La comunicación refleja mucho más de lo imaginado a simple vista. Al conversar somos colocados en una "vitrina de observación" que trasluce elementos tan interesantes como la autoestima, el carácter, la tranquilidad anímica...
Wilfredo Pérez Ruiz
Docente, comunicador y consultor en
protocolo, ceremonial, etiqueta social y relaciones públicas. http://wperezruiz.blogspot.com
La comunicación como medio que alimenta los sistemas
sociales
La forma habitual de comunicarnos,
complementado con el lenguaje corporal, describe con énfasis nuestras
cualidades, cortesías y estilos. No siempre brindemos, probablemente,
trascendencia a la manera de manifestarnos para, a partir de allí, indagar la
imagen que proyectamos.
En esta ocasión deseo comentar varios aspectos influyentes
en la formación de la imagen (buena o mala) al momento de
comunicarnos. Si el diálogo se produce en ámbitos laborales, mayor debe ser el
empeño para afirmar una apariencia coherente con nuestra actividad, preparación
y rango cultural.
La comunicación refleja mucho más de lo imaginado a
simple vista. Al conversar somos colocados en
una "vitrina de observación" que trasluce elementos tan interesantes
como la autoestima, el carácter, la tranquilidad anímica, etc. Determinadas
personas rehúyen percatarse que el "retrato" emitido las perjudica en
su relación interpersonal y genera rechazo a su alrededor.
Con
reincidencia, por mi quehacer académico, observo profesionales de amplias
destrezas. Sin embargo, su modo de comunicarse desdibuja sus legítimos
méritos laborales. Compruebo un evidente desnivel entre su grado de
conocimientos (destrezas duras) y paralelamente su deficiente perfil. La
educación, la cultura y su composición interior influyen en este asunto de modo
determinante. En tal sentido, sugiero preocuparse del progreso integral.
La comunicación
se puede considerar como el medio que alimenta los sistemas sociales, facilita la integración, modifica la conducta, hace productiva la
relación humana, ayuda a la mejor comprensión personal y organizacional y,
especialmente, convierte fluida y positiva la coexistencia. Amigo lector, al
comunicarse todos adoptamos una actitud que puede abrir o cerrar puertas en
nuestro accionar cotidiano. Veamos de qué se trata.
Primero,
hablemos del "comportamiento sumiso". Es típico en hombres
tímidos, con baja autoestima y actitudes obsecuentes. Lo tienen aquellos que
permite la violación de sus derechos y se singulariza por evitar conflictos. No
emiten sus pensamientos, niegan sus necesidades, intereses y recursos; evitan
situaciones riesgosas, confrontaciones y conflictos; muestran inferioridad,
temen decir "no", hablan en voz baja y emite pobres señales no
verbales.
También,
tenemos el "comportamiento agresivo". Es frecuente en seres
poco tolerantes y en sociedades colmadas, de confrontaciones y frustraciones
que alimentan este modo pernicioso de comunicación y, además, genera mayores
niveles de conflictividad. Se caracteriza por violar los derechos y creencias
ajenas y crear tensiones inútiles. El sujeto expresa sus ideas con la finalidad
de dominar e imponerse en relación con el resto.
Esta práctica
oculta inseguridad; suelen ser hostiles y autoritarios; utilizan insultos,
gestos amenazantes, lenguaje ofensivo con doble sentido; desprecian las
opiniones ajenas, pierden autocontrol, formulan sus impresiones de manera inadecuada,
culpan a otros cuando se equivocan y terminan con manifestaciones de rabia.
Por último,
existe el "comportamiento asertivo", tan requerido de aplicar
en colectividades con altos índices de intransigencia. La palabra asertividad
proviene del latín "assevere", "asertum" y revela
"afirmar". Es decir, indica aseveración de la personalidad, confianza
en sí mismo, aplomo, vitalidad pujante, seguridad y eficiencia. Es el proceso
de exteriorizar sentimientos, dar y recibir retroalimentación.
Las personas
asertivas poseen particularidades
enaltecedoras. Se sienten libres para manifestarse, pueden conversar con
semejantes de todos los niveles, procedencias o características de forma
abierta, directa, franca y adecuada, actúan con un proceder respetable,
comprenden que no siempre se gana, aceptan sus limitaciones, admiten o rechazan
a los sujetos con delicadeza, mantienen contacto visual y buscan una
reciprocidad sincera.
Recuerde: la comunicación, en cada uno de nosotros, es
la conclusión y expresión de una variada reunión de elementos
internos -conscientes e inconscientes- como la autoestima, el
temperamento, la inteligencia emocional, la empatía, entre otros, que se
recomienda analizar y perfeccionar a fin de ofrecer una imagen afable, segura,
ponderada y coherente con el proceso de creciente evolución en el que debemos
estar inmersos. Soslaye descuidar sus implicancias y preponderancia en la
imagen que su entorno se harán de usted.
Debemos dar su real significación al trato con los demás y,
con especial énfasis, en el ámbito profesional y, por lo tanto, en un encuentro
de negocios o una entrevista laboral en donde seremos evaluados con
detenimiento por nuestros interlocutores. Al emplear la asertividad tengamos en
cuenta que ésta trasluce equidad espiritual, grado de adiestramiento, solventes
habilidades blandas, manejo emocional y amplias facultades para una saludable
convivencia humana. Haga de esta herramienta un "puente" favorable de
entendimiento y, en consecuencia, de elevada calidad de vida.
Fuente: https://www.protocolo.org/social/etiqueta-social/la-asertividad-en-la-comunicacion.html