Toda crisis es siempre una
oportunidad, más allá que la afirmación parezca una consigna de trabajo o un
llamado motivacional.
La historia de la humanidad es una bitácora de logros,
descubrimientos y victorias engendradas en los momentos más difíciles. Un
registro de hombres que destacan precisamente porque aceptan desafíos en las
situaciones más complejas.
(Contextualizado del libro: “Emprender es una forma de vida. Desarrollo de la
Conciencia Emprendedora“)
Existen dos razones básicas por las que toda crisis es
una oportunidad:
1.- La crisis reduce drásticamente el nivel de
competencia.-
Bien se trate de un Negocio establecido, un
emprendimiento o una idea que busca encontrar espacio en el mercado, las
situaciones de crisis (económica, social o política), reducen el número de
participantes en la lid. Son menos los agentes económicos que consideran
dinamizar actividades o poner en práctica iniciativas importantes. El nivel de
la actividad competitiva se reduce proporcionalmente a la gravedad que
“proyecta” la crisis.
Un número más pequeño de agentes en el mercado es
condición ideal para emprendimientos jóvenes, y situación inmejorable para
nuevas ideas o proyectos.
Precisamente porque la crisis provoca que todos sean
más conservadores, las iniciativas agresivas inteligentes tienen mayores
probabilidades de éxito.
El hecho que todo se evalúe con cautela favorece a
quién se anime a dar el paso. En “teoría” no existe mejor momento. Y aunque lo
teórico esté siempre sujeto a la crítica impasible del pragmatismo, en éste
caso se cumple aquello que “no existe nada más práctico que una buena teoría”.
La crisis no se encuentra compuesta sólo de hechos y
situaciones, también de percepciones e interpretaciones. Muchas veces las
percepciones provocan un sentimiento con respecto a la crisis mayor al que se
fundamenta en los hechos. Y las interpretaciones la contextualizan fuera de los
márgenes que tienen sustento técnico.
El factor psicológico es trascendental en la
percepción de la crisis. Y ello juega a favor de quien está buscando
oportunidades.
El factor clave de éxito para obtener resultados
favorables en épocas de crisis es la ADAPTACION.
Si los negocios, los proyectos, las ideas o personas
no tienen capacidad de adaptarse a las circunstancias, se situarán de inmediato
en el grupo de los que fracasen.
No se trata de adoptar posiciones o
actitudes conservadoras. Se trata de adaptar todo a la
situación existente.
La adaptación precisa imaginación, destreza creativa,
y sobre todo flexibilidad mental. En tanto que la adopción de nuevas medidas es
un proceso constructivo que puede tomar tiempo valioso y fracasar igualmente
después de ponerse en práctica.
Las respuestas “técnicas” (permítase esta etiqueta
para diferenciarlas de las psicológicas) a situaciones críticas, son producto
de procesos mentales. Cuando se toma consciencia sobre la existencia de
los ciclos que existen en las actividades de la vida, la mente alcanza flexibilidad
funcional para adaptar cosas y comportamientos.
Los ciclos desfavorables no sólo son normales e
ineludibles, son también necesarios para la evolución.
La mente
emprendedora entiende que las naves no se mueven siempre con vientos favorables. Dado que si esto fuese así la
existencia misma sería como un lago de aguas estancadas y sin
vida. Entiende también que los momentos difíciles no son ni eternos ni
inalterables. Para la mente emprendedora, dotada de flexibilidad, la
“oscuridad” que presentan los ciclos de adversidad es solo “ausencia
temporal de luz”.
En la necesidad de adaptarse no juega ningún rol el
optimismo. De la misma forma que no cumple papel en la seguridad que tiene una persona
de que el sol nace al final de cada noche. Eso sucede sencillamente como efecto
de la naturaleza de las cosas.
Los periodos de crisis son momentos que preceden o
suceden a las condiciones favorables. Con el mismo determinismo que existe en
la relación de la noche con el día.
No existe estado más triste en el alma que aquel que
desea que las cosas siempre sean positivas. Puesto que ése deseo es una
manifestación de ignorancia y fundamento para la debilidad de carácter.
La vida presenta ciclos buenos y malos por igual. Y en
ello no puede concebirse la existencia de ninguna fatalidad.
En épocas de crisis sólo se necesita un poco de coraje
y voluntad para destacar sobre el promedio de gente pusilánime que ve pasar la
vida esperando siempre “el momento propicio”.
2.- La necesidad es la madre de la creatividad.-
Cuando el hombre enfrenta la adversidad es cuando
recurre a lo mejor que hay en él. Entonces empieza a buscar las respuestas más
allá de la superficie, de lo obvio y común. Allí emerge de él todo lo que
siempre tuvo adentro, envuelto en las mantas cálidas de la rutina: el ingenio,
la iniciativa, la creatividad. Todas armas poderosas para derrotar la
contrariedad.
La disposición para mantenerse en “zonas de confort”
es parte de la naturaleza humana y crea fundamentos sólidos cuando las cosas
marchan con “viento favorable”. Las organizaciones se convierten en burocracias
obesas acostumbradas a manejar posesiones inalterables y crecimientos
invariables. Las expectativas de las personas se vuelven mezquinas y la visión
pocas veces trasciende el perímetro perpetuo de la “seguridad”.
Si no hubiera situaciones de crisis tampoco existirían
condiciones que garanticen la evolución y el desarrollo de las cosas.
Son los momentos difíciles los que clasifican a los
hombres y les otorgan el valor que les corresponde. En ellos se mide a las
personas con un solo rasero: el tamaño de los problemas que cada quien enfrenta
y vence.
Es la necesidad la que engendra la creatividad y de
ésa manera convierte la crisis en oportunidad invalorable. Porque establece un
estado de “construcción cualitativa”. Por necesidad las personas y los
negocios se transforman y se vuelven más competitivos. Por ello alcanzan un
nivel de calidad en sus perfiles competitivos que pocas veces se consigue en la
bonanza.
Merced a la necesidad se inventa y se descubre.
En la necesidad el hombre también concluye por
apreciar y dar valor a todas las cosas que tiene. Entonces comprende que lo más
importante que posee se encuentra “entre sus dos orejas”, y en la actitud
apropiada para enfrentar el sino del destino.
La necesidad visita a todos con dos caricias
simultáneas, una de humildad y otra de orgullo. Con la primera caricia se da
cuenta el hombre de su tamaño relativo en el universo. Y con la segunda de la
necesidad imperativa de reaccionar y no dejarse someter por la adversidad.
Esta preciosa mezcla de las sustancias que precisa la
actitud humana en circunstancias difíciles, siempre encuentra la respuesta que
busca.
Puede ser verdad que la crisis no resulte agradable
para nadie. Pero no le disgusta por completo al hombre que le huye a la
mediocridad y al promedio. Éste incluso la espera, como el agricultor que
entiende que la tarea de la lluvia temprana solo se perfecciona con la
postrera.
Es paradójico comprobar cómo muchas personas
interpretan afirmaciones como éstas precisamente bajo el lente de lo “fácil y
cómodo” que resulta hacerlas. “Decir las cosas” es fácil afirman, otra
cosa es “vivirlas”.
Es cierto que la vida no es fácil, porque si lo fuera carecería de la
dinámica elemental que justifica su existencia. Pero de allí a que no puedan
plantearse las cosas lógicas tal como son, existe enorme distancia.
Si por efecto de un equivocado “entendimiento” o
“respeto” hacia las situaciones difíciles que pasan las personas debiera
evitarse afirmar que toda crisis ES una oportunidad, se estaría ocultando
impúdicamente una verdad trascendental.
Por otra parte tampoco hay que olvidar la razón
incuestionable de “los grandes números”. Pocas personas debieran en realidad
entender a cabalidad lo que aquí se plantea, porque el resto forma parte del
promedio que justifica la existencia de las excepciones.
Si todos los hombres fueran iguales no habría
necesidad de razonar en nada. Existen personas (la mayoría) a quienes la crisis
sacará del juego en beneficio de las pocas que sepan acomodar velas al viento.
Y hay también otro grupo que tiene latente el deseo y
viva la actitud para no formar parte de ésa mayoría anónima. Y a ellos sólo es
necesario recordarles cómo son en realidad las cosas.
Por último, un par de afirmaciones que no están demás:
A todos aquellos que en momentos de crisis levantan la
queja sentida y demanda interminable para que otros resuelvan los problemas de
los que nunca se sienten causa o parte, bien les resultaría no olvidar lo
siguiente:
- Las
cosas SIEMPRE pueden ser peores.
- Se
sufre por no tener un par de zapatos hasta que se conoce a alguien que no
tiene pies.
(Extracto del libro “Emprender es una
forma de Vida. Desarrollo de la Conciencia Emprendedora“)
Fuente: https://elstrategos.com/toda-crisis-es-siempre-una-oportunidad/