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Novela «El Terror de Alicia» Autor: Miguel Angel Moreno Villarroel

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El emprendedor y las relaciones familiares. Reflexiones


 

Emprender es una forma de ver el mundo y vivir la vida. De esto debe estar consciente el emprendedor todo momento, en el ámbito personal y en las relaciones familiares. Desde que decide tomar ésta senda, estos aspectos deben adaptarse a la dinámica que representa. Nada en ella es convencional, como no lo es el propio emprendimiento.

Cualquier tema vinculado al entorno familiar es de tanto valor para el éxito de la tarea como la calidad del proyecto mismo. Esto no quiere decir que la realidad familiar no sea determinante para el desarrollo de otro oficio, pero en el emprendimiento tiene particularidades únicas.

No es igual la dinámica familiar de una persona que presta servicios en las Fuerzas Armadas que aquella que trabaja en un Banco. O la de un ingeniero petrolero y un director de escuela. El oficio determina la forma en que se ordena y funciona la vida personal y familiar.

Por otra parte, tampoco es lo mismo interpretar estas realidades desde el punto de vista de la persona que hace el oficio y desde el círculo familiar que lo soporta.

Toda persona que alcanza sus objetivos en la vida profesional, se considera exitoso y en paz consigo mismo, ha tenido que ser capaz de mantener un delicado equilibrio en sus intereses familiares.

El éxito no es un estado que se construye de “afuera hacia adentro”, es una meta que se conquista partiendo del rincón más profundo e íntimo de las personas.

Por una parte, si el individuo no se siente bien consigo mismo y con quienes lo rodean, tampoco lo hará con todas las cosas que haya conseguido acumular. Por otra, si éste equilibrio íntimo y privado no se ha consolidado previamente, es más difícil alcanzar lo que se quiere.

El éxito está compuesto por docenas de batallas que se desarrollan cada día y deben vencerse todo momento, Éxito en realidad se escribe con “e” minúscula, porque es un proceso de muchas victorias pequeñas que van construyendo lo grandioso.

Todo se inicia con la persona, la familia y el entorno cercano, siempre de “adentro hacia afuera”.

En ésta tarea, el emprendedor debe enfrentar una situación que difiere de las que encaran personas que se dedican a otros oficios. Incluidos aquellos que tienen un “trabajo muy particular”, como el bombero o el misionero. El emprendedor debe interactuar con una estructura de convencionalismos culturales que han condicionado la educación de las personas desde siempre.

La mayoría de las sociedades educan a la gente alrededor de valores económicos y financieros arraigados en conceptos, costumbres y tradiciones.

Enfatizan la virtud de la seguridad y lo previsible. Por una parte la “seguridad” que proporciona una educación convencional, un empleo, una carrera profesional, la casa propia, la jubilación, etc. Por otra, el riesgo que representa “hacer algo diferente”. Y finalmente, el beneficio de actuar en lo que “ya se sabe que funciona”.

Las sociedades forman a las personas alrededor de estos valores desde el seno familiar. No es un fenómeno que tenga orígen en colegios o universidades, son los padres, familiares y amigos cercanos quienes imparten la doctrina. Allí se  forman estructuras mentales que condicionan los actos de las personas a lo largo de su vida.

Enfrentar esto es más difícil de lo que puede suponerse. El emprendedor tiene más dificultades en este sentido que quienes optan por ser pescadores en mares turbulentos o pilotos de aviones de caza.

La Sociedad entiende de “oficios”. Tiene claro que el sistema funciona por que cada quién hace algo que se necesita. Desde el albañil hasta quien limpia los desagües sanitarios, pasando por el empleado de Banco y el médico cirujano. La Sociedad se entiende como una “meritocracia” alrededor de los oficios que se practican para mantenerla activa. Un bombero o un policía no tienen, necesariamente, oficios de poco riesgo, pero son necesarios y la Sociedad lo entiende y soporta.

Con el emprendedor no pasa lo mismo.

¿Qué tipo de oficio es éste y donde se ajusta en el marco de las necesidades cotidianas?

¿Cómo se halla inscrito en los márgenes de la historia y las costumbres?

Hace escasos cincuenta años, los empresarios todavía constituían una “clase especial” de ciudadanos que debían posición y prerrogativas a herencias generacionales. En ello no aplicaba el paradigma del “oficio”, más la “diferencia de clases”.

Si éste estado de las cosas le representa un problema al emprendedor, se vuelve más serio cuando el entorno familiar ha sido educado y formado en ésos moldes. Por ello los aristócratas de antaño formaban familias con su entorno cercano.

La tarea del emprendedor se desarrolla en el marco de lo establecido por los patrones de ésa educación convencional.

El emprendedor no ejerce un “oficio” que establezca división clara entre la actividad personal y profesional. No posee un empleo y no se sujeta, en todos los casos, a una educación tradicional. No persigue una carrera de méritos en el trabajo. Tampoco tiene como objetivo central la inversión en casa propia ni apunta al desenlace de su vida activa en la jubilación. Esto rompe moldes culturales e idiosincráticos.

Esta barrera debe ser franqueada al interior del seno familiar y cuando se forma una nueva familia.

Obtener resultados satisfactorios en estas pruebas no depende de los demás, es una responsabilidad del emprendedor. Una que involucra ordenamiento general de la vida y las rutinas que la componen.

Estas son algunas recomendaciones necesarias:

1.- Nadie escoge la familia en la que nace. Pero la decisión más importante que existe en la vida es determinar con quién se formará una nueva familia.

Si esta premisa tiene aplicación universal en las relaciones familiares, cuánto más para el emprendedor.

Si en la pareja no existe un mínimo de compatibilidad en el entendimiento de la vida “entrepreneurial”, las condiciones no son favorables de inicio y pueden complicarse a medida que el tiempo pase.

Para el emprendedor, el factor que determina la seguridad y prosperidad que alcanzará en la vida no se encuentra en su entorno, está ubicado “entre sus dos orejas”. Su tarea no sólo está dirigida a conseguir prosperidad con lo que crea, también permitir que otra gente alcance ése estado merced a lo que él hace. No sólo termina siendo responsable de sus propios hijos, también de las personas que colaboran con el emprendimiento, y en consecuencia de los hijos de ellos. Tomar consciencia de esto no es sencillo para el emprendedor y sus relaciones familiares.

Existirán quienes no puedan procesar esto, y ellos no constituyen la compañía apropiada que el emprendedor precisa para realizar el viaje.

2.- El emprendedor debe entender y asumir que las relaciones familiares son un elemento vital para que alcance sus propósitos.

Posiblemente no sea correcto afirmar que sin un ordenamiento de los intereses familiares el emprendimiento fracase, pero es correcto aseverar que el grado y calidad del éxito están relacionados con ello.

Los “lobos solitarios” no funcionan en el emprendimiento. Carecen de la energía y motivación necesaria para llegar lejos.

Las responsabilidades del emprendimiento se inician en el círculo familiar próximo. Esto vale más que la idea o la visión del negocio.

Al emprendedor le es necesario conquistar primero el entendimiento y apoyo interno para trabajar luego con los aspectos externos. Mientras más cohesión exista en este punto más fortaleza tendrá el proyecto.

3.- Debe existir un importante compromiso del círculo familiar con el emprendimiento.

En algunos casos la familia comparte explícitamente las tareas del emprendimiento y ello garantiza más el compromiso. Pero si ésta no es la situación, debe conseguirse como mínimo que el círculo familiar conozca bien la tarea a emprenderse y esté periódicamente informada de su desenvolvimiento. Esto es fundamental para las situaciones o los ciclos desfavorables que se enfrenten.

4.- Debe ordenarse con mucho esmero la vida en casa. Allí se evidencia la calidad de las relaciones familiares que sostiene el emprendedor.

El emprendimiento, al menos en sus etapas iniciales, es casi una extensión del hogar y la familia.

Es una situación parecida a la de una casa que recibe huéspedes por un largo periodo de tiempo. Las rutinas cambian, existen detalles que atender, las costumbres deben ajustarse a la situación, etc.

La vida familiar se entremezcla con el emprendimiento en formas incómodas, y se anula ésa saludable división entre el trabajo y la vida en casa.

Dado que el hecho es inevitable, demanda esfuerzo y madurez por parte de los miembros de la familia. Es conveniente establecer momentos y espacios en los que se compartan intereses ajenos al negocio. Salir de casa cada vez que fuese posible, evitar visitas frecuentes al lugar del trabajo, etc.

En otros oficios, es la dinámica de éstos la que define el orden en el hogar. Habitualmente con horarios de trabajo determinados, días específicos, posibilidad de activar y desactivar el enfoque laboral, etc. Para el emprendedor la situación es distinta. Es él quien debe determinar el sistema de vida en casa, acomodándolo a la dinámica que tiene el negocio, y sin que ello concluya por afectar los intereses domésticos.

5.- Los presupuestos de dinero para el sostén de la casa y la familia deben ser flexibles.

Es frecuente que el emprendimiento no proporcione ingresos que puedan considerarse “fijos” para los gastos familiares. En muchos casos no otorgará ingreso alguno, y en otros tantos los demandará. La vida en casa debe ajustarse a esta realidad. Y ello solo se consigue adoptando mecanismos flexibles de previsión de ingresos y gastos. Esto toma la forma de un “caos organizado” o un “desorden controlado”. Pero rara vez se asemeja al ritmo de otro tipo de oficio. A veces no será posible pagar alguna obligación y en otras será necesario cortar algún servicio o expensa.

Son realidades poco ortodoxas para los patrones culturales existentes. Por ello su tratamiento no le está reservado a cualquiera. Hay personas incapaces de atrasar el pago de una obligación y soportar los reclamos que se produzcan por causa de ello. O despojarse de algo con la misma naturalidad que tuvieron al adquirirlo.

Si bien es cierto que el emprendimiento puede proporcionar ingresos familiares como pocos salarios podrían hacerlo, son las condiciones opuestas las que muchas veces se ignoran.

6.- La “casa propia” es una inversión que se considera desde el punto de vista financiero. Esta consigna puede afectar las relaciones familiares del emprendedor.

El entendimiento y la cultura popular a este respecto carecen de flexibilidad. Es un tema sensible al interior de los intereses familiares. La “casa propia” está asociada tradicionalmente al factor de seguridad de la familia. En tanto que para el emprendedor puede ser solo un caso de evaluación financiera.

Tomando en cuenta que las cosas en el emprendimiento pueden ir mal, las decisiones respecto a ésta inversión ocasionan fracturas en las relaciones familiares. Todo está condicionado por la estructura de valores que tienen las personas.

Caso parecido es el de la casa propia u otros bienes familiares que se utilizan como colaterales para financiar el negocio. Si se fracasa, constituyen golpes de alto impacto en la familia. Y la única forma de superarlos se encuentra en el entendimiento previo y el nivel de tolerancia que se haya conseguido construir para el soporte de la actividad de negocios.

Está bien que el emprendedor tenga claro que el negocio es un Activo y como tal constituya la mejor alternativa para velar los intereses de la familia. Pero es indispensable que esta convicción sea transmitida a todos por medio de orientación paciente y cariñosa.

7.- Siempre hay que estar preparados para el fracaso.

El éxito es el producto de una suma importante de fracasos.

Si algo puede, en definitiva, calificar la naturaleza misma del emprendimiento es el fracaso y todo lo que lleva consigo. Desde la frustración hasta la pena profunda.

El emprendedor no es una persona experta en alcanzar el éxito. Es una experta en superar fracasos.

La sensación de pérdida asociada al fracaso puede ser dura para el emprendedor y sus relaciones familiares.

A nadie le gusta fracasar o perder dinero. Pero éste es un hecho íntimamente relacionado con la actividad que se ha escogido. Es difícil, y sin embargo por ello mismo tiene valor.

En la vida no se consigue nada extraordinario haciendo cosas ordinarias. Las cosas fáciles las hace todo el mundo. Pero son las difíciles y dolorosas las que proporcionan mayor beneficio.

El emprendedor entiende esto desde el momento que toma las decisiones fundamentales. Pero es su responsabilidad hacer que el entendimiento se extienda a la familia, quién terminará sintiendo los efectos más complejos de las decisiones tomadas.

8.- El negocio no debe administrarse con el criterio de un patrimonio de la familia.

Desde que cobra forma el negocio es una entidad independiente, incluso del propio emprendedor.

Si no se pensara así no tendrían sentido los más básicos criterios de desenvolvimiento económico. Los intereses del negocio son mayores al emprendedor, y por supuesto a su familia. El negocio se debe a los clientes que sirve, a las personas que trabajan en él y a la dinámica económica que genera. El emprendedor puede ser el propietario del negocio, pero éste no es una extensión de él mismo.

Los emprendedores que manejan su negocio con el criterio de un patrimonio de la familia por generaciones lo condenan desde el principio.

Nada impide que el emprendedor, como propietario o accionista, defina en libertad sus intereses en el negocio. Pero debe hacerlo considerando que aquello que creó le supera, y en esencia no le pertenece. De esta forma conseguirá que el negocio evolucione y no sea castigado por el ímpetu del Mercado.

Sin la participación de las familias pocas veces los emprendimientos alcanzan éxito. Pero cuando se convierten en “posesión” familiar y no en célula de desempeño económico, tampoco tienen larga vida.

Fuente: https://elstrategos.com/emprendedor-y-relaciones-familiares/

Protocolo del cumplido. El cumplido como una muestra de cortesía. Cumplido no es igual a piropo o halago


Un cumplido es un gesto de cortesía que se puede hacer a otra persona y que le suele agradar y ayudar a mejorar su autoestima

Redacción Protocolo y Etiqueta

 

Cumplidos: las atenciones y muestras de cortesía que tenemos para con otras personas

Los cumplidos no deben ser confundidos con los piropos -palabra o expresión de admiración, halago o elogio que se dirige a una persona- o con los halagos -adular o decir a alguien, casi siempre interesadamente, cosas que le agraden-.

Un cumplido puede ser abrir una puerta, ceder el paso, acercar una silla, prestar un paraguas, etcétera. Un cumplido es un gesto de cortesía que puede ser tanto verbal como gestual.

Dicen que un cumplido beneficia tanto al que lo hace como al que lo recibe. Un cumplido hace sentirse mejor a las personas porque fomenta un sentimiento de reciprocidad. Es similar a cuando sonreímos o hacemos un gesto agradable de este tipo. Nuestras neuronas espejo se 'activan' y suelen devolver ese gesto de forma casi involuntaria.

Debemos tener cuidado, cuando hablamos de cumplidos verbales, en saber diferenciar un cumplido de un halago -alabanza generalmente exagerada e interesada- y de un piropo. Los cumplidos son 'gratuitos', no se espera nada a cambio. Los halagos, puede que no sean tan desinteresados. Esta gratificación verbal que se recibe con un halago puede ser una forma de hacer sentir al halagado en deuda con el adulador. Las diferencias, en ocasiones, son mínimas.

Los cumplidos deben estar bien 'medidos' porque vivimos en una sociedad en la que todo el mundo nos ofendemos por algo. Unas veces por hacerlo -acción- y otras por no hacerlo -omisión-. Hemos acordado socialmente tener un derecho ilimitado a ofendernos por cualquier cosa. Por eso algunas personas se lo piensan, y mucho, antes de hacer un cumplido.

Consejos para hacer buenos cumplidos sin caer en la mala educación o la ofensa

1. Cumplidos honestos y sinceros 

Nuestro cuerpo y nuestros gestos nos pueden delatar cuando tratamos de hacer un cumplido forzado o exagerado. El receptor puede detectar la falta de sinceridad y generar un efecto contrario o distinto al deseado.

2. Cumplidos desinteresados

La educación no es de quita y pon. Hay que ser educados con todo el mundo. No se trata de hacer cumplidos solamente a las personas que nos interesan o con las que queremos tener una relación de amistad... o de amor. Los cumplidos y las atenciones deben ser generales y deben tenerse con toda persona que sea merecedora de ellos.

Por eso los mejores cumplidos son los que resaltan las cualidades personales o profesionales de una persona. El valor de esa persona por su trabajo, sus logros, su comportamiento, etc.

3. Elegir bien las palabras verbal

Cuando hacemos un cumplido podemos 'meter la pata' por no saber elegir bien las palabras. Si no sabemos muy bien qué decir, es muy aconsejable utilizar frases hechas. Tratar de ser un poco originales puede ser un error, cuando no tenemos muy claro cómo hacer un cumplido original. No podemos meter en un jardín del que sea difícil salir.

4. Tratar de no hacer cumplidos sobre cuestiones físicas o temas demasiado personales

Los cumplidos sobre la edad, la complexión física, los temas de salud, etcétera pueden ser un poco delicados. Es mucho más fácil equivocarse al tratar de hacer un cumplido sobre estas cuestiones. Es mejor hacer algún cumplido sobre la mesa, la comida, la decoración, el comportamiento, etcétera.

Tampoco es apropiado hacer cumplidos que puedan ser interpretados como sarcásticos o irónicos.

Consejos para recibir los cumplidos con educación

1. Dar las gracias y sonreír

Aceptar un cumplido, es como aceptar un regalo. Nos guste más o menos, siempre se debe agradecer. Si el agradecimiento va acompañado de una sonrisa, mejor.

2. Reciprocidad del cumplido

Un cumplido es casi como una invitación, se debería devolver -aunque no genera la misma 'obligación' que lo suele hacer un halago-. Aunque no sea en el mismo momento que nos hacen el cumplido, puede hacerse en un momento posterior la devolución de este cumplido. Pero es bueno apuntarlo en nuestro 'debe'.

3. Falsa modestia

Los cumplidos no se cuestionan. Se aceptan, mejor de buenas maneras, y se dejan pasar. No hay que justificar o agradecer con demasiada exageración el cumplido. Un comportamiento exagerado 'estropearía' el momento.

4. Escuchar sin interrumpir

Hay cumplidos que se convierten en pequeños discursos. Es mejor dejar terminar que interrumpir. Salvo que sea algo muy fuera de lugar, es aconsejable dejar que el invitado termine su 'cumplido-discurso'. En estos casos es posible que el cumplido sea más un halago en toda regla.

Resumiendo, podemos utilizar la frase "a nadie le amarga un dulce" para referirnos al tema de los cumplidos. Pero, ¡cuidado!, no a todo el mundo le gusta el dulce.

Fuente: https://www.protocolo.org/social/etiqueta-social/protocolo-del-cumplido-el-cumplido-como-una-muestra-de-cortesia-cumplido-no-es-igual-a-piropo-o-halago.html

Las 10 destrezas básicas que deben aprenderse en la vida

La capacitación de los seres humanos puede clasificarse en términos de su educación, entrenamiento, capacitación o adoctrinamiento. Las últimas tres pueden desarrollarse en el ámbito organizacional, la primera es un resorte de la familia y la educación inicial. Es en este último escenario donde deben desarrollarse las 10 destrezas básicas que se mencionan a continuación.

Son consideradas destrezas básicas porque sin ellas no hay augurio favorable de desarrollo personal o profesional, y también porque a partir de ellas se puede acceder a cualquier cima.

Quien sepa,

1.- Escuchar

2.- Conversar

3.- Escribir

4.- Hablar en público

5.- Gestionar su tiempo

6.- Pensar con sentido crítico

7.- Negociar

8.- Manejar el dinero

9.- Tomar decisiones

10.- Meditar

reúne todas las condiciones necesarias para conquistar la vida.

1.- Saber escuchar.

“La mayoría de las personas exitosas que he conocido son las que escuchan más de lo que hablan”.

(Bernard Baruch, funcionario del gobierno de los Estados Unidos)

Escuchar es una de las destrezas fundamentales que se debe aprender en la vida. A menudo la gente da por sentada esta capacidad porque en general oye, pero lo cierto es que no escucha. Y esto último es indispensable para toda buena comunicación.

No se precisa talento para ser un buen oyente, sólo es necesario prestar atención a los demás, algo en lo que pocas personas demuestran experticia. Ser buen oyente ayuda a comprender, aprender y crecer. Todo esto construye una nueva realidad y aporta con los propósitos que se tienen.

Aprender a escuchar es una de las mejores inversiones que puede hacer cualquier ser humano.

Sin esto las relaciones se quiebran, en tanto que su presencia ayuda a eliminar el conflicto y el resentimiento en la vida.

Si tan solo fuésemos conscientes de todo el sufrimiento y dolor que se acumula en la vida por no saber escuchar, entenderíamos por qué esta destreza encabeza la lista.

2.- Saber conversar.

Básicamente, todas las personas pueden comunicarse, pero pocas poseen las destrezas mayores que requiere una buena conversación. Y es justamente esto lo que ayuda a sobresalir en la vida, permitiendo que los demás se sientan cómodos y confiados cuando interactúan con uno.

La persona diestra en el arte de conversar también honra lo establecido en el primer punto de esta lista, porque escucha activamente a los demás, busca señales no verbales, mantiene el contacto visual y presta atención a los detalles.

Las habilidades conversacionales ayudan a vender ideas, permiten optimizar el ritmo de la comunicación y evitan el uso de palabras incorrectas. Clientes, socios y empleadores siempre buscan este tipo de personas. Ellas generan confianza, tienen mayor probabilidad de mantener relaciones sanas y formar nuevas amistades.

3.- Destrezas de escritura.

Saber escribir bien es, ahora, más importante que nunca.

La comunicación efectiva generalmente se realiza a través de la palabra escrita, bien sea en “la vieja práctica” del intercambio de oficios o en correos electrónicos y mensajería instantánea.

La buena escritura proporciona excelentes condiciones para la comunicación y el pensamiento. Ayuda en todo afán de explicar y refinar las ideas.

Un gran escritor es un gran pensador.

Los buenos escritores investigan, planifican y resumen apropiadamente ideas y posiciones. Se expresan de manera clara y concisa. En los hechos, escribir mejora el razonamiento y aumenta la capacidad de exponer argumentos.

La escritura es una poderosa herramienta para la vida cotidiana.

4.- Saber hablar en público.

Muchas investigaciones señalan que hablar en público es una de las cosas que más temen las personas, sin embargo, es una de las habilidades cruciales que se debe poseer.

Esta destreza aumenta, simple y llanamente, el valor del trabajo que se hace.

No existe otra manera de exponer y comunicar ideas a un grupo. Hablar bien en público genera una dinámica positiva de pensamientos, acude al sentimiento colectivo y desarrolla vínculos.

Es una destreza que también permite mejorar la autoconfianza, y con ello aumenta el impacto integral que se puede alcanzar sobre otras personas.

5.- Destrezas para la gestión del tiempo.

“La falta de tiempo no es el problema, todos tenemos días de 24 horas. El uso que hacemos del tiempo es lo que nos diferencia”

(Zig Ziglar, autor, vendedor y orador motivacional estadounidense)

La buena administración del tiempo permite ser más eficiente y productivo, posibilita la reducción de los niveles de estrés e incrementa las probabilidades de alcanzar éxito en lo que se quiere.

A partir de ella se puede hacer más en menos tiempo, y esto solo contribuye favorablemente en la calidad de vida.

La gestión del tiempo consiste en planificar y controlar lo que se hace en cierto periodo temporal. El QUÉ hacer y en CUÁNTO TIEMPO hacerlo definen la administración del recurso más escaso y valioso que existe en la vida.

Las personas que poseen esta destreza hacen todo lo que tienen dispuesto, y logran mucho en la vida. Los grandes triunfadores no nacen productivos, lo consiguen aprendiendo a gestionar su tiempo. Administran bien su agenda y cumplen con los plazos que se autoimponen. Esto impacta todo lo que se hace cotidianamente.

6.- Habilidades de pensamiento crítico.

El pensamiento crítico consiste en analizar la información para encontrar la mejor solución a un problema. Esto requiere experiencia, razonamiento y observación.

Las destrezas de pensamiento crítico son cruciales para la gestión exitosa de proyectos, cualquiera fuese su tipo, porque todo trabajo involucra la resolución de problemas, mucho más si es algo involucrado en el universo estratégico.

Por otra parte, el pensamiento crítico ayuda en la autocomprensión, en “pensar fuera de la caja” y planificar diferentes resultados con anticipación.

7.- Saber negociar.

“No consigues lo que quieres, obtienes lo que negocias”

Harvey Mackay, empresario, autor y columnista estadounidense

Las tareas de negociación están presentes en la vida de las personas a cada momento, se den cuenta o no. Todo se negocia en la dimensión personal y profesional, todo. Por lo tanto, poseer esta habilidad define la posibilidad de obtener los resultados deseados.

Negociar significa garantizar que todas las partes involucradas queden satisfechas con las resoluciones. Que nadie quede mejor o peor que nadie, que todos hayan ganado o perdido en proporciones similares.

8.- Destrezas financieras.

Todas las personas y organizaciones deben administrar bien sus finanzas para tener éxito en lo que se propongan. Esto es vital para aprovechar oportunidades y asumir riesgos calculados.

Los objetivos financieros se alcanzan cuando se sabe administrar eficazmente el dinero y las deudas.

Esta es la palabra: eficacia.

El criterio de eficiencia es relativo en lo que respecta a la gestión del dinero, porque en definitiva no se puede gestionar (ni bien ni mal), un dinero que no existe.

Quien sabe cómo generar el dinero que busca es eficaz. Luego, pero estrictamente luego, debe tratar de ser eficiente en su manejo.

“Mantenga un presupuesto, planifique para el futuro, haga que sus ahorros sean consistentes y prepárese para los principales eventos de la vida”. A esto se remiten las destrezas financieras.

9.- Saber tomar decisiones.

“Una vez tomada la decisión, no mires atrás, no dudes de tus decisiones”

Muhammad Ali, boxeador profesional estadounidense

Las destrezas para tomar decisiones oportunas ayudan en el crecimiento profesional y conducen al liderazgo.

Tomar buenas decisiones, sin vacilaciones o postergaciones, es algo muy útil para todo propósito de vida personal o profesional.

Se toman decisiones todos los días, y la forma de abordarlas es crucial, porque ellas implican razonamiento, lógica y capacidad de resolver problemas.

Un buen proceso ayuda a obtener resultados que aportan valor. Cuando se toman buenas decisiones los demás lo notan, porque ello implica trabajo en equipo, comunicación y liderazgo.

10.- Saber meditar.

Algo vital, que muchas veces se pasa por alto, es la capacidad de mantener la calma y concentración en situaciones estresantes y difíciles. Porque el pánico generalmente conduce a malas decisiones.

Una de las mejores maneras de mantenerse enfocado es a través de la meditación y la atención plena (Mindfulness).

La meditación no se trata de respirar profundamente, tomar descansos a lo largo de la jornada laboral y volver a centrar la energía. Tampoco es cuestión de velas elegantes, un tapete y música especial. Se trata de equilibrar la energía mental y mantener las cosas simples.

En conclusión.

Hay 10 habilidades básicas que debe aprender en la vida. Lo ayudarán a mantenerse relevante durante los próximos años… y no pasará de moda.

“Un ganador es alguien que reconoce los talentos que Dios le ha dado, trabaja duro para desarrollarlos y los usa para alcanzar sus metas.”

Larry Bird, exjugador de baloncesto, entrenador y ejecutivo estadounidense

Fuente: https://elstrategos.com/destrezas-basicas/


Consejos de etiqueta para relacionarse con buenos modales con personas con alguna discapacidad. ¿Comenzamos entablando una buena conversación?

 


Las relaciones sociales pueden llegar a ser muy complejas porque cada persona tiene sus propias 'características'. Cuando hablamos del tema de la discapacidad, las relaciones sociales deben ser igual de correctas y respetuosas aunque haya algunas limitaciones físicas o mentales

Redacción Protocolo y Etiqueta

 

La discapacidad: conversaciones y temas de conversación

A diario nos relacionamos con personas muy diversas. Socializar con personas con discapacidad puede causarnos algunas dudas. Las interacciones cotidianas con las personas con alguna discapacidad pueden representar ciertas dificultades para nosotros. Un simple gesto como hacer un saludo, mantener una conversación o cualquier otra acción similar nos puede incomodar cuando no sabemos cómo debemos actuar de forma correcta. Veamos cómo podemos aprender a manejar este tipo de situaciones.

1. ¿En qué consisten las reglas de etiqueta de la discapacidad?

La denominada 'etiqueta de la discapacidad' son una serie de reglas o consejos que tratan sobre la forma de comportarse y poner en práctica los buenos modales, manteniendo una actitud respetuosa, cuando se interactúa con una persona que tiene una discapacidad. Debemos relacionarnos de forma natural, tratando de ser respetuosos e intentar hacerlo lo mejor posible -aunque algunas veces, cometamos algunos errores-. Es importante ser conscientes del entorno en el que estamos y de las personas que nos rodean para obrar en consecuencia. No está de más, si es necesario, pedir consejos a alguna de las personas que tienen más experiencia.

2. ¿Por qué es importante seguir unas reglas de etiqueta con las personas con alguna discapacidad?

Cuando las personas tienen una determinada discapacidad es fundamental mostrar respeto y tratar de 'acomodarse' a sus necesidades. Es conveniente saber cómo relacionarse y tener buenos modales adaptados al tipo de discapacidad que tenga cada persona. Cada tipo de discapacidad requiere poner una mayor atención a unos u otros aspectos. Lo importante es no cerrarse a un contacto con esa persona por miedo o temor a hacer algo mal.

3. Cómo entablar conversaciones con personas con alguna discapacidad.

Todo depende del tipo de discapacidad que tenga cada persona en concreto. No es lo mismo una discapacidad visual, que una auditiva o fonológica. Dependiendo de cada caso podemos proceder de distintas maneras.

Entablar una conversación con personas con alguna discapacidad visual o física no suele representar un problema. Cuando la discapacidad es auditiva, solo hay que hacer un pequeño esfuerzo. Hablar despacio, un poco más alto, gesticular y, si es necesario, escribir las palabras -si ambos conocen el lenguaje de signos mejor-.  Si la discapacidad es fonológica debemos conocer el grado de afectación que tiene en su habla. Si es alto, nos podemos comunicar por escrito o por gestos.

4. Temas de conversación para charlar con una persona con alguna discapacidad

Salvo que la persona saque el tema, no es apropiado hablar sobre su discapacidad. Cómo se siente. Cómo hace tal o cual cosa. Qué le ocurrió. O alguna pregunta de este estilo.

Los temas de conversación pueden ser los más comunes. Los que tratamos en cualquier otra conversación. Lo mismo que los temas de conversación a evitar. Salvo casos especiales, no hay razón alguna para no tener una conversación de lo más común con una persona que tiene una discapacidad.

Para terminar, podemos relacionarnos y comunicarnos con las personas que tienen alguna discapacidad con total naturalidad. Solo hay que ser considerados, amables, comprensivos y respetuosos. Aunque no lo creamos, no todos necesitan nuestra ayuda. Somos propensos a ofrecer, algunas veces, una ayuda que no han solicitado. Esta forma de proceder puede ocasionar algunas molestias o dar lugar a situaciones incómodas.

Fuente: https://www.protocolo.org/social/etiqueta-social/consejos-de-etiqueta-para-relacionarse-con-buenos-modales-con-personas-con-alguna-discapacidad-comenzamos-entablando-una-buena-conversacion.html

No se ofenda, saque conclusiones


 

Cuando se pierde el autocontrol, el pensamiento estratégico no da sus mejores frutos, o si quiere verse de otra forma, la victoria está más cerca de quién consigue “descontrolar” al oponente. Por esto, para mantener el equilibrio y sus ventajas competitivas, “no se ofenda, saque conclusiones”.

Ofender es uno de los oficios más antiguos y lucrativos que existe. Registra la historia que fueron ofensas las que determinaron el destino de la pareja bíblica en el jardín del Edén, igualmente la condena a muerte de Sócrates, el incendio de Roma por Nerón, los acontecimientos incontenibles que culminaron en las guerras mundiales, etc. Agravios, escarnios, injurias y oprobio definieron el destino del mundo desde el inicio.

Las ofensas son muy antiguas, definitivamente, pero ¿también son lucrativas?, ¿por qué?

Porque es la trampa en la que más caen los incautos, la herramienta menos costosa en poder del oponente, y el anzuelo preferido del pensador estratégico para romper el equilibrio en la gestión del conflicto.

Las ofensas tienen “mil caras”. En esto se diferencian de los insultos y las agresiones verbales. Llegan envueltas en sutilezas y pueden ser interpretadas de muchas maneras.

Quien ofende siempre puede argumentar que “ésa no fue su intención”, o que “alguien se sintió ofendido sin motivo alguno”.

Por otra parte, cuando las ofensas son recurrentes, gestan una “ofensiva” hecha y derecha, lo cual ya es un ataque organizado.

Por esto la gran escritora inglesa Agatha Christie decía: “La gente inteligente no se ofende, saca conclusiones”.

¿Inteligente por qué?

Pues bien, la ofensa se fundamenta en la capacidad de dañar la dignidad o el amor propio de otro, y la gente inteligente no somete estos valores a la consideración de los demás.

Valorarse como persona, comportarse con responsabilidad, seriedad y respeto, no es algo que pueda depender del juicio y las acciones ajenas. Porque si fuera así, nunca podría sostenerse. Pasa lo mismo con el amor propio, que si estuviera sujeto a la consideración de otros, no tendría nada de “propio”.

Las personas que dependen de externalidades para establecer su valor actúan con poca inteligencia, porque no solo están muy expuestas ante las dinámicas de la vida, también se encuentran inhabilitadas para el ejercicio exitoso de la resolución de conflictos y la práctica estratégica.

La Estrategia es, en buenas cuentas, el sistema de gestión del conflicto, la disputa de intereses y deseos antagónicos. Y en este campo, las susceptibilidades sobran.

Ahora bien, la segunda parte de la afirmación de la escritora inglesa, es aún más importante: “no se ofenda, saque conclusiones”.

No darse por ofendido responde a inteligencia, pero pretender (o suponer), que nadie trate de ofender, es una ingenuidad. Las personas toman el camino de la ofensa con frecuencia, de manera intencional o no. Y en ambos casos hay conclusiones, lecturas y lecciones valiosas.

La primera conclusión: cuando alguien ofende premeditadamente, expone una debilidad (a no ser que se trate de una intencionalidad estratégica, como se verá más adelante). Algo en la otra persona molesta y perturba a quién ofende, por esto lo hace. No encuentra mejor forma de alterar la situación.

Ésa es otra particularidad de la ofensa: se trata de algo personal. Cuando ya no existen argumentos, posiciones, ventajas situacionales, fortalezas naturales, etc., se opta por el agravio.

Tome buena nota de esto y no lo olvide: quién intenta ofender es débil. No le alcanzan otros recursos, precisa revertir (muchas veces desde una posición desesperada), el curso de las cosas.

Desde este punto y en adelante, el pensador estratégico puede identificar, incluso, los factores y elementos que definen la debilidad.

Porque quién ofende se vuelve un libro abierto, justamente porque demuestra que no tiene más opciones.

Para el Pingüino Amarillo, arribar a una “conclusión” respecto a la situación del oponente, vale un montón, porque elimina la incertidumbre y posibilita respuestas contundentes. Esto siempre es un regalo en el juego estratégico.

Por lo tanto, no se ofenda, saque conclusiones.

Sentirse ofendido lo lleva por el camino que determina el ofensor, mientras que sacar conclusiones al respecto, le permite actuar ventajosamente con quien intenta agraviar. Lo difícil está en superar la primera barrera, porque lo segundo es tan sencillo como recoger manzanas maduras en el campo.

Ahora bien, ¿el camino opuesto le está permitido al pensador estratégico?, es decir, ¿puede considerarse apropiado tratar de ofender a otros para que pierdan el equilibrio?

La respuesta honesta es sí.

La Estrategia como tal, está más allá del bien y del mal. Pueden ser reprochables (y en este caso estar sujetos a juicio), los objetivos que ella tenga, pero la dinámica de trabajo es un hecho meramente técnico.

La Estrategia es un instrumento poderoso en los afanes de gobierno, pero no tiene vida propia. Es igual que un martillo, que bien puede usarse para sumir clavos o romper brazos. Eso depende de los fines que tenga quien lo usa.

El Pingüino Amarillo tratará de usar la ofensa para perturbar a su oponente, y si éste no es inteligente en la medida que recomienda Christie, habrá perdido la partida.

Bajo esta lógica emerge otro hecho conclusivo: el riesgo de encontrarse con algún pensador estratégico y no estar preparado o a la altura del desafío.

Convertirse en un “Pingüino Amarillo” es ser consecuente con la naturaleza que tiene este mundo. Uno lleno de obstáculos, conflictos, dificultades y desafíos. El pensamiento lineal no alcanza para salir airoso, hace falta conocer y practicar las artes de la Estrategia, que, por otra parte, es el sistema de gobierno más antiguo que ha desarrollado la humanidad.

El pensador estratégico no se ofende, ¡no puede hacerlo! Esto sería igual que sentirse agraviado cuando la otra persona hace determinado movimiento en una partida de ajedrez, ¿qué sentido tendría?

Piénselo mejor: no se ofenda y saque conclusiones.

Fuente: https://elstrategos.com/no-se-ofenda-saque-conclusiones/