Las equivocaciones con los
nombres de las personas son mucho más habituales de lo que creemos
Redacción Protocolo y Etiqueta
Equivocarse llamando a otra
persona por un nombre que no es el suyo
Seguramente a todos nos ha pasado alguna vez que hemos confundido
el nombre de una persona con otra. Puede que sea por su parecido físico con
otra persona que nos resulta familiar o por un simple lapsus. Lo cierto, es que
algunas veces resulta realmente incómodo. Sobre todo, cuando la otra persona
apenas nos conoce. ¿Cómo podemos salir al paso en este tipo de situaciones?
Si no recordamos el
nombre de una persona, lo más aconsejable es pedir que
nos lo recuerden. Es una opción mucho mejor que arriesgarnos a 'ponerle' un
nuevo nombre.
Situaciones comunes en nuestro
día a día
Este tipo de equivocaciones con los nombres son mucho más
habituales de lo que pensamos. Tal vez por despiste, pero hay muchos casos
que la confusión puede venir dada por la dificultad del nombre de la persona.
Sobre todo cuando hablamos de personas de otros países con idiomas diferentes
al nuestro. No estamos acostumbrados a escuchar ciertos nombres y los
recordamos o pronunciamos mal. También, las personas que se relacionan con
mucha gente puede que no tengan tanta capacidad para recordar a todo el mundo.
En cualquier charla o conversación es necesario conocer el nombre de la otra persona para
poder dirigirnos a ella. Si nos ponemos a pensar cuando nos llaman de multitud
de empresas de telefonía, de seguros, etcétera, nos suelen preguntar nuestro
nombre. ¿Me puede decir su nombre para dirigirme a usted? El nombre es una
'referencia' indispensable en una conversación.
Si el nombre es difícil de pronunciar, o simplemente no hemos podido escuchar o entender lo suficientemente claro el nombre, lo más sencillo es pedir que nos lo repitan. Es posible que deba repetirlo varias veces durante la presentación, cuando hablamos de nombres realmente complicados. No debemos abusar solicitando muchas veces este tipo de repeticiones. Debemos tomar una nota escrita, si haciera falta.
Si estamos con un grupo de personas y se comete este error, alguien puede hacer la corrección de manera natural. Sin darle mayor importancia. No es necesario hacer una burla en este tipo de situaciones. Todos nos podemos equivocar en un momento dado.
No es la primera vez que pasa
Un problema puede ser cuando nos pasa con la misma persona
varias veces. ¿Por qué es un problema? Porque denota una falta de interés o
de atención.
No está de más repasar las tarjetas de visita o la agenda cuando vamos a ir a una
reunión o encuentro familiar. Si hace falta, sacaremos el álbum de fotos
familiar para recordar el nombre de algunos tíos, primos, sobrinos, etcétera,
que hace tiempo que no vemos y de los que apenas recordamos cómo se llaman.
Errores al hacer las
presentaciones
Una situación algo más embarazosa que confundir el nombre de una persona
cuando hablamos con ella, es hacerlo cuando hacemos una
presentación. Puede ser por distracción o por
nerviosismo, pero es un poco incómodo para todos. Si nos ocurre esto, debemos
hacer la corrección lo antes posible y pedir disculpas por el error.
Si no recordamos el nombre, lo preguntamos. Pero no es correcto
dirigirse a otra persona por un alias o mote.
Cualquier error de este tipo los podemos
corregir de una manera rápida, respetuosa y diplomática. Simplemente pidiendo -o recuerde- que nos indique su nombre la
persona a la que nos queremos dirigir. ¿Por qué es mejor? Porque si seguimos
llamando a una persona por otro nombre es posible que se moleste y nos
acabe diciendo: "Perdone, ¿podría llamarme por mi nombre correcto?
Corregir a una persona que nos
llama por un nombre equivocado puede ser incómodo, pero si se hace
con respeto y educación nadie se molestará. Además, es importante para evitar
confusiones en el futuro. Solo hay que poner un poco de atención y tener buena
memoria. O al menos, una buena agenda donde apuntarlo.
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