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Novela «El Terror de Alicia» Autor: Miguel Angel Moreno Villarroel

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Administración de energía. Optimice su perfil competitivo


La administración de energía es un estado cualitativamente superior al que establece la administración del tiempo.

En una vieja película sin color se ve un hombre desesperado tratando de salir de un banco de arena movediza. Mientras más pelea, más se hunde, hasta que las fuerzas lo abandonan y se ahoga. Aparece alguien que con mucha calma le dice a la niña que lo acompaña: “cuando se cae en esos pozos de arena, no tiene sentido pelear para salir, todos los esfuerzos solo consiguen hundirte más. Se debe mantener la calma, respirar sin prisa y hacer movimientos lentos hasta que llegue ayuda. En estos casos los brazos y las piernas no sirven, solo la mente ayuda a salir”.

La desesperación es mala compañía. Porque en tanto permite que dosis importantes de energía se concentren en ciertas tareas, también desgasta rápidamente a las personas. Anula el raciocinio y la capacidad de apreciar las cosas en su verdadera dimensión. Los actos desesperados tienen resultados desafortunados.

Uno de los efectos más nocivos que provocan es el desgaste acelerado de energía.

Las personas necesitan energía para pensar y actuar. Cuando ésta se reduce también disminuye la capacidad mental y física, al tiempo que se alteran los estados emocionales.

Por esto es necesaria la administración de energía.

El ser humano no es una suma de elementos mecánicos, y la restitución básica de energía no es un asunto físico. Hay condiciones biológicas que impiden la fácil restitución de fuerza y sentido para actuar.

La desesperación es un estado avanzado de inquietud e incertidumbre, por ello explica bien el uso de energía vital. Sin embargo no es el único caso. En el resto de los actos de la vida la administración de energía es también un factor central.

La vida en sí misma debe entenderse como una compleja estructura de energía, y la muerte física como una ausencia de ella (o al menos una profunda transformación).

La existencia reclama administración de energía ante las eventualidades que se presenten. Solo ello garantiza hacer el viaje por la vida lo más largo y placentero posible.

Los seres humanos no tienen capacidad ilimitada de uso de energía. Su maravilloso mecanismo biológico necesita recargas continuas y delicadas, tanto para el orden físico como para los procesos mentales y emocionales.

La calidad de vida es una función del equilibrio que se consiga alcanzar en la administración de energía vital. Y ésta tiene dos dimensiones: nutrición y aplicación. Es tan importante determinar cómo nutrir la energía como la forma de aplicarla para actuar en la vida.

De la fuente donde se nutre la energía vital de las personas.-

Es sensato afirmar que la nutrición tiene mayor importancia que la forma en que se aplica la energía. El razonamiento está vinculado a un hecho elemental: el tiempo.

Dicen que el tiempo finalmente cura y resuelve todo, y esto es verdad. Ante la prueba del tiempo todo termina por ser circunstancial e irrelevante. A la larga, cualquier problema, crisis o situación difícil, desaparece. Bien bajo el manto anestésico del olvido, el efecto de alguna prevención o el remedio.

En tanto la administración de energía esté alineada con el tiempo, las circunstancias adversas desaparecerán, más tarde o más temprano. Si las fuentes que nutren energía tienen buen caudal, pueden sobrellevar el desgaste y alcanzar ésa línea de tiempo que trae las soluciones.

¿Cuál es la fuente de poder a la que está vinculada la nutrición de la energía vital de las personas?

A inicios del siglo XX las primeras naves submarinas inventadas por el hombre tenían una capacidad reducida para mantenerse sumergidas bajo el agua. Dependían de baterías eléctricas que poseían corto tiempo de uso. Las naves estaban obligadas a emerger a la superficie para recargar sus baterías, y allí podían ser observadas por el enemigo. El potencial de estas máquinas se veía reducido por la pobreza de sus fuentes de energía.

A medida que mejoró la tecnología, también lo hizo ésta capacidad, hasta el punto que a finales de siglo el submarino se volvió el arma más letal que se hubiera inventado. Puede permanecer bajo el agua largos periodos de tiempo, limitado solo por la necesidad de reabastecerse de alimentos. Sus motores, propulsados por energía nuclear, sustituyeron las precarias baterías eléctricas.

El hombre se parece mucho a esas naves submarinas. Cuando navega en superficie y en condiciones apropiadas alcanza buena velocidad y se dirige sin problema a sus objetivos. Pero cuando se presentan inconvenientes está obligado a “sumergirse” y encarar la batalla desde las “profundidades”. Acá cobran  importancia las fuentes que nutren su energía, y la forma en que se aplica hasta que se pueda “emerger”.

Las fuentes de energía están definidas fundamentalmente por los sistemas de creencias

De allí emerge la fuerza que direcciona los actos en la vida. En tanto más sólidas y profundas estas creencias, más poder generan.

Hay, en un extremo, personas que no creen ni en sí mismas, y en otro los que han elaborado estructuras sólidas de creencias. Luego, es fácil deducir las diferencias de un caso y otro, los logros de personas que poco o nada creen y los que se fundamentan en convicciones sólidas.

Los sistemas de creencias no tienen en este caso un sentido moral.

Esto último califica las creencias en tanto el “fruto” o “producto” que proviene de la acción, pero a título de “fuerza o poder” es un elemento neutro. La administración de energía está relacionada primero con la densidad de la estructura de creencias y luego con el carácter moral que éstas tengan.

Es cierto que todo sistema de creencias interactúa con un sistema paralelo de valores, pero el impulso primario de la energía está definido por el creer.

Si acudimos nuevamente al ejemplo de las naves submarinas y sus fuentes de energía, nada diferencia a una sumergida con la intención de destruir una ciudad de otra idéntica con intenciones distintas. Ambas tienen el mismo poder.

En el tema de administración de energía, el CREER va delante del QUÉ CREO.

Luego se evaluarán los resultados que pueden existir por efecto del “qué creo”. Por ahora es suficiente establecer la diferencia en el poder de estructuras densas y  estructuras ligeras de creencias.

En sus sistemas de creencias las personas establecen posibilidades, capacidades, alcances, potencialidades, etc. Todos estos factores están clasificados de acuerdo a lo que se cree, y existen diferencias entre ellos. Algunas personas creen posible lo que otras no. Unas creen en su capacidad y otras no lo hacen.

Y como la administración de energía está asociada al “poder”, las estructuras de creencias de factor positivo alcanzan mayor dinámica. No tendrá el mismo valor “energético” una estructura de creencias basada en imposibilidades que la opuesta. O una que se fundamenta en la convicción de la capacidad propia y otra en la duda.

La energía positiva emerge de las creencias positivas. La energía negativa (que en ése sentido está lejos del concepto de poder) tiene raíces en las creencias negativas.

Creer en el “SI se puede” o en el “YO sí puedo” es parámetro de medida de todo caudal de energía personal.

Si la vertiente de las creencias es profunda, el volumen de energía permite alcanzar metas distantes y superar obstáculos grandes.

Los factores del entorno y los aspectos circunstanciales cuentan menos que el sistema de creencias cuando se trata de evaluar desempeños: logros y fracasos. Son mayores los casos de personas que han alcanzado objetivos o superado tropiezos a pesar de las adversidades del entorno, que aquellas que fracasan a pesar de tener todo a su favor.

Si esto no fuese así no existirían las conquistas sobre las que reposa la civilización. Si las naves del progreso solo hubieran podido movilizarse con vientos favorables, el mundo estaría como hace 1500 años.

El hombre tuvo la energía necesaria para mejorar su calidad de vida porque creyó en su capacidad y posibilidades.

CREER es poder simplemente porque CREER genera energía. Y la energía lo activa todo. Mientras más sólidas y profundas las creencias, más poder.

En la práctica, la duda es el factor más nocivo para el flujo de energía.

La duda corroe el sistema desde la cúspide (allí donde se genera la acción) hasta la base (donde se encuentra el sistema de creencias). El proceso que genera la duda se inicia en la acción y puede llegar hasta los fundamentos.

La duda es un acto natural y puede ser provechosa si se utiliza como elemento regulador y de retroalimentación para la acción. Así incluso refuerza el sistema de creencias, evita errores y desgaste innecesario de energía. Sin embargo son más frecuentes los casos en que la duda provoca parálisis. Cuando no se resuelve somete a juicio la creencia y genera un flujo debilitante de energía negativa.

Lo único que no debe hacerse con la duda es dejarla sin resolución: se corrige la acción, se toma otra o se anula el acto.

Ahora bien, cuando la duda se repite con frecuencia debería conducir a una sana revisión de las creencias. Esta es una forma inteligente de administrar la energía.

Ningún sistema de creencias debe estar escrito en piedra. Su solidez y alcance debe ser consecuencia de haber podido trascender dudas y cuestionamientos. Lo contrario es fanatismo, y no sirve para la administración de energía.

En este punto es importante la relación que los sistemas de creencias tienen con el valor moral de las ideas y los conceptos sobre los que están construidos. Si estos valores están alineados con el entendimiento universal de lo correcto, lo permisible y el derecho general, tienen una carga positiva que se refuerza y potencia en la acción y ante la propia duda.

El carácter del hombre como una entidad eminentemente social lo “obliga” con los demás. Por ello los sistemas de creencias no pueden fundamentarse en sí mismos y volverse impermeables a las influencias de su entorno.

En esto juega, y mucho, la administración de energía.

Todas las personas tienen sus propios sistemas de creencias y se desenvuelven en sus circuitos de energía. Cuando hay interacción, se producen intercambios que pueden terminar por enriquecer las energías propias o empobrecerlas.

Un sistema de creencias que colisiona con otros pierde rápidamente energía y se debilita. Por otra parte, cuando la interacción es favorable, la energía propia se potencia con la de los demás. De aquí la evaluación de energías positivas y negativas, y su vinculación al virtuosismo de los sistemas de creencias.

La energía positiva se impone sobre la negativa solo en función del virtuosismo de su sistema de creencias. Es decir, el entendimiento “universal” de lo correcto, lo permisible y el derecho de los demás. Esto quiere decir que acciones que se fundamenten en creencias perversas no tienen probabilidades importantes de prevalecer.

Diferente es el caso de los sistemas positivos de creencias que tienen que desenvolverse “contra corriente”.

La historia humana es rica en experiencias de personas que creyeron en algo que nadie más compartía e hicieron prevalecer su visión a pesar de toda la energía contraria. Esto es prueba del virtuosismo de los sistemas de creencias. Por otra parte, bien hace quien protege y conserva las energías propias evitando el contacto o la interacción con fuentes de energía negativa.

De la forma en la que debe aplicarse la energía para su buena administración.-

La aplicación de energía tiene un contenido más práctico que la relacionada a la nutrición, pero no por ello de menos importancia.

El más sólido de los sistemas de creencias puede colapsar ante el desgaste incontrolado de energía.

El ser humano es un mecanismo biológico delicado. Carece de la capacidad de llevar adelante acciones por tiempo indeterminado. Precisa manejar el tiempo a su favor y necesita reposo. Ambas cosas están sujetas a su raciocinio, elemento rector de la aplicación de energía.

Si las fuentes de nutrición de energía, o los sistemas de creencias, se inscriben en las profundidades del alma, la aplicación es un desafío para el intelecto.

La energía debe dosificarse siempre en su aplicación. Más allá que esté siendo usada de manera eficiente. El uso de energía focalizada o dispersa precisa racionamiento. Y la forma más sencilla de conseguir esto es por medio de la pausa.

La pausa es un corte temporal en los circuitos de aplicación de energía. Un corte que despeja el sistema y evita su saturación.

La pausa permite recargar energía y  ayuda en la evaluación y corrección de la acción donde está aplicada. La pausa es una suspensión transitoria de la acción. Permite que la aplicación de energía sea uniforme, sostenida y más eficaz.

Las personas que no dosifican bien sus energías no son eficaces para alcanzar sus objetivos. Tienen “destellos” y luego reducen impulso y ritmo. Esto conduce a pausas forzadas, ésas que se producen porque “salta un fusible” para conservar la salud del sistema.

Cuando se activa la pausa se consigue que todo el sistema ingrese en mantenimiento.

Esto es algo que la mayor parte de la gente toma a menos, a pesar que es una lógica que se aplica hasta en la más elemental de las máquinas. La dosificación de energía sirve  para que todos los elementos relacionados con el desenvolvimiento corporal, mental y emocional mantengan salud y rendimiento equilibrado en el tiempo.

La forma de la pausa depende de cada persona.

Algunas simplemente detienen todas las funciones de alerta. Otras evitan niveles importantes de concentración o cambian sus focos de atención.

Lo recomendable es ahorrar cualquier gasto innecesario de energía, sea ésta física, mental o emocional. Poner en práctica una pausa total en la aplicación de energía es mejor que redireccionarla. No debe confundirse el relajamiento o la distensión con la pausa. Y tampoco debe entenderse que el consumo o aplicación de energía esté relacionada solamente al trabajo. De todo esto se trata la administración de energía.

Las actividades físicas, mentales y emocionales que no corresponden con las labores profesionales también consumen energía y requieren importantes niveles de concentración y esfuerzo.

La aplicación de energía está distribuida en labores profesionales y otras: atención a la familia, al círculo social, actividad deportiva, pasatiempos, etc.  Si bien este “mix” contribuye al equilibrio, igualmente consume energía. Por ello la pausa podría aplicarse mejor tomando una siesta que utilizando el tiempo para hacer deporte o atender a la familia.

No es que exista uso “sano” de energía o uso “insano”. Existe simplemente uso y desgaste: físico, mental y emocional.

La pausa rinde mejor con actividades que no demandan gran fuerza motriz. Caminar en la naturaleza, escuchar música, cantar, respirar, reír. Abrazar a alguien, meditar, orar, estar cerca de animales, tomar un baño caliente, rodearse de cosas hermosas, leer, etc.

Muchas de estas “actividades” también se enlazan con la estructura de creencias y contribuyen al circuito desde la base. Aunque poco valoradas, son actividades esenciales para el mantenimiento de la salud del sistema.

La cultura popular dicta que de cierto número de días de trabajo “alguno debe dedicarse al descanso”, o a la seductora idea de no hacer nada. Pero esta no es la versión virtuosa de la pausa. Es sólo un eslabón “de menor carga” en el circuito de aplicación de energía. Y no contribuye igual al mantenimiento del sistema.

La pausa debe ser ejercitada continuamente a lo largo de todo el proceso de aplicación de energía. En todo el ciclo, y no solo después de cierto tiempo “formal” de desgaste.

La pausa no es un referente de día Domingo. Es algo a incluirse en los siete días de la semana, en las entrañas del ciclo rutinario.

Probablemente la forma más apropiada para entender no sólo la necesidad de la pausa sino también el momento en que debe aplicarse pueda hacerse con algunas preguntas sencillas:

¿Cuál es el mejor momento para abrazar a alguien o cuantas veces hay que hacerlo? ¿Cuándo corresponde escuchar música o reír? ¿Cuál es el mejor momento para internarse en la naturaleza o rodearse de cosas bellas? ¿Y cuál es el momento oportuno para respirar profundamente y “flotar”? Si para estas cosas no existen límites de tiempo o espacio, tampoco para la pausa.

Este breve discernimiento sobre la administración de energía termina en los márgenes que contienen las cosas más básicas y sencillas:

  • Por una parte, no hay fuente de energía más poderosa que una densa estructura de creencias. Y éstas no le están privadas a nadie, cualquiera que sea su condición económica o social.
  • Por otra parte, el uso eficiente de energía está calificado por la pausa. La misma que puede explicarse en el imperativo de no olvidar la importancia de un abrazo, una sonrisa, un paseo en el campo o una canción. Todo esto también se encuentra al alcance de cualquiera.

Fuente: https://elstrategos.com/administracion-de-energia/

Dueño de sí mismo y de su destino. El desafío humano


Llegar a ser dueño de sí mismo es el desafío que la existencia le plantea al ser humano. El reto mayor, el objetivo más grande, la garantía fundamental para tomar control de su destino. El obstáculo más importante que el individuo debe superar para alcanzar las metas y el estado que pretende para su vida se encuentra en su interior.

(Contextualizado del libro del autor: “Emprender es una forma de vida. Desarrollo de la Conciencia Emprendedora“)

El hombre ha demostrado inagotable capacidad para dominar la naturaleza, imponerse sobre la enfermedad, atacar la pobreza, desafiar las distancias que lo separan de los cuerpos celestes, mejorar la calidad de vida en el planeta y  entender los secretos que se esconden en lo pequeño. Ha demostrado poder para doblegar adversidades, conquistar fronteras y develar misterios.

Sin embargo sigue siendo incapaz de ser dueño de sí mismo: imponerse a sus instintos y resolver su pobreza de espíritu. Le es difícil cubrir la distancia que lo separa de la magnanimidad, mejorar la calidad de su propia vida y entender los valiosos secretos que esconden los detalles y momentos fugaces.

Tomó potestad sobre su entorno pero no sobre sí. Sigue siendo un ser incompleto, un gigante con pies de barro, monarca de un reino en riesgo de implosión.

A pesar del poder que exhibe, es una de las criaturas más vulnerables del planeta.

A diferencia de otras especies, durante un tiempo largo de su vida es un ser dependiente. Está expuesto a su entorno con escasos recursos para moldear su ambiente más próximo. Pasa una cuarta parte de su vida sometido a la influencia externa y otro tanto estableciendo su identidad y pertenencia. De niño se sujeta al criterio de sus mayores y cuando es joven a los formatos de la sociedad. Solo en la etapa primera de su “independencia” pone a prueba la formación que ha recibido y sondea tímidamente la realidad que lo rodea.

En todo esto consume buena parte de su vida sobre la tierra.

En la niñez y temprana juventud no tiene posibilidad de evaluarse a sí mismo con referencia a nada. Carece de  introspección. Puede ser, o no, un “producto” bien formado, pero eso en nada lo afecta o beneficia.

Cuando alcanza mayor independencia comienza ésa evaluación que concluirá determinando su existencia, pero este proceso le represente 20, 30, 40 años de inconsciencia.

Mucho tiempo simplemente inhabilitado para ser dueño de sí mismo.

Las referencias ante las que se evalúa están relacionadas a los resultados que alcanzan sus actos, a la satisfacción que en ellos encuentra y a lo que opinan “los demás”.

Mucho después, cuando se sujeta a su propio juicio, recién puede iniciar el proceso de “medirse” y ser dueño de sí mismo.

Entonces identifica los aspectos virtuosos de su carácter y su capacidad de alcanzar metas. Se da cuenta de lo que hace bien y le permite destacar. En esta etapa trata sus falencias benignamente, con el sentido de quién recién experimenta. Es un periodo de “poca culpa”, la etapa del “hombre grande” que conquista su propia vida y aún se siente víctima de los designios ajenos.

El hecho de asociar problemas, carencias e incapacidad con factores que no son externos, llega más tarde. El momento exacto de la “madurez”.

Éste no es un fenómeno etario. Es ése punto en que se alcanza comprensión integral de las cosas que suceden. El momento de interpretación consciente de lo que se es en relación al entorno. El tiempo que se reconoce la incapacidad que yace más allá de las virtudes, la debilidad oculta detrás de las fortalezas.

Solo a partir de este punto puede el hombre realizar una introspección profunda que lo conduzca a ser dueño de sí mismo.

Este punto crítico alcanza a todos, en uno u otro momento de la vida. Más temprano a quienes tuvieron que pasar infortunios prematuros, más tarde a lo que gozaron de condiciones benignas.

Acá el hombre enfrenta la disyuntiva: ¿se impone sobre sus circunstancias y alcanza sus objetivos a fuerza de virtud, capacidad y experiencia o lo hace tratando defectos, carencias y debilidades?

El primero es un camino para dar batalla al “enemigo externo”. El segundo, uno orientado a dominar el “enemigo interior”.

La lucha contra las condiciones externas demanda mayor esfuerzo, uno que no termina nunca; la sensación de victoria es efímera y parcial. Esta lucha consume grandes cantidades de energía, pocas veces garantiza éxito integral y casi nunca proporciona sosiego. Es la historia de millones que luchan sin descanso, superan adversidades, conquistan objetivos pero no alcanzan paz o sensación del deber cumplido.

La lucha contra las condiciones externas es igual a la del Quijote con los molinos de viento. Tiene cierto sentido en lo inmediato pero carece finalmente de significado.

El “enemigo externo” nunca es conquistado. Solo se renueva, se transforma y se coloca al frente de nuevo. El “guerrero” es solo dueño de estados transitorios y victorias momentáneas.

Se pueden poseer inmejorables condiciones para conquistar por fuerza oportunidades y adversidades. Pero si esta tarea no va precedida de la conquista interna concluye por ser vana.

El hombre no tiene potestad sobre sus circunstancias, pero puede ser dueño de sí mismo. Y al serlo evita constituirse en víctima permanente de las eventualidades.

Consciencia.-

Esta batalla comienza por tomar consciencia de lo que se es y no es. Lo que se tiene y no tiene. Fortalezas y debilidades. Virtudes y defectos.

La toma de consciencia permite superar dudas y autoengaños, “justificaciones razonables”, mentiras benignas, complacencia y resignación. Solo cuando el hombre se percata integralmente de sí mismo puede actuar contra el enemigo interior.

A partir de la toma de consciencia comienza la lucha que lleva a la victoria interior.

Esta puede ser larga y quedar inconclusa. Pero el punto que  se alcanza nunca queda detrás de la partida. La toma de consciencia es, en sí misma, una victoria. Ningún triunfo sobre el entorno otorga ésa renovación. Superarse a uno mismo opaca el valor de otras victorias. Forma un circuito virtuoso de energía.

La toma de consciencia es la parte difícil, el paso que la mayoría nunca da. “Yo no soy el problema” es un pensamiento de gran poder, entre otras cosas porque puede ser cierto. La búsqueda de fallas o defectos en otros siempre alcanza buen resultado. ¡Todas las personas son imperfectas!, y eso permite la justificación.

Tomar la decisión de aceptar debilidades y defectos no es solo cuestión de coraje, es una de las medidas más inteligentes que se puede adoptar. Por esta vía se concluye destacando con nitidez y se crece por encima del promedio.

Tomar consciencia constituye una ventaja comparativa en el desenvolvimiento personal y profesional. No existe lucha que pague más. El premio inmediato es una satisfacción que nada puede igualar, energía que no se encuentra afuera y sensación de paz con el mundo.

Razón.-

Una vez producida la toma de consciencia la lucha continúa encaminada por la razón. Esta es la que finalmente “encapsula” cada cosa que se debe corregir o cambiar.

Así como toda forma de felicidad es privada, el hombre solo, en absoluta intimidad, debe establecer aquello que ha de tratar. La razón no tiene porqué fallar, dado que toma parte en la tarea después de la aceptación. La razón particulariza los elementoa e identifica causas y efectos.

Mientras la consciencia recuerda, refuerza y motiva, la razón evalúa las formas que tomará la acción. La razón se halla contenida y a la vez impelida por la consciencia para iniciar los cambios.

Si la consciencia ha definido el QUE, la razón evalúa el COMO. En esto no existe prescripción, cada quién define el curso de acuerdo a sus posibilidades y potencial.

Voluntad.-

A la razón que establece el COMO le sigue la acción, y ésta tiene como sustento la voluntad. ¡Bien se dice que las guerras se ganan por medio de voluntad!

La consciencia contiene, la razón orienta y la voluntad permite llevar el proceso hasta la victoria: ser dueño de sí mismo.

La debilidad más importante de la voluntad es su desgaste. Todos los seres humanos tienen voluntad, sin ella no es posible entender ninguna acción. Sin embargo ésta se dinamiza con diversos tipos y niveles de energía, dependiendo de su aplicación.

Existe mayor voluntad para acciones con bajo nivel de dificultad y alta satisfacción. Y es menor para lo complejo y de escasa satisfacción inmediata.

En la batalla con el “enemigo interno”, la energía vinculada a la voluntad es factor delicado. Por ello la fórmula para tener éxito debe ser la administración gradual de objetivos y esfuerzo.

La energía que produce la victoria es grande y se debe aprovechar para llevar a buen fin la campaña. Luego el éxito tiene que repetirse hasta alcanzar el resultado final.

El objetivo debe fragmentarse inteligentemente. En pocas ocasiones está mejor aplicada la lógica de que Éxito se escribe con “e” minúscula, porque son los pequeños logros los que deben fundamentar el cumplimiento de la tarea. La entereza no está garantizada por la calidad del premio, más bien por el agregado que generan logros menores y significativos.

La lucha del hombre consigo mismo dura toda una vida y nunca llega a destino, por ello la caminata debe ser el objetivo. Es cierto que la consciencia contiene y motiva, pero sin retroalimentación positiva concluye por ceder. De aquí la importancia de la voluntad para sostener el proceso.

Celebración.-

Finalmente, la campaña que se inicia con toma de consciencia y alcanza “éxitos” progresivos a partir de razón y voluntad, debe concluir con la celebración.

La celebración merece un apartado. Y no necesariamente porque emerja como producto natural de una dura batalla, sino como muestra indispensable de la benignidad que el hombre se debe a sí mismo. Porque así como propende a ser benigno con sus errores, así debe serlo con sus aciertos y logros.

La celebración tiene efecto poderoso sobre el temor, alimenta el coraje, lo fortalece. Consolida las premisas en que se fundamenta la conciencia y constituye antídoto contra los efectos del fracaso.

La celebración es el galardón del guerrero, su justo premio, el canto a la victoria.  Así como nada puede impedir que la vida presente sinsabores, nada debiera impedir que se celebren por lo alto las victorias.

Este es el sano desafío que el hombre le lanza a la vida. El puño cerrado que esgrime ante la cara impasible de las circunstancias y el rostro severo de la adversidad.

Sin celebración se dirá que un buen guerrero no es que el triunfa siempre, sino quien vuelve sin miedo a la batalla. Pero por la celebración se afirmará que el mejor guerrero no es el que triunfa siempre, sino el que vuelve contento a la batalla.

Y en ello existe diferencia sustancial. Porque tratándose la vida de una batalla que solo termina con la muerte, la ausencia de miedo no compensa el viaje igual que el hecho de realizarlo con contento.

Quien no es dueño de sí mismo no puede considerarse dueño de nada, apenas alguien a quien la vida otorga título de inquilino fugaz.

Fuente: https://elstrategos.com/dueno-de-si-mismo/

 

12 tácticas para vender “lo que quiera vender”


Las tácticas para vender son herramientas valiosas del arsenal que dispone el vendedor profesional. Son los elementos con lo que optimiza el contacto específico con los prospectos en el mercado. La Estrategia de Ventas y los planes proporcionan la orientación corporativa para desenvolverse en el mercado, pero el factor táctico define las transacciones.

La formación táctica del vendedor no responde a procesos convencionales, precisa disposiciones diferentes. Esto determina que sea un factor personalizado y distinguido del trabajo en el mercado. La diferencia fundamental para alcanzar los objetivos comerciales.

Para conseguir que la gente compre los productos o servicios que se ofrecen, hay que solucionar los problemas que tengan. Se deben vender las soluciones comprendiendo la perspectiva del cliente, constituyéndose en un recurso valioso y enfatizando las experiencias positivas. Las tácticas para vender atraen al cliente con lógica y emoción, las mismas que son indispensables para tomar una decisión

1.- Venda el sueño.-

No todas las personas a las que vende están interesadas en su producto, pero siempre están interesadas en sí mismas. Crear una visión de cómo podría ser la vida del cliente potencial al comprar su producto, es un excelente lugar para comenzar.

Piense en el eslogan de Nike, “Simplemente hazlo”, o en el de Burger King “Hazlo a tu manera”. Estas frases no dicen qué se vende, más bien lo que se puede hacer con aquello que se vende.

2.- Despierte su curiosidad.-

Una vez que haya conseguido que el cliente potencial considere la oferta, el objetivo es mantener su atención.

Al comienzo de la reunión, diga: “Antes que lo olvide, quiero preguntarle algo relacionado con nuestra última conversación. Entremos ahora en la agenda, pero por favor me lo recuerda luego”.

Lo más seguro es que le digan: “claro, no hay problema”.

Al final de la interacción sucederá una de dos cosas:

  • Preguntarán, ¿de qué me quería hablar?”, o
  • No harán ninguna mención al respecto.

Si es lo primero, están comprometidos y presentes. Si es lo último, está claro que no hay interés y debe cambiarse el enfoque en adelante.

3.- Use éxitos pasados (no fracasos), como guía. Esta es una de las tácticas para vender más importantes-

Siempre es más productivo centrarse en lo que salió bien y tratar de replicar éxitos específicos en lugar de reparar en los errores. La mente humana a menudo se comporta como un motor de búsqueda y muestra los resultados que reflejan la consulta.

Por ejemplo, si se busca en Google “no me muestre restaurantes de comida rápida”, se obtiene una lista enorme de restaurantes de comida rápida. Sucede igual en cualquier interacción, no solo las comerciales, si el enfoque se orienta hacia los motivos por los que las cosas no funcionaron en el pasado, eso es exactamente lo que se verá.

Por otra parte, si se aplica la misma regla hacia las cosas que han funcionado, los éxitos serán evidencia y guía.

4.- Considere a su prospecto como un maestro.-

Una de las formas más rápidas de ganar compromiso e interés es comprender que el prospecto quiere ser respetado y escuchado. Conozca su opinión y tómela en serio.

Piénselo así: habitualmente, no se habla con extraños en la calle, pero si uno se acerca y  pide ayuda, probablemente se lo atenderá.

El ser humano está condicionado para ayudar a los demás, así que utilice esto a su favor cuando hable con clientes potenciales.

Use la información que recibe para cerrar el trato.

6.- Cree un sentido de urgencia.-

Obviamente no es recomendable usar tácticas de miedo para hacer una venta, pero crear un sentido de urgencia acerca de la oferta, puede ser útil.

Estas son algunas formas de hacerlo:

  • Ofrezca un descuento o incentivo a corto plazo.
  • Enfatice el beneficio inmediato del producto: debe comprender bien el problema que el cliente está tratando de resolver. Luego hay que demostrar cómo la compra del producto puede proporcionar una solución inmediata o alivio a su problema.
  • Comunique la escasez: saber que la oferta es limitada o solo está disponible por un corto tiempo puede crear una sensación de urgencia para el comprador. Ya sea que esté vendiendo un producto de edición limitada o un servicio disponible para un número específico de clientes, exponer esto puede incentivar a los compradores.

7.- Nunca se presente como alguien “neutro” respecto a lo que vende. La identificación es un ingrediente indispensable en las tácticas para vender.-

Muchos vendedores fingen ser “imparciales” respecto a lo que ofrecen en un afán de parecer “creíbles”. Pero el comprador que tiene educación y experiencia, espera que los representantes de ventas sean parciales. De hecho, nada de lo que diga hará que un cliente olvide que, en última instancia, su trabajo es lograr que compren su producto.

Entonces, deje de fingir. Más bien haga lo contrario: muéstrese convencido que su oferta es, simplemente, la mejor.

El comprador es sofisticado. Entiende el uso de la hipérbole. Acepta el entusiasmo y el deseo de compartir puntos de vista.

Cuando se le dice al prospecto que el producto es “el mejor en el mercado”, no se está teniendo una discusión académica basada en estadísticas. Se está compartiendo una opinión. Los clientes confían en opiniones auténticas y no meramente imparciales.

8.- Sea transparente sobre las capacidades de su producto.-

A la vez de ser parcial sobre la oferta, también hay que ser transparente al respecto. A veces eso significa admitir que el producto no hace exactamente lo que el cliente desea.

Reformular las limitaciones con soluciones creativas, puede convertirse en un recurso útil para el cliente potencial y genera confianza como resultado.

9.- Sea un recurso valioso para el prospecto.-

Imagine esto. Está buscando un colchón nuevo y el representante de ventas de una compañía de colchones le brinda un servicio estelar. No solo escucha activamente sus inquietudes y entiende lo que está buscando, también habla confiadamente sobre los motivos por los cuales el producto es perfecto para usted.

Aparte de tener una respuesta a cada pregunta, comparte también contenido valioso sobre el buen sueño, la salud y la manera en que un colchón puede ayudar en todo eso.

Este representante ha hecho todo lo posible por usted, incluso antes de que se convierta en cliente.

Durante el proceso de ventas, la forma en que trata a un prospecto mientras aún considera la oferta, da una idea de cómo podría ser todo si se convierte en un cliente.

10.- Encontrar intereses comunes.-

Los prospectos siempre quieren encontrar una conexión, incluso si al principio no lo parece. Deles lo que quieren haciendo una investigación de antemano. Encuentre algo que tengan en común.

El principal punto de coincidencia con los prospectos interesados en la solución que ofrece, es solo eso: ¡el producto! Aproveche esto en las conversaciones iniciales para determinar por qué estaba interesado en hablar con usted. Podrá descubrir mucha más información cuando identifique coincidencias.

11.- Facilite todas las tareas del proceso. Este es el ingrediente técnico de las tácticas para vender.-

Cuando los procesos de compra son complicados, es menos probable que concluyan exitosamente. Esa es una de las razones por las que empresas como Uber, Instacart y Amazon están tan arraigadas en la vida de la gente: tienen procesos muy sencillos de interacción con el cliente.

Considere siempre la situación del prospecto. Es probable que el contrato que se quiere cerrar con él, no sea una prioridad en su lista de cosas por hacer. Ayudar a que la decisión sea más fácil para ellos, es un factor determinante.

Tal vez sea cuestión de un simple “¡Sí!” en un correo electrónico, o alguna viñeta que destaque el contrato. Estos pueden ser factores que generen diferencia entre cerrar el trato en cinco minutos o cinco días.

Hágales saber que entiende que están ocupados y que puede proporcionarles el proceso más conveniente. Tendrán mucho aprecio por esa consideración.

12.- Mantenga la conversación en marcha.-

Si no logra hacer la venta la primera vez, no se desanime. Al utilizar estas tácticas para vender es probable que haya creado un nivel invaluable de confianza con el prospecto. El “no” bien podría ser un “ahora no”. Mantenga la puerta abierta con este prospecto para el caso que cambie de opinión o acomode para una oferta diferente.

Estas son algunas maneras en que puede mantenerse en contacto con su cliente potencial:

  • Conéctese en las redes sociales: si tuvo una gran conversación con el prospecto, solicite conectarse en las redes sociales. Ver qué contenido comparte su cliente potencial le dará una idea de los productos que está usando y cómo se siente acerca de ellos. No solo eso, al interactuar en estos espacios, mantendrá la conversación y el producto en su mente.
  • Solicite comentarios: si su cliente potencial está abierto a proporcionar comentarios sobre su producto y enfoque de ventas, acéptelo. Esta retroalimentación brinda información útil sobre cómo podría mejorar su proceso de ventas en el futuro y le permite mantenerse en contacto por más tiempo, lo que puede ser útil para tener éxito en una fecha posterior o con una oferta diferente.

Las tácticas para vender forman parte del instrumental técnico que desarrolla la “mente táctica” del vendedor. Son producto de esforzados programas de entrenamiento y experiencia. Su efectividad está fuera de duda porque responde a éxitos comprobados a lo largo del tiempo.

No precisan grandes conocimientos ni responden necesariamente al complejo universo de las aptitudes. Las tácticas para vender se inscriben en ésa invaluable zona de influencia condicionada por la actitud. Y bien se sabe que esta es una virtud escasa. Por ello es, seguramente, el factor más importante de la distinción competitiva.

Fuente: https://elstrategos.com/tacticas-para-vender/

 

Cómo “leer entre líneas”. Habilidades estratégicas

 

Una buena parte de las habilidades estratégicas toma forma y se aplica en la gestión de relaciones personales. Esto sucede igual para el desenvolvimiento de un jefe, subordinado, colega profesional, socio de negocios, familiar, amigo, cónyuge, etc. La calidad de la interacción con otras personas siempre define el éxito en la vida.

Ahora bien, las relaciones son como un juego de ajedrez. En ellas no solo importa la afinidad, sentimientos o disposición, puesto que siempre existen intereses involucrados. Y esto genera posiciones encontradas, disputas y conflictos.

Reconocer esto es algo práctico. No tiene nada que ver con aspectos morales. Los intereses de las personas pueden ser buenos o malos, pero son eso: intereses.

Las piezas en este tablero de ajedrez toman forma de argumentos, razonamientos, emociones, gestos, tonos de voz, pausas y silencios. Cada quién expone y moviliza estos elementos para tratar de alcanzar sus objetivos. Y los que poseen habilidades estratégicas tienen mejores probabilidades de triunfar.

En esta realidad, destaca el individuo que puede “leer entre líneas” lo que otros quieren o no quieren decir. Las comunicaciones interpersonales ocultan siempre más de lo que exponen. Contienen elementos que no se evidencian, argumentos parciales, sugerencias veladas, medias verdades.

“Lo más importante de la comunicación es escuchar lo que no se dice” (Peter Drucker)

Todo eso queda expuesto para quién sabe “leer entre líneas”.

Las personas no dicen expresamente lo que quieren por uno de dos motivos:

  • No pueden o
  • No quieren hacerlo

El primer caso puede ser efecto de inseguridad, timidez, precaución, falta adecuada de conocimientos, etc. En el segundo existen intenciones y objetivos concretos. Al pensador estratégico le corresponde ser empático en la primera situación y muy cauto en la otra.

Hay dos requisitos básicos para “leer entre líneas”: escuchar apropiadamente y mirar con atención.

No es nada más que eso. Algo que, en teoría, poseen todas las personas desde temprana edad, y que no necesariamente podrìa considerarse inscrito entre las habilidades estratégicas.

Sin embargo, lo que sucede en la práctica pocas veces es coherente con la teoría. En realidad, hay muy pocas personas en este mundo que escuchan y miran con atención. Por básico y elemental que parezca, ésta habilidad casi no la posee nadie, y su escasez constituye uno de los grandes dramas de la “sociedad civilizada”.

Si en algún caso la dinámica de la mente humana tiene efecto devastador, es en éste: cuando altera la comunicación de las personas. No se puede atender lo que otro dice si primero se presta oído a lo que uno mismo piensa. Nada se escucha si en el proceso sólo se considera la respuesta que se quiere dar.

Y si no se escucha genuinamente y con honestidad, es imposible “leer entre líneas”.

Escuchar y mirar con atención significa ESTAR PRESENTE en una interacción. Enfocarse en lo que sucede en “este preciso momento”. Este pequeño detalle puede cambiar el curso de la vida, puesto que gran parte del conflicto humano se explica en la incapacidad de entender a los demás.

Si quiere que la otra persona sea como un libro abierto, escuche lo que dice con atención y mire como lo hace. ¡Así de simple!

No emita juicio anticipado ni interrumpa. Sea como el juez que recibe argumentos de una y otra parte para formarse un criterio de la situación. Esta es la manera práctica de hacer prevalecer intenciones, puesto que lo más probable es que el otro no pueda enfocarse de la misma forma.

Escuche, mire, procese y argumente luego. No adelante juicio. No establezca veredicto. Nadie alcanza una conclusión válida leyendo solo una frase, es necesario conocer todo el texto.

Escuchar, mirar, procesar, responder.

Escuchar, mirar, procesar, responder.

Este es el ciclo que debe repetirse hasta que termine el intercambio. Si está presente, sabrá identificar el final del proceso. En ése momento tendrá una idea concreta de los intereses ajenos y podrá juzgar.

Las habilidades estratégicas no echan raíz en lo complejo o sofisticado, más bien en todo lo que es elemental y obvio, simple y pequeño. Porque justamente de eso está formado lo grandioso, aquello que es tan elusivo al entendimiento de la masa.

Con solo ESTAR PRESENTE en la interacción ya existe ganancia.

Ahora bien, cuando la comunicación se desarrolla con personas que también “están presentes”, que son dueñas de sí mismas y actúan inteligentemente para hacer prevalecer sus intereses, la “lectura entre líneas” tiene que apoyarse en otros factores:

1.- Detecte si la otra persona está tergiversando algo.

Identifique si está distorsionando los hechos para engañar conscientemente y crear una falsa impresión. Vea si está manipulando la verdad, si presenta una opinión como hecho o si usa pensamientos revisionistas y eufemismos para enmascarar la verdad.

2.- Identifique si está omitiendo algo.

Omitir información clave es una manera de engañar intencionalmente. Como dijo Benjamín Franklin: “Una verdad a medias suele ser una gran mentira”.

3.- Vea si no está “fabricando” algo.

Verifique si no se está inventando un hecho o difundiendo una falsedad. Los chismes y los rumores pocas veces se acercan a la verdad.

4.- Asegúrese que no exagere en la presentación de los argumentos con el objeto de causar una impresión favorable.

5.- Compruebe que la otra persona no está en estado de negación para aceptar la verdad y reconocer errores.

6.- Verifique que existe transparencia.

La falta de transparencia existe con frecuencia en quienes ocultan o retienen información porque su exposición puede traerles consecuencias negativas.

7.- Vea que no se echen culpas a otras personas con el afán de ocultar errores o responsabilidades propias. Esta es una de las habilidades estratégicas más útiles para “leer entre líneas”.

Quién mucho habla de los demás, poco bien dice de sí mismo.

8.- Identifique si hay algún “reconocimiento falso” en lo que argumenta la otra persona. Muchos se atribuyen crédito por méritos ajenos.

9.- ¿Se trata de alguien que rompe promesas con frecuencia y sin mucho pesar?

Si este es el caso, es previsible que el comportamiento se repita.

10.- Trate de identificar si la persona cubre o socapa las faltas de otros.

Puesto que el que así lo hace, es tan responsable de la falta como quién la comete.

11.- ¿Se trata de una persona hipócrita? Identificar esto es prioridad para quién aplica habilidades estratégicas con el afán de “leer entre líneas”.

La hipocresía no solo plantea una doble moral, es también una de las estratagemas más sutiles en el relacionamiento personal.

12.- ¿Es alguien que pretende ser lo que no es?

Quién pretende ser lo que no es, en realidad concluye por no ser nada.

Las personas capaces de “leer entre líneas” se sumergen en la intrincada psicología humana y desarrollan una de las habilidades estratégicas más importante para construir, curiosamente, relaciones sanas y productivas.

La verdad siempre disipa las tinieblas. Y cuando no es expuesta con franqueza, debe ser buscada con paciencia y sutileza.

Fuente: https://elstrategos.com/habilidades-estrategicas/