprendedor y las relaciones familiares. Reflexiones


 

Emprender es una forma de ver el mundo y vivir la vida. De esto debe estar consciente el emprendedor todo momento, en el ámbito personal y en las relaciones familiares. Desde que decide tomar ésta senda, estos aspectos deben adaptarse a la dinámica que representa. Nada en ella es convencional, como no lo es el propio emprendimiento.

Cualquier tema vinculado al entorno familiar es de tanto valor para el éxito de la tarea como la calidad del proyecto mismo. Esto no quiere decir que la realidad familiar no sea determinante para el desarrollo de otro oficio, pero en el emprendimiento tiene particularidades únicas.

No es igual la dinámica familiar de una persona que presta servicios en las Fuerzas Armadas que aquella que trabaja en un Banco. O la de un ingeniero petrolero y un director de escuela. El oficio determina la forma en que se ordena y funciona la vida personal y familiar.

Por otra parte, tampoco es lo mismo interpretar estas realidades desde el punto de vista de la persona que hace el oficio y desde el círculo familiar que lo soporta.

Toda persona que alcanza sus objetivos en la vida profesional, se considera exitoso y en paz consigo mismo, ha tenido que ser capaz de mantener un delicado equilibrio en sus intereses familiares.

El éxito no es un estado que se construye de “afuera hacia adentro”, es una meta que se conquista partiendo del rincón más profundo e íntimo de las personas.

Por una parte, si el individuo no se siente bien consigo mismo y con quienes lo rodean, tampoco lo hará con todas las cosas que haya conseguido acumular. Por otra, si éste equilibrio íntimo y privado no se ha consolidado previamente, es más difícil alcanzar lo que se quiere.

El éxito está compuesto por docenas de batallas que se desarrollan cada día y deben vencerse todo momento, Éxito en realidad se escribe con “e” minúscula, porque es un proceso de muchas victorias pequeñas que van construyendo lo grandioso.

Todo se inicia con la persona, la familia y el entorno cercano, siempre de “adentro hacia afuera”.

En ésta tarea, el emprendedor debe enfrentar una situación que difiere de las que encaran personas que se dedican a otros oficios. Incluidos aquellos que tienen un “trabajo muy particular”, como el bombero o el misionero. El emprendedor debe interactuar con una estructura de convencionalismos culturales que han condicionado la educación de las personas desde siempre.

La mayoría de las sociedades educan a la gente alrededor de valores económicos y financieros arraigados en conceptos, costumbres y tradiciones.

Enfatizan la virtud de la seguridad y lo previsible. Por una parte la “seguridad” que proporciona una educación convencional, un empleo, una carrera profesional, la casa propia, la jubilación, etc. Por otra, el riesgo que representa “hacer algo diferente”. Y finalmente, el beneficio de actuar en lo que “ya se sabe que funciona”.

Las sociedades forman a las personas alrededor de estos valores desde el seno familiar. No es un fenómeno que tenga orígen en colegios o universidades, son los padres, familiares y amigos cercanos quienes imparten la doctrina. Allí se  forman estructuras mentales que condicionan los actos de las personas a lo largo de su vida.

Enfrentar esto es más difícil de lo que puede suponerse. El emprendedor tiene más dificultades en este sentido que quienes optan por ser pescadores en mares turbulentos o pilotos de aviones de caza.

La Sociedad entiende de “oficios”. Tiene claro que el sistema funciona por que cada quién hace algo que se necesita. Desde el albañil hasta quien limpia los desagües sanitarios, pasando por el empleado de Banco y el médico cirujano. La Sociedad se entiende como una “meritocracia” alrededor de los oficios que se practican para mantenerla activa. Un bombero o un policía no tienen, necesariamente, oficios de poco riesgo, pero son necesarios y la Sociedad lo entiende y soporta.

Con el emprendedor no pasa lo mismo.

¿Qué tipo de oficio es éste y donde se ajusta en el marco de las necesidades cotidianas?

¿Cómo se halla inscrito en los márgenes de la historia y las costumbres?

Hace escasos cincuenta años, los empresarios todavía constituían una “clase especial” de ciudadanos que debían posición y prerrogativas a herencias generacionales. En ello no aplicaba el paradigma del “oficio”, más la “diferencia de clases”.

Si éste estado de las cosas le representa un problema al emprendedor, se vuelve más serio cuando el entorno familiar ha sido educado y formado en ésos moldes. Por ello los aristócratas de antaño formaban familias con su entorno cercano.

La tarea del emprendedor se desarrolla en el marco de lo establecido por los patrones de ésa educación convencional.

El emprendedor no ejerce un “oficio” que establezca división clara entre la actividad personal y profesional. No posee un empleo y no se sujeta, en todos los casos, a una educación tradicional. No persigue una carrera de méritos en el trabajo. Tampoco tiene como objetivo central la inversión en casa propia ni apunta al desenlace de su vida activa en la jubilación. Esto rompe moldes culturales e idiosincráticos.

Esta barrera debe ser franqueada al interior del seno familiar y cuando se forma una nueva familia.

Obtener resultados satisfactorios en estas pruebas no depende de los demás, es una responsabilidad del emprendedor. Una que involucra ordenamiento general de la vida y las rutinas que la componen.

Estas son algunas recomendaciones necesarias:

1.- Nadie escoge la familia en la que nace. Pero la decisión más importante que existe en la vida es determinar con quién se formará una nueva familia.

Si esta premisa tiene aplicación universal en las relaciones familiares, cuánto más para el emprendedor.

Si en la pareja no existe un mínimo de compatibilidad en el entendimiento de la vida “entrepreneurial”, las condiciones no son favorables de inicio y pueden complicarse a medida que el tiempo pase.

Para el emprendedor, el factor que determina la seguridad y prosperidad que alcanzará en la vida no se encuentra en su entorno, está ubicado “entre sus dos orejas”. Su tarea no sólo está dirigida a conseguir prosperidad con lo que crea, también permitir que otra gente alcance ése estado merced a lo que él hace. No sólo termina siendo responsable de sus propios hijos, también de las personas que colaboran con el emprendimiento, y en consecuencia de los hijos de ellos. Tomar consciencia de esto no es sencillo para el emprendedor y sus relaciones familiares.

Existirán quienes no puedan procesar esto, y ellos no constituyen la compañía apropiada que el emprendedor precisa para realizar el viaje.

2.- El emprendedor debe entender y asumir que las relaciones familiares son un elemento vital para que alcance sus propósitos.

Posiblemente no sea correcto afirmar que sin un ordenamiento de los intereses familiares el emprendimiento fracase, pero es correcto aseverar que el grado y calidad del éxito están relacionados con ello.

Los “lobos solitarios” no funcionan en el emprendimiento. Carecen de la energía y motivación necesaria para llegar lejos.

Las responsabilidades del emprendimiento se inician en el círculo familiar próximo. Esto vale más que la idea o la visión del negocio.

Al emprendedor le es necesario conquistar primero el entendimiento y apoyo interno para trabajar luego con los aspectos externos. Mientras más cohesión exista en este punto más fortaleza tendrá el proyecto.

3.- Debe existir un importante compromiso del círculo familiar con el emprendimiento.

En algunos casos la familia comparte explícitamente las tareas del emprendimiento y ello garantiza más el compromiso. Pero si ésta no es la situación, debe conseguirse como mínimo que el círculo familiar conozca bien la tarea a emprenderse y esté periódicamente informada de su desenvolvimiento. Esto es fundamental para las situaciones o los ciclos desfavorables que se enfrenten.

4.- Debe ordenarse con mucho esmero la vida en casa. Allí se evidencia la calidad de las relaciones familiares que sostiene el emprendedor.

El emprendimiento, al menos en sus etapas iniciales, es casi una extensión del hogar y la familia.

Es una situación parecida a la de una casa que recibe huéspedes por un largo periodo de tiempo. Las rutinas cambian, existen detalles que atender, las costumbres deben ajustarse a la situación, etc.

La vida familiar se entremezcla con el emprendimiento en formas incómodas, y se anula ésa saludable división entre el trabajo y la vida en casa.

Dado que el hecho es inevitable, demanda esfuerzo y madurez por parte de los miembros de la familia. Es conveniente establecer momentos y espacios en los que se compartan intereses ajenos al negocio. Salir de casa cada vez que fuese posible, evitar visitas frecuentes al lugar del trabajo, etc.

En otros oficios, es la dinámica de éstos la que define el orden en el hogar. Habitualmente con horarios de trabajo determinados, días específicos, posibilidad de activar y desactivar el enfoque laboral, etc. Para el emprendedor la situación es distinta. Es él quien debe determinar el sistema de vida en casa, acomodándolo a la dinámica que tiene el negocio, y sin que ello concluya por afectar los intereses domésticos.

5.- Los presupuestos de dinero para el sostén de la casa y la familia deben ser flexibles.

Es frecuente que el emprendimiento no proporcione ingresos que puedan considerarse “fijos” para los gastos familiares. En muchos casos no otorgará ingreso alguno, y en otros tantos los demandará. La vida en casa debe ajustarse a esta realidad. Y ello solo se consigue adoptando mecanismos flexibles de previsión de ingresos y gastos. Esto toma la forma de un “caos organizado” o un “desorden controlado”. Pero rara vez se asemeja al ritmo de otro tipo de oficio. A veces no será posible pagar alguna obligación y en otras será necesario cortar algún servicio o expensa.

Son realidades poco ortodoxas para los patrones culturales existentes. Por ello su tratamiento no le está reservado a cualquiera. Hay personas incapaces de atrasar el pago de una obligación y soportar los reclamos que se produzcan por causa de ello. O despojarse de algo con la misma naturalidad que tuvieron al adquirirlo.

Si bien es cierto que el emprendimiento puede proporcionar ingresos familiares como pocos salarios podrían hacerlo, son las condiciones opuestas las que muchas veces se ignoran.

6.- La “casa propia” es una inversión que se considera desde el punto de vista financiero. Esta consigna puede afectar las relaciones familiares del emprendedor.

El entendimiento y la cultura popular a este respecto carecen de flexibilidad. Es un tema sensible al interior de los intereses familiares. La “casa propia” está asociada tradicionalmente al factor de seguridad de la familia. En tanto que para el emprendedor puede ser solo un caso de evaluación financiera.

Tomando en cuenta que las cosas en el emprendimiento pueden ir mal, las decisiones respecto a ésta inversión ocasionan fracturas en las relaciones familiares. Todo está condicionado por la estructura de valores que tienen las personas.

Caso parecido es el de la casa propia u otros bienes familiares que se utilizan como colaterales para financiar el negocio. Si se fracasa, constituyen golpes de alto impacto en la familia. Y la única forma de superarlos se encuentra en el entendimiento previo y el nivel de tolerancia que se haya conseguido construir para el soporte de la actividad de negocios.

Está bien que el emprendedor tenga claro que el negocio es un Activo y como tal constituya la mejor alternativa para velar los intereses de la familia. Pero es indispensable que esta convicción sea transmitida a todos por medio de orientación paciente y cariñosa.

7.- Siempre hay que estar preparados para el fracaso.

El éxito es el producto de una suma importante de fracasos.

Si algo puede, en definitiva, calificar la naturaleza misma del emprendimiento es el fracaso y todo lo que lleva consigo. Desde la frustración hasta la pena profunda.

El emprendedor no es una persona experta en alcanzar el éxito. Es una experta en superar fracasos.

La sensación de pérdida asociada al fracaso puede ser dura para el emprendedor y sus relaciones familiares.

A nadie le gusta fracasar o perder dinero. Pero éste es un hecho íntimamente relacionado con la actividad que se ha escogido. Es difícil, y sin embargo por ello mismo tiene valor.

En la vida no se consigue nada extraordinario haciendo cosas ordinarias. Las cosas fáciles las hace todo el mundo. Pero son las difíciles y dolorosas las que proporcionan mayor beneficio.

El emprendedor entiende esto desde el momento que toma las decisiones fundamentales. Pero es su responsabilidad hacer que el entendimiento se extienda a la familia, quién terminará sintiendo los efectos más complejos de las decisiones tomadas.

8.- El negocio no debe administrarse con el criterio de un patrimonio de la familia.

Desde que cobra forma el negocio es una entidad independiente, incluso del propio emprendedor.

Si no se pensara así no tendrían sentido los más básicos criterios de desenvolvimiento económico. Los intereses del negocio son mayores al emprendedor, y por supuesto a su familia. El negocio se debe a los clientes que sirve, a las personas que trabajan en él y a la dinámica económica que genera. El emprendedor puede ser el propietario del negocio, pero éste no es una extensión de él mismo.

Los emprendedores que manejan su negocio con el criterio de un patrimonio de la familia por generaciones lo condenan desde el principio.

Nada impide que el emprendedor, como propietario o accionista, defina en libertad sus intereses en el negocio. Pero debe hacerlo considerando que aquello que creó le supera, y en esencia no le pertenece. De esta forma conseguirá que el negocio evolucione y no sea castigado por el ímpetu del Mercado.

Sin la participación de las familias pocas veces los emprendimientos alcanzan éxito. Pero cuando se convierten en “posesión” familiar y no en célula de desempeño económico, tampoco tienen larga vida.

Fuente: https://elstrategos.com/emprendedor-y-relaciones-familiares/