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Novela «El Terror de Alicia» Autor: Miguel Angel Moreno Villarroel

Novela «El Terror de Alicia» Autor: Miguel Angel Moreno Villarroel
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La fórmula de 2500 años para el éxito en los negocios

 

Habría que ser más preciso y afirmar que ésta es una fórmula para el éxito en los negocios y la vida. Nada menos. Porque finalmente nadie tendrá los resultados que espera en su desenvolvimiento profesional si no ha vencido las asignaturas que demanda una vida equilibrada y feliz.

La fórmula en cuestión le corresponde a Buda, ése ser iluminado que nació aproximadamente 600 años antes de Cristo. Él decía lo siguiente:

“El mundo está lleno de sufrimiento. La raíz del sufrimiento es el apego a las cosas. La felicidad consiste precisamente en dejar caer el apego a todo cuanto nos rodea”

Es necesario tener algunas cosas claras en este punto. En primer lugar,  es necesario reconocer que la felicidad es el éxito definitivo. Porque si no fuese así, ¿qué sentido tendría?

Se puede clasificar el éxito de muchas maneras, pero si ellas no conducen a un estado de equilibrio y felicidad de poco sirven.

En segundo lugar, reconocer que el sufrimiento es el antónimo de la felicidad no debería conducir a mucho debate. Nadie podrá afirmar que se siente exitoso si efectivamente sufre. Ése es un contrasentido monumental.

En tercer lugar, admitir que el apego es raíz del sufrimiento, no demanda gran esfuerzo intelectual. Porque cuando se vincula paz y felicidad a estados, cosas o personas que se encuentran en el exterior, se genera dependencia. No existe control de nada, se pierde libertad y se sufre.

Y por último, cuando se anula el apego a externalidades, emerge la fortaleza interior y el éxito es un estado de vida. Ya no se trata de alcanzarlo, más bien de gestionarlo.

El deseo irreflexivo conduce al apego. John D. Rockefeller, el hombre más rico de la historia moderna decía: “Si lo único que deseas en la vida es ser millonario, nunca lo conseguirás”. Porque finalmente, el apego al dinero solo lo ahuyenta. ¿Y cuál es el motivo? Sencillo: el apego produce miedo. Uno básico y fundamental: el temor de no conseguir lo que se quiere o perder aquello que se ha conseguido.

Si existe miedo no hay ningún éxito en los negocios (y tampoco en la vida). El apego y el miedo son hermanos siameses.

Por lo tanto, el desapego es la fórmula para triunfar. Una que tiene más de 2500 años de antigüedad. Una tan evidente como elusiva.

Imagínense a un hombre de negocios sin miedo a las circunstancias y eventualidades. Perfectamente equilibrado y alineado con el proceso y no con el carácter específico de los resultados. Si las cosas salen bien, pues bien, y si salen mal, pues bien también. No hay drama. Éste es un ser que alcanza sus objetivos por mera fuerza gravitacional.

Ahora bien, ¿cómo se alcanza el desapego a personas, cosas o eventualidades? Es un asunto de entendimiento e interpretación. Nada más (y tampoco nada menos, porque es una verdad universal que elude prácticamente a todos los seres humanos).

¿Qué se debe entender?

Primero que la frustración, el desasosiego, la rabia, el dolor, los resentimientos, la culpa, etc., son sentimientos que alcanzan a cualquiera. Forman parte de la naturaleza humana y no deben ser ignorados ni resistidos. Bien lo decía Carl Jung: “lo que resistes, persiste”.

Para tener éxito en los negocios y la vida, hay que tomar CONTACTO con esos sentimientos negativos en cuanto emerjan. Hay que reconocerlos y tener paciencia. En este momento están allí pero luego pasarán. No hay necesidad de hacer carne de ellos. Todo pasa finalmente en esta vida.

En segundo lugar, debe entenderse que esos sentimientos están en uno y en ninguna parte más. No tiene sentido echar culpas o maldecir a nadie ni a nada. La realidad es la que es, y siempre está bien. El sentimiento negativo sobre las cosas es un asunto netamente personal. Si uno choca la rodilla con una mesa, el dolor está en la rodilla, no en la mesa. Ésta es la que es y está donde está, nada más. El mundo no conspira de ninguna forma contra uno.

En tercer lugar, NUNCA y de ninguna forma hay que identificarse con los sentimientos negativos. Es distinto reconocer que la frustración o la ansiedad están allí, que entender que uno está frustrado o ansioso. Éste es el mantra: “yo no soy lo que me pasa”. Desde el momento que uno se identifica con el sentimiento negativo, la batalla está perdida.

La conciencia del ser humano le permite entender que las eventualidades son una cosa y la naturaleza de uno otra. Perder algo dista mucho de considerarse un perdedor. En el primer caso existe un evento que puede cambiar, en el segundo se reconoce la existencia de una “fábrica” que puede producir más derrotas en el tiempo.

Y en último lugar, CAMBIAR la forma de interpretar las cosas que suceden. Acá se perfecciona la fórmula para tener éxito en los negocios y la vida. En este punto se anula el apego.

Para el individuo que interpreta positivamente lo que le sucede, todas las cosas le aprovechan para bien. Todo ocurre para beneficio. Esto es lo que han dicho desde hace miles de años todas las personas iluminadas que han transitado este mundo. A quienes están involucrados en la dinámica de negocios, les gustaría decir: “nunca existen problemas, solo oportunidades”.

Si ahora hay lo que se quiere, perfecto. Y si mañana no hay, perfecto. El individuo continúa camino en uno u otro caso. Porque los eventos son una cosa y el ser otra.

Que el mundo juzgue a quién quiera por los resultados que observa. Esa es una nimiedad. Una medida de latón. Si usted se mide exclusivamente por los resultados que la gente considera “positivos” (vaya a saberse en términos de qué), prepárese para sufrir. Porque habrán tantos o más eventos “negativos” que auspiciosos, y el proceso concluirá por disminuir sus capacidades y lo convertirá en un fracaso estructural.

El éxito en los negocios y la vida se mide por la felicidad. Nada menos. En este sentido sí corresponde ser ambicioso (como buen individuo de negocios).

La felicidad no es una utopía. Ése es un cuento barato que las mentes simples le han vendido mucho tiempo a quienes deseaban mantener bajo dominio y en mediocridad. La felicidad es un estado que todos tienen incorporado desde que nacen. Un estado bloqueado por el apego a cosas y personas, condicionado por “zonas erróneas” que se deben trabajar y se pueden superar.

Ser feliz es por otra parte, el mejor negocio que puede emprenderse, pues como bien lo decía el propio Buda:

“La felicidad, por mucho que la compartas, jamás acortará la tuya”

Fuente: https://elstrategos.com/exito-en-los-negocios/

 

Poderosos consejos para volverse rico


Estos son poderosos consejos para volverse rico esencialmente porque provienen de una mente brillante en el tema: Naval Ravikant. Un empresario e inversor indio-estadounidense que ha formado parte en algunas de las operaciones más exitosas de negocios en los últimos tiempos. La sabiduría de Naval trasciende el mundo empresarial, pero se destaca de forma brillante en éste.

1.- Busque la riqueza, no el dinero o el estatus.

La primera se alcanza construyendo activos que generen ganancias “mientras se duerme”. El dinero es la forma en que se transa el tiempo y la propia riqueza. No es lo mismo. Estatus es el lugar que se ocupa en la jerarquía social.

2.- Entienda que es posible crear riqueza de una manera ética. Si desprecia sutilmente la riqueza, ésta lo eludirá.

3.- Ignore la gente y los juegos involucrados en la creación de estatus. Ellos alcanzan esos estados atacando a la gente que se dedica a crear riqueza.

4.- No podrá volverse rico “alquilando su tiempo”.

Debe poseer participaciones accionarias, propiedad o acceso patrimonial a estructuras de negocios. Solo así podrá conseguir libertad financiera.

5.- Usted se volverá rico proporcionando a la Sociedad lo que ella necesita pero aún no sabe cómo conseguirlo.

6.- Escoja una industria donde pueda actuar a largo plazo y con personas durante mucho tiempo.

7.- Internet ha ampliado masivamente los espacios y alcances de las carreras profesionales. Y la mayoría de la gente todavía no se ha dado cuenta.

8.- Entienda el valor de los pequeños avances y éxitos que se suman y repiten. Todos los retornos importantes en la vida, las relaciones, el conocimiento o los negocios emergen del interés compuesto.

9.- Si quiere volverse rico, escoja socios de negocio con gran inteligencia, energía y sobre todo integridad.

10.- No comparta con cínicos y pesimistas. Sus creencias e ideas son profecías que se cumplen a sí mismas.

11.- Aprenda a vender. Aprenda a construir. Si puede hacer ambas cosas, será imparable.

12.- Ármese con conocimientos específicos, responsabilidad y apalancamiento.

13.- El conocimiento específico es aquel en el que no puede capacitarse. Si la Sociedad podría capacitarlo en ello, también podría hacerlo con otros y reemplazarlo a usted.

14.- Construir conocimiento específico será un juego divertido para usted, pero será un trabajo para otros.

15.- El conocimiento específico se adquiere bajo la lógica del aprendiz que recurre a maestros y mentores, no en las escuelas.

16.- El conocimiento específico es altamente técnico o creativo. No puede ser terciarizado o automatizado.

17.- Para volverse rico aprenda a rendir cuentas y tome riesgos bajo su propio nombre, La Sociedad lo recompensará con más responsabilidad, participaciones e influencia.

18.- Las personas que entienden de responsabilidad personal tienen marcas muy especiales, públicas y riesgosas: Oprah, Trump, Kanye, Elon.

19.- “Denme una palanca lo suficientemente larga, un lugar donde posarla y moveré el mundo” Arquímedes.

20.- Las fortunas requieren apalancamiento. En los negocios esto se explica en capital, personas y productos que no puedan replicarse a costo marginal.

Un buen ejemplo de esto es la construcción de Software, contenidos, medios y comunidades.

21.- Capital significa dinero. Para conseguirlo aplique su conocimiento específico con responsabilidad y buen juicio.

22.- Empleo significa personas trabajando para usted. El empleo es la forma de apalancamiento más usada y disputada. El esfuerzo laboral puede impresionar a sus padres, pero nunca le dará una vida extraordinaria.

23.- El capital y el trabajo son apalancamientos que requieren del permiso de otros. Todo el mundo busca capital, pero alguien tiene que dárselo. Todo el mundo está intentando liderar, pero alguien tiene que seguirlo.

24.- El Software, contenidos, medios y comunidades son un apalancamiento que no requiere el permiso de otros. Son la palanca detrás de los nuevos ricos. Puede crear software y contenido que trabajen para usted mientras duerme.

25.- Un ejército de robots está disponible de forma gratuita. Esta aglutinado en centros de datos por cuestiones de calor y eficiencia. Úselo para volverse rico.

26.- Si no puede elaborar Software, escriba libros y blogs. Grabe videos y podcast.

27.- El apalancamiento es una fuerza para multiplicar su propio juicio.

28.- El buen juicio requiere experiencia. Pero puede construirse más rápido aprendiendo destrezas fundamentales.

29.- No existe una destreza llamada “negocios”. Evite revistas que hablan del tema y clases que supuestamente enseñan cómo hacerlos.

30.- Estudie microeconomía, teoría de juegos, psicología, persuasión, ética, matemáticas y computación.

31.- Leer es más rápido que escuchar. Hacer es más rápido que mirar.

32.- Si quiere volverse rico debe estar muy ocupado para citas innecesarias pero al mismo tiempo debe tener una agenda despejada.

33.- Establezca y haga cumplir una tarifa por hora personal y aspiracional.

Si solucionar un problema le ahorrará menos que su tarifa por hora, ignórelo. Si subcontratar una tarea le costará menos que su tarifa por hora, subcontrate.

34.- Trabaje tan duro como pueda. Sin embargo, con quién trabaja y en qué lo hace es más importante de qué tan duro lo haga.

35.- Conviértase en el mejor del mundo en lo que hace. Manténgase corrigiendo y definiendo las cosas hasta que esto sea verdad.

36.- No hay planes para volverse rico rápidamente. Eso es solo otra persona que se está enriqueciendo con usted.

37.- Cuando finalmente se vuelva rico se dará cuenta que eso no era lo que estaba buscando, pero ésa ya es otra historia…

Fuente: https://elstrategos.com/volverse-rico/

 

Posibilidad-Probabilidad: la llave mental del emprendimiento

El emprendimiento es un oficio que muy pocas personas practican en este mundo, muy pocas. A pesar de todos los elementos y condiciones que facilitan la tarea en este cuarto de avance que tiene el nuevo siglo, apenas un puñado de seres humanos optan por sus caminos.

El motivo de esto sigue siendo el mismo desde hace más de doscientos años: la idiosincrasia imperante en las familias y la sociedad respecto al trabajo.

Para la gran mayoría, el ejercicio laboral consiste en incorporarse al sistema convencional con las características de siempre: estructuras organizacionales desarrolladas por terceros (privados o púbicos), jerarquías, remuneración por inversión de tiempo, mérito asociado al conocimiento, predictibilidad, repetitividad, trabajo en equipo, etc.

Estas particularidades conducen a una asociación muy particular entre trabajo y empleo. En muchos casos los términos se asumen incluso como sinónimos. Por eso, para una significativa parte de las personas, quién tiene un empleo trabaja, y quién no lo posee, no.

En esta corriente caudalosa de pensamiento se forman generaciones de individuos  desde la primera Revolución Industrial. Así funciona el sistema. Y en este escenario hay poco espacio para considerar el emprendimiento como una forma virtuosa de trabajo.

Sin embargo hay algo muy curioso: en realidad todas las estructuras productivas que sostienen el sistema son producto del trabajo entrepreneurial, puesto que toda creación emerge finalmente de un emprendimiento.

Con ser tan escasas hoy las personas que deciden emprender, de todas maneras definen el carácter de la civilización en que se vive.

Solo resta imaginar cómo sería el mundo si esta insignificante proporción de emprendedores se duplicara. Porque aun siendo una manifiesta minoría cambiaría la faz de la tierra.

Aquí no hay ninguna apología insensata. No existe afán de ensalzar a nadie. El emprendimiento es esencialmente virtuoso porque refleja el afán de hacer algo que constituya un beneficio colectivo. Solo en la medida que todos se benefician, la tarea puede considerarse exitosa.

En este tiempo, que marca ya la transición entre la tercera y la cuarta Revolución Industrial, los seres humanos que cultiven el emprendimiento como sistema de trabajo y forma de vida, serán más necesarios que nunca.

Los desafíos que tienen el planeta y la humanidad solo podrán ser resueltos con creatividad e iniciativa, tomando riesgos calculados que conduzcan a evolución. Esto no se conseguirá solo por medio del desenvolvimiento de las organizaciones existentes y su fuerza laboral. Harán falta nuevas proposiciones y diferentes estructuras.

Es indispensable que muchas más personas tomen la decisión de emprender. Que rompan las ataduras mentales asociadas al sistema de educación ancestral y acepten los desafíos que plantea el futuro.

La posibilidad, primera llave mental del emprendimiento.-

Esas millones de personas que se desenvuelven en los sinuosos caminos del empleo y el trabajo convencional, deben entender algo fundamental: el emprendimiento es una posibilidad clara y concreta para todos.

No existe ningún requisito excepcional. Emprender es un verbo, no un estado. Es una manera de entender la vida fundamentada en la acción propositiva. Nada más y nada menos.

Los estándares vigentes de educación y formación cultural han hecho creer a muchos que el Emprendedor precisa condiciones especiales. Que toma riesgos poco racionales y suma a su vida incertidumbre e inseguridad. Esto no es verdad, o como mucho es igual de cierto a lo que sucede con el trabajo convencional.

Lo único seguro de un empleo es que un día terminará. ¿Qué tanta certidumbre puede representar esto? Por otra parte, todo empleado somete su condición a la probabilidad que dos simples palabras cambien dramáticamente su estado: “estás despedido”. ¿Qué tipo de seguridad existe en esta realidad?

El emprendimiento es una POSIBILIDAD universal. Esto es lo primero que deben entender todos.

No hay condiciones de cuna, tampoco de educación o de fortuna financiera. Emprendedor puede ser cualquiera que decida dar el paso y no mirar atrás. La historia es rica en ejemplos de emprendedores exitosos que emergieron de las más difíciles condiciones de vida que se puedan experimentar.

Ahora bien, emprender no solo es posible para cualquiera, porque alguien dirá que finalmente todo es posible en la vida. También es una opción benigna y llena de virtud, porque representa el afán de hacer algo que beneficie a todos.

Estar consciente de la POSIBILIDAD, simple, clara y concreta, es el primer y más importante factor para multiplicar los emprendedores en este mundo. Porque es justamente la posibilidad de ser emprendedor la que está sujeta a prejuicio y sanción psicológica.

Entender la existencia de la posibilidad, aceptarla y actuar en consecuencia demanda ACTITUD.

Probabilidad, la segunda llave mental.-

Ahora bien, la POSIBILIDAD  de emprender existe para todos, pero otra cosa es la PROBABILIDAD de tener éxito en el empeño. Ambas cosas se confunden desde el sistema.

La probabilidad de triunfar en el emprendimiento está sujeta a muchos factores: las bondades del modelo de negocios, el aprovechamiento de las oportunidades, capacidades técnicas y emocionales, esfuerzo, tenacidad, laboriosidad, etc.

Es razonable suponer que las probabilidades de éxito de un emprendimiento sean menores que las de un trabajo convencional. En esto no se equivocan mucho los agoreros del sistema. Pero pecan por no hacer notar igualmente que la vara es más alta, y también las recompensas.

Se comete un serio error al presentar el emprendimiento como una fórmula mágica para cambiar estados, alcanzar fortuna y un envidiable estilo de vida. Eso es tan falso como negar su posibilidad universal.

Quién decide emprender toma también la decisión de adoptar una forma de vida muy concreta y especial, puesto que deberá adaptar al oficio muchas cosas de su existencia cotidiana. Esto tiene un costo, ¡seguro! Pero nada se consigue en este mundo sin pagar un precio. En ello tampoco hay misterio.

Es en la PROBABILIDAD de alcanzar éxito donde deben concentrarse los esfuerzos, no en negar la posibilidad. Hay que consolidar la mentalidad emprendedora, conocimientos, destrezas, técnicas, etc. En este campo se debe enfocar la formación de jóvenes y profesionales, partiendo del hogar y terminando en toda institución educativa.

Hay un falso debate cultural respecto a la posibilidad de emprender, y esto perjudica los necesarios esfuerzos para aumentar las probabilidades de éxito en el oficio.

En lugar de extremar esfuerzos para formar recursos que nutran un sistema de trabajo anquilosado, deben destinarse atención y cuidado a la formación de los futuros emprendedores. Es la única forma de garantizar viabilidad para el mundo que espera.

Aumentar las probabilidades de éxito de la actividad entrepreneurial demanda APTITUDES.

Estas son las dos llaves mentales del emprendimiento: aceptar la existencia de la posibilidad universal y entender la necesidad de incrementar las probabilidades de éxito a partir de formación y educación. Mientras no se dé lo primero, seguirán existiendo carencias en lo segundo.

Fuente: https://elstrategos.com/emprendimiento/

 

Decálogo para vender cualquier cosa a cualquiera



Vender no solo es un acto natural en todas las personas, también es un requisito para transitar exitosamente la existencia. El mundo de las ventas no está reservado a los profesionales, es una realidad en la que tienen que desenvolverse todos los que básicamente deseen alcanzar algún provecho en sus vidas.

Este es un decálogo que debe tomarse en cuenta para vender cualquier cosa… y a cualquiera:

1.- No se mire el ombligo. Vender se trata del otro, no de uno mismo.

A nadie le gusta compartir una conversación con alguien que monopolice la charla. Simplemente no funciona. Ninguna relación saludable y productiva puede fundamentarse en interminables monólogos. Y ello sucede, precisamente, en muchos ejercicios comerciales.

Una regla cardinal de las ventas es entender que todo se trata siempre del comprador, no del ofertante. Toda exposición, discurso u oferta debe enfocarse en el receptor, no en el emisor. La pregunta que todo vendedor debe hacerse es: ¿cuál es la relevancia de esto para el prospecto? Y en función de la respuesta, tiene que personalizarse la oferta.

El vendedor que solo es consciente de sí mismo, tiene la misma dinámica que una vitrina inanimada. A lo sumo es un buen expositor, pero no otorga ningún valor agregado.

2.- Investigue y averigüe todo lo necesario antes del contacto.

Si espera que el comprador le otorgue tiempo para considerar su oferta, primero debe disponer su propio tiempo para conocerlo y aprender lo que corresponda de él. En esta época de absoluta interconectividad, no existen excusas que impidan saber lo necesario sobre el prospecto que se abordará.

Las averiguaciones previas no tienen por qué consumir mucho tiempo. Casi siempre 5 o 10 minutos son suficientes. Esto basta para saber quién es el prospecto y qué le interesa.

Van ocho ejemplos de fuentes de información útiles y de fácil acceso:

  • LinkedIn
  • Twitter (perfiles personales o corporativos)
  • Comunicados de prensa de la compañía
  • Reportes de prensa de la competencia
  • Blogs
  • Reportes financieros de la compañía (habitualmente de acceso público)
  • Facebook
  • Google

3.- Empiece siempre con una introducción.

Ambientar apropiadamente una conversación es indispensable. El vendedor que entra en materia de manera directa no solo es impertinente, también demuestra ignorancia y mala educación. Las interacciones comerciales son primero y siempre relaciones personales, y a nadie le gusta ser abordado como una simple estadística.

La Estrategia se refiere a esto como referencia circular o acceso por los flancos. Y el protocolo de urbanidad básica sirve para el caso. Preguntas sencillas: ¿cómo está usted? o ¿qué lo trae por acá hoy? son muchas veces suficientes. En otros casos, alguna pregunta más calificada aprovechará mejor: “o sea que busca un vestido para un cocktail, ¿puedo preguntarle de qué se trata la ocasión?”

Si es una venta corporativa, lo señalado en el punto 2 debe permitir conocer detalles geográficos, restaurantes en el área, salas de concierto, estadios, etc. Esto permite ambientar la conversación de muy buena forma: ¿cómo estuvo el último invierno en esta ciudad?, ¿cuál es su comida favorita en el restaurante?, ¿qué espectáculo atendió últimamente en la sala de conciertos?, etc.

Conozca a su prospecto antes de lanzarse con la oferta, sepa claramente por qué debería importarle y por qué usted es mejor que sus competidores. Después de todo, somos seres humanos. Hable con el cliente potencial en ésa condición antes de hacerlo como un vendedor.

4.- Defina a su comprador objetivo.

Puede parecer una paradoja, pero el secreto de vender “cualquier cosa a cualquiera” no es intentar vender “cualquier cosa a cualquiera”.

Ya sea que trabaje en comercio minorista, venta de automóviles o negocios B2B, tendrá más éxito si está familiarizado con las características de sus compradores objetivos y si califica minuciosamente a cada prospecto según esa matriz. Esto se denomina perfil de comprador ideal, y es casi lo mismo que poseer un arma secreta.

Encontrar el tipo específico de “cualquiera” que sea adecuado para el producto o servicio, evita pérdidas de tiempo en clientes potenciales que no encajan bien. Hay más tiempo y energía para invertir en compradores con buena posibilidad de convertirse en clientes.

5.- Contribuir primero, vender después.

Si define correctamente al comprador objetivo, pasará la mayor parte del día hablando con líderes empresariales que tienen problemas que su producto o servicio puede resolver. Pero que usted sepa esto no quiere decir que ellos lo hagan.

No lance el discurso desde el principio. Corre el riesgo de enojar al cliente potencial o asustarlo. En su lugar, ofrezca su ayuda de la manera que crea más valiosa. Y si no está seguro cómo hacerlo, pregunte.

Tal vez pueda enviar un desglose de las últimas características del automóvil que desea el comprador, o remitir algún contenido que responda a sus necesidades. Quizás pueda aprovechar su experiencia para hablar sobre tendencias de la industria que el prospecto eventualmente desconozca.

Posiciónese como un asesor que desea ayudar en lugar de un profesional sediento de vender. Con este enfoque encontrará una audiencia más receptiva cuando finalmente conecte su problema con la oferta.

Como dice la experta en ventas sociales Jill Rowley, “Piense en la vieja jerga del box: jab, jab, jab, derecha y asóciela a las ventas como dar, dar, dar, pedir”.

6.- Haga preguntas y escuche.

No importa qué tanto haya investigado a su cliente potencial, siempre habrá dudas. Y no podrá resolver los problemas del comprador si no lo comprende a cabalidad. Por esto es fundamental hacer preguntas reflexivas en las conversaciones, muchas de ellas.

“¿Cómo pasó esto?”

“¿Cuáles son las características más importantes para usted?”

“¿Siempre ha sido así?”

“¿Cómo debería hacerle sentir este producto?”

“¿Cómo está afectando el problema al personal de su organización / clientes?”

“¿Qué estás haciendo actualmente para solucionar el problema?”

“En un mundo perfecto, ¿qué le gustaría que sucediera con esto?”

“¿Puede darme un ejemplo?”

Sea curioso. Es bueno tener una lista de preguntas preparada como punto de partida, pero no tiene que ceñirse a ellas si la conversación da un giro inesperado. A las personas les gusta hablar de sí mismas y sus situaciones, por lo que interés y curiosidad genuinos de su parte ayudarán a que estén más atentas a lo que se les dice.

Después de hacer una pregunta, quédese en silencio y simplemente escuche. Oiga realmente lo que dice el comprador y no espere su turno para hablar. Luego, una vez que haya terminado de pensar, comunique su mensaje, pídale que verifique si entendió correctamente y haga alguna  pregunta que proporcione más aclaraciones.

Felicitaciones, ¡se ha convertido en un oyente activo!

Escuchar atentamente no solo ayuda a controlar el problema, también consigue que el cliente potencial se sienta bien. Y si realmente surge la sintonía, será más probable que le devuelvan el favor cuando tenga algo que decir.

7.- Esté consciente de ciertas peculiaridades psicológicas para vender.

El cerebro está programado para responder a determinadas situaciones de forma específica. Ser consciente de estos trucos psicológicos puede ayudarlo.

  • Efecto de anclaje: la información que se recibe primero actúa como un ancla sobre la que se evalúan los datos posteriores.
  • Factor señuelo: una tercera opción a veces puede ayudar a las personas a elegir entre dos posibilidades.
  • Efecto de rima como razón: las declaraciones que riman parecen más verdaderas que las que no riman.
  • Aversión a las pérdidas: se reacciona con más fuerza a la posibilidad de perder algo que se tiene actualmente que a la posibilidad de ganar algo que no se posee.
  • Regla del punto final y el efecto “pico”: las personas recuerdan el final y un punto alto de la presentación de manera más vívida que cualquier otra sección.
  • La maldición del conocimiento: se produce cuando alguien que sabe mucho sobre un tema determinado es incapaz de relacionarse con alguien que no está tan familiarizado.
  • Sesgo de confirmación: es más probable aceptar información que se alinee con creencias propias que evidencia contradictoria, sin importar cuán convincente sea.

8.- Acérquese al cliente poniéndose a su nivel.

Es genial cuando un vendedor aporta personalidad al proceso de venta. Pero tenga en cuenta que también debe prestar atención a la personalidad de su cliente potencial y adaptar su enfoque en consecuencia. Los atributos personales del prospecto condicionan la forma en que le gusta que se le aborde y venda.

Aquí hay un breve desglose de los cuatro tipos principales de personalidad y sus preferencias:

  • Asertivo: interesado en los resultados y el resumen final.
  • Amable: Interesado en ideas creativas y visiones generales.
  • Expresivo: Interesado en las personas y en cómo las ideas afectan a los demás.
  • Analítico: interesado en hechos, cifras y datos.

Una vez que sepa en qué categoría encaja su prospecto, juegue con sus preferencias, personalice mensaje y presentación para establecer lo que es más importante para él.

9.- Alcance el punto álgido a nivel emocional.

No existe una decisión puramente racional. Guste o no, las emociones influyen en la forma que se procesa la información y se toman decisiones. Los vendedores que apelan únicamente a la lógica de sus compradores se hacen un flaco favor.

Cada mensaje, presentación y reunión destinada a vender, debe orientarse a las emociones del cliente potencial tanto como a su mente racional. Según el experto en ventas Geoffrey James, las siguientes emociones afectan la toma de decisiones:

  • Codicia
  • Temor
  • Altruismo
  • Envidia
  • Orgullo
  • Vergüenza

Algunos de estos son sentimientos con los que los compradores no desean estar asociados. Por lo tanto, asegúrese de ser muy hábil al hacer apelaciones emocionales. No intente manifestar todos estos sentimientos, elija uno o dos que resuenen y mézclelos sutilmente.

10.- Recuerde, esto se trata de vender a personas.

Cuando se envían innumerables correos electrónicos todos los días, es fácil olvidar que los clientes potenciales son personas. Pero lo son, y quieren ser tratados como tales.

El vendedor debe ser empático, no simpático. Use la empatía: ¿le gustaría recibir un correo así? ¿Apreciaría este mensaje de voz? Si no es así, es muy probable que para el comprador tampoco lo sea.

Es importante ser profesional el momento de vender, pero también es indispensable ser agradable. Los compradores tienen vidas fuera del trabajo. Establezca una relación genuina con sus prospectos, dejando que la conversación se dirija a lo personal de vez en cuando. No tiene, y no debe, ser todo negocio todo el tiempo.

Artículo contextualizado y traducido por Carlos Nava Condarco del texto publicado en HubSpot bajo el título: How to Sell Anything to Anybody

Fuente: https://elstrategos.com/decalogo-para-vender/

El Mundo del Cine en Nuestras Manos


Imagen de imageproject en Pixabay


Primero tuvimos la televisión con acceso de recepción vía antena aérea, lo que consistía en un dispositivo colocado en los techos de las viviendas o edificios, más tarde surgirían las que traían los mismos aparatos receptores de televisión o las que se podían adquirir en las tiendas del ramo; en fin, lo que sí produjo esto fue que las antenas descendieran de los tejados y permanecieran a nuestra accesibilidad y calor de nuestros hogares; luego arribó la moda del uso de las famosas y monstruosas en tamaño «antenas parabólicas» unos elementos que se conectaban a los satélites y por medio de ellos podíamos disfrutar programas de diferentes partes del mundo; pero sin doblaje alguno, debíamos disfrutarlos en sus idiomas originales y, para quienes no tuviesen conocimiento o dominio de los tales, les era asunto de adivinanza los conceptos que estaban viendo como espectadores.

A este punto es bueno recordar el advenimiento de la televisión por cable, así como, las versiones de recepción satelital directas y más económicas que el hacerse de una antena parabólica; estás modalidades sí traían su programación debidamente doblada al idioma del país en que se contratara el servicio, y algunos sistemas traían controles de operatividad tenían funciones que permitían el cambio de idiomas a conveniencia.

En todas las anteriores versiones de recepción y disfrute de la televisión existía la limitante en las producciones cinematográficas, si usted se encontraba viviendo en Europa, usted iba a recibir las obras de películas y series pertenecientes a esa zona geográfica de influencia; por otro lado, si usted vivía en América, recibía las producciones artísticas que eran mayoritariamente producidas en esa región.

El caso es que, si usted quería disfrutar por ejemplo de películas francesas, debía esperar que a alguien se le ocurriera crear un festival de cine francés, los cuales eran pautados por un tiempo limitado, en horario de trasnochos y los mismos eran considerados como una actividades dirigidas a un público intelectual y elitista. De esta misma anterior forma se comportaba las actividades del séptimo arte ofrecidas en Europa.

A finales de la década de los 2000, se popularizó la oferta, contratación y uso de la televisión por medio de streaming, esto es, utilizando la poderosa herramienta comunicacional que brinda el internet.

El servicio de televisión por medio de streaming, ha traído consigo que podamos disfrutar de las distintas propuestas de países y culturas que nos resultaban distantes. Así podemos ver desde la comodidad del sitio en donde nos encontremos: casa, trabajo, oficina etc., películas, series, documentales, programas interactivos, por decir lo menos, producidos muchos de ellos por las mismas empresas de streaming en países como: Arabia, Polonia, Islandia, Dinamarca, entre otros, que, de no ser por esta tecnología, no tendríamos acceso a ellos.

Lo provechoso de esta realidad, es que se genera y promueve el trabajo histriónico de individuos que de no ser de esta manera permanecerían en el anonimato, y por otro lado, se activa la economía de esos países al necesitarse y emplearse toda la parafernalia que rige la actividad del espectáculo como: camarógrafos, dobladores de idiomas, técnicos electricistas, especialistas en efectos especiales, diseñadores de vestuario, actores dobles para escenas extremas, musicalizadores y en fin, todo un mundo laboral que es beneficioso para el desarrollo y promoción cultural y económico de esos gentilicios y, en donde los espectadores consumidores ganamos con el enriquecimiento que trae el hacernos poseedores del conocimiento que estas producciones introducen en nuestras vidas. Por todo lo anteriormente expuestos, debemos reconocer que hoy en día, la televisión por streaming ha puesto el mundo del cine en nuestras manos.

Autor: Miguel Angel Moreno Villarroel