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Novela «El Terror de Alicia» Autor: Miguel Angel Moreno Villarroel

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La formación profesional del emprendedor

 

Se discute mucho acerca de la formación académica de una persona para ser emprendedor, el título profesional que lo habilita y  los conocimientos que debe poseer. La polémica surge debido a que existen emprendedores de diversa índole. En realidad los hay en la misma proporción de aquellos que tienen éxito a pesar de poseer escasa formación y los que triunfan gracias a vastos conocimientos.

El mundo del emprendimiento está poblado por personas con oficios diferentes, y de toda edad. Hombres y mujeres de diversas razas y culturas.

Parece no existir un patrón de formación que los distinga.

Y es que en realidad los conocimientos académicos convencionales no aplican en la formación profesional de un emprendedor. Por lo menos no son un requisito que garantice su éxito.

Si efectivamente pudiera formarse a un emprendedor (hecho que no está comprobado), algunos conocimientos que se le tendrían que impartir no coinciden con la ortodoxia imperante.

Por otra parte, las dimensiones del emprendedor como persona son tanto o más importantes que las profesionales, y no tienen referencia cercana en otros oficios.

La formación del emprendedor como persona tiene igual o mayor importancia que su formación como profesional.

Hay muchos emprendedores exitosos que no tienen “conocimientos técnicos de manual”. En los hechos un médico puede ser un excelente emprendedor, igual que un ingeniero o arquitecto. Y sin embargo una persona con importantes conocimientos de negocios puede fracasar.

Esto responde a lo siguiente:

Cuando el médico emprende es consciente que no tiene suficientes conocimientos en administración, mercados, contabilidad o finanzas. En cambio el profesional vinculado a ése saber supone que su entendimiento lo habilita de hecho para emprender.

Algunos “expertos funcionales” constituyen la mayor prueba de esto. Entre ellos quienes tienen conocimientos de marketing o los que han dedicado algún tiempo al mundo “entrepreneurial”. Los primeros creen que el marketing es casi una panacea, y  los segundos calculan que el estar vinculados con la dinámica de emprendedores los convierte en uno de ellos.

El surgimiento del emprendedor responde en realidad a otros factores:

1.- Un emprendimiento es un NEGOCIO.-

La palabra negocio proviene del vocablo latín negotium, que en esencia significa: “toda actividad que genere utilidad, interés o provecho para quién la pone en práctica”. En consideración de esta lógica se puede afirmar que todas las personas practican algún tipo de negocio, porque de alguna forma sostienen actividades que les generan “utilidad, interés o provecho”.

¡Y puesto que el emprendimiento es un negocio, entonces todos pueden desarrollar uno!

Las tareas que generan mayor “utilidad, interés o provecho” son básicamente las de producir y vender algo. Cuando se produce y vende satisfactoriamente un bien o servicio, se perfecciona el negocio. Como es lógico que nadie produzca algo que no pueda vender, entonces la función de ventas se convierte en el factor fundamental de la dinámica.

Por ello y en definitiva, la función de VENTAS perfecciona el negocio. O entendido de otra forma, perfecciona el emprendimiento.

En consecuencia, TODAS las personas que eventualmente tengan capacidad de VENDER algo en términos razonables, tienen las condiciones técnicas para ser un emprendedor.

Pueden existir profesionales buenos en marketing o administración que sean incapaces de “vender algo en términos razonables” y en ése sentido no están calificados para ser emprendedores. Por otra parte pueden existir médicos o ingenieros a quienes les pase lo contrario.

Quien posea una visión para vender algo, sumada a una básica capacidad para conseguirlo, está habilitado para emprender.

2.- La eficiencia en la tarea de VENTAS no depende únicamente de conocimientos técnicos.-

Vender en proporciones que justifiquen el emprendimiento no es tarea sencilla. Se precisan aptitudes y destrezas particulares. Por otra parte, hacerlo de manera sostenida involucra desarrollar sistemas que consideren demandas de los clientes, características del mercado y de la competencia. Los conocimientos que se precisan para gestionar estas variables no están incluidos ni en la Administración (como conocimiento académico convencional) ni en el marketing. Están insertos en LA ESTRATEGIA.

A diferencia del entendimiento popular, el marketing no determina cómo vender, la Estrategia lo hace.

Por lo tanto la Estrategia define los objetivos, la gestión de los recursos y las acciones necesarias para hacer prevalecer las ventas propias sobre las de la competencia. Orienta todos los esfuerzos de la organización hacia las ventas y recurre a cuanto conocimiento considere necesario para cumplir la tarea.

3.- La ESTRATEGIA no es un conjunto de conocimientos técnicos, es un arte.-

Existen muchas definiciones de Estrategia. Las coincidencias, sin embargo, son las siguientes:

La Estrategia es el arte de dirigir. En este sentido no es un plan, es acción. La estrategia está destinada a interactuar con el conflicto y se encuentra regulada por la aplicación de Principios Estratégicos. Todas estas conclusiones no conducen a un sistema,  se dirigen a un hombre.

No existe ninguna estructura que pueda “hacer arte”. Sólo un individuo puede hacerlo. Las estructuras no pueden aplicar Principios Estratégicos en su accionar. Solo las personas son capaces de hacerlo.

El hombre detrás de la Estrategia es el STRATEGOS.

La Estrategia es en realidad la función del STRATEGOS. La tarea de un hombre aplicando Principios Estratégicos para dirigir las VENTAS y hacer prevalecer los intereses del NEGOCIO sobre el competidor.

Al ser en esencia la función de un hombre (el STRATEGOS), la Estrategia se encuentra automáticamente vinculada a su personalidad, carácter, habilidades y aptitudes.

4.- El Emprendedor es un STRATEGOS.-

Evaluando las siguientes relaciones se llega al Emprendedor como STRATEGOS:

a) El emprendimiento es un negocio que se perfecciona a partir de las funciones de producción y ventas.

b) Las ventas se gobiernan a partir de la Estrategia.

c) La Estrategia es un arte asociado a un individuo y no un sistema.

d) La Estrategia es la función del STRATEGOS, por lo tanto éste es el individuo.

e) El Emprendedor es, por lógica, el hombre detrás del emprendimiento.

Por lo tanto el Emprendedor es el STRATEGOS.

Sin quererlo o saberlo el Emprendedor es el STRATEGOS. La persona que dirige los destinos del negocio. El objetivo principal de su trabajo son las ventas y el arma para gobernarlas la Estrategia.

En todo Emprendedor, y en cada emprendimiento, existe un Profesional de la Estrategia, un STRATEGOS.

Cuando se busca un factor común en todas las historias de éxito de la actividad emprendedora hay que remitirse a lo anterior.

5.- Fundamentos para la formación profesional del STRATEGOS (emprendedor).-

Si corresponde hacer un ejercicio sobre la formación profesional que debe tener el STRATEGOS (Emprendedor), éstas son las coordenadas:

CONOCIMIENTOS:

  • Principios Estratégicos
  • Dinámica organizacional
  • Procesos de formulación y preparación de la estrategia
  • Dinámica del conflicto (competidores/competencia)

HABILIDADES:

  • Interpretar y aplicar CONCEPTOS
  • Visualización
  • Lectura de movimientos opuestos
  • Anticipación
  • Estudio de los Strategos y las estrategias opuestas

APTITUDES:

  • Control de emociones
  • Memoria
  • Empatía
  • Negociación
  • Decisión

PERFIL PROFESIONAL:

  • Debe ser un individuo que asuma liderazgo, en definitiva más allá de la representación formal que exista sobre su autoridad.
  • Alquien que tenga aguda visión del negocio.
  • Una persona flexible, primero, después y siempre.
  • Un individuo que tome la iniciativa
  • Alquien que asuma y enfrente riesgos
  • Un ser coherente, entre su razón y su praxis, lo que postula y ejecuta, aquello que profesa y hace. Lo que constituye la persona y lo que representa el profesional.
  • Una persona consistente. Por lo tanto distanciado de vacilaciones y dudas. Firme para llevar adelante sus convicciones. Consciente de su capacidad y su causa.
  • Un individuo paciente y perseverante. Que por consiguiente no otorgue tregua ni pausa al cumplimiento de la tarea.

Fuente: https://elstrategos.com/la-formacion-profesional-del-emprendedor/

Técnicas para hablar en público. Superar el miedo con conocimiento, preparación y buena actitud


La organización y tener claro el objetivo de lo que queremos exponer y el conocer el público al que nos dirigimos son las claves del éxito al hablar en público

Consejos para hablar sin miedo en público. Tener éxito en nuestra exposición

Las palabras y los gestos hay que saberlos utilizar de forma apropiada

Hablar en público pueda que sea, casi con toda seguridad, una de las cosas que más asusta a la mayoría de la gente. Pero no debe dar tanto miedo cuando se siguen algunos consejos básicos.

Hablar en público no es una tarea fácil para la mayoría de las personas. Requiere tener los nervios bien templadosdefinir bien los objetivos, ser claro, conciso, organizado y saber determinar el público al que nos dirigimos. Incluso, cumpliendo estos requisitos, el miedo sigue existiendo.

Si consultamos una de la muchas encuestas que existen sobre el tema, obtenemos casi siempre el mismo resultado: las respuestas reflejan que muchas personas tienen miedo al hablar en público o sienten ansiedad e inseguridad cuando tienen que hablar en público. En la mayoría de las ocasiones se debe a una falta de confianza en la preparación previa para un discurso, conferencia o reunión. Para superarlo, sigamos estos métodos y técnicas que nos permitirán ganar confianza y seguridad en nosotros mismos.

Debemos poner un límite a nuestra exposición. No debe ser un límite muy extenso para no "cansar" a los oyentes. No se deben decir más de unas 150 a 175 palabras por minuto, para que la gente pueda seguir correctamente su disertación. Tampoco es bueno que digamos menos palabras haciendo un discurso lento, para que la gente no se distraiga o pierda interés por el tema.

Los puntos que debe tener claros una persona para ser un buen orador son:

1. El Público al que se dirige

Quién va a ser nuestra audiencia, estudiantes, profesionales, empresarios... esto nos ayudará a enfocar nuestra exposición de forma correcta. No es lo mismo dirigirse al público general que a un público especializado o profesional, la edad, el nivel de conocimiento del tema expuesto, bien que sean estudiantes o profesionales experimentados, y el objetivo del orador, esto es, presentar un producto, exponer una nueva idea, una teoría, captar clientes o formar profesionales.

2. Organización de los contenidos a exponer

Exponer de una manera organizada todos los temas nos permite que sea más fácil seguir el "hilo" de nuestra charla. Debemos esquematizar en partes la conferencia, empezando la misma con una presentación personal que incluya la cualificación que nos conceda alguna autoridad sobre el tema expuesto, continuando con una iniciación ligera al asunto para profundizar después, y finalizar con las conclusiones de nuestro objetivo.

3. Extensión de los temas

Debemos exponer solamente lo fundamental del tema. No queramos extendernos hasta agotar el tema. Acabaríamos cansando al público y perdiendo su atención. Ser conciso, claro y directo es una regla infalible para hacer llegar nuestro mensaje al público.

4. Objetivos que desea conseguir

Debemos concretar bien y de manera definida los objetivos de la charla, ponencia o conferencia. Tenemos que "tener claro" cuál es el mensaje que queremos transmitir a nuestra audiencia, sin repetirnos en interminables palabras que no nos conducen a ninguna conclusión clara. Si nuestra exposición es comercial, profesional, educativa, promocional, no tendrán el mismo tono y el público que asista no será el mismo. Tratemos a nuestro público con respeto y no presupongamos que ignoran o desconocen de lo que se está hablando.

5. Ayudas para hacer más clara y amena la exposición

Es aconsejable contar a nuestro lado, con todo tipo de ayudas que hagan comprender mejor la exposición que estamos realizando: proyectores, ordenadores, diapositivas, gráficos y cualquier tipo de documentación que podamos facilitar a los oyentes. Ahora bien, sin abusar de los mismos, marginando totalmente al orador.

A la hora de hablar no debe olvidarse estos puntos fundamentales

1. Colocar el micrófono a la altura correcta y comprobar que el sonido llega a toda la sala.

2. Organizar bien la introducción, desarrollo y conclusión de la charla.

3. No abusar de los gestos y la expresión corporal.

4. En la medida de lo posible, interactuar con los oyentes, para hacer la exposición más amena.

5. Hablar como si nos dirigiéramos a una sola persona.

6. Si vamos con retraso, resumir o prescindir de las partes menos importantes.

7. Evitar cualquier tipo de distracción: ruidos, móviles, música, etcétera.

Fórmula de 4 puntos: SPAM

Uno de los modelos más conocidos para una correcta exposición hablada es el modelo Situación - Propósito - Audiencia y Método (SPAM) . Este nos da 4 puntos básicos

1. Situación

Tener en cuenta la hora y el lugar donde se va a celebrar el acto.

2. Propósito

Las metas u objetivos que el orador espera obtener con su charla.

3. Audiencia

A qué personas va destinada nuestra charla. El público objetivo.

4. Método

Qué método vamos a utilizar para dar nuestra charla.

Principales métodos para ofrecer una charla de éxito

1. Informativo

Lo que se expone es nuevo para la audiencia. Se expone de forma clara y precisa, para que la información expuesta sea de utilidad al público asistente.

2. Persuasivo

El orador trata de explicar características de un producto o servicio. Trata de convencer de la conveniencia del mismo.

3. Entretenimiento

El motivo de la exposición suele tener una finalidad de entretenimiento. Son charlas amenas y divertidas.

Con independencia del método elegido para la conferencia, charla o exposición, debemos tener en cuenta ciertos puntos básicos comunes a cualquier tipo de exposición pública de un tema.

Sugerencias a tener en cuenta para ofrecer una buena charla

1. Ser breve en los agradecimientos y reconocimientos previos a la charla.

2. Mantener la cabeza elevada, mirar al frente y a la audiencia, siempre que podamos.

3. Cuidar la voz. Emplear un tono adecuado, una vocalización correcta y un volumen adecuado.

Lo mejor que podemos hacer antes de una "actuación" en público es practicar

1. Leamos la ponencia en alto varias veces para escucharnos. E incluso, la podemos grabar y escuchar. También e suna idea contar con alguien para que opine sobre qué le parece.

2. Utilicemos nuestro lenguaje corporal y sus gestos, como si estuviésemos delante del público. Lo mejor es practicar delante de un espejo.

3. Procuremos memorizar las partes fundamentales del texto, para evitar una continua lectura del mismo y estar demasiado tiempo con la cabeza baja - cabizbajo-.

Resumiendo, la seguridad para hablar en público no solamente la dan unos nervios bien templados, sino una buena preparación y profundo conocimiento del tema a tratar.

Fuente: https://www.protocolo.org/social/conversar-hablar/hablar-en-publico-tecnicas-para-hablar-en-publico.html

Los errores que el Emprendedor debe evitar


Al Emprendedor, como a cualquier profesional, no solo le aprovecha conocer lo que debe hacerse, igualmente, o en mayor medida, le beneficia entender los errores que debe evitar. Dicen que es de sabios aprender de errores y experiencias ajenas.

Se aprovecha más entendiendo lo que NO debe hacerse que lo contrario. De la primera forma se evitan errores, en tanto que de la segunda es “probable” conseguir aciertos.

La primera etapa de los emprendimientos es habitualmente frágil. Se encuentra dominada por emociones intensas, poca experiencia, recursos escasos, débil estructura de gestión e incertidumbre respecto a muchas variables del entorno.

En esta etapa el Emprendedor precisa una guía sencilla de errores a evitar y  obstáculos que eludir.

A medida que el emprendimiento se desarrolla, la experiencia de ésas primeras vivencias se vuelve una guía, aumenta la confianza y capacidad para enfrentar contingencias. Llega luego el momento de la consolidación y el crecimiento. De una situación en la que existe mucha dependencia del Emprendedor, se pasa a otra en la que es el Negocio quien protege los intereses de aquellos que lo han concebido.

Algunas de los errores que el Emprendedor debe evitar en las instancias primarias de desarrollo del emprendimiento son los siguientes:

1.- No debe prestar atención a los “consejos” que buscan desanimarlo con respecto a lo emprendido.

Una vez que la decisión de emprender ha sido tomada, sólo sirve poner en marcha las ideas previstas. En el momento oportuno quedará establecido si el emprendimiento funciona o no. Pero cuando se ha dispuesto el inicio de la marcha no debe existir vacilación alguna.

Es conveniente recordar siempre esa valiosa consideración que tenía Napoleón:

“No hay hombre más pusilánime que yo cuando preparo un plan militar; aumento todos los peligros y todos los males posibles según las circunstancias. Me hundo en una agitación penosa. Soy como una joven que da a luz. Sin embargo, esto no me priva de aparecer bastante sereno ante las personas que me rodean. Cuando he tomado mi decisión, todo queda olvidado, menos lo que pueda hacerla triunfar”.

2.- No debe pensar que se “está jugando la vida”.

Emprender no es una decisión fácil, pero en el fondo no es diferente a otras decisiones relevantes que se toman en la vida profesional. Si las cosas salen bien, ¡fantástico! Y si no lo hacen, existirá SIEMPRE otra oportunidad.

Un daño que se hace a la actividad “entrepreneurial” es asociarla siempre a un nivel extraordinario de riesgo. Es cierto que quién emprende toma una decisión trascendental, pero en ello no se juega el destino más allá de los márgenes normales de cualquier actividad profesional.

Todas las personas evalúan con seriedad la decisión que deben tomar ante la perspectiva de un empleo. Pero nadie lo hace con el criterio de estarse “jugando la vida” si algo sale mal. No tiene que ser diferente en el caso del emprendimiento.

Así como una mala experiencia con un empleo no representa el final de la vida de nadie, tampoco una eventual experiencia negativa en el emprendimiento. El Emprendedor ES más que las experiencias transitorias que tenga, sean buenas o malas. El Emprendedor NO ES lo que le pasa, y entender las cosas de otra manera es uno de los errores que se debe evitar.

3.- No debe trabajar “sin descanso”.

Suponer que el emprendimiento constituye ése punto en la vida profesional en la que debe trabajarse “en serio” es sólo un ardid mental. La intensidad del trabajo debe ser la misma que se aplicaría a cualquier otra actividad profesional. Y si alguna diferencia existe, probablemente sea la necesidad de no desgastar aceleradamente energía.

En su inicio, la mayor parte de los emprendimientos tiene estructuras ligeras. Por ello se hace necesario “colocar hombros” para sostener las tareas. Esta realidad debe conducir a dosificar esfuerzos, no a multiplicarlos.

El Emprendedor es el factor indispensable del proceso, y el que menos puede exponerse a situaciones límites de cansancio y fatiga.

4.- No debe pensar y actuar en función del largo plazo.

El emprendimiento se desenvuelve estrictamente en el corto plazo por un periodo significativo de tiempo. Lo que menos se piensa cuando se tiene un bebe es en la carrera universitaria que tendrá.

El nivel de desarrollo integral de un emprendimiento en su etapa primaria es mayor que en cualquier otro momento de su ciclo de vida.

Un emprendimiento vive sus primeros días como mil de aquellos que eventualmente tendrá cuando haya crecido. Cada uno de estos días tiene su propio afán, y punto.

En vez de pensar en el día de mañana, bien haría el Emprendedor en adoptar esa consigna de las fuerzas especiales de la marina estadounidense: “the only easy day, was yesterday” (el único día fácil fue el día de ayer).

5.- No debe pensar que está manejando una empresa.

Este es uno de los mayores errores que el Emprendedor debe evitar. El emprendimiento es un NEGOCIO, no es una empresa. El Negocio es una actividad no una estructura.

Todo Negocio que se desarrolle apropiadamente podrá convertirse algún día en una empresa. Pero ello corresponde con el porvenir de las cosas, no con el devenir que plantea el presente.

Por otra parte toda empresa está formada por un negocio. Y el Emprendedor tiene responsabilidad con Él en ésta instancia.

Dos son las actividades específicas que conforman un negocio: producción y ventas, por intermedio de ellas se perfecciona.  El resto de actividades constituyen un apoyo a éstas dos esenciales. El Emprendedor debe enfocarse en producir y vender, porque esto es lo que en definitiva condicionará la supervivencia y éxito del negocio.

Y como se supone que no producirá nada que eventualmente no pueda venderse, entonces son las actividades de ventas las que tendrá que priorizar.

6.- El Emprendedor no debe ponerse al final de la lista de prioridades.

Entregarlo todo por el negocio y ser el último que “experimente” los beneficios que éste proporciona no es el procedimiento recomendado para darle futuro al emprendimiento, y es uno de los errores que el Emprendedor debe evitar.

El Emprendedor debe ser “quien se pague primero”.

Existe una dosis importante de energía en esta premisa. Por una parte el efecto de la “recompensa”. Por otra el hecho que él mismo extremará esfuerzos para garantizar que lo demás esté cubierto y la “recompensa” se replique en el tiempo. La frustración del Emprendedor con su propio negocio es el camino más corto para que éste desaparezca.

Esta no es una convocatoria al desorden o la inequidad, porque en definitiva  el Emprendedor tiene la responsabilidad final de todo. Es un llamado a la dinámica extraordinaria que puede generar un sistema de recompensas inteligente.

7.- No debe compararse con la competencia.

Corresponde hacer esta labor luego. En los primeros pasos del emprendimiento no existen condiciones técnicas para sostener una comparación, y hacerlo conduce a frustración o vanagloria.

La medida de su desenvolvimiento en el mercado es exclusivamente la capacidad de ingresar y permanecer en él hasta consolidar una posición. Solo una vez que ésta posición ha sido establecida será razonable hacer comparaciones.

8.- No debe pensar en el Marketing.

El enfoque debe ser estrictamente hacia las ventas.

Hay una diferencia esencial entre ventas y marketing, aunque la confusión sea casi universal.

Las ventas son la función básica del negocio, el marketing es un conjunto de herramientas de apoyo a las mismas. El Emprendedor debe ser un experto en su negocio y en las ventas que lo perfeccionan.

Ser un experto en marketing, o no, es cosa accesoria. Las labores de marketing pueden ser externalizadas, el conocimiento y la gestión del negocio no.

Un carpintero no puede llamarse tal solo por el conocimiento que tenga de su caja de herramientas. Estas carecen de valor si no conoce el oficio.

No es el marketing el que determina la existencia de las ventas. Son éstas las que eventualmente recurren al marketing con propósitos específicos. Una mala interpretación en este sentido es un error que el Emprendedor debe evitar.

Todo emprendimiento nace con un determinado perfil de negocio. Éste es el que establece su potencial competitivo y hace posible que se perfeccionen las ventas. No hay emprendimiento sólido y sostenible que se lance al mercado fundamentado en una técnica de marketing.

9.- El Emprendedor no debe creerse sus propias historias.

El emprendimiento es una labor profesional en la que cuesta mucho ser objetivo.

El Emprendedor concibe y establece el negocio como una franca manifestación de fe y confianza en su visión. Durante buen tiempo éstas variables son las que constituyen el sustento de la actividad que se lleva a cabo y construyen una relación íntima entre Emprendedor y negocio. Una relación emotiva en la que se mezclan deseos y convicciones, el creer con el poder, el fracaso y la perseverancia.

Estos hechos conducen a que el Emprendedor construya escenarios imaginarios que expliquen lo que sucede con el Negocio. Estas consideraciones se nutren y fortalecen de dosis importantes de convicción, pero no siempre responden a la realidad, o la interpretan subjetivamente.

Cuando el Emprendedor concluye por creer en “sus propias historias” y se aleja inconscientemente del dictamen de los hechos, pone en riesgo el emprendimiento.

Así como es vital una enorme dosis de fe para llevar adelante las tareas, es indispensable ser objetivo. Tener una mente abierta a la realidad, ser capaz de aceptar críticas y recomendaciones. Y por sobretodo tener la capacidad, cuando llega el momento, de aceptar los errores y enmendarlos.

10.- No debe ser impaciente.

Hay distancia importante entre ser paciente y ser impaciente. La primera es una virtud que no se encuentra al alcance de cualquiera, la segunda es un defecto que se debe evitar a cualquier costo.

La impaciencia es estadísticamente la causa mayor del fracaso de los buenos emprendimientos. Es homicida de proyectos y obstáculo principal para su éxito. La impaciencia supera  a la vacilación, falta de fe o aversión al riesgo como factor de fracaso del emprendedor.

Convertirse en una persona paciente se alcanza en la batalla diaria con la impaciencia.

Sin paciencia se hacen viajes cortos, se navega en superficie, se coquetea con la seducción de “lo promedio”, aquello que se halla tan cerca de lo mediocre. Sin paciencia no se gestan ni se desarrollan buenos planes, no se cautiva a los clientes. No se enamora al mercado ni se vence al competidor. Y, por sobre todo no se supera la soledad que acompaña el trayecto emprendido.

La paciencia tiene la virtud de alinearse con ése médico infalible que tiene la naturaleza: el tiempo. Éste es quien al final remedia y resuelve todo.

Fuente: https://elstrategos.com/los-errores-que-el-emprendedor-debe-evitar/