La Secuencia Estratégica es uno de los tres procesos relacionados al movimiento de los recursos estratégicos en la acción. Los otros dos corresponden a las tareas de “Timming” y Retroalimentación. En el marco de estos preceptos actúan las personas y organizaciones que triunfan. Ésta es la dinámica de la Estrategia que permite alcanzar el mejor estado competitivo y prevalecer sobre la resistencia y los oponentes.
El objetivo final de la Estrategia en la dinámica de
movimientos, es otorgar el mayor poder posible a los Recursos Estratégicos.
El tamaño no lo es todo en la Estrategia, como bien lo demostraron
Napoleón o Erwin Rommel en sus campañas militares. Igual de importante es el
orden, el ritmo y la velocidad con la que se
movilizan los recursos disponibles.
A los estudiosos en Estrategia les gusta referirse a esto
como “masa crítica”. Ése estado en que los recursos se encuentran exponiendo su
mayor potencial de acuerdo a tamaño, disposición que tienen y la velocidad que
se imprime a sus movimientos.
Por ejemplo, un cuerpo (por pequeño que fuese), en tanto
mayor velocidad cobra, más energía posee en el impacto. Una moneda de 50 gramos
arrojada de una altura de 100 metros, genera un impacto mayor al que su masa
inerte pudiera anticipar.
Si la resolución de los conflictos fuese una cuestión de
magnitud, entonces la aritmética sustituiría a la Estrategia. Pero esto
(afortunadamente), no es así.
Napoleón dominaba el arte de los movimientos en la
Estrategia. Casi siempre contaba con fuerzas inferiores para enfrentar a sus
enemigos, pero concentraba todos sus recursos en los puntos débiles del
adversario y los movilizaba con mayor velocidad. Erwin Rommel, el general
alemán al que llamaron “el zorro del desierto”, ganó la mayoría de sus batallas
siendo rápido y flexible en el movimiento de sus fuerzas (habitualmente
inferiores a las de sus adversarios).
El dominio de los movimientos es el arma secreta de la
Estrategia y la fórmula que ponen en práctica los que triunfan.
Aunque las etapas de “Timming” y Retroalimentación son
importantes, la parte vital de la dinámica está representada por la Secuencia
Estratégica. Ésta constituye el marco grande donde operan las otras.
La Secuencia es una “serie de movimientos de los recursos
estratégicos que se suceden unos a otros y guardan relación entre sí”. Se
producen en un orden establecido y cadencioso, uno después de otro. Todos
perfectamente relacionados, explicándose y justificándose mutuamente.
La Secuencia Estratégica contempla los siguientes
movimientos:
1.
Ofensiva
2.
Consolidación
3.
Dominio
4.
Defensa
Para perfeccionar la victoria (en cualquier ámbito), se
debe tener posesión de lo que se desea, esto quiere decir que
la conquista se debe concretar. Ello se consigue moviéndose
hacia el objetivo (ofensiva), consolidando los avances que se tengan, dominado
lo obtenido y siendo capaz de defenderlo.
La ofensiva. Las primeras acciones de la Secuencia
Estratégica.-
La “ofensiva” es el abordaje, el ataque del objetivo que
se persigue. Son las acciones iniciales (y muchas veces las únicas), que se
activan para cumplir los propósitos. Nada se materializa sin estas acciones,
ningún proceso toma forma si no se inicia la marcha.
La ofensiva concentra la mayor parte de la sabiduría
estratégica. No son necesariamente los movimientos más complejos, pero sí los
más sensibles. El hecho mismo de actuar decididamente, no es común a todas las
personas, y hacerlo metódicamente, con la determinación de vencer la
resistencia y los adversarios, es mucho más difícil.
La mayor parte de los procesos de planificación y los planes que hacen las
personas y las organizaciones, están relacionados a los movimientos ofensivos
que contempla la Secuencia Estratégica. En ello se concentra energía, recursos,
tácticas, cronogramas y sistemas de evaluación. Esto es lo mismo para una
empresa que busca alcanzar sus metas en el mercado o para una persona que se ha
propuesto bajar de peso.
La Ofensiva agrupa las acciones destinadas al abordaje de
las posiciones que se desean y a su conquista.
Ahora bien, se dice que son las primeras y posiblemente
las únicas acciones que se lleven a cabo por una sencilla razón: el fracaso.
Los movimientos de la Ofensiva pueden ser exitosos o no. Y si sucede esto
último, la Secuencia Estratégica habrá concluído al mismo tiempo que sus
primeros movimientos.
Por otra parte, si los movimientos de la Ofensiva tienen
éxito, no por ello se puede afirmar que el objetivo ha sido conquistado, porque
para esto se deben perfeccionar los movimientos de Consolidación, Dominio y
Defensa de Posiciones.
La Consolidación de Posiciones.-
El desconocimiento relacionado a los movimientos de
Consolidación, y la poca habilidad para llevarlos a cabo, explican la gran
mayoría de los fracasos para alcanzar los objetivos.
La Consolidación de Posiciones constituye una etapa de la
Secuencia Estratégica que se genera como efecto de los movimientos ofensivos, o
si prefiere entenderse de otra manera, una que DEBE generarse como efecto de
movimientos ofensivos exitosos.
Muchos piensan que la Estrategia sostiene como únicos
movimientos los de ataque y defensa, de manera que cuando existe uno no lo hace
el otro, y viceversa. Pero esta lógica imprime rasgos de severidad poco
prácticos y no proporciona mucho margen de acción.
La Consolidación de Posiciones busca el
“perfeccionamiento de los movimientos ofensivos”, otorga parámetros mensurables
para calificar la arremetida y evita que los esfuerzos se diluyan en la inercia
propia del vigor de una ofensiva. En última instancia, la Consolidación
determina el éxito o fracaso de los movimientos ofensivos.
Ofensiva y consolidación tienen vínculo estrecho, se
explican mutuamente y comparten la misma naturaleza en el movimiento de los
Recursos Estratégicos.
Un error de las personas y empresas que alcanzan sus
objetivos (o las metas menores que llevan a ellos), es transitar directamente
de la conquista a la defensa. Si las posiciones alcanzadas no se CONSOLIDAN
primero, es muy difícil y costoso defenderlas. Y las acciones de consolidación
no son iguales que las ofensivas o defensivas.
En los movimientos militares, los ejércitos disponen fuerzas
específicas para la consolidación de las posiciones conquistadas por la
ofensiva. Nunca esperan que las mismas fuerzas que alcanzaron las metas, sean
las que consoliden las ganancias. Son acciones, disposiciones y recursos muy
distintos los dedicados a uno u otro objetivo.
Éste es un pequeño pero importante consejo de la
Estrategia: entienda que los esfuerzos no terminan con la conquista de un
objetivo, más bien allí empiezan, porque luego hay que consolidar las
posiciones obtenidas, dominarlas y preparar su defensa.
¡CONSOLIDE SUS TRIUNFOS!, solo así serán una realidad
concreta.
El Dominio de Posiciones en la Secuencia Estratégica.-
Solo a partir del Dominio de las posiciones se puede
decir que existe una “conquista”.
El término “dominio” se sitúa a distancia del de
“consolidación”, y debe entenderse como resultado de la existencia del primero,
uno que por otra parte se ha conseguido a partir de la evolución favorable de
los hechos.
Las posiciones que pueden considerarse bajo dominio
propio ya no le pertenecen a nadie más, éste un factor importante. La
resistencia o el oponente han dejado de tener participación o presencia en la
posición conquistada.
Si se ha conseguido llegar a este punto, y las posiciones
bajo control propio corresponden a los objetivos planteados, puede darse por
concluida la ofensiva. Son las posiciones dominadas las que se habilitan para
la planificación de los movimientos defensivos.
Así como la etapa de Consolidación de Posiciones tiene un
vínculo natural y estrecho con la Ofensiva, así el Dominio de Posiciones lo
tiene con la Defensa.
Defensa de posiciones.-
Bien lo dice el dicho: las ofensivas exitosas ganan
batallas, pero son las defensas las que ganan guerras. O aplicado al futbol:
los ataques ganan partidos, pero las defensas garantizan campeonatos.
Muchos misterios importantes de la Estrategia están
vinculados a las acciones defensivas. Los
Strategos más grandes de la historia le dedicaron a esto más energía y tiempo
que a las artes del ataque.
Defender lo propio no es fácil, mucho menos si está
sometido al ataque de alguien, lo que de hecho es una constante en el mundo de
los negocios.
Por otra parte, las acciones defensivas deben lidiar
también con las poderosas fuerzas de la entropía, puesto que por dinámica
natural existe siempre la tendencia a la pérdida de orden en un sistema,
cualquiera que éste fuese, y mucho más a medida que el tiempo transcurre.
Por esto en la Estrategia se sostiene, frecuentemente,
que “la mejor defensa es un buen ataque”, porque ello permite orientar la
dinámica hacia los primeros movimientos de la Secuencia Estratégica e impide la
parálisis que a veces llega asociada a esfuerzos netamente defensivos.
Pero esto del “ataque como la mejor defensa” no es
un Principio Estratégico, es solo una opción, porque entre las
artes de la defensa, existen
dinámicas como la “defensa móvil” o el “contraataque” que rescatan la energía de las
ofensivas pero parten de la fuerza que otorga la posesión.
Los conocimientos estratégicos asociados a la Secuencia
Estratégica son tan extensos y ricos como el tiempo que tienen entre los seres
humanos, puesto que la Estrategia es el sistema de gobierno más antiguo que se
conoce, remontándose a la gestión de los primeros conflictos de las personas,
allá en las cavernas.
Estas líneas no alcanzan para explicar el tema como se
debe. Sin embargo, cumplen su propósito cuando las personas entienden que para
ser altamente competitivos no pueden limitar sus acciones a conquistar metas y
objetivos, deben además consolidarlos, dominarlos y tener la capacidad de
defenderlos en el tiempo.
Esta es la importancia de la Secuencia Estratégica.
(Mayores detalles pueden obtenerse en el libro “El
Strategos y la Estrategia de Ventas: cómo plantear y ejecutar la Estrategia
para la lucha en el mercado“)
Fuente: https://elstrategos.com/
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