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Novela «El Terror de Alicia» Autor: Miguel Angel Moreno Villarroel

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8 consejos para evaluar el carácter de una persona


 

¿Cómo se puede conocer rápidamente el carácter de una persona, especialmente cuando se trata de iniciar una relación profesional o de negocios? ¿Cómo hacer una evaluación que evidencie aspectos que habitualmente quedan “bajo la alfombra”?

Pues bien, si se sigue el camino convencional, no hay garantía de pronto éxito. Pero si se recurre a un abordaje lateral del tema (algo propio del pensamiento estratégico), pueden obtenerse interesantes resultados.

Las siguientes son 8 técnicas que permiten evaluar, rápidamente, el carácter de las personas:

1.- Olvide lo que le dicen de ellos mismos y más bien identifique con quién están casados.

La relación de pareja es determinante para alcanzar éxito en la vida, bien se trate de un matrimonio tradicional o no.

Saber quién es la pareja de una persona dice cosas muy importantes sobre ella, hechos y situaciones que no se pueden conocer de otra manera. La elección de un cónyuge o una pareja estable, es más reveladora que cualquier cosa que se diga o haga en público.

Proporciona indicios sobre los anhelos, expectativas y necesidades más íntimas que sostienen las personas. Dice lo que piensan de sí mismas, lo que creen que se merecen en la vida y/o aquello con lo que se conforman. Es uno de los indicadores más interesantes para identificar prioridades y valores.

La pareja puede convertirse en el activo más importante de una persona para la vida laboral y profesional, o puede ser de igual forma, su principal desventaja. Por esto mismo es algo que explica mucho el carácter de cada quién.

La próxima vez que le presenten a extraños en una fiesta y se hable de negocios, dedique un poco de tiempo a evaluar la relación de pareja que tienen. Si no presta atención a esto, habrá perdido una importante fuente de información, y un factor que puede contribuir mucho a la calidad de sus decisiones.

2.- Mire cómo tratan a las personas que proporcionan servicios. Esto revela el carácter.

La gente expone su verdadera naturaleza cuando trata con personas que no tienen poder ni capacidad de retornar favores. En estas situaciones se sienten inmunes y libres de todas las consecuencias. Así, su verdadero yo pasa a primer plano.

Si una persona trata mal al mesero de un restaurante, grita al valet de un parqueo o es desconsiderado con quién realiza la limpieza del ambiente donde está, no es alguien que se comportará mejor cuando sus intereses estén en juego. Quién es fiel con sus maneras en situaciones poco trascendentes, también lo es en lo que más importa.

Las personas pueden convertirse en maestros de actuación y en grandes hipócritas cuando buscan algo, pero su naturaleza (que de eso trata el carácter), se manifestará en esos actos pequeños. Esos que, engañosamente, parecieran “no importar a nadie”.

No confíe en nada de lo que alguien le diga en la mesa de negociaciones antes de ver cómo se desenvuelve en la mesa de la cena.

3.- Descubra qué experiencias formaron el carácter de la otra persona en su vida temprana

Buena parte del carácter de un individuo y la capacidad de manejar desafíos, se forma en las primeras dos décadas de su vida. Por esto es útil conocer las experiencias personales más importantes que haya tenido en ese periodo.

Esto no quiere decir que la gente llegue “marcada” a la edad madura, porque finalmente todos pueden cambiar su realidad cuando así se lo propongan, pero el hecho mismo que hayan podido transformar o trascender experiencias complejas, dice mucho sobre su naturaleza.

Expedientes académicos y referencias del comportamiento laboral nunca dicen mucho sobre la persona que está detrás del “rol profesional”. A ella se la conoce por la vida que tiene, y ésta es, en buena parte, producto de sus experiencias en edad temprana.

Cuando está en juego la evaluación del carácter para enfrentar desafíos complejos, conocer las experiencias primigenias de las personas revela tanto como un libro abierto.

4.- Identifique cómo invierten sus dos principales recursos: tiempo y dinero

Dos de los documentos más reveladores del carácter de una persona son su calendario y su presupuesto mensual. Ellos son los que verdaderamente exponen sus actos e intereses.

Los individuos que no valoran su tiempo, tienen poco aprecio a todo lo demás. El tiempo es el único recurso que nunca puede recuperarse, y no gestionarlo adecuadamente denota descuido y escaso amor propio.

También es muy revelador conocer cómo las personas INVIERTEN su tiempo, porque en función de ello se puede determinar qué es lo que esperan obtener en sus vidas.

El concepto que tienen y la forma en la que manejan el dinero, exponen el carácter de una persona igual que lo hace una vitrina con una prenda de ropa. El dinero es gran sirviente o gran corruptor, y siendo así, es factor indispensable para evaluar la naturaleza de las personas.

5.- Identifique lo que más irrita a las personas en los demás, porque probablemente sea el rasgo que más les desagrada de ellos mismos.

Esta es otra forma en que las personas revelan cosas sobre sí mismos, aún sin querer. El defecto que la gente más odia en los demás suele ser su mayor debilidad.

Los tramposos siempre se quejan de que los demás son deshonestos. El mentiroso siempre acusa a otras personas de mentir. Por esto mismo los padres se vuelven locos cuando ven que sus hijos cometen los mismos errores que ellos.

Puede parecer pura casualidad, pero hay una buena razón para ello. Cuando las personas se miran en un espejo, no les gusta ver todos los defectos de su apariencia. Y lo mismo ocurre cuando examinan a otras personas. Ellas también son como espejos. Por lo tanto, es más probable que alguien perdone una debilidad que nunca ha experimentado que otra con la que lucha a diario.

6.- ¿Son personas que saben escuchar?

Cuando se interactúa con personas en cualquier tipo de entorno, desde el profesional hasta el social, ellas eligen (1) hablar, (2) escuchar o (3) ni lo uno ni lo otro. Son más confiables las personas del grupo 1 que el 3, pero las del 2 son excepcionales y muy efectivas.

A menudo existe un sesgo negativo respecto a la habilidad de escuchar por parte de alguien, por eso no es algo que se registra en un currículum. Muchos creen que indica pasividad o un tipo de defecto en el carácter. Esta reacción es habitualmente resultado de confundir a las personas del grupo 3 con las del 2.

Sin embargo, los grandes oyentes poseen habilidades extraordinarias de conciencia y comprensión. Pueden evaluar situaciones con gran precisión y actuar de maneras que maximicen la eficacia del grupo.

Ninguna organización tiene suficiente gente que sepa escuchar, y si usted tiene uno de estos grandes oyentes como amigo o colega, pronto se dará cuenta de que son un recurso invaluable.

7.- Si hacen trampa en las cosas pequeñas, harán trampa en las cosas grandes. El carácter se forma en las dimensiones menores.

Una persona se queja de un mal negocio. Indica que su socio le robó y siente no haberse dado cuenta antes cómo eran las cosas.

Cuando se conocieron, jugaron golf. Su esposa entonces le dijo: “Lo vi mover la pelota cuando no estabas mirando, no te metas con este tipo”. Se había reído. ¿Por qué preocuparse por una cosa tan pequeña como esta? Son solo unos centímetros en el campo de golf.

Pero si alguien rompe las reglas por algo tan poco importante, ¿qué hará cuando se trate de apuestas más altas? En este caso, el hombre tenía una advertencia útil, pero no la tomó porque pensó que era muy pequeña.

No cometa ese error. Tenga cuidado con las cosas pequeñas y las cosas grandes se cuidarán solas.

8.- Mire cómo manejan los problemas inesperados.

No se puede saber cómo puede improvisar una persona hasta que se encuentra en una situación en la que se requieren decisiones espontáneas. Algunas personas quedan a la altura de las circunstancias y otras pierden la calma por completo.

Si está cerca de alguien el tiempo suficiente, verá cómo lidia con problemas inesperados. Y en esas situaciones, precisamente, se revelan su carácter y valores fundamentales.

Un apunte final.

Estos consejos no son solo útiles para evaluar a otras personas. Puede usar las técnicas consigo mismo. ¿Trata a las personas de servicio de manera justa? ¿Puede manejar los problemas e inconvenientes sin reaccionar de forma exagerada? ¿Es digno de confianza en las cosas pequeñas? Etc.

Quizás la persona que necesita evaluar sea usted mismo. Tome esa idea en serio, aunque sea un poco doloroso usar los métodos en la evaluación propia.

No es fácil verse con toda honestidad en el espejo y aceptar la realidad de cosas que deben superarse. Pero ese, mi amigo, es precisamente el consejo mas útil que recibirá en su vida.

Fuente: https://elstrategos.com/caracter/

Protocolo: no siempre lo correcto es lo adecuado. Cada comportamiento tiene su propio contexto


Un buen comportamiento es algo más que seguir unas reglas o convenciones sociales. Es saber actuar de forma correcta y adecuada en cada momento o situación

Redacción Protocolo y Etiqueta

 

Comportarse de forma correcta puede que no sea siempre lo más adecuado

Un comportamiento, acción o gesto correcto es aquel que es acertado y conforme a determinadas condiciones, usos o normas. Es una forma de actuar conforme a unas reglas establecidas. Según estas reglas se establecen los parámetros de lo que socialmente se considera correcto. 

El término adecuado hace referencia a la acción o el comportamiento que es apropiado o conveniente en una situación particular. El diccionario de la Real Academia Española nos dice que es adecuado a lo ajustado y conforme a las condiciones o a las necesidades de alguien o de algo. Es algo que se acomoda a ciertas condiciones o resulta conveniente en determinadas circunstancias.

Si nos centramos en el tema del protocolo y la etiqueta, es posible que un determinado comportamiento sea correcto en términos de reglas de cortesía y buenos modales, pero no sea el más adecuado en un determinado contexto. Estas diferencias pueden deberse a consideraciones éticas, sociales, culturales o personales.

Por ejemplo, en una cultura en la que estrechar las manos o dar un abrazo son formas correctas de saludar, dar un abrazo a alguien puede ser un gesto correcto en términos de amistad o afecto, pero no adecuado en una situación profesional o formal en la que se espera un saludo más formal. En este caso, dar un abrazo sería correcto desde una perspectiva personal, pero no adecuado en un contexto profesional.

En una conversación, decir la verdad es correcto en términos de honestidad e integridad. Sin embargo, si la verdad es ofensiva o puede dañar a otras personas, puede ser un comportamiento correcto pero no adecuado decir la verdad. En este caso, es importante buscar un punto de equilibrio entre la honestidad, la empatía y la consideración hacia los demás para determinar si un comportamiento es adecuado en una situación particular.

Estos son algunos ejemplos, en los que la adecuación de un comportamiento puede variar dependiendo de la cultura, la situación y las expectativas individuales. Por este motivo, lo correcto se refiere a la conformidad con ciertas reglas o convenciones, mientras que lo adecuado se refiere al comportamiento apropiado en un contexto específico.

En resumen, la adecuación o no de un comportamiento puede ser una decisión subjetiva que depende de muchos factores, como hemos comentado anteriormente. Es importante tener en cuenta las circunstancias y el contexto en el que se encuentran las personas involucradas para determinar si un comportamiento además de correcto es adecuado.

Fuente:https://www.protocolo.org/social/etiqueta-social/protocolo-no-siempre-lo-correcto-es-lo-adecuado-cada-comportamiento-tiene-su-propio-contexto.html 

Sabiduría Japonesa, 35 lecciones que enriquecen el mundo


 

Existe diferencia más que sutil entre la sabiduría japonesa y la china. Ésta última tiene raíces en el tratamiento del conflicto y la adversidad, ambos elementos bastante consustanciados con la historia del pueblo chino.

La estrategia como elemento de gobierno de las organizaciones de negocios le debe mucho a la sabiduría china. De allí provienen los exponentes más importantes de la Estrategia Oriental, que se diferencia notablemente de la desarrollada en occidente.

La sabiduría japonesa es menos estructurada, vierte su riqueza en el individuo y su dinámica cotidiana.

Siendo tierra aislada, rodeada de agua y carente de la riqueza pródiga de otros pedazos del mundo, el pueblo japonés se desarrolló alrededor de la capacidad de sus hombres y mujeres para efectos de supervivencia y progreso.

Esta capacidad les permitió emerger de las cenizas de la última guerra mundial, y por ella continúan en puestos de liderazgo, con una economía sin fronteras, de reacción instantánea y absolutamente interconectada.

La experiencia japonesa es como pocas en la historia de la humanidad.

Si se ha de hablar de nación, la japonesa brilla entre sus pares. Como cultura emprendedora es casi incomprable. La calidad lleva marca japonesa, la creatividad patente japonesa, la competitividad distinción japonesa.

En las décadas de 1970 y 1980, el vigor de la economía japonesa, y su agresivo perfil competitivo, se convirtieron en preocupación cotidiana en los Estados Unidos. El gigante miraba nuevamente con recelo hacia el Pacífico. Simultáneamente surgían los “Dragones del Asia”, economías vecinas que emulaban la experiencia japonesa. Y el tercer mundo vivía al amparo de la marca “made in Japan”.

El siglo XXI recibe un Japón con perfil más bajo. Trabajando en el ámbito doméstico para resolver los ineludibles problemas aparejados al liderazgo. Sigue siendo la tercera economía más importante del mundo. Uno de los exportadores más grandes del planeta. Pero está nuevamente dirigiendo sus energías hacia adentro. Como quién comprime el resorte antes de soltarlo.

El mundo escuchará aún por mucho tiempo de Japón. Y si se trata de prestarle atención a la sabiduría japonesa, lo habrá hecho con notable beneficio.

Éste es un modesto resumen de algunos vectores que tiene la sabiduría japonesa. Magistrales proverbios desde el otro lado del mundo. Tierra de riqueza humana. Con cuya existencia se basta a sí misma y sobra para el resto de nosotros:

1.- Si un problema tiene solución no vale la pena preocuparse por él: si no se puede solucionar preocuparse es inútil.

2.- Si lo piensas, decídelo. Si lo decidiste, no lo pienses.

3.- No retengas a quien se va, ni rechaces a quien llega.

4.- Rápido significa: lento pero sin pausa.

5.- Es mejor ser el enemigo de una buena persona que el amigo de una mala.

6.- Si no existiera la gente común tampoco existirían las personas extraordinarias.

7.- El que quiere subir inventa la escalera.

8.- El marido y la mujer deben ser como las manos y los ojos: cuando duele la mano, los ojos lloran, y cuando los ojos lloran las manos secan las lágrimas.

9.- El sol no sabe de buenos, el sol no sabe de malos. El sol ilumina y calienta a todos por igual. Quien se encuentra a sí mismo es como el sol.

10.- Hasta el viaje más largo comienza con un solo paso

11.- Quien bebe no sabe lo peligroso del vino, quien no lo bebe no sabe de lo bueno que hay en él.

12.- Aunque se necesite la espada una sola vez en la vida, es necesario llevarla consigo siempre.

13.- Las flores bonitas no dan buenos frutos.

14.- La tristeza es como un vestido rasgado: hay que dejarlo en casa.

15.- Cuando hay amor, hasta las cicatrices de la viruela son iguales a los hoyuelos en las mejillas.

16.- Nadie tropieza mientras está acostado en la cama.

17.- Una palabra bondadosa puede calentar tres meses de invierno.

18.- En el camino deja que los tontos y los locos pasen primero.

19.- Al dibujar una rama es necesario escuchar el soplo del viento.

20.- Verifica siete veces antes de cuestionar a un hombre.

21.- Haz todo lo que puedas, lo demás déjaselo al destino.

22.- La honestidad excesiva raya en la estupidez.

23.- La felicidad viene a la casa donde se ríen.

24.- La victoria pertenece a aquel que espera media hora más que su oponente.

25.- A veces la hoja se hunde pero la piedra flota.

26.- No se disparan flechas a una cara sonriente.

27.- Es posible soportar el arroz y el té fríos, pero la mirada y las palabras frías son insoportables.

28.- A los diez años es una maravilla, a los veinte es un genio, y a los treinta una persona común.

29.-La mujer puede atravesar la roca si se lo propone.

30.- Si preguntas sentirás vergüenza un minuto, si no lo haces sentirás vergüenza toda la vida.

31.- Un jarrón perfecto nunca ha salido de las manos de un mal artesano.

32.- No tengas miedo de una pequeña curva para enderezar una recta.

33.- Los ríos profundos fluyen lentamente.

34.- Si iniciaste el camino por voluntad propia mil “ri” parecen uno solo. (El ri es una unidad de medida de longitud japonesa).

35.- La pobreza hace a los ladrones como el amor a los poetas.

No hay riesgo en afirmar que éste es solo un resúmen muy avaro de la sabiduría japonesa. Pero basta para entender su profundidad.

Fuente: https://elstrategos.com/sabiduria-japonesa/

El matrimonio de la sal y la pimienta. ¿Por qué se suelen poner juntas la sal y la pimienta?


La sal y la pimienta se suelen poner juntas en la mesa al igual que se hace con el aceite y vinagre. Pero, ¿de dónde viene esta costumbre?

Redacción Protocolo y Etiqueta

 

La sal y la pimienta. Una pareja inseparable en la mesa

¿Cuál es el origen de poner juntas la sal y la pimienta en la mesa?

 

En las mesas de muchos casas y restaurante podemos ver dos 'matrimonios' muy comunes:

1. La sal y la pimienta.

2. El aceite y el vinagre.

El aceite y el vinagre ya sabemos que se colocan en la mesa para facilitar el aliño de verduras y ensaladas, principalmente. Pero, ¿la sal y la pimienta?

La sal y la pimienta, ¿se deben poner juntas? Su origen

Michelle Donatto, directora y propietaria de The Southern Etiquette Society sugiere que pensemos en la sal y la pimienta como una pareja casada. Veamos por qué.

En la época medieval, una gran variedad de guisos y platos eran condimentados con todo tipo de especias como el azafrán, la canela, el clavo o el jengibre. Incluso el azúcar era un condimento más que se utilizaba en los platos salados.

¿Y la pimienta? Por aquel entonces era una especia que únicamente las clases altas podían permitirse. Por este motivo, lo usaban las familias más pudientes para diferenciar algunas preparaciones que se condimentaban con esta especia.

Luis XIV consideraba vulgar condimentar la comida. Por eso, sus cocineros se pusieron manos a la obra y empezaron a separar lo dulce de lo salado. De hecho, se les atribuye a ellos, que empecemos a comer los platos salados para terminar con un postre dulce. Separaron los platos dulces de los salados e 'impusieron' ese orden en la mesa.

Pero la realidad es que más que considerar vulgar condimentar la comida, sus ciudadanos decían que el rey Luis XIV era muy quisquilloso con la comida y no le gustaba que los condimentos con especias dominaran el sabor de su comida. Por este motivo, en una ocasión sus cocineros le condimentaron la comida únicamente con pimienta. ¡Chapeau! Comprobaron que este 'maridaje' había resultado un rotundo éxito. La pimienta era la única especia que complementaba perfectamente a la sal y no dominaba el sabor en la comida.

Dada la conocida hegemonía francesa en cuestiones gastronómicas y de etiqueta, pronto se extendió esta costumbre, primero por Europa, luego por América y otras partes del mundo.

A partir de ese 'histórico' momento, surge el matrimonio de la sal y la pimienta que perdura hasta nuestros días. La costumbre de colocar la sal y la pimienta juntas en las mesas de casi todo el mundo sigue bastante vigente en la actualidad.

Fuente: https://www.protocolo.org/social/la-mesa/el-matrimonio-de-la-sal-y-la-pimienta-por-que-se-suelen-poner-juntas-la-sal-y-la-pimienta.html

¡No te quejes! Un decálogo para reflexionar!

 

¿Cuál es el sentido de una queja? ¿Hacer conocer algo que debe ser modificado o reparado? ¿Una exclamación sincera de dolor? Si no es así, ¡no te quejes!, porque la queja no es solo vana, es también una pérdida de tiempo, falta de consideración con los demás y muestra de cobardía.

Reflexiona en estas diez argumentaciones:

1.- “No te quejes si no hay dolor”. Y si lo hay, no olvides que la queja no lo resuelve.

La vida presenta situaciones difíciles e imprevisibles. Esto es cierto. En determinadas circunstancias la queja puede encontrar motivos “razonables” para existir o al menos ser entendible, (aunque igualmente sea de poca utilidad).

Pero, “quejarse sin motivo alguno” es un mal de otro tamaño…

Si hay algo peor que una persona habituada a quejarse, es una que lo hace sin motivo alguno o como un fin en sí mismo.

2.- No te quejes si algo fue mal, porque siempre pudo ser peor.

Quién se queja no sólo ignora lo perfectos que son los procesos de la vida, (porque finalmente todo sucede por algún motivo y para buen fin), también interpone calificaciones arbitrarias a los eventos que acontecen:

¿Quién puede asegurar que algún acontecimiento “negativo” no pudo ser aún “peor”?

Bien lo dice el proverbio árabe: “Yo me quejaba porque no podía comprarme zapatos, hasta que conocí a un hombre que no tenía pies”.

3.- Ninguna queja consigue evitar, disminuir o facilitar la resolución de problemas, ¡ninguna!

Hay un motivo lógico para esto: toda queja está fundamentada en energía negativa. Y la solución de inconvenientes, contrariedades, problemas y adversidades demanda energía positiva.

La vida en su integridad se explica por el estado, el flujo y el intercambio de energía. Y la queja es un agujero negro para ella.

4.- La queja debilita, nunca fortalece.

La queja genera debilidad justamente porque consume energía. Hay personas que no son “débiles” por otra cosa, pero alcanzan esa condición como efecto de la queja. Si ella evidentemente debilita a los receptores, es un hecho que también debilita a quién la emite.

5.- ¡No te quejes! porque terminarás aislado y solo.

¿Qué nivel de confianza consigue quien se queja? Todas las personas (es parte de su condición “animal”), buscan SEGURIDAD. La persona que se queja no la transmite, por lo tanto, no es compañía que se busque o desee.

¿Escuchaste hablar de esas personas “tóxicas” que deben evitarse?, pues bien, la queja es precisamente la toxina.

6.- Quien da en la vida, recibe. El que se queja solo pide para sí y nunca da, por eso no recibe nada.

Quejarse es muestra de falta de seguridad en uno mismo y ausencia de autoestima. En la vida existen dos tipos de personas: las que transitan “dando” de sí a los demás y las que lo hacen “pidiendo” un poco de todo para sí mismos. Con la queja no se da nada y, por el contrario, se pide la consideración de los demás con la actitud de un mendigo.

7.- No te quejes, porque eso te coloca en una posición parasitaria.

La queja conduce a una situación de dependencia. La persona quejumbrosa precisa del aporte ajeno para solucionar sus asuntos o sentirse mejor. Succiona energía de su entorno para sostenerse.

La dinámica del mundo y todo el universo no puede funcionar basada solamente en personas que demandan, por eso el individuo que se queja adopta un tipo de actitud parasitaria, puesto que depende de aquellos que dan.

8.- La queja repetida y sin sentido conduce a la mediocridad

Las actitudes parasitarias, por decir lo menos, son mediocres: seres débiles al amparo de la fortaleza ajena.

La queja repetida y sin sentido conduce a la mediocridad, por mucho que la persona pueda exponer grandes conocimientos y experiencia no se escapa de ella, porque mediocre es el individuo más instruido si carece de la actitud apropiada.

9.- El ser que se queja y el “pastorcito mentiroso” que anunciaba falsamente al lobo, terminan en la misma situación: se vuelven víctimas de la verdad.

Cuando la queja tiene un mínimo de fundamento, en la boca del quejumbroso se vuelve un hecho dudoso.

Que las poquísimas veces que te quejes de algo, la situación lo justifique al ciento veinte por ciento.

10.- La queja es una manifestación de pobreza.

¡Mucho cuidado! Porque esta muestra de pobreza tiene un alcance integral, se irradia. Puede comenzar en el rincón “inocente” de la queja y terminar en el lugar más profundo del bolsillo.

No hay ser exitoso y que goce de bienestar que tenga en la queja un hábito de comportamiento.

¡No te quejes!

Fuente: https://elstrategos.com/no-te-quejes/