La mayoría de las personas solo ven lo que sus
sentidos básicos les permiten o lo que otros quieren mostrarles. Es así de
elemental e intimidante. Pocos desarrollan una visión estratégica que
les sirva para ver el conjunto de los hechos (los americanos le llaman el
“bigger picture”), las motivaciones ocultas y las situaciones por venir.
Los grandes jugadores de ajedrez son conocidos por
visualizar por anticipado los movimientos de piezas que harán sus contrincantes
como respuesta a sus propias acciones. Ellos nunca se guían por lo elemental o
aquello que sucede en un determinado momento. Ven más allá. Evalúan el panorama
completo, tanto en términos de espacio como de tiempo.
Este es un hábito que todos debieran tener,
especialmente en el desenvolvimiento profesional, pero también en todo ámbito
de la vida que involucre relaciones con otros individuos.
Poseer Visión Estratégica no solo optimiza la
consecución de los resultados que se buscan, también evita malentendidos y
problemas con los demás.
En la vida todos los actos de las personas están
condicionados por intereses, ¡todos!, más allá que sean o no reprochables desde
un punto de vista moral. Incluso los actos impulsivos o espontáneos responden a
intereses específicos, posiblemente poco meditados o irreflexivos, pero intereses
al fin y al cabo.
Carecer de la habilidad de “ver” las cosas más allá de
lo elemental es siempre un problema, pero cuando la interacción involucra a un pensador estratégico ésta incapacidad
puede convertir a cualquier persona en una “víctima” de los planes ajenos.
El pensador estratégico no es impulsivo. Todos sus
actos responden a intencionalidades específicas. Sus objetivos se sitúan más
allá de lo que puede percibirse por sus acciones inmediatas. Él nunca es
evidente, y la única forma de comprender lo que busca consiste en aplicar una
Visión Estratégica igual a la que él ejerce.
Dado que la mayoría de los individuos son elementales
en su juicio respecto a lo que ven y experimentan, el pensador estratégico
tiene grandes probabilidades de ser exitoso y prevalecer sobre los demás.
La Visión Estratégica se fundamenta en tres
consideraciones:
- Poseer
siempre un criterio holístico en la interpretación de lo que sucede.
- Ver los
hechos en perspectiva.
- Evaluar
los actos ajenos considerando pasado y futuro. El pasado permite entender
las motivaciones y el futuro los objetivos que ésas otras personas persiguen.
El criterio Holístico en la Visión Estratégica.-
Los hechos que se observan en cualquier ámbito de la
vida siempre se inscriben en un “cuadro mayor”. La visión natural nunca alcanza
para ver el conjunto completo. Los individuos que no cultivan un criterio
holístico para evaluar las acciones de los demás, caen en la trampa de aquel
que ve la pata de un elefante en la punta de su nariz y no puede asociarla con
el animal.
Piense un momento en esto. Si ve la pata de un
elefante a dos centímetros de distancia, puede creer que se trata de cualquier
cosa y perder un montón de tiempo en las deducciones.
Pero si toma unos segundos para ampliar el foco de
visión, entenderá pronto que se trata del majestuoso animal. Y si ajusta un
poco más ése mismo foco, tendrá una idea cabal de todo lo que rodea al
elefante.
De esto se trata el criterio holístico, la visión
sistémica o la evaluación estratégica: apreciar el conjunto mayor de todo
aquello que se está observando.
Las cosas que suceden en la vida no son aisladas o
inconexas. Siempre forman parte de un todo mayor, y en tanto se posee la
habilidad de ver el conjunto, se yerra menos en cualquier evaluación.
¡Nunca evalúe los actos de los demás únicamente en
función de lo que observa en un momento concreto! Remítase a la apreciación del
cuadro completo. ¿Qué móviles existen detrás de los actos?, ¿cuáles son los
objetivos que se están persiguiendo?, ¿qué mensaje se está transmitiendo y para
qué?
La Visión Estratégica no se detiene en la apreciación
de la foto, trata de entender la película completa.
El criterio holístico no es una pérdida de tiempo ni
anula la intuición, más bien evita la comisión de
errores y desarrolla la empatía. Cuando se evalúan los actos de los demás
considerando todos los elementos posibles se alcanza claridad, se despejan
sombras y se evitan prejuicios.
¿Por qué y para qué? Esas son las preguntas que el
pensador estratégico se hace al evaluar los actos ajenos. Puede parecer una
forma demasiado estructurada y mecánica de abordar las relaciones humanas, pero
es una que ahorra problemas, malentendidos y tiempo.
Ver los hechos en perspectiva.-
Los hechos se deben ver siempre desde distintos puntos
de vista. Especialmente considerando la óptica que pueden estar sosteniendo los
demás.
Los individuos tienden a evaluar las cosas
estrictamente de acuerdo a su propio criterio, ése que es producto de
creencias, convicciones y conocimientos muy personales. Cuesta mucho colocarse
en los zapatos ajenos y ponderar de esa manera los actos.
La Visión Estratégica evalúa las cosas desde distintas
perspectivas. Y a partir de cada una de ellas enriquece sus conclusiones. Todo lo que se observa tiene
una forma diferente dependiendo desde dónde y cómo se lo ve. De eso se trata
apreciar las cosas en perspectiva.
El acto más elemental y obvio de otra persona puede
ocultar motivaciones profundas, y éstas se ignoran si se las ve desde su simple
apariencia. Sin embargo, si se activan diferentes puntos de vista se
identifican las intenciones.
En tanto la visión holística permite apreciar el
cuadro grande de los hechos, la perspectiva construye el juicio evaluando todo
desde diferentes puntos de vista. Así se evitan errores y se procesan
respuestas efectivas.
Consideración del pasado y futuro en la evaluación de
los actos de los demás.-
Las acciones de las personas están condicionadas por
sus experiencias pasadas y objetivos futuros. Siempre es así. Existen
individuos hábiles en “ocultar” ambas cosas, pero ello no elimina su
existencia.
Los intereses emergen de la naturaleza de los estados
existentes y aquellos a los que se quiere llegar. Hay motivos “históricos” que
justifican las conductas de los individuos y expectativas que emergen de ello.
Pocas veces se dan actos aislados o “inexplicables”.
El pensador estratégico evalúa los planteamientos de
los demás analizando factores de origen y destino. De dónde vienen y hacia
dónde van. Nunca asume la inocencia o la estupidez de nadie. Ése es un error
capital.
Nadie es tan inocente como parece ni tan estúpido.
Pensar lo primero constituye una ingenuidad, y asumir lo segundo peca de
soberbia. La Visión Estratégica no es ni lo uno ni lo otro.
Evalúe siempre las relaciones causales. Todas las
cosas tienen una razón de ser. Esto se entiende analizando el pasado e
intentando proyectar el porvenir. Las personas, en su comportamiento individual
o colectivo, siempre dejan pistas que permiten identificar motivaciones e
intenciones.
“Mirando se ven muchas cosas”. De esto se trata la Visión
Estratégica.
Cultive y desarrolle éste hábito. Le permitirá liderar
su vida y eludir el control que traten de imponerle los demás.
No es algo sencillo y tampoco conducta de muchos. Pero de ése tipo se complejidad y singularidad se nutre la Estrategia. De ellas finalmente disfruta todo Pingüino Amarillo que se respete.
Fuente: https://elstrategos.com/
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