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Novela «El Terror de Alicia» Autor: Miguel Angel Moreno Villarroel

Novela «El Terror de Alicia» Autor: Miguel Angel Moreno Villarroel
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Dueño de sí mismo y de su destino. El desafío humano


Llegar a ser dueño de sí mismo es el desafío que la existencia le plantea al ser humano. El reto mayor, el objetivo más grande, la garantía fundamental para tomar control de su destino. El obstáculo más importante que el individuo debe superar para alcanzar las metas y el estado que pretende para su vida se encuentra en su interior.

(Contextualizado del libro del autor: “Emprender es una forma de vida. Desarrollo de la Conciencia Emprendedora“)

El hombre ha demostrado inagotable capacidad para dominar la naturaleza, imponerse sobre la enfermedad, atacar la pobreza, desafiar las distancias que lo separan de los cuerpos celestes, mejorar la calidad de vida en el planeta y  entender los secretos que se esconden en lo pequeño. Ha demostrado poder para doblegar adversidades, conquistar fronteras y develar misterios.

Sin embargo sigue siendo incapaz de ser dueño de sí mismo: imponerse a sus instintos y resolver su pobreza de espíritu. Le es difícil cubrir la distancia que lo separa de la magnanimidad, mejorar la calidad de su propia vida y entender los valiosos secretos que esconden los detalles y momentos fugaces.

Tomó potestad sobre su entorno pero no sobre sí. Sigue siendo un ser incompleto, un gigante con pies de barro, monarca de un reino en riesgo de implosión.

A pesar del poder que exhibe, es una de las criaturas más vulnerables del planeta.

A diferencia de otras especies, durante un tiempo largo de su vida es un ser dependiente. Está expuesto a su entorno con escasos recursos para moldear su ambiente más próximo. Pasa una cuarta parte de su vida sometido a la influencia externa y otro tanto estableciendo su identidad y pertenencia. De niño se sujeta al criterio de sus mayores y cuando es joven a los formatos de la sociedad. Solo en la etapa primera de su “independencia” pone a prueba la formación que ha recibido y sondea tímidamente la realidad que lo rodea.

En todo esto consume buena parte de su vida sobre la tierra.

En la niñez y temprana juventud no tiene posibilidad de evaluarse a sí mismo con referencia a nada. Carece de  introspección. Puede ser, o no, un “producto” bien formado, pero eso en nada lo afecta o beneficia.

Cuando alcanza mayor independencia comienza ésa evaluación que concluirá determinando su existencia, pero este proceso le represente 20, 30, 40 años de inconsciencia.

Mucho tiempo simplemente inhabilitado para ser dueño de sí mismo.

Las referencias ante las que se evalúa están relacionadas a los resultados que alcanzan sus actos, a la satisfacción que en ellos encuentra y a lo que opinan “los demás”.

Mucho después, cuando se sujeta a su propio juicio, recién puede iniciar el proceso de “medirse” y ser dueño de sí mismo.

Entonces identifica los aspectos virtuosos de su carácter y su capacidad de alcanzar metas. Se da cuenta de lo que hace bien y le permite destacar. En esta etapa trata sus falencias benignamente, con el sentido de quién recién experimenta. Es un periodo de “poca culpa”, la etapa del “hombre grande” que conquista su propia vida y aún se siente víctima de los designios ajenos.

El hecho de asociar problemas, carencias e incapacidad con factores que no son externos, llega más tarde. El momento exacto de la “madurez”.

Éste no es un fenómeno etario. Es ése punto en que se alcanza comprensión integral de las cosas que suceden. El momento de interpretación consciente de lo que se es en relación al entorno. El tiempo que se reconoce la incapacidad que yace más allá de las virtudes, la debilidad oculta detrás de las fortalezas.

Solo a partir de este punto puede el hombre realizar una introspección profunda que lo conduzca a ser dueño de sí mismo.

Este punto crítico alcanza a todos, en uno u otro momento de la vida. Más temprano a quienes tuvieron que pasar infortunios prematuros, más tarde a lo que gozaron de condiciones benignas.

Acá el hombre enfrenta la disyuntiva: ¿se impone sobre sus circunstancias y alcanza sus objetivos a fuerza de virtud, capacidad y experiencia o lo hace tratando defectos, carencias y debilidades?

El primero es un camino para dar batalla al “enemigo externo”. El segundo, uno orientado a dominar el “enemigo interior”.

La lucha contra las condiciones externas demanda mayor esfuerzo, uno que no termina nunca; la sensación de victoria es efímera y parcial. Esta lucha consume grandes cantidades de energía, pocas veces garantiza éxito integral y casi nunca proporciona sosiego. Es la historia de millones que luchan sin descanso, superan adversidades, conquistan objetivos pero no alcanzan paz o sensación del deber cumplido.

La lucha contra las condiciones externas es igual a la del Quijote con los molinos de viento. Tiene cierto sentido en lo inmediato pero carece finalmente de significado.

El “enemigo externo” nunca es conquistado. Solo se renueva, se transforma y se coloca al frente de nuevo. El “guerrero” es solo dueño de estados transitorios y victorias momentáneas.

Se pueden poseer inmejorables condiciones para conquistar por fuerza oportunidades y adversidades. Pero si esta tarea no va precedida de la conquista interna concluye por ser vana.

El hombre no tiene potestad sobre sus circunstancias, pero puede ser dueño de sí mismo. Y al serlo evita constituirse en víctima permanente de las eventualidades.

Consciencia.-

Esta batalla comienza por tomar consciencia de lo que se es y no es. Lo que se tiene y no tiene. Fortalezas y debilidades. Virtudes y defectos.

La toma de consciencia permite superar dudas y autoengaños, “justificaciones razonables”, mentiras benignas, complacencia y resignación. Solo cuando el hombre se percata integralmente de sí mismo puede actuar contra el enemigo interior.

A partir de la toma de consciencia comienza la lucha que lleva a la victoria interior.

Esta puede ser larga y quedar inconclusa. Pero el punto que  se alcanza nunca queda detrás de la partida. La toma de consciencia es, en sí misma, una victoria. Ningún triunfo sobre el entorno otorga ésa renovación. Superarse a uno mismo opaca el valor de otras victorias. Forma un circuito virtuoso de energía.

La toma de consciencia es la parte difícil, el paso que la mayoría nunca da. “Yo no soy el problema” es un pensamiento de gran poder, entre otras cosas porque puede ser cierto. La búsqueda de fallas o defectos en otros siempre alcanza buen resultado. ¡Todas las personas son imperfectas!, y eso permite la justificación.

Tomar la decisión de aceptar debilidades y defectos no es solo cuestión de coraje, es una de las medidas más inteligentes que se puede adoptar. Por esta vía se concluye destacando con nitidez y se crece por encima del promedio.

Tomar consciencia constituye una ventaja comparativa en el desenvolvimiento personal y profesional. No existe lucha que pague más. El premio inmediato es una satisfacción que nada puede igualar, energía que no se encuentra afuera y sensación de paz con el mundo.

Razón.-

Una vez producida la toma de consciencia la lucha continúa encaminada por la razón. Esta es la que finalmente “encapsula” cada cosa que se debe corregir o cambiar.

Así como toda forma de felicidad es privada, el hombre solo, en absoluta intimidad, debe establecer aquello que ha de tratar. La razón no tiene porqué fallar, dado que toma parte en la tarea después de la aceptación. La razón particulariza los elementoa e identifica causas y efectos.

Mientras la consciencia recuerda, refuerza y motiva, la razón evalúa las formas que tomará la acción. La razón se halla contenida y a la vez impelida por la consciencia para iniciar los cambios.

Si la consciencia ha definido el QUE, la razón evalúa el COMO. En esto no existe prescripción, cada quién define el curso de acuerdo a sus posibilidades y potencial.

Voluntad.-

A la razón que establece el COMO le sigue la acción, y ésta tiene como sustento la voluntad. ¡Bien se dice que las guerras se ganan por medio de voluntad!

La consciencia contiene, la razón orienta y la voluntad permite llevar el proceso hasta la victoria: ser dueño de sí mismo.

La debilidad más importante de la voluntad es su desgaste. Todos los seres humanos tienen voluntad, sin ella no es posible entender ninguna acción. Sin embargo ésta se dinamiza con diversos tipos y niveles de energía, dependiendo de su aplicación.

Existe mayor voluntad para acciones con bajo nivel de dificultad y alta satisfacción. Y es menor para lo complejo y de escasa satisfacción inmediata.

En la batalla con el “enemigo interno”, la energía vinculada a la voluntad es factor delicado. Por ello la fórmula para tener éxito debe ser la administración gradual de objetivos y esfuerzo.

La energía que produce la victoria es grande y se debe aprovechar para llevar a buen fin la campaña. Luego el éxito tiene que repetirse hasta alcanzar el resultado final.

El objetivo debe fragmentarse inteligentemente. En pocas ocasiones está mejor aplicada la lógica de que Éxito se escribe con “e” minúscula, porque son los pequeños logros los que deben fundamentar el cumplimiento de la tarea. La entereza no está garantizada por la calidad del premio, más bien por el agregado que generan logros menores y significativos.

La lucha del hombre consigo mismo dura toda una vida y nunca llega a destino, por ello la caminata debe ser el objetivo. Es cierto que la consciencia contiene y motiva, pero sin retroalimentación positiva concluye por ceder. De aquí la importancia de la voluntad para sostener el proceso.

Celebración.-

Finalmente, la campaña que se inicia con toma de consciencia y alcanza “éxitos” progresivos a partir de razón y voluntad, debe concluir con la celebración.

La celebración merece un apartado. Y no necesariamente porque emerja como producto natural de una dura batalla, sino como muestra indispensable de la benignidad que el hombre se debe a sí mismo. Porque así como propende a ser benigno con sus errores, así debe serlo con sus aciertos y logros.

La celebración tiene efecto poderoso sobre el temor, alimenta el coraje, lo fortalece. Consolida las premisas en que se fundamenta la conciencia y constituye antídoto contra los efectos del fracaso.

La celebración es el galardón del guerrero, su justo premio, el canto a la victoria.  Así como nada puede impedir que la vida presente sinsabores, nada debiera impedir que se celebren por lo alto las victorias.

Este es el sano desafío que el hombre le lanza a la vida. El puño cerrado que esgrime ante la cara impasible de las circunstancias y el rostro severo de la adversidad.

Sin celebración se dirá que un buen guerrero no es que el triunfa siempre, sino quien vuelve sin miedo a la batalla. Pero por la celebración se afirmará que el mejor guerrero no es el que triunfa siempre, sino el que vuelve contento a la batalla.

Y en ello existe diferencia sustancial. Porque tratándose la vida de una batalla que solo termina con la muerte, la ausencia de miedo no compensa el viaje igual que el hecho de realizarlo con contento.

Quien no es dueño de sí mismo no puede considerarse dueño de nada, apenas alguien a quien la vida otorga título de inquilino fugaz.

Fuente: https://elstrategos.com/dueno-de-si-mismo/

 

12 tácticas para vender “lo que quiera vender”


Las tácticas para vender son herramientas valiosas del arsenal que dispone el vendedor profesional. Son los elementos con lo que optimiza el contacto específico con los prospectos en el mercado. La Estrategia de Ventas y los planes proporcionan la orientación corporativa para desenvolverse en el mercado, pero el factor táctico define las transacciones.

La formación táctica del vendedor no responde a procesos convencionales, precisa disposiciones diferentes. Esto determina que sea un factor personalizado y distinguido del trabajo en el mercado. La diferencia fundamental para alcanzar los objetivos comerciales.

Para conseguir que la gente compre los productos o servicios que se ofrecen, hay que solucionar los problemas que tengan. Se deben vender las soluciones comprendiendo la perspectiva del cliente, constituyéndose en un recurso valioso y enfatizando las experiencias positivas. Las tácticas para vender atraen al cliente con lógica y emoción, las mismas que son indispensables para tomar una decisión

1.- Venda el sueño.-

No todas las personas a las que vende están interesadas en su producto, pero siempre están interesadas en sí mismas. Crear una visión de cómo podría ser la vida del cliente potencial al comprar su producto, es un excelente lugar para comenzar.

Piense en el eslogan de Nike, “Simplemente hazlo”, o en el de Burger King “Hazlo a tu manera”. Estas frases no dicen qué se vende, más bien lo que se puede hacer con aquello que se vende.

2.- Despierte su curiosidad.-

Una vez que haya conseguido que el cliente potencial considere la oferta, el objetivo es mantener su atención.

Al comienzo de la reunión, diga: “Antes que lo olvide, quiero preguntarle algo relacionado con nuestra última conversación. Entremos ahora en la agenda, pero por favor me lo recuerda luego”.

Lo más seguro es que le digan: “claro, no hay problema”.

Al final de la interacción sucederá una de dos cosas:

  • Preguntarán, ¿de qué me quería hablar?”, o
  • No harán ninguna mención al respecto.

Si es lo primero, están comprometidos y presentes. Si es lo último, está claro que no hay interés y debe cambiarse el enfoque en adelante.

3.- Use éxitos pasados (no fracasos), como guía. Esta es una de las tácticas para vender más importantes-

Siempre es más productivo centrarse en lo que salió bien y tratar de replicar éxitos específicos en lugar de reparar en los errores. La mente humana a menudo se comporta como un motor de búsqueda y muestra los resultados que reflejan la consulta.

Por ejemplo, si se busca en Google “no me muestre restaurantes de comida rápida”, se obtiene una lista enorme de restaurantes de comida rápida. Sucede igual en cualquier interacción, no solo las comerciales, si el enfoque se orienta hacia los motivos por los que las cosas no funcionaron en el pasado, eso es exactamente lo que se verá.

Por otra parte, si se aplica la misma regla hacia las cosas que han funcionado, los éxitos serán evidencia y guía.

4.- Considere a su prospecto como un maestro.-

Una de las formas más rápidas de ganar compromiso e interés es comprender que el prospecto quiere ser respetado y escuchado. Conozca su opinión y tómela en serio.

Piénselo así: habitualmente, no se habla con extraños en la calle, pero si uno se acerca y  pide ayuda, probablemente se lo atenderá.

El ser humano está condicionado para ayudar a los demás, así que utilice esto a su favor cuando hable con clientes potenciales.

Use la información que recibe para cerrar el trato.

6.- Cree un sentido de urgencia.-

Obviamente no es recomendable usar tácticas de miedo para hacer una venta, pero crear un sentido de urgencia acerca de la oferta, puede ser útil.

Estas son algunas formas de hacerlo:

  • Ofrezca un descuento o incentivo a corto plazo.
  • Enfatice el beneficio inmediato del producto: debe comprender bien el problema que el cliente está tratando de resolver. Luego hay que demostrar cómo la compra del producto puede proporcionar una solución inmediata o alivio a su problema.
  • Comunique la escasez: saber que la oferta es limitada o solo está disponible por un corto tiempo puede crear una sensación de urgencia para el comprador. Ya sea que esté vendiendo un producto de edición limitada o un servicio disponible para un número específico de clientes, exponer esto puede incentivar a los compradores.

7.- Nunca se presente como alguien “neutro” respecto a lo que vende. La identificación es un ingrediente indispensable en las tácticas para vender.-

Muchos vendedores fingen ser “imparciales” respecto a lo que ofrecen en un afán de parecer “creíbles”. Pero el comprador que tiene educación y experiencia, espera que los representantes de ventas sean parciales. De hecho, nada de lo que diga hará que un cliente olvide que, en última instancia, su trabajo es lograr que compren su producto.

Entonces, deje de fingir. Más bien haga lo contrario: muéstrese convencido que su oferta es, simplemente, la mejor.

El comprador es sofisticado. Entiende el uso de la hipérbole. Acepta el entusiasmo y el deseo de compartir puntos de vista.

Cuando se le dice al prospecto que el producto es “el mejor en el mercado”, no se está teniendo una discusión académica basada en estadísticas. Se está compartiendo una opinión. Los clientes confían en opiniones auténticas y no meramente imparciales.

8.- Sea transparente sobre las capacidades de su producto.-

A la vez de ser parcial sobre la oferta, también hay que ser transparente al respecto. A veces eso significa admitir que el producto no hace exactamente lo que el cliente desea.

Reformular las limitaciones con soluciones creativas, puede convertirse en un recurso útil para el cliente potencial y genera confianza como resultado.

9.- Sea un recurso valioso para el prospecto.-

Imagine esto. Está buscando un colchón nuevo y el representante de ventas de una compañía de colchones le brinda un servicio estelar. No solo escucha activamente sus inquietudes y entiende lo que está buscando, también habla confiadamente sobre los motivos por los cuales el producto es perfecto para usted.

Aparte de tener una respuesta a cada pregunta, comparte también contenido valioso sobre el buen sueño, la salud y la manera en que un colchón puede ayudar en todo eso.

Este representante ha hecho todo lo posible por usted, incluso antes de que se convierta en cliente.

Durante el proceso de ventas, la forma en que trata a un prospecto mientras aún considera la oferta, da una idea de cómo podría ser todo si se convierte en un cliente.

10.- Encontrar intereses comunes.-

Los prospectos siempre quieren encontrar una conexión, incluso si al principio no lo parece. Deles lo que quieren haciendo una investigación de antemano. Encuentre algo que tengan en común.

El principal punto de coincidencia con los prospectos interesados en la solución que ofrece, es solo eso: ¡el producto! Aproveche esto en las conversaciones iniciales para determinar por qué estaba interesado en hablar con usted. Podrá descubrir mucha más información cuando identifique coincidencias.

11.- Facilite todas las tareas del proceso. Este es el ingrediente técnico de las tácticas para vender.-

Cuando los procesos de compra son complicados, es menos probable que concluyan exitosamente. Esa es una de las razones por las que empresas como Uber, Instacart y Amazon están tan arraigadas en la vida de la gente: tienen procesos muy sencillos de interacción con el cliente.

Considere siempre la situación del prospecto. Es probable que el contrato que se quiere cerrar con él, no sea una prioridad en su lista de cosas por hacer. Ayudar a que la decisión sea más fácil para ellos, es un factor determinante.

Tal vez sea cuestión de un simple “¡Sí!” en un correo electrónico, o alguna viñeta que destaque el contrato. Estos pueden ser factores que generen diferencia entre cerrar el trato en cinco minutos o cinco días.

Hágales saber que entiende que están ocupados y que puede proporcionarles el proceso más conveniente. Tendrán mucho aprecio por esa consideración.

12.- Mantenga la conversación en marcha.-

Si no logra hacer la venta la primera vez, no se desanime. Al utilizar estas tácticas para vender es probable que haya creado un nivel invaluable de confianza con el prospecto. El “no” bien podría ser un “ahora no”. Mantenga la puerta abierta con este prospecto para el caso que cambie de opinión o acomode para una oferta diferente.

Estas son algunas maneras en que puede mantenerse en contacto con su cliente potencial:

  • Conéctese en las redes sociales: si tuvo una gran conversación con el prospecto, solicite conectarse en las redes sociales. Ver qué contenido comparte su cliente potencial le dará una idea de los productos que está usando y cómo se siente acerca de ellos. No solo eso, al interactuar en estos espacios, mantendrá la conversación y el producto en su mente.
  • Solicite comentarios: si su cliente potencial está abierto a proporcionar comentarios sobre su producto y enfoque de ventas, acéptelo. Esta retroalimentación brinda información útil sobre cómo podría mejorar su proceso de ventas en el futuro y le permite mantenerse en contacto por más tiempo, lo que puede ser útil para tener éxito en una fecha posterior o con una oferta diferente.

Las tácticas para vender forman parte del instrumental técnico que desarrolla la “mente táctica” del vendedor. Son producto de esforzados programas de entrenamiento y experiencia. Su efectividad está fuera de duda porque responde a éxitos comprobados a lo largo del tiempo.

No precisan grandes conocimientos ni responden necesariamente al complejo universo de las aptitudes. Las tácticas para vender se inscriben en ésa invaluable zona de influencia condicionada por la actitud. Y bien se sabe que esta es una virtud escasa. Por ello es, seguramente, el factor más importante de la distinción competitiva.

Fuente: https://elstrategos.com/tacticas-para-vender/

 

Cómo “leer entre líneas”. Habilidades estratégicas

 

Una buena parte de las habilidades estratégicas toma forma y se aplica en la gestión de relaciones personales. Esto sucede igual para el desenvolvimiento de un jefe, subordinado, colega profesional, socio de negocios, familiar, amigo, cónyuge, etc. La calidad de la interacción con otras personas siempre define el éxito en la vida.

Ahora bien, las relaciones son como un juego de ajedrez. En ellas no solo importa la afinidad, sentimientos o disposición, puesto que siempre existen intereses involucrados. Y esto genera posiciones encontradas, disputas y conflictos.

Reconocer esto es algo práctico. No tiene nada que ver con aspectos morales. Los intereses de las personas pueden ser buenos o malos, pero son eso: intereses.

Las piezas en este tablero de ajedrez toman forma de argumentos, razonamientos, emociones, gestos, tonos de voz, pausas y silencios. Cada quién expone y moviliza estos elementos para tratar de alcanzar sus objetivos. Y los que poseen habilidades estratégicas tienen mejores probabilidades de triunfar.

En esta realidad, destaca el individuo que puede “leer entre líneas” lo que otros quieren o no quieren decir. Las comunicaciones interpersonales ocultan siempre más de lo que exponen. Contienen elementos que no se evidencian, argumentos parciales, sugerencias veladas, medias verdades.

“Lo más importante de la comunicación es escuchar lo que no se dice” (Peter Drucker)

Todo eso queda expuesto para quién sabe “leer entre líneas”.

Las personas no dicen expresamente lo que quieren por uno de dos motivos:

  • No pueden o
  • No quieren hacerlo

El primer caso puede ser efecto de inseguridad, timidez, precaución, falta adecuada de conocimientos, etc. En el segundo existen intenciones y objetivos concretos. Al pensador estratégico le corresponde ser empático en la primera situación y muy cauto en la otra.

Hay dos requisitos básicos para “leer entre líneas”: escuchar apropiadamente y mirar con atención.

No es nada más que eso. Algo que, en teoría, poseen todas las personas desde temprana edad, y que no necesariamente podrìa considerarse inscrito entre las habilidades estratégicas.

Sin embargo, lo que sucede en la práctica pocas veces es coherente con la teoría. En realidad, hay muy pocas personas en este mundo que escuchan y miran con atención. Por básico y elemental que parezca, ésta habilidad casi no la posee nadie, y su escasez constituye uno de los grandes dramas de la “sociedad civilizada”.

Si en algún caso la dinámica de la mente humana tiene efecto devastador, es en éste: cuando altera la comunicación de las personas. No se puede atender lo que otro dice si primero se presta oído a lo que uno mismo piensa. Nada se escucha si en el proceso sólo se considera la respuesta que se quiere dar.

Y si no se escucha genuinamente y con honestidad, es imposible “leer entre líneas”.

Escuchar y mirar con atención significa ESTAR PRESENTE en una interacción. Enfocarse en lo que sucede en “este preciso momento”. Este pequeño detalle puede cambiar el curso de la vida, puesto que gran parte del conflicto humano se explica en la incapacidad de entender a los demás.

Si quiere que la otra persona sea como un libro abierto, escuche lo que dice con atención y mire como lo hace. ¡Así de simple!

No emita juicio anticipado ni interrumpa. Sea como el juez que recibe argumentos de una y otra parte para formarse un criterio de la situación. Esta es la manera práctica de hacer prevalecer intenciones, puesto que lo más probable es que el otro no pueda enfocarse de la misma forma.

Escuche, mire, procese y argumente luego. No adelante juicio. No establezca veredicto. Nadie alcanza una conclusión válida leyendo solo una frase, es necesario conocer todo el texto.

Escuchar, mirar, procesar, responder.

Escuchar, mirar, procesar, responder.

Este es el ciclo que debe repetirse hasta que termine el intercambio. Si está presente, sabrá identificar el final del proceso. En ése momento tendrá una idea concreta de los intereses ajenos y podrá juzgar.

Las habilidades estratégicas no echan raíz en lo complejo o sofisticado, más bien en todo lo que es elemental y obvio, simple y pequeño. Porque justamente de eso está formado lo grandioso, aquello que es tan elusivo al entendimiento de la masa.

Con solo ESTAR PRESENTE en la interacción ya existe ganancia.

Ahora bien, cuando la comunicación se desarrolla con personas que también “están presentes”, que son dueñas de sí mismas y actúan inteligentemente para hacer prevalecer sus intereses, la “lectura entre líneas” tiene que apoyarse en otros factores:

1.- Detecte si la otra persona está tergiversando algo.

Identifique si está distorsionando los hechos para engañar conscientemente y crear una falsa impresión. Vea si está manipulando la verdad, si presenta una opinión como hecho o si usa pensamientos revisionistas y eufemismos para enmascarar la verdad.

2.- Identifique si está omitiendo algo.

Omitir información clave es una manera de engañar intencionalmente. Como dijo Benjamín Franklin: “Una verdad a medias suele ser una gran mentira”.

3.- Vea si no está “fabricando” algo.

Verifique si no se está inventando un hecho o difundiendo una falsedad. Los chismes y los rumores pocas veces se acercan a la verdad.

4.- Asegúrese que no exagere en la presentación de los argumentos con el objeto de causar una impresión favorable.

5.- Compruebe que la otra persona no está en estado de negación para aceptar la verdad y reconocer errores.

6.- Verifique que existe transparencia.

La falta de transparencia existe con frecuencia en quienes ocultan o retienen información porque su exposición puede traerles consecuencias negativas.

7.- Vea que no se echen culpas a otras personas con el afán de ocultar errores o responsabilidades propias. Esta es una de las habilidades estratégicas más útiles para “leer entre líneas”.

Quién mucho habla de los demás, poco bien dice de sí mismo.

8.- Identifique si hay algún “reconocimiento falso” en lo que argumenta la otra persona. Muchos se atribuyen crédito por méritos ajenos.

9.- ¿Se trata de alguien que rompe promesas con frecuencia y sin mucho pesar?

Si este es el caso, es previsible que el comportamiento se repita.

10.- Trate de identificar si la persona cubre o socapa las faltas de otros.

Puesto que el que así lo hace, es tan responsable de la falta como quién la comete.

11.- ¿Se trata de una persona hipócrita? Identificar esto es prioridad para quién aplica habilidades estratégicas con el afán de “leer entre líneas”.

La hipocresía no solo plantea una doble moral, es también una de las estratagemas más sutiles en el relacionamiento personal.

12.- ¿Es alguien que pretende ser lo que no es?

Quién pretende ser lo que no es, en realidad concluye por no ser nada.

Las personas capaces de “leer entre líneas” se sumergen en la intrincada psicología humana y desarrollan una de las habilidades estratégicas más importante para construir, curiosamente, relaciones sanas y productivas.

La verdad siempre disipa las tinieblas. Y cuando no es expuesta con franqueza, debe ser buscada con paciencia y sutileza.

Fuente: https://elstrategos.com/habilidades-estrategicas/

📖OBSEQUIO - Novela: "El Terror de Alicia" - Primer Capítulo📖



El difunto papá de Alicia era judío; su familia incluídos sus abuelos habían sido víctimas de los campos de concentración nazi. Criado en caracas con un tío, al crecer, descubre a un vecino que cumple con las características del asesino perseguido por los cazadores internacionales de nazis y así se desatan los demonios en una carrera vertiginosa por encontrar la verdad llena de terror.

El autor venezolano Miguel Angel Moreno Villarroel, nos obsequia en su más reciente producción literaria, una trama llena de suspenso y contenido histórico que la humanidad jamás debería olvidar.

Haz clic en el enlace inferior para descargar el primer capítulo como obsequio del escritor.

https://docs.google.com/document/d/1PKo0Kbggvl29vocjI7RoMPf1Mcd68r_D/edit?usp=sharing&ouid=113589339231029854170&rtpof=true&sd=true

Todos los derechos reservados El terror de Alicia - (c) - miguel moreno


10 cosas que ningún Jefe puede tener sin tu aprobación

 

El arte de dirigir individuos es uno de los más sofisticados que existe. No hay recetas escritas que puedan considerarse efectivas ni tiempo de aprendizaje suficiente. Hay una sola premisa que puede conducir exitosamente a destino: la actitud. El jefe no conquista sus metas de acuerdo a lo que sabe, más bien en función de la conducta que sostiene con sus subordinados.

Esto funciona igual en cualquier sistema de trabajo colectivo, se trate de un empleo o un emprendimiento: si las personas no trabajan bien porque quieren, entonces sólo hacen lo que deben. Y si se produce esto último, la Organización opera (eventualmente) con propiedad, pero no conoce la excelencia.

La dirección eximia de los seres humanos (llámese liderazgo o lo que sea), pasa por conquistar corazones, no por aprovechar mentes. Y esto difícilmente se compra con dinero, hace falta invertir una actitud correcta, sostenida e inquebrantable.

Hay cosas que ningún jefe puede tener sin la aprobación del subordinado:

1.- Confianza:

Es simple. Si el subordinado no confía en el Jefe, no interpone su mejor empeño. Dará de sí lo estrictamente conveniente. Entender esto es clave. Lo “conveniente” no necesariamente es algo malo, pero rara vez es lo mejor.

La mayoría de los jefes, y por ende las Organizaciones, se sienten bien obteniendo un resultado “conveniente” del equipo de trabajo. Son como ésa persona que posee un auto deportivo pero nunca lo maneja a más de 50 kilómetros por hora.

La confianza de los demás se gana por méritos específicos, no por efecto de lo que disponga una estructura. Ninguna instrucción o arenga conquista la confianza de los demás, solo la experiencia concreta. Hace falta que el jefe demuestre, con el tiempo, que se puede confiar en lo que dice y hace.

La confianza se fundamenta en una relación, no es una cuestión de momentos. Demanda intimidad. Requiere compartir experiencias, buenas y malas. Pocos jefes invierten esto de sí para obtenerla. La mayoría considera que en tanto las cosas no están mal, entonces están bien por defecto.

El jefe que conquiste la confianza de los demás, no estará obligado a transitar solo por caminos pavimentados, podrá tener compañía aún en las sendas (habituales y complejas), de la tribulación y el fracaso.

2.- Respeto:

El respeto también se obtiene. No se pide. Ningún título o cargo jerárquico lo otorga “per se”. Tampoco es cuestión de conocimientos o habilidades. Se puede efectivamente respetar la capacidad de alguien respecto a cierta cosa, pero ése es un respeto que emerge de la razón, no del corazón.

El genuino respeto se otorga a la integridad. Es un reconocimiento a la conducta de los demás que ha sido puesta a prueba en diferentes circunstancias. Un individuo íntegro actúa en función de lo que ES, no de lo que le pasa.

Hay jefes de ánimo tibio que se calientan o enfrían de acuerdo a lo que sucede, y eso no consigue el respeto de nadie.

3.- La lealtad y el jefe:

Esta es, teóricamente, más sencilla de obtener. Ahora bien, en la práctica no es nada fácil. Hace falta algo que no todos los jefes entienden. La lealtad es una calzada de doble vía: se obtiene una vez que se la da.

Así como quién planta semillas de un árbol de naranjas no obtiene bananos, quién siembra lealtad cosecha lealtad. No hay margen para otro tipo de cálculos.

¿Sabe usted cuando se forja la lealtad? En los momentos difíciles. En ésas situaciones en las que alguien se siente solo y abandonado. Cuando las circunstancias castigan.

Si el jefe permanece firme con quién enfrenta la adversidad, está ganando una persona que le será leal cuando eventualmente le suceda lo mismo.

La lealtad es una póliza de seguro que se debe pagar permanentemente, pero se puede cobrar cuando más se necesita.

4.- Admiración:

Las personas admiran de otros lo excepcional. Eso que no es común y que pocos poseen.

Todas las actitudes del jefe que destaquen sobre los demás, construyen la admiración de los colaboradores. Especialmente si se sostienen imperturbables en el tiempo.

Hay un sinónimo de “excepcional” que ayuda a entender esto: extraordinario. Esto quiere decir “más allá de lo ordinario”. ¿Y qué es ordinario? Algo común y de poca calidad.

Comunes y corrientes son casi todos en sus actos cotidianos. Pocos invierten genuina calidad en lo que hacen, por esto mismo son considerados, pero pocas veces admirados.

Ahora bien, el jefe excepcional es producto del ser humano excepcional. En esto la estructura determina la función. Nadie puede llegar a ser admirado por los demás si solo se esfuerza en cumplir un papel. En esto es necesario SER para HACER.

5.- La credibilidad y el jefe:

Cumplir promesas y honrar la palabra. Estos son los ingredientes de la credibilidad. Hay que ser inteligente y poseer mucho carácter para prometer algo y no fallar. Nadie tiene control sobre el destino, por eso las promesas precisan inteligencia. No se las puede suscribir a diestra y siniestra.

La mejor promesa del jefe es “dar lo mejor de sí y hacer todo lo que esté a su alcance”. Esto denota humildad y construye credibilidad. Cualquier otra cosa es arrogancia y una apuesta peligrosa con el destino.

Otros elementos que ningún jefe puede tener sin tu aprobación.-

6.- Honestidad:

Es cierto que la honestidad es una cualidad personal que no debe estar sujeta a condicionamientos externos. Quien se precia de ser una persona honesta no puede poner en tela de juicio esta condición de acuerdo a las circunstancias.

Sin embargo, como en muchos otros casos, la honestidad tiene grados y matices. Aspectos activos y pasivos.

Cuando el jefe no actúa adecuadamente con sus colaboradores, a lo sumo obtiene de ellos un básico sentido de honestidad personal, uno particularmente “pasivo”. Sin embargo, algo diferente ocurre con los aspectos “activos” de la honestidad.

La persona honesta “activa” esta cualidad sugiriendo y proponiendo lo que considera apropiado para el bien común. Si las condiciones en la relación no están dadas, ésta activación no se da.

7.- Retroalimentación positiva:

La retroalimentación como tal es producto de que la relación se encuentre bien establecida. No se diga una de carácter positivo.

El jefe inteligente debe entender que la retroalimentación por parte de sus colaboradores solo enriquece su posición, la nutre, la afina y le proporciona mayor calidad.

Este circuito virtuoso de intercambio de energía no puede establecerse por norma. En realidad ningún planteamiento dirigido a la productividad puede hacerlo. Para conseguir una retroalimentación positiva de quienes dirige, el jefe tiene que haber consolidado todo lo anterior.

8.- Compromiso:

Comprometerse con algo o alguien no es un asunto de capricho u obstinación. Es simplemente la forma de alcanzar con eficiencia lo que se quiere.

Nunca emerge el mismo resultado de un equipo de trabajo comprometido y uno que simplemente hace lo que debe. Aquí se manifiesta el sentido de la eficiencia. Cuando el compromiso de las personas existe en una labor, los resultados se obtienen invirtiendo menos recursos, esfuerzos y tiempo.

Ahora bien, no existe forma que el jefe “active” el compromiso de los demás simplemente porque quiere o lo ve conveniente. Esto es siempre un resultado, no un camino. Hay mucha distancia entre un trabajo profesional y uno comprometido. En el primero prevalecen aspectos técnicos y racionales, en el segundo se suma el factor emocional.

Quienes sostienen que un profesional es de hecho una persona comprometida con el trabajo que hace, conocen poco de la naturaleza humana. El compromiso es producto de otras variables que se presentan en el ambiente de trabajo. Y ellas tienen mucho que ver con el liderazgo. Responsabilidad es una cosa y compromiso otra.

Para que una persona se comprometa, deben construirse factores emocionales que sustenten la actitud. Y éste es un resorte del jefe, no del colaborador.

9.- 100% de esfuerzo:

Esta es una consideración de aritmética simple. 100% es algo diferente a 90%, 80% o 60%.  ¿Hace falta más análisis para comprender esto?

Solo los líderes eximios en el arte de dirigir a las personas consiguen que ellas inviertan sostenidamente el 100% de sus esfuerzos para llevar adelante el trabajo y alcanzar los objetivos.

10.- Entusiasmo:

Este es, por definición, un sentimiento intenso de exaltación del ánimo producido por la admiración apasionada de alguien o algo.

Posiblemente pueda considerarse la cereza del pastel. Si el jefe ha construido la relación con el equipo fundamentado en conseguir aquello que las personas no están obligadas a darle, tendrá un conjunto de seres entusiasmados con lo que hacen. Y dado que éste es un motor eminentemente emocional, el poder del accionar colectivo está garantizado.

El potencial del trabajo en equipo es inmenso. La historia humana así lo testifica. Cuando los factores que definen las acciones de las personas están bien alineados, todo se puede conseguir.

Hay apenas un requisito fundamental: que el jefe pueda conquistar aquello que las personas de su equipo de trabajo no están obligadas a proporcionarle.

(Referencias obtenidas del artículo “11 Things Your Boss Can’t Have Without YOUR Approval” by Frank Sonnenberg)

 Fuente: https://elstrategos.com/jefe/